martes, 7 de noviembre de 2023

Días de trabajo... Workdays... Jours de travail...

Les he comentado en varias ocasiones a mis hijos -y a alguna otra persona con la que me relaciono- que mi trabajo es bien inestable: he trabajado varias veces sin parar por dos días seguidos -incluyendo noche y día- y he trabajado sin tomar un descanso por varias semanas -solo de día-; pero también ha habido días en que mi única labor en la jornada es una reunión de quince minutos al inicio del día.

Usualmente las personas se muestran deseosas de un trabajo así -porque primero cuento la parte final del párrafo anterior- y ya no tan deseosas cuando cuento sobre las otras características de mi trabajo; en fin, creo que debo ser más cuidadoso para hablar.

Y esta semana el trabajo está como la parte que no le gusta a la mayoría de las personas: ayer estuvo tan pesado que no hice mi lección de Duolingo de antes del mediodía; o sea, pasé toda la mañana entre reuniones y tareas y cuando me dí cuenta ya habían pasado las doce -hora límite para obtener un chest para puntuar doble en las lecciones-.

Y es que se vino fuerte -como siempre- las asignaciones de tareas y apenas pude ayudarle a Rb con el pelado y partido de papas para la preparación del pollo en crema -de almendras- que habíamos planificado para el almuerzo de ayer.

En fin...

El miércoles pasado fue el primer día del mes de noviembre y acá -creo que por toda latinoamérica- se celebra el día de los santos o el día de los muertos; y -al menos acá- se observa como día de asueto; había planeado ir a visitar a mi tía y, luego de acudir por la mañana a un supermercado, le propuse a Rb que me acompañara.

Después de que Rb le diera de comer a sus perros nos dirigimos a la zona colindante en donde ha vivido mi tía desde que se mudó a la ciudad -hace cincuenta y dos años, nos comentó-; yo llevaba la magdalena que había comprado por la mañana y Rb llevaba un recipiente con té, debido a que no ingiere nada que no ha preparado personalmente.

Estuvimos con mi tía -y mi tío- un poco más de una hora, entre conversación, café, té, magdalena y muchos recuerdos familiares; también Rb contó lo usual: sus viajes por los cinco continentes, los países que más le han gustado y así; luego retornamos a casa.

El jueves y viernes estuvieron más animados en el tema laboral ya que empezamos poco a poco a tomar más tareas en el nuevo equipo; además, nos asignaron a otro analista por lo que ahora el equipo se compone de cuatro -aunque el analista más antiguo está en una ausencia de un par de meses por apoyar otro proyecto-.

Por cuestiones de cambios de hora en el imperio del norte toda la semana pasada estuve entrando a trabajar a las siete de la mañana; y el jueves y viernes -para avanzar en un par de tareas- me levanté a las cinco de la mañana, realicé los veintiún minutos de meditación y luego me dediqué a mi trabajo.

El sábado me levanté a las cinco menos cuarto pues había planeado ir a la casa de  mi amigo a quien le estoy enseñando a armar el cubo de Rubik y la última vez me había tardado un par de horas en el trayecto -vive justo al otro lado de la ciudad-.

En esta ocasión había planeado utilizar transporte público y Uber; un poco después de las cinco me dirigí a pié al lugar en el que pasan los buses intermunicipales y tomé una unidad hasta la estación más concurrida del Transmetro.

Abordé una unidad express -cobran el doble- y me dirigí al centro histórico; en donde abordé otra unidad hacia el Obelisco; en donde abordé otro bus intermunicipal que me llevó hasta Carretera a El Salvador.

En un gran centro comercial de este sector entré en un Mc Donalds y luego de utilizar sus servicios sanitarios ordené un Uber Moto; que finalmente me condujo hasta la calle en la que se encuentra la casa de mi amigo; el primer bus me cobró casi un dolar y el segundo un poco más de medio dolar; el viaje en Uber me salió en tres dólares; lo que no estuvo tan mal.

Le indiqué al conductor de la moto que me dejara en el inicio de la calle pues de allí a la casa de mi amigo son como cien metros en una cuesta a más de cincuenta grados de inclinación; faltaban como cinco minutos para la hora acordada (siete y media) cuando recibí una llamada de mi amigo; misma que casi no pude contestar pues estaba como a diez metros de distancia y ya no tenía aliento.

Luego de recuperar la respiración normal nos pusimos a cocinar; yo había llevado ingredientes para preparar un desayuno bastante típico: un omelette de media docena de huevos (al cual tuvimos que agregarle otro par) con relleno de jamón, salami, peperoni, chile pimiento y cebolla; plátanos fritos y frijoles colados.

Al terminar de preparar el desayuno mi amigo le bajó su porción a su esposa -quien aún estaba despertándose- y nosotros desayunamos en el comedor de la casa: la construcción es de madera y de un estilo bastante armónico.

Luego del desayuno estuvimos practicando los pasos cuatro y cinco de mi método para armar el cubo de rubik de 3x3x3 y a las diez que había planeado iniciar el retorno a mi casa mi amigo se ofreció a darme aventón pues debían salir con su esposa.

El viaje de vuelta estuvo más tranquilo e incluso pasamos a un gran centro comercial en donde había esperado reponer mi cubo de 3x3x3 de espejo pero, lastimosamente, el modelo que tenían en un kiosko del lugar era más pequeño que el que perdí hace un par de meses -creo que finalmente deberé comprarlo on line-.

Mi amigo pasó a dejarme a la misma estación del transmetro desde donde empecé mi recorrido en este medio más temprano y desde allí abordé una unidad hasta el comercial en donde se toman los buses que me dejan al otro lado de la calle frente a mi colonia.

Preparamos el almuerzo con Rb y luego de almorzar y de sacar a caminar a sus perros nos dirigimos al supermercado más cercano en dirección norte (a un par de kilómetros);  luego nomás estuvimos viendo series y películas en la habitación de Rb.

El domingo habíamos planeado ir al supermercado en el que nos proveemos de artículos a granel por lo que luego de desayunar nos dirigimos al lugar; pero no encontramos un tipo de aceite que Rb utiliza para cocinar por lo que pasamos a otro supermercado más pequeño y luego a la sucursal local del mismo supermercado que visitamos más temprano.

En el tercer lugar encontramos por fin el aceite buscado y yo aproveché para comprar una magdalena pues había planeado visitar a mi prima que enviudó justo hace un año; luego del almuerzo (alitas) y de sacar a caminar a sus perros tomé el auto y me dirigí a la casa de mi prima.

Como mi prima creyó que llegaría con Rb (me comentó que) había hecho una limpieza bastante profunda -tienen como ocho perros-; estuvimos un poco más de una hora entre conversación, café magdalena y al final se nos unió su hijo menor; tiene veintiseis años y acaba de empezar -otra vez- a trabajar en el mismo call center que trabaja mi hijo menor.

A las cinco y media me despedí de mi prima y retorné a mi casita; ni el día anterior ni ese leí mucho; ya terminé de leer Why People Believe in Weird Things pero aún no he empezado el otro de Smil; y es que mientras estaba buscando qué leer de ficción empecé tres libros a la vez: Old Man's war, Locked in y Love Death & Robots.

El primero es sobre viajes interplanetarios -y personas de edad avanzada- el segundo sobre surrogates y el tercero es la colección de historias de ciencia ficción sobre las que se basó la primera temporada de la serie de Netflix del mismo nombre.

Los primeros dos están muy buenos y creo que los tomaré como lectura inter líneas (ambos) pero el tercero ya no muy me gustó; del tercero había empezado a leer una historia y luego ver el capítulo de Netflix, pero, la cuarta o quinta historia introduce vampiros y no me agrada la mezcla de fantasía con ciencia ficción.

Pero igual, por lo ocupado que he estado los últimos días mi rutina se ha estado descarrillando bastante; a pesar que a partir de ayer empecé con las reuniones a las 8:00 -o quizá debido a eso- no he meditado ni ayer ni hoy (ni lo había hecho el sábado y el domingo) y no he leído mucho desde el viernes...

Y a ver cómo sigue eso...

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