Al igual que muchas otras entradas en el blog, hace años había publicado algo parecido; y es que me ha pasado mucho, desde joven, el ver películas por partes; las razones han sido muchas y algunas ni siquiera las termino de ver.
Actualmente tengo dos a medias -aunque espero completarlas esta semana-: Arrival, que la ví más o menos cuando se estrenó y que, aunque hace unos meses me había propuesto volver a verla al haber iniciado la lectura del libro en el cual se encuentra el cuento en el cual se basó la película, fue hasta esta semana, cuando un ex compañero de bachillerato compartió un video cómico con una escena de esta película, que empecé a verla nuevamente.
La otra es You were never really here; que también la ví el año de su estreno -hace ya seis años- y que es muy violenta; la razón actual para verla nuevamente fue encontrarla mencionada en un video de una youtuber venezolana que analizaba el recorrido fílmico de Joaquín Phoenix.
Y es que estoy pasando por una etapa bien baja de lectura -o resaca literaria, dirían algunos-: el final de The Exile Kiss no me gustó nada; es como que las historias se iban desarrollando bien pero el final lo sentí muy abrupto y demasiado abierto, en fin; después de eso he estado leyendo muy poco cada día.
Las últimas noches nomás he leído algún capítulo de Judo con palabras; de una autora alemana que enseña cómo manejar los conflictos de una forma un poco más constructiva y hace tres o cuatro noches leí una buena cantidad de 2066; aunque al encontrar muy parecida la primera parte a Los Detectives Salvajes me dieron ganas de leer algún otro libro del mismo autor (como Putas asesinas) para ver si todos sus libros son similares.
Y también leí el prólogo del libro de TA que había programado, pero es el otro tema que aún me tiene indeciso sobre la ruta a seguir; igual debo seguir con The Inmates are running the asylum y completar (creo que ya solo me falta un ciclo) The Windup girl; aunque este último no me está costando nada.
En fin.
El tercer sábado de este mes (no me había percatado que tenía cinco) acudí al club de lectura de unos jóvenes artistas locales; acudimos como 10 o 12 personas y el evento estuvo bastante bien; se supone que nos reuniremos una vez al mes y tendremos una videoconferencia el sábado intermedio.
La reunión fue para presentarnos y presumir un poco de nuestros gustos en la lectura y también distribuyeron unas hojas para listar los libros preferidos de varios géneros (terror, romance, poesía, suspenso, entre otros); se suponía que los libros a leer serían seleccionados de estas listas y ayer anunciaron el primero: Como agua para chocolate.
Leí este libro hace como quince años (creo que en mi primer viaje al Imperio del Norte) y lo recuerdo bastante almibarado; no recuerdo si he leído algún otro libro de la misma autora pero, para tratar de que la experiencia sea buena anoche releí el primer capítulo; es de esos libros que se leen en una tarde.
Creo que otra de las razones por las que he estado con el ánimo tan bajo empezó ese fin de semana: por la mañana fuimos con Rb a una convivencia en la que conocimos a tres de nuestros maestros de lengua de señas y a una de nuestras compañeras de estudio; la actividad estuvo bastante interesante pues se trató de integrar a personas sordas con personas oyentes.
Hubo cinco o seis actividades grupales y estuvo bastante bien; lo malo estuvo al retornar al parqueo: había un auto bloqueándonos; hablamos con la seguridad del parqueo e incluso fuimos al evento deportivo del colegio que se encuentra frente al hospital -es uno de los colegios más caros de la ciudad- pero al final Rb tuvo que retornar en transporte público a casa y a mí me tocó esperar mucho tiempo, con lo que llegué con una hora de retraso al grupo de lectura.
La actividad de lectura finalizó a la hora esperada aunque había empezado media hora tarde; mi hija mayor fue de las primeras en llegar, mi hijo menor también llegó temprano y yo fuí uno de los últimos en entrar al salón; de todos modos luego de la reunión invité a mis hijos a almorzar en un Mc Donalds y luego los pasé a dejar a cada uno a su habitación.
Luego de dejar a mi hija en su habitación pasé a una gasolinera a llenar el tanque y a un supermercado a adquirir un pastel para regalarle a los vecinos de mis padres pues al día siguiente sería mi viaje trimestral al puerto.
El domingo me levanté a la cinco de la madrugada, me bañé y preparé unos panes de los que confeccionaba cuando salía con mis hijos; inicié a conducir a las cinco y media y un poco después de las siete estaba llegando a la casa de mis papás -pasé primero con los vecinos a entregarles el pastel que les llevaba-.
Desayunamos con mis papás -incluso llevaba una prensa francesa para preparar café- y luego conversamos un rato; mi papá recibió una llamada pues anda aún en los trámites de su examen privado para graduarse de la universidad y luego salió; con lo que nos quedamos solos con mi madre y subimos a ver la construcción: y allí todo se fué al diablo.
Traté de no mostrar mi enojo porque la final encuentro muy poco productivo la gestión de todas las emociones que esto conlleva, pero fue bastante difícil: lo que había conversado en las dos últimas visitas fue ignorado y las dos habitaciones pequeñas y baño completo se convirtieron en dos habitaciones y en lugares separados un sanitario y una regadera.
Le informé a mi madre que ya no seguiría construyendo sino que nomás completaré la terraza superior y luego detendré la construcción; mi nuevo plan es formarme en diseño arquitectónico y luego hacerme cargo personalmente de la finalización de la construcción.
Y a ver cómo va eso.
Me despedí de mi madre -como de costumbre- un poco después de las once de la mañana y a las doce y media estaba entrando en casita; con Rb preparamos alitas de pollo para el almuerzo y por la tarde fuimos a una Megapaca en donde adquirí un par de shorts y unos tenis Vans.
La semana pasada el trabajo estuvo un poco mejor: aunque los primeros tres días me sentí bastante agotado y me costó avanzar en las tareas asignadas, el jueves me levanté dos horas antes y estuve trabajando casi hasta las ocho de la noche; el viernes también avancé bastante en la tarea en progreso.
Además el martes por la noche nos reunimos por primera vez con nuestra editora de libros para empezar las clases de dibujo/diseño: me mostró la forma de trazar figuras básicas en tres herramientas de diseño y me dejó una tarea para trabajar hasta la siguiente clase -serán cada dos semanas-; este día le remití la tarea completada.
El sábado tuvimos nuestra clase normal de lengua de señas y luego me dirigí a la habitación de mi hijo; almorzamos en Subway y pasamos el resto de la tarde en su habitación resolviendo ejercicios de ajedrez, jugando un par de partidas de lo mismo y hasta una partida de scrabble online.
A las cinco -de acuerdo a lo conversado- me retiré de su habitación y pasé por Rb al comercial de donde parte los buses hacia acá; ella había asistido a una presentación de un clown local -con mis hijos asistimos a un show similar, en el mismo lugar y con el mismo clown unos ocho años antes-.
Aprovechando que estábamos fuera nos dirigimos al supermercado en el cual Rb compra el alimento de sus animales pues un par de los sacos ya estaba casi vacío; después pasé a comprar un capuchino y una dona y retornamos a casita.
El domingo me tocó llevar a Rb a su iglesia y un par de horas después también ir por ella; el tiempo intermedio lo aproveché para completar la tarea que me había asignado mi editora; también recibí una aspiradora robot que Rb había adquirido el día anterior.
A media tarde -luego de ver la maravilla de la domótica- me dirigí al Mc Donald´s más cercano en donde había quedado de reunirme con el excompañero con el cuál trabajé unas semanas hace un par de años en el análisis y diseño de unos casos de prueba.
El proyecto ya no continuó -al menos para mí- y, aunque la relación con esta persona no ha sido la mejor, ni siquiera cuando trabajábamos juntos, he decidido bajarle un poco a mi intransigencia personal y mejorar un poco mi exposición social.
La reunión estuvo bien: invité a mi amigo a un capuchino y yo me invité también a un pastel tres leches; conversamos sobre el tiempo laborado en la misma empresa, los proyectos en los que ha estado trabajando últimamente y en general del estado general de la nación; un poco después de las seis lo pasé a dejar a una estación de buses y retorné a casita.
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