En Desayuno en Tiffanys de Truman Capote, la heroina le dice al narrador que en sus horas negras le gusta ir a Tiffanys, pues siente que nada malo puede sucederle en ese ambiente de tanto glamour.
El viernes pasado me reuní a almorzar con Mv, cuando le pregunté que hacía ella en sus horas negras me respondió que por su forma de ser (?) ella no padece de depresión. Me imagino que cada uno definimos las horas negras de diferente manera.
El martes compré mi nuevo celular, no había cambiado de modelo por más de cuatro años, y si no es por el robo hubiera continuado con el mismo aparatito, aunque ya no tuviera numeros en la carátula y se negara a avisarme de llamadas entrantes pues los tonos dejaron de funcionar hace como un año. Compré el segundo modelo más barato pues el más barato estaba agotado.
Miercoles y Jueves fueron de clases y trabajo.
Viernes me tocó llevar la refacción al trabajo para la reunión semanal. Llevé una sandía, un melón y desayunos de un retaurante de comida rápida para todos.
Ese día estuve casi toda la mañana en la oficina, luego invité a almorzar a Mv y regresé a la oficina a trabajar de 4 a 8 pm.
El sábado fué el reinicio de Fábrica de Sonrisas, luego del feriado de Semana Santa. Recibimos la visita de la junta directiva de FdS, quienes por pareja fueron visitando cada una de las constelaciones en el transcurso de la mañana.
Luego fuimos a un restaurante de comida rápida a ver el partido Barcelona-Real Madrid. Lo que me queda claro de esto último es que el futbol no es una de mis pasiones: Estaba durmiendome al finalizar el partido, a pesar del ambiente de euforia general.
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