Cambios, mejoras...

Todo cambia. Siempre. No necesariamente mejora, me parece, y, eso al final, como que también es relativo. En el único sanzen que tuve con mi abad, le preguntaba si luego de aceptar que me falta autoconfianza, debía aceptarlo y vivir con eso o buscar una forma de adquirir más. Su respuesta fué más o menos -los monjes zen rara vez dan una respuesta clara- que las dos cosas, que debía aceptarlo y vivir con eso y que debía buscar formas de adquirir más. Me sugirió artes marciales. Es uno de mis pendientes aún, pero, este año estuvo lo suficientemente interesante para empezar algo más en mi vida. Es una de mis metas para el 2010. Preferiría Aikido, o en su defecto KungFu. Veremos. Surge el tema, porque, recordé uno de mis interrogantes de los años pasados... en algún lugar leí que el conocimiento de las causas de un comportamiento no modifican -necesariamente- ese comportamiento. Esto es parte de mi koan. Existen varios hábitos que me gustaría mejorar en mi vida. No dejar los trabajos cuando ya no me parecen interesantes estaría en el primer lugar de la lista. Aprender a hacer amigos sería uno de los primeros también. Creo que suena patético, pero, de mi infancia conservo únicamente a un amigo, y creo que la palabra le queda grande a nuestra relación, pues la última vez que hablamos fué hace como seis meses y nos vimos hace más de un año, y bueno, creo que he escrito sobre esto en otro de los posts. El compañero A y el compañero B ganaron sus respectivas partidas de ajedrez, sólo faltaría ver si gano yo la tercera y estaríamos clasificados para la segunda ronda, aunque, según se ve, habrán más de tres personas con seis puntos y entonces deberemos idear la forma de elegir a los tres restantes lugares, pues el maestro de ajedrez -por supuesto- ganó las tres partidas y está en el primer lugar. El compañero B llevó hoy dos almuerzos y me informó que su esposa había enviado el segundo para mí. Allí creo que es donde comienza la amistad... pero no estoy seguro...