El primero de los dos libros del título lo recomendó -o al menos lo dicen un montón de sitios click-bait- Bill Gates y es uno de los que aún tenía pendientes desde finales del año pasado -creo-; el segundo lo encontré entre las recomendaciones de non-fiction de Good Reads; y no lo encontré directamente sino como otro de los libros de uno de los finalistas de Non Fiction del año pasado: Remember, de Lisa Genova.
Y la lectura un poco más constante es uno de los objetivos que me propuse en mi versión personal de Challenges 2022: en esta ocasión son 5 y de 66 días que completé el año pasado he aumentado a 100 -este día marca el 31 de la saga-; para llevar la cuenta intenté instalar habitbull en mi nuevo celular pero no era compatible, ahora uso una app llamada Habit Tracker.
Los cinco hábitos que estoy practicando cada día son: leer, malabares, beber medio litro de agua y escribir javascript; estos primeros cuatro se tratan de hacer actividades y no tengo un tiempo específico en el día; el primero usualmente lo hago a lo largo del día, el segundo y tercero generalmente por la mañana y el último casi siempre antes de dormirme.
El quinto hábito no es de hacer sino de evitar: consumir cualquier tipo de material exclusivo para adultos; por su propia naturaleza lo marco como completado al final de cada día; otro hábito que sigo diariamente es Francés en Duolingo y como ya voy en mi día 394 -y eso lo trackea Duolingo- ya no lo incluyo en mi tracking diario: continúo haciendo entre 200 y 300 xp diarios y espero completar los cinco niveles este año.
El libro de Jeff Hawkins -creador de la Palm Pilot- versa sobre su teoría de la forma en la que funciona la neurocorteza en nuestro cerebro: según sus investigaciones existen miles de columnas que trabajan de forma coordinada para realizar toda la función cerebral; además explora algunas preguntas sobre la inteligencia artificial y el futuro del estudio de la inteligencia.
El segundo libro apenas lo estoy empezando este día -aunque paralelamente con el libro del cerebro terminé de leer Ready Player Two- pero siento que su tema es algo que llega muy cerca de casa: Alzheimer; de hecho recuerdo que no quise ver la película -con una de mis actrices favoritas- porque temí que afectaría a RB; su papá sufrió de la enfermedad durante los últimos años de su vida.
Ahora que encontré el libro pues es una experiencia más personal -y solitaria-; aunque le comenté a ella que estaba leyéndolo; además del historial familiar de Alzheimer Rb también tiene una condición neurológica que le provocaba de niña episodios epilépticos -me lo comentó cuando empezamos a salir- pero que mantiene bajo control tomando una medicación diaria.
El tema de la salud de Rb ha sido bastante característico: acostumbra automedicarse cuando tiene alguna molestia como gripe o alguna infección similar; o sea, una gripe algo fuerte y toma antibióticos, dolor de estómago o de cabeza y toma acetaminofen o similares.
Esa fue parte de las razones por las que la pandemia nos afectó de forma un poco más fuerte que al común de las personas o que hayamos sido tan extremistas durante estos dos años al grado de haber recibido nuestra primera visita hace como un mes: es bastante consciente de su salud.
Y la situación actual empezó -o al menos se agudizó- hace unos tres o cuatro meses: después de una comida que nos afectó el estómago -a mí me afectó un par de días pero ella continuó con molestias- nos tratamos por la bacteria de la gastritis.
A pesar de mi reticencia a tomar antibióticos en este caso dí mi brazo a torcer y -después de los respectivos exámenes de laboratorio- la acompañé en su tratamiento con antibióticos a pesar de que no presenté síntomas de gastritis.
Rb completó el tratamiento y luego siguió tomando medicamentos para normalizar su función gástrica; pero, paralelamente empezó a padecer molestias que encajaban bastante con la menopausia -sudores, aceleración del ritmo cardíaco, entre otras- y acudió a la consulta ginecológica.
La ginecóloga la examinó y le mandó una serie de exámenes que no encontraron razones para su estado actual: la menopausia esperará otros cinco o seis años; el diagnóstico de la doctora fue que el aislamiento en el que hemos vivido le está provocando estados de ansiedad y le recetó un ansiolítico -creo-.
Pero, también le recomendó una consulta con la cardióloga; quien tampoco encontró signos físicos que explicaran sus síntomas; y creo que ella le comentó que podía deberse a su condición neurológica y que sería recomendable una consulta con un neurólogo.
Y no sé qué pasará.
Hace cinco o seis años recuerdo que Rb me comentó un episodio mientras realizaba una llamada estando en un supermercado y de pronto no podía recordar un número o un nombre y de la angustia que sintió pues pensó que era un síntoma de Alzheimer; pero luego no se ha vuelto a presentar.
No sé si ahora está entrando en esa etapa. Y tampoco sé qué hacer.
Aunado a la situación física/mental está la condición 'espiritual', aunque en ese terreno yo no me aventuro; la hermana de Rb -que perdió a su hijo mayor hace como siete años por cáncer y se ha vuelto contra la medicina convencional- ha estado tratando de que vuelva a la comunidad religiosa en la que ambas crecieron -y de hecho yo también crecí-.
Rb está pensando retornar a congregarse a una iglesia de corte cuaquera y no sé si eso será un parteaguas de la relación pues yo no soy creyente: no tengo nada contra la religión o las creencias de otras personas pero considero que la fe es algo muy personal y dogmático: se tiene o no se tiene; se cree en un creador o no se cree: yo no creo.
En un par de día realizaremos nuestra primera visita social en dos años: Rb se siente culpable de no haber visitado a su amigo desaparecido el año pasado; y también porque se rehusó a ver a su mejor amiga el mes pasado -vino del imperio del norte a ver a su familia-; este domingo iremos a visitar a la amiga con la que escribimos los libros de orto-caligrafía hace unos años.
Por mi parte yo tengo programado visitar a mi hija mayor e hijo menor el siguiente fin de semana: la otra semana llego a los 49 y habíamos planificado reunirnos para la ocasión, aunque mi cumpleaños es el jueves celebraremos de alguna forma el sábado.
Esta será como la tercera o cuarta vez que veo a mi hija mayor en los últimos meses y la segunda que veo a mi hijo desde que decidió abandonar sus estudios universitarios; además mañana voy a hablar -por zoom- con mi hija segunda, que acaba de completar su tercer año viviendo en el imperio del norte; a ver qué dicen los peques.
Por fin pude terminar La música de los números primos -antes de los libros actuales- y además leí el cuarto libro de Carmen Mola: La Bestia; decidí no terminar, por el momento, The Socrates Express y aún tengo pendiente acabar los dos libros de Kanban que dejé a medias.
Por lo pronto, luego de los dos libros de Lisa Genova, creo que me pasaré a leer Los Detectives Salvajes de Roberto Bolaño; luego deberé retornar a las listas de non fiction de GoodReads -o algún otro sitio similar- para decidir qué más leer este año.
En el trabajo me quitaron a mi analista que vive en el subcontinente asiático y me asignaron a otro que vive en el país vecino del norte; no lo veo tan proactivo como a mi analista actual pero estoy tratando de irlo integrando a las tareas del proyecto que no termina de echar a andar -justo hoy fue el cuarto deployment y se espera un quinto-.
Además mi jefa me comentó que -junto con el cambio de analista- también está cambiándo la naturaleza de mi equipo: al finalizar el proyecto actual en lugar de tomar uno nuevo para garantizar la calidad mientras se está desarrollando vamos a estar tomando proyectos ya establecidos y trabajando con un equipo de desarrollo en nuevas funcionalidades de los mismos.
Y a ver cómo va eso...
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