lunes, 21 de noviembre de 2011

Lunes... casi diciembre...

El viernes cené en mi habitación -asado, papas de bolsa y gaseosa-, leí bastante La Lanza Sagrada y ví una parte de El Viaje de Chihiro. Dejé en remojo mis tres pantalones de uniforme y el saco. El sábado me levanté a lavar la ropa que había dejado en remojo, desayuné y me fuí al restaurante de costumbre para la visita de la mañana. Estaban ya a esa hora cerrando el periférico pues era el día del desfile navideño de uno de los bancos más grandes del país.

La visita de la mañana la realizamos en el hospital pediátrico al que acudí con el otro grupo de visita hace unas tres semanas. Eramos siete sonriseros y nos movimos por todo el hospital, jugando con los niños, regalando globos y conversando con las familias y los pacientes en todo el hospital. Terminamos la visita a las 12:00 y el voluntario que vive en la misma colonia nos pasó a dejar al Taco de costumbre. Le devolví el sueter a mi nueva amiga voluntaria y estuve en el restaurante hasta las 2:00 que nos dirigimos al hospital de cardiología en donde era la visita de la tarde.

Después de la visita nos quedamos en el periférico un rato con varios de los sonriseros pero la multitud era excesiva. Con un voluntario que toma el autobus a su casa en la última estación del transmetro caminamos a la segunda estación más cercana a mi casa y nos despedimos allí. Pasé un rato a la casa del voluntario que vive en la misma colonia -solo habían otras dos voluntarias- y cené y conversamos un par de horas. Me vine un poco antes de las 11:00 y me quedé leyendo hasta casi la 1 de la mañana La Lanza Sagrada.

El domingo me levanté a las 9:00, no había dejado el despertador y la bulla de mis vecinos me indicó que ya era tarde. Afortunadamente tenía bastante ordenada la habitación. Fuí por mis chicos a las 9:30 y nos venimos un rato a mi habitación. La grande y el pequeño ya dominan completamente el cubo. La segunda ya puede armarlo sin instrucciones aunque se frustra cuando se confunde en el último paso. Fuimos a la Feria del Café -creo que hemos ido los últimos tres años- pero las atracciones para chicos van reduciéndose cada año. Creo que el otro año ya no iremos. Igual, mis chicas se subieron a un juego que se llama Eurobungee y mi hijo menor también se había subido pero se aterró con el primer movimiento vertical y pidió que lo bajaran. Debo encontrar una forma de que aumente su seguridad pero no se me ocurre aún una buena.

Después de la feria -un poco después del mediodía- compramos un par de pizzas y almorzamos en la Avenida Las Américas. Nos estuvimos un rato en el lugar y luego nos venimos a mi habitación. Estuvimos leyendo un rato y luego vimos una parte de El Viaje de Chihiro. Los fuí a dejar a las 18:00 horas, pasé comprando pan y cené leyendo La lanza sagrada. Había planeado leer hasta altas horas de la noche pero un poco antes de las 7:00 empecé a dormitar y mejor me levanté a lavarme los dientes y me dormí. Puse el reloj para las 5:30.

El teléfono sonó a las 5:30, pero fiel a mi costumbre de los últimos días le fui dando snooze hasta las 6:20 o así. Mi hija mayor me había dicho ayer que debía recargar el teléfono pero por dormirme temprano no lo hice. En el camino al trabajo -y al recibir un mensaje de mi nueva amiga- la batería empezó a marcar rojo. Como tenía que usar hoy el teléfono por la reunión con mi ex compañera, traté de no utilizarlo mucho y al mediodía en vez de almorzar me dirigí a un cibercafé con la esperanza de encontrar un cable USB para cargarlo. Pagué por media hora de internet -y no almorcé- para actualizar mis correos, no encontré el cable y traté de no usar mucho el teléfono, igual recibí un par de mensajes más de mi amiga, recargué el saldo y mis hijas me llamaron -y luego les devolví la llamada-.

Un poco después del almuerzo llamé a mi ex compañera y confirmé la reunión para las 6:30. Un poco después de las cinco me llamó para decirme que nos reuniéramos cerca de mi trabajo pues su padre estaba hospitalizado en el seguro social a una cuadra del lugar y nos convenía a ambos la reunión cerca del mismo. La llamé a las 6:00 y nos reunimos en un restaurante a una cuadra de mi trabajo.

El trabajo que me ofreció se ve muy bien, es de seguir con tecnología y una parte de calidad. La tecnología es el foco. Creo que debe consultar con su jefe mi aspiración salarial pues le dije una cantidad con la que quedaría igual a como estoy ahora -un poquito más de lo que tenía antes, creo-. Conversamos casi una hora, del trabajo, de la vida, etc. Su padre ha sufrido dos infartos hace poco y los doctores no le dan muchas esperanzas. Me presentó a su madre y a su hermana.

Quedamos en que mañana a las 6:00 llego a la oficina -me queda un poco a trasmano- a evaluarme de temas de calidad. El miercoles se reunen y el jueves deciden quien de los tres candidatos es el elegido. El día de inicio es el 1 de diciembre. Tengo unos enormes deseos de que las cosas se den. No es una oportunidad así como que tan brillante, el software no es perfecto y la empresa que lo usa estima que en uno o dos años dejará lo sustituirá. De todos modos son dos años en los que puedo especializarme allí, moverme a otro departamento o buscar nuevos horizontes, mientras en mi trabajo actual languidezco cada día. Igual si no se dá debo de tratar de seguir trabajando lo mejor que puedo en donde estoy ahora mismo.

Veremos que traen los últimos días de noviembre.

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