Estoy bastante seguro que este es otro post que podría llevar un número correlativo; o sea, el trabajo es uno de mis temas recurrentes, como los hijos, libros, la tecnología, el ajedrez, el trabajo voluntario y quizá otro par de cuestiones que pueden causarme insomnio de vez en cuando.
Mi hija mayor aún anda buscando trabajo... muchas veces pienso que debo reducir el contacto con mis hijos -o al menos con los dos que viven en el país-: ya son adultos y creo que deben desenvolverse de forma independiente... pero aún no estoy seguro del nivel adecado de lejanía/cercanía en nuestras relaciones.
El sábado pasado me reuní con mi hija mayor para cenar... a diferencia del mes pasado -y ya lleva un mes sin trabajar- su estado de ánimo estaba mucho mejor; y eso a pesar de que había intentado incorporarse como maestra a una academia de inglés que se especializa en entrenar a personas para el trabajo de call centers.
No le pareció la forma de trabajo y ahora anda intentando regresar al área de interpretación médica... al menos la cena estuvo bastante tranquila -y copiosa- y pudimos pasar un par de horas bastante amenas en el restaurante a donde acostumbraba celebrar mis cumpleaños antes de empezar mi relación con Rb.
De mi hija mediana no he sabido nada... y me es más fácil evitar meterme en su vida; la primera semana de diciembre debería de regresar a su college para completar el último semestre de estudios y quién sabe qué decidirá al final: volver al país o continuar su formación/trabajo en el imperio del norte.
A mi hijo menor espero verlo mañana... la última vez que nos comunicamos me comentó que había tenido que estar trabajando de forma presencial... quién sabe cómo van las cosas en su trabajo; pero trato de no inmiscuirme más de la cuenta.
Anoche terminé de leer un libro clásico sobre criptografía... The code fue escrito a finales de los '90s por un inglés con progenitores de India y presenta una historia de su desarrollo desde los griegos pasando por los árabes, los polacos y -cómo no- los ingleses y estadounidenses.
Antes de ese completé, por fin, el último libro de Jenny Lawson; además empecé a leer un libro de un filósofo argentino-canadiense pero lo dejé a medias porque sentí que los temas eran muy trillados y su postura demasiado conservadora para mi gusto: 100 ideas de Mario Bunge.
Otro libro que bajé con 500 palabras para parecer más culto me llamó la atención porque cada término es acompañado con un pequeño párrafo de autores hispanoamericanos; ese aún lo llevo a medias pero no he tenido mucho tiempo últimamente.
Por el trabajo... llevo dos semanas de estar trabajando casi doce horas -la semana pasada estuvo más pesada que esta- e incluso ayer y hoy entré a trabajar tres horas antes de mi horario habitual pues necesitaba cierta información de uno de nuestros colegas del subcontinente indio.
La reunión de ayer estuvo más fructífera que la de hoy y ayer pude avanar un poco en mi trabajo... la de hoy fue más express y nomás me sirvió para confirmar que ciertas partes de mi trabajo son un misterio para la mayor parte del equipo.
Y por estar trabajando tan árduamente he minimizado mi tiempo de lectura, ajedrez, malabares, rubik, y ni siquera he visto los videos del curso de lengua de señas que debo completar -espero- el próximo mes; de hecho incluso me he saltado algunos días de acompañar a Rb en nuestras caminatas vespertinas.
Hace un par de semanas me reuní a desayunar con mi único amigo de la facultad y luego de la reunión recordé que es graduado de uno de los mejores institutos de dibujo de construcción -aunque se graduó hace más de 40 años- por lo que le propuse que me acompañe la otra semana al puerto para revisar la construcción que llevo a medias.
Aún no sé si iré solo o acompañado y sería la primera vez que llevo un invitado a las visitas que realizo cada varios meses a mis padres... mi madre me llamó a principios de esta semana pues no lograban comunicarse con mi hermano mayor y de acuerdo a las noticias la costa atlántica estaba inundándose por el último huracán de la temporada.
Al no poder contactarlo por teléfono, y como no usa redes sociales, le escribí a varios de mis contactos en Fb y finalmente, dos días después, recibí su llamada de vuelta; aunque para ese día ya varios de mis conocidos me habían actualizado sobre la situación en el área e incluso mis padres me llamaron antes para confirmarme que por fín se habían comunicado... en fin.
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