La computadora me recuerda que hoy es una de esas fechas resaltadas por la población en general... usualmente la pregunta es ¿dónde estabas en esta fecha en el dos mil uno? pero ya antes de ese año en la misma fecha se había completado el golpe militar en Chile cuyas consecuencias legales aún están dilucidándose por esta época... diecisiete años de dictadura.
Lo último me lo recuerda por whatsapp el gestor cultural con quien me reuní ayer por la tarde; hace trece o catorce años acudí a la reunión con la que conmemoraban el primer -o segundo- aniversario de la fundación de su grupo de lectura y luego hemos estado esporádicamente en contacto durante la última década.
Incluso les acompañé durante algunas sesiones en un intento de planeación estratégica hace ocho o nueve años; al final no se pudo avanzar pues aún no se reunían las condiciones mínimas requeridas -lo aprendí mucho más tarde- para completar exitosamente este proceso.
Y lo reencontré nuevamente hace unos meses -esta ciudad es realmente un pañuelo- un poco antes de iniciar mi reunión sabatina de diálogos; ese día nomás nos saludamos pero luego la directora del lugar me escribió pidiendo mi autorización para compartirle mi número.
Un poco después me escribió para que nos tomáramos un café alguna tarde y acordamos una fecha; pero luego tuve que mover la fecha pues finalmente logramos ponernos de acuerdo con mi segunda ahijada profesional y era una reunión que había propuesto desde el año pasado.
Ayer finalmente nos tomamos un café -yo también ingerí dos donas por lo que mi entrada al sueño estuvo muy difícil anoche- y conversamos durante un poco más de una hora en uno de los cafés más antiguos de la ciudad.
Y la reunión me dejó bastante pensativo porque hasta este momento aún no puedo dilucidar claramente de qué se trató; aunque creo que al final era sobre las preguntas eternas de la vida: qué he hecho, qué quiero hacer y qué puedo hacer.
Creo que ningúno de los dos podemos dar una respuesta clara a la segunda y la tercera; aunque en su caso estuvo barajando bastantes opciones sobre lo que quiere hacer e incluso algunas líneas de acción para lo que puede hacer; pero nos despedimos sin ninguna conclusión sobre esto último...
El lunes pasado me llamó mi hija para confirmar el préstamo que me había solicitado el sábado; ese día me había llamado pero creo que venía manejando por lo que fue hasta que entré a casa que leí su mensaje: quería un préstamo bastante alto -como cuatrocientos dólares- y proponía un pago de sesenta dólares al mes.
En la llamada del lunes inquirí sobre el destino del préstamo pues aún me preocupa que siga malgastando el dinero que obtiene -en este caso obtendría de mí- y adujo gastos médicos -aún anda viendo si es realmente glaucoma lo que está causandole molestias oculares- y para seguir trabajando: su teléfono ya no funciona tan bien. Le transferí el dinero. El viernes -su día de pago- realizó el primer depósito.
Y esto es algo que me ha estado preocupando toda la semana; o sea, creo que es bueno que mis tres hijos tengan una opción a endeudarse por medio de un banco -los intereses son asfixiantes- pero tampoco quiero que se convierta en uno de los juegos del Análisis Transaccional.
A mi hijo menor le presté más o menos la misma cantidad cuando había dejado de estudiar y aún estaba empezando a trabajar y luego le presté más de cuatro veces esa cantidad y me lo terminó devolviendo en un poco menos de un año; su hermana mayor es la primera vez que me pide un préstamo tan alto y nomás espero que no se vuelva costumbre.
Y luego está mi segunda hija; ella me está pidiendo -igual, con las mismas condiciones- un préstamo -en dos partes- de más de veinte veces la cantidad; y espera devolvérmelo en un período de dos años a partir de un año del desembolso; esto me ha tenido más pensativo pues es una suma -para mí- bastante fuerte.
De hecho creí que la fecha para depositarle la primera parte era el viernes pasado por lo que me pasé todo el día a la expectativa y no pasó nada; por la noche revisé nuestras conversaciones en Facebook -el único medio por el que nos comunicamos- y resulta que la fecha es el próxio martes... sigo a la expectativa.
La semana laboral estuvo casi vacía: la semana anterior me habían convocado para una reunión -entrevista- el martes; lo que me mantuvo bastante pensativo durante el fin de semana; al menos esperaba que en la reunión se aclarara un poco qué me depara el futuro cercano;
A la reunión -organizada por el director del área del país más poblado a nivel mundial- también fue invitada mi directora actual, el jefe de desarrolladores del país asiático y un analista de mi área con un nivel más alto; y estuvo fatal: el director se presentó y me pidió información general pero el analista de mi área me realizó preguntas bastante técnicas y no pude darle respuestas satisfactorias a las dos más específicas.
Al final de la reunión -tardó como media hora- mi actual directora intentó que se concluyera de buena forma la reunión pero su contraparte del país asiático ya no estaba en la misma; por lo que dió por terminada la reunión indicando que ella vería con el otro director sobre los siguientes pasos.
Lo cual me ha mantenido de un ánimo bastante bajo; en todo caso sopesé entre contactar a quien me había hecho las preguntas difíciles -creo que trabajaría a su lado de completarse el movimiento- para ver si ya estaba calendarizada una fecha de inicio de proyecto o seguir en contacto con mi directora para darle seguimiento a la comunicación con su contraparte.
Al final decidí no hacer nada; o casi nada: al día siguiente -al final de la jornada- contacté al analista senior por nuestra herramienta interna de mensajería para mostrarle la extensión de explorador que he usado, para responder a una de sus preguntas; también le mandé el video con el que completé la última tarea del taller que nos fue impartido por una analista de su país: en este muestro que sí he escrito código similar al de las preguntas específicas.
Y eso, decidí no hacer nada más: ni inquirir sobre fechas de reunión, ni dar seguimiento con mi jefa a mi situación; evectualmente deben asignarme a un equipo y asignarme tareas; esperaría que fueran de lo que he estado haciendo durante el último año pero tampoco sería terriblemente malo si me retornan a realizar las tareas que hacía antes...
Los ejercicios que hacemos con Rb post jornada laboral no sufrieron ninguna variante; excepto el viernes: nos llamaron de la tienda en donde adquirimos la aspiradora robótica para avisarnos que ya podíamos pasar a recogerla por lo que al final de la tarde en lugar de la caminata de costumbre tomamos el auto para ir por el aparato.
El sábado por la mañana acudimos al supermercado de artículos al por mayor pues había planeado comprar comida para el perro de mis padres y los perros de Rb también necesitaban reposición de sus concentrados.
Al mediodía me dirigí a la habitación de mi hija mayor pero, a diferencia de nuestras reuniones habituales, no nos encaminamos a ningún restaurante: mi hija había pasado por un episodio de dos días de comer exageradamente -según ella buscando placer-.
Total que un poco antes de que yo llegara a su habitación había vomitado parte de lo que había ingerido los dos días anteriores por lo que la ingestión de más comida quedaba descartada; al parecer lo que hizo fue el resultado de que -por su situación ocular- dejó el alcohol, el tabaco y cualquier otra sustancia.
Como no me gusta comer junto a alguien que no puede hacerlo nomás la acompañé a la farmacia a que adquiriera suero y acetaminofen -en el camino le compré un cubo de Rubik de 4x4x4x- y compré un helado y una bolsa de snack.
Estuvimos hasta las cinco en su habitación entre conversación y resolución del nuevo cubo de Rubik y al final de la tarde también preparamos té -habíamos salido a comprar un solo panito-; un poco después de las cinco nos despedimos y retorné a mi casita.
Y ya tengo una solución del cubo de Rubik 4x4x4: el viernes estuve buscando en la red rutas alternativas para el último paso y encontré una que -a pesar de contar con 18 movimientos- tiene cierto ritmo en la ejecución por lo que entre el sábado y el domingo terminé de internalizarla.
El domingo me levanté tarde -alrededor de las ocho- y no hice meditación ni dibujo ni nada de lo que acostumbro los otros días de la semana; nomás el desayuno que preparo los últimos tres días de la misma; tampoco tuve que sacar el auto pues Rb decidió que no iría a la iglesia por la mañana.
Me pasé casi toda la mañana en cama: entre lecturas y dormitando; al mediodía preparamos las alitas de costumbre y a las tres y cuarto llevé a Rb a su clase de Teología; luego me fuí a esta cafetería a donde habíamos acordado reunirnos con el gestor cultural; la misma cierra a las cinco por lo que nos tocó terminar nuestro diálogo en el patio del centro comercial.
Un poco antes de las seis lo pasé a dejar a su casa -vive en la misma colonia en donde tienen sus habitaciones mi hija mayor y mi hijo menor- y retorné a mi casita; durante la semana había terminado de ver Special Ops: Lioness y The Peripheral y había empezado a ver Foundation, pero no estoy seguro si completaré las dos temporadas...
Y a ver cómo sigue eso...
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