El sábado me levanté temprano. Como mi hermana posiblemente venía por la tarde debía dejar mi habitación un poco ordenada. Ordené mi habitación, me bañé y un poco después de las 8:00 me dirigí al comercial en el cual nos habían convocado para la visita del día -se suponía que era la única visita de todo el voluntariado, pues fue convocada a última hora y la muchos andaban en el campamento de la décima generación de Fábrica de Sonrisas-.
Llegué al lugar -para variar- bastante temprano, aunque ya estaba allí una sonrisera. Estuvimos conversando y esperando al resto de los convocados. Como a la media hora llegaron otras dos sonriseras y luego nos unimos al grupo que estaba en el parqueo de un restaurante. Se suponía que pasarían a traernos a las 10:00 al final pasaron como a las 10:20. El viaje duró un poco más de un ahora, era hasta Parrámos, Chimaltenango.
Durante el viaje de ida me fuí casi todo el camino conversando con una voluntaria que está estudiando Psicopedagogía y que tiene el hábito de lectura. No se nos hizo muy pesado el viaje. La mayoría de los otros voluntarios iban en silencio pues eramos una mezcla como de cuatro o cinco clanes. Llegamos al lugar un poco después de las 11:00 y nos recibió un anciano bastante animado preguntando por el coordinador de las visitas. Luego nos dieron detalles del evento: Una pastoral católica trabaja con las personas de la tercera edad del pueblo. Les organizan viajes y actividades grupales. Genial.
Estuvimos en el lugar cantando, repartiendo abrazos y bailando marimba hasta las 12:15, hora en que nos despedimos e iniciamos el viaje de regreso a la capital. En el camino de vuelta sucedió casi lo contrario que en el camino de ida: La voluntaria y yo bastante callados y la mayoría de voluntarios conversando a los gritos y cantando.
El bus nos dejó en el Taco de costumbre en donde compramos almuerzos y salimos a realizar la retroalimentación en un área verde contigua al parqueo del restaurante. Lo curioso del día fue que una persona que vió a varios compañeros haciendo fila en caja les compró almuerzo a varios compañeros, aduciendo que le encantaba la labor que estamos realizando. Estuvimos haciendo la retroalimentación y un poco antes de las 3:00 me retiré de lugar pues había quedado con mi hermana que la encontraría en CENMA como a las 4:30.
Como no me gusta llegar tarde a las citas, tomé un autobus en el periférico y luego el transmetro en Aguilar Batres. Cuando estaba llegando a CENMA recibí un SMS de mi hermana comentándome que estaban saliendo de Escuintla, o sea que se tardarían como una hora más o algo así. Para entretenerme recorrí el comercial viendo si había alguna oferta interesante y luego entré a MegaPaca a buscar algunas camisas -tengo solo cinco por estos días-. Al final compré dos camisas con tono verde y una camisa negra. Iba a pagar cuando me llamó mi hermana avisándome que estaban entrando en la estación.
Tenía como dos o tres años de no ver a mi sobrino. Tiene siete años y está enorme -casi del mismo alto que mi chico de diez años. Tomamos el transmetro de vuelta a mi casa y compramos tamales para cenar. También fuí a la casa de mis peques a dejarles unas viandas que les había mandado su abuela. Cenamos con mi hermana y sobrino y luego vimos Megamind. Nos acostamos -ellos en mi cama y yo en una de mis bolsas de dormir- como a las 9:30. Como a las cinco de la mañana el ruído del agua del baño me despertó. Continué dormitando hasta las siete.
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