martes, 16 de abril de 2024

La casa de los significados ocultos... The house of hidden meanings... La maison des significations cachées...

Ayer empecé a leer el último (?) libro de RuPaul Charles... o nomás RuPaul que es su nombre artístico; esta persona es un ícono de la comunidad LGBT (a la que creo que pertenecen mis tres hijos) y sus shows de drag queens son vistos (y realizados) en muchos países alrededor del planeta.

Rb es super fanática de estos programas de drag queens; o al menos, creo que es la más fanática de todas las personas que conozco: ella ha visto las versiones de varios países de Europa, Latinoamérica e incluso Asia; a mí no me llama mucho la atención ver a jóvenes (y no tan jóvenes) vestirse de mujer y actuar en un escenario.

Pero tampoco tengo nada en contra de los mismos: al final es otra forma de expresión artística; y, en algunos casos, de reafirmar su lugar en el mundo: la mayor parte de los concursantes son homosexuales; pero también hay muchos bisexuales, alguna lesbiana, y algunos transexuales; toda una variedad.

Y, creo que mi punto de vista se puede resumir así: cada quién tiene el derecho de hacer de su cuerpo (o de expresarse) como le venga en gana; mientras no cause sufrimiento (a otra persona o -especialmente- a sí mismo).

Hace una década o así recuerdo que publiqué -en esas épocas- en Facebook un pequeño párrafo de un artículo escrito por -me parece- una escritora de un país de Europa Central: ella hablaba sobre estar viendo una master class de estilo impartida por RuPaul y que le impactó -y me impactó- la forma en la que contaba una parte de su niñez.

Resulta que el niño RuPaul se sentaba algunos fines de semana en el porche de su casa a esperar por su padre -los papás estaban divorciados y se suponía que el padre debía llegar a verlo cada dos semanas, o algo así-: nunca llegó; en la clase RuPaul se dirigía a su niño diciendo: It's not your fault.

En el libro que estoy leyendo RuPaul se centra más en la dinámica familiar mientras crecía (su madre era realmente violenta y su padre un irresponsable) junto a sus hermanas mayores -gemelas- y su hermana menor... es una historia interesante.

El miércoles pasado me levanté a las seis de la mañana para empezar a verificar algunas tareas de mi trabajo; después de la reunión de las siete me dormí nuevamente: hasta la hora de la limpieza (nueve y media).

Por la tarde me puse a trabajar en mi máquina personal pues quería sacar una copia a los seis gigabites de imágenes que tengo en mi cuenta principal de Google; lastimosamente (?) le exigí mucho a esta máquina con Fedora y dejó de funcionar por completo: ya no reconoció el disco duro.

Fue un golpe bastante fuerte porque con esto se acaba la historia de las dos Lenovos enviadas -hace como ocho años- por mi amigo genio con el que hice trabajo voluntario en el estado del Imperio del Norte en donde viví un par de años.

He estado sopesando qué hacer pues por el momento me quedé únicamente con la máquina del trabajo y -debido a la VPN en la que trabajamos- la mayor parte del Internet está bloqueado; incluso traté de desenterrar la Lenovo que le compré a esta misma persona unos tres o cuatro años ante de recibir estas dos últimas pero, al parecer, ya me había desecho de la misma.

La noche del miércoles realicé la visita nocturna -entre semana laboral- a mi hija; otra vez había bastante tráfico por lo que me tomó nuevamente tomar una ruta auxiliar y, además, había un auto estacionado en la cuneta; estuve nomás un poco más de media hora pero aún preparé té y comimos galletas con chispas de chocolate.

El jueves Rb fue al mercado y yo aproveché para hacer el backup de las imágenes -necesario para una 'oferta' laboral como freelance- en su computadora; cuando regresó del mercado me trajo -otra vez- media docena de muffins -aunque en esta ocasión no de cítricos-.

Después del horario laboral fuimos a los mercados que quedan en dirección norte; en donde compré algunos paquetes de galletas y, en la panadería de la esquina, pan para los desayunos del fin de semana; el viernes compré una libra de cemento pues planeaba terminar de llenar el espacio vacío de nuestras botellas de concreto.

Después de los ejercicios post jornada laboral mezclé la libra de cemento con un par de libras de arena cernida y agua y rellené el espacio vacío de las dos botellas de litro que he estado utilizando desde hace algunos meses -me costó abrirlas pero las de Rb no pude-.

También eché más concreto en las dos botellas de dos litros y medio que había preparado la semana anterior; luego metí las cuatro botellas (dos de litro y dos de dos litros y medio) en la cubeta llena de agua que mantenemos bajo la ducha.

El sábado me levanté a las seis de la mañana; medité los diez minutos de costumbre pero luego volví a meterme a la cama; a las siete me levanté nuevamente, me duché y me conduje al restaurante que se encuentra frente al comercial en donde tomamos los busitos a casa.

Un poco después de las ocho llegó mi único amigo de la facultad; con quien desayunamos -y conversamos extensamente- hasta un poco después de las once de la mañana; luego retorné a almorzar a casa para posteriormente ver tres capítulos de la serie que he estado viendo últimamente: FallOut.

El domingo por la mañana acompañé a Rb a Office Depot pues se había estado quejando últimamente del rendimiento de su computadora -tiene como seis o siete años de uso- y quería ver opciones: al final compró otra de la misma marca (HP) por un precio un poco menor a la actual.

Por la tarde la ayudé a configurar su nueva computadora -le 'regalaron' una licencia anual de uso de Microsoft Office- y un poco más tarde salí a lavar el auto -estaba realmente sucio debido al polvo y a las aves que frecuentan el árbol bajo el cual lo mantenemos estacionado-.

Un poco antes de las siete me dirigí a a ver a mi hija -antes me había escrito para ver si podía llevarle algunos alimentos pero decliné, por la hora-; estuve en su habitación un poco más de una hora, entre té, galletas con chispas de chocolate y conversación.

Ayer me levanté a las seis de la mañana para trabajar una hora antes de la reunión diaria y logré avanzar una pequeña parte en mis tareas; después de la reunión decidí no volver a acostarme y pasé todo el día sin dormir -excepto una ligera siesta por la tarde-.

Después de la jornada laboral realizamos la rutina de fuerza y resistencia -utilicé las dos botellas de un litro con el peso extra recién añadido-; durante el día terminé de leer Colin Fischer e inicié el libro de RuPaul; en la noche vi el penúltimo capítulo de FallOut.

Y a ver cómo sigue eso...


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