Hace un tiempo escribí un post sobre las pérdidas en mi vida... como en la de todo el mundo; aunque en esta ocasión, me parece que me refería a la pérdida de una gorra del trabajo -que pude reponer fácilmente gracias a mi supervisora-; y de un cubo de rubik de espejo -que luego encontré dentro de una bolsa de dormir-.
En otra ocasión dejé mi caja de lápices e insumos de dibujo en la casa de mis papás; eso lo recuperé en el viaje que realicé tres meses más tarde; pero en esta ocasión es algo que no recuperaré: la pluma con el logo de mi colegio profesional.
Pero no me dolió; total, en la sede deben venderlos por diez o doce dólares; y ¿a quién debo presumirle de ser profesional? estoy en el ocaso de mi vida laboral -¿ocho o diez años?- por lo que encuentro bastante irrelevante el dato.
En fin.
El lunes pasado me desperté a las seis y media; medité, jalé la computadora de la mesa del comedor a la cama, resolví los wordle en francés e inglés; e ingresé a la reunión diaria del equipo: la que sigue siendo nula para el equipo local.
También me percaté que el nuevo lead había cancelado la reunión que hemos tenido durante las últimas dos semanas; en las que el equipo local presenta los avances en la asignación en curso; el día estuvo bastante lento; casi no leí, jugué algunas partidas de ajedrez y ví algunos videos de Youtube; también me contactó mi compañero multitrabajos, inquiriendo sobre si había tenido algún contacto luego del miércoles.
Le indiqué que seguramente había sido descartado del proceso, por alguna razón; a lo cual se mostró sorprendido pues, supuestamente, refirió a tres personas pero hizo énfasis en que prefería trabajar conmigo. Igual no tengo esperanzas, ni decepción.
Almorzamos el guiso que Rb había preparado el día anterior, acompañado con un tercio de las papas que cocí el día anterior; nomás las doré un poco antes del almuerzo; luego sacamos a caminar a los perros.
Más tarde lavé los trastos y preparé café y té; el día siguió bastante lento; al terminar el horario laboral realizamos la rutina de ejercicios de los lunes; luego de la ducha estuve tratando de activar la licencia de Microsoft Office de la computadora antigua de Rb; pero no lo logré; por la noche terminé de ver G20.
El martes estuvo igual que silencioso, en el área laboral, como el día anterior; Rb pasó la aspiradora durante la mañana -se había olvidado de cargarla el día anterior-; y avancé en las lecturas de la línea de inglés: Tell me Everything; y francés: La mort expliquée a ma fille.
Almorzamos lo mismo que el día anterior: el guisado de pollo que Rb había preparado el domingo; y yo doré el segundo tercio de las papas que había cocido el mismo día; después del horario laboral nos dirigimos a los supermercados en dirección norte: Rb tenía que comprar una licencia para utilizar office en su computadora nueva; su licencia anterior -gratis- se había acabado un par de días antes y ahora debía pagar sesenta y cinco dólares para seguir utilizando la suite.
Para mientras había estado utilizando su computadora anterior: allí le había instalado en el pasado la versión 2016 de este grupo de programas; y, aunque la licencia no estaba activa, podía seguir editando los documentos de su trabajo.
Por la tarde me escribió el compañero con los tres trabajos: me comentó que le parecía raro que no hubieran seguido con el proceso; que había referido a tres personas, pero que había indicado que prefería trabajar conmigo; le agradecí y quedamos en que llegaría a su casa el primer sábado de mayo.
En el camino pasamos a un par de aceiteras a ver si tenían tapones para el radiador; en la segunda encontramos uno -siete dólares-; y también me enteré que no debo hablarle en inglés en un ambiente en el que nadie más lo haga; cosas de la vida.
Caminamos luego al supermercado; en donde Rb extrajo efectivo del cajero automático; y luego a la tienda de informática en la que usualmente nos proveemos de periféricos; luego retornamos al mercado verde de rebajas; aquí compramos un galón de refrigerante; también compré un paquete de una docena de café Nescafé; de los mismos que he estado consumiendo con mis hijos.
En el otro supermercado compramos el pollo para asar el primer día del asueto de semana santa; luego retornamos a casa; los paquetes estaban bien pesados y realmente me costó el viaje de retorno; incluso el brazo derecho -y los dedos de esa mano- se resintieron, por la carga.
Cuando retorné a casa me puse a preparar un pequeño documento, proponiendo la adopción de una técnica de aseguramiento de calidad en nuestro proceso: por la mañana habíamos recibido un mensaje del PM, recordándonos que, de acuerdo a los objetivos anuales, se continuaba midiendo el nivel de este aspecto; por la noche ví el primer capítulo de la segunda temporada de The Last of Us; aunque estuve teniendo microsueños a mitad del video; luego hice Duolingo, Busuu, y jugué algunas partidas de ajedrez.
El miércoles me levanté a las seis y media de la mañana; con el sentimiento de que era el último día laboral de la semana: jueves y viernes son de asueto, de acuerdo al código de trabajo del país; pero no estaría tan bien: habían programado una reunión de entrenamiento en el trabajo para las seis de la mañana, el jueves; decidí que pondría la alarma del reloj para esa hora, entraría a la reunión, y luego continuaría con el asueto.
Después de meditar, resolver los wordle en inglés y francés; y entrar a la reunión diaria; me quedé en cama; pero no me dormí: hice más de media hora de Duolingo; por primera vez coincidí en la misma liga semanal con Rb; y además, ella me había escogido para el reto semanal.
Traté de no terminar el reto -creo que dejé tres o cuatro lecciones pendientes-; y luego me levanté a preparar el desayuno; por alguna razón no preparé bien las gelatinas de la semana; y su consistencia quedó bastante líquida.
A media mañana me percaté que tenía un correo de la persona que me había contactado la semana pasada para aplicar en el otro trabajo; su mensaje era bien escueto: nomás confirmando que había recibido el correo anterior.
Le contesté con una captura de pantalla del mensaje de confirmación del sitio en el que hice la prueba técnica; y preguntando si debía de repetir el proceso; también le comenté a mi amigo; quedamos en que esperaríamos a ver cómo continúa el proceso.
A media mañana tenía programada la reunión quincenal con mi supervisora; en general estuvo mejor que la última: la mayor parte del tiempo nomás conversamos sobre la familia y la vida -su hija anda por el año y medio de edad-; y le comenté que le había enviado un documento de propuesta de mejora, aunque no avanzamos en esto.
A las diez entré a una reunión de entrenamiento: se trataba de la adopción de una nueva tecnología, para mejorar el proceso de todo el departamento; y se suponía que iba a tardar hora y media; habíamos quedado con Rb que luego iríamos a la tienda, pues ya nos estaba haciendo falta un cartón de huevos.
Pero la reunión se extendió más de una hora; por lo que Rb se encaminó sola a la tienda; un poco más tarde me vestí y me dirigí a encontrarla; llegué al lugar pero aún no se habían terminado las compras; por lo que nomás tomé el cartón de huevos y retorné a casa.
La reunión seguía; y se prolongó hasta más de dos horas; luego de la misma me puse a preparar el último tercio de las papas que habíamos previsto para los almuerzos de esta semana, después del almuerzo Rb tuvo la reunión semanal con su equipo de trabajo -la programaron más temprano que de costumbre- y, luego, sacamos a caminar a los perros; después preparé el té y café de la tarde.
Al final del horario laboral realizamos los ejercicios de la rutina de los miércoles; después de la ducha le pedí a Rb que me acompañara a la panadería, quería comprar el pan para los desayunos de viernes, sábado y domingo; pero ambas panaderías estaban cerradas.
Por la noche acompañé a Rb viendo la serie de horneo de pasteles que hemos estado viendo desde hace algunas temporadas; mientras veíamos esto cocí las papas que debía asar al día siguiente; también preparé una versión modificada del pastel de zanahoria.
Reduje a la mitad las cantidades; aunque no tanto la zanahoria; también le agregué un par de cucharadas de avena en hojuelas, dejé la misma cantidad de bicarbonato de sodio y de vinagre; y reduje la cantidad de azúcar; lo horneé en el microondas y no quedó tan mal.
El jueves me levanté a las cinco y media de la mañana; era el primer día libre de Semana Santa (Jueves y Viernes santo son asuetos por acá) pero quería entrar a una reunión de training para los recién llegados al equipo.
Medité e intenté resolver los wordle en inglés y francés; fallé en el primero (STOOD) pero completé el segundo; luego entré a la reunión; era una revisión general de la tecnología que utilizamos en el trabajo; después de la reunión me quedé un rato en la cama; haciendo Duolingo y leyendo un poco del libro de Seligman que estoy leyendo antes de la línea de No Ficción; me levanté a desayunar y luego esperé a que Rb estuviera lista para salir a su visita semanal al mercado del centro histórico.
Salimos un poco después de las nueve y cuarto; y no se veía ningún busito en el boulevard; realmente había poco tránsito, al parecer mucha gente salió de la ciudad en esta ocasión; caminamos hasta el lugar en el que tomamos los buses intermunicipales y un poco después llegamos al comercial en donde está la estación del Transmetro; el cual estaba también bastante vacío.
Una buena parte de los puestos del mercado estaba cerrado; pero Rb pudo comprar la mayor parte de sus frutas semanales sin ningún contratiempo; luego tomamos el transmetro de regreso a la estación de los busitos.
En ese lugar entramos al supermercado pues necesitábamos un par de botellas de desinfectante de frutas y verduras; también compré un poco de pan tostado -y chorizos y longanizas-; luego salimos a ver si habían busitos; pero nos tocó tomar un bus intermunicipal.
Nos apeamos en el mismo lugar en donde lo tomamos más temprano; el sol estaba bastante intenso y Rb decidió que mejor tomáramos un busito allí, hacia casa; nos tocó esperar un buen tiempo, pero, un poco antes del mediodía, estábamos entrando a casa.
Vine a encender el fuego para preparar el asado bimensual; antes de salir había dejado formada una pequeña pirámide de carbón, con un botecito de gel con alcohol en el centro; incluso había visto un video en Youtube para mejorar la técnica de encendido.
Nos pasamos la siguiente hora y media asando pollo para dos semanas, luego las papas y, por último, los paquetes de chorizos y longanizas que había comprado por la mañana; almorzamos bastante tarde -casi a las dos- y después sacamos a caminar a los perros; el sol seguía bastante intenso; después de lavar los trastos preparé el té y el café de las tardes.
Rb tomó una siesta un poco después y yo estuve a punto de hacer lo mismo -ya no me molesta tanto, pero aún trato de evitarlo- pues me puse a leer un rato en la cama; pero decidí hacer un par de lecciones de portugués en Busuu, y con eso evite el sueño vespertino.
A las cinco salimos a caminar: nos dirigimos en dirección a los supermercados en dirección sur; alcanzamos el más lejano e iniciamos el camino de vuelta; aún pasamos a un par de panaderías a ver si había pan normal; pero no, únicamente tenían pirujos de semana santa.
En el supermercado más cercano compramos un poco de bananos -se nos habían acabado los maduros desde el día anterior- y un par de lechugas; luego retornamos a casa; por la noche estuve viendo una película de fantasía con Dave Bautista; además de haciendo un poco de Duolingo, un poco de BUsuu y jugando algunas partidas de ajedrez; esto último estoy tratando de controlarlo, pues siento que le dedico mucho tiempo.
El viernes me levanté tarde: puse la alarma del celular para las siete y media; a esa hora me levanté a meditar; resolví los wordle diarios en inglés y francés; luego me metí a la cama, pero no me dormí: me puse a hacer lecciones de Duolingo; me levanté un poco más tarde a preparar el desayuno de los fines de semana.
Como no había conseguido pan francés durante la semana, descongelé una tortilla de harina -creía que tenía dos en el freezer, pero resultaron ser cuatro-; durante el resto de la mañana estuve leyendo, y jugando un poco de ajedrez.
Almorzamos el pescado semanal; luego sacamos a caminar a los perros de Rb; después lavé los trastes y preparé un par de tazas de té; habíamos quedado con el amigo de mi primer trabajo, que reencontré en la celebración del colegio profesional, de reunirnos a las cuatro.
Pero un poco después de las dos me escribió, para correr la hora un par de horas más tarde; por lo que pudimos realizar la rutina de ejercicios de los viernes con Rb; luego nos duchamos, y luego tomé el auto y me fuí al comercial en donde está la cafetería en donde usualmente invito a mi amigos.
Era bastante temprano y no había mucho tránsito; por lo que cuando llegué al lugar, decidí pasar a los servicios públicos del mismo: me había estado sintiendo un poco incómodo del estómago y, al parecer, no había realizado aún mi visita diaria a esta instalación.
Cuando entré a la cafetería noté que estaba muy concurrida; por lo que le escribí a mi amigo para que nos reuniéramos en el Mc Donald’s del lugar; un poco después de las seis me llamó, para comentarme que iba un poco tarde.
Pero no fue mucho lo que tuve que esperar; llegó un poco después y pasamos la siguiente hora resumiendo nuestras vidas de los últimos treinta años -acompañados por un par de helados de limón-; a las siete y media me despedí de mi amigo y empecé el retorno a casa; justo cuando estaba saliendo del restaurante me dí cuenta que había extraviado -perdido, más bien- el lapicero que recibí junto con la plaqueta por los veinticinco años -una vaina-.
El sábado me levanté a las seis y media; después de meditar resolví el wordle en inglés, pero no pude resolver el de francés, terminando con la racha de treinta y ocho días en ese idioma; en inglés llevaba únicamente dos o tres días en línea.
Después de hacer un poco de Duolingo -y Busuu- me levanté a preparar el desayuno de los fines de semana; luego esperé a que Rb desayunara, para dirigirnos luego a los supermercados en dirección sur: compramos bananos y lechuga.
A las doce menos cuarto saqué a caminar a la perra más pesada de Rb; ella aprovechó para sacar a caminar a su otro perro más grande; después me metí a la ducha y, luego, me dirigí al departamento de mis hijos.
El tránsito estaba super ligero; por lo que llegué con casi media hora de antelación; me instalé en el espacio de la sala y le envié un mensaje a mi hijo, comentándole que ya me encontraba en el lugar; Él salió un poco después y nos dirigimos al parque temático de costumbre; tenía mis dudas sobre si podríamos entrar: era el sábado de semana santa y unos diez años antes no habíamos logrado ingresar al lugar.
El cupo máximo -está anunciado afuera- es de doce mil quinientas personas; afortunadamente no se había alcanzado la capacidad disponible; entramos sin ningún problema y nos dirigimos a comprar el almuerzo.
Allí si estaba diferente la situación; lo más que hemos encontrado antes en la cola de las pizzas había sido tres o cuatro personas; en esta ocasión había más de veinte; y el lugar en general se veía bastante poblado.
Pero no nos tardamos mucho en la cola de la comida: como solo es de pagar y recibir, el trámite es bastante sencillo; lo que sí nos costó fue encontrar un lugar para comer: las dos áreas de mesas estaban a reventar; e incluso la banca bajo el árbol estaba ocupada por dos o tres familias.
Afortunadamente encontramos una sombra en una de las áreas verdes con vista a la piscina; nos instalamos en el lugar y procedimos a consumir la pizza y la gaseosa; como esta estaba al tiempo nos habían entregado una bolsita con cubos de hielo.
Pero, por la inclinación del lugar, a mí se me cayó un par de veces el vaso desechable que estaba utilizando; derramando bastante líquido en cada ocasión; usualmente nos sobra casi la mitad de la botella -la cual dejo en el refrigerador del departamento-; en esta ocasión, la botella estaba casi vacía.
También la pizza fue consumida un poco más de lo usual -generalmente también dejo la mitad en el refrigerador, en esta ocasión fue quizá una tercera parte-; nos quedamos en el lugar armando los ocho o nueve cubos de Rubik que usualmente cargo en la mochila.
Luego, un poco antes de las cuatro de la tarde, nos dirigimos al teatro del lugar; en donde asistimos a la última función del musical que han estado presentando últimamente; también este lugar estaba mas lleno que de costumbre.
Después de salir del teatro iniciamos el camino de retorno; yo le había pedio a mi hijo que me acompañara a comprar muffins al mismo lugar al que había acudido con su hermana la semana anterior, y hacia allí nos dirigimos.
Finalmente caminamos de vuelta al departamento; eran más de las cinco de la tarde y mi plan era que nos despidiéramos a las cinco y media; pues le había ofrecido a mi segunda prima favorita que la pasaría a ver a las seis de la tarde.
Cuando entramos al departamento encontramos a mi hija mayor; con pinta de acabar de levantarse; y con el cuento constante de que está trabajando en corregir sus horas de sueño; preparamos café y compartimos los muffins.
A las seis menos cuarto me despedí de mis hijos y me dirigí a la casa de mi prima; a donde llegué con cinco minutos de retraso; el tránsito estaba bastante tranquilo; y mi prima me recibió amablemente en su hogar; quienes no fueron tan amables fueron los cinco o seis perros que tienen; siempre arman un alboroto cuando llego.
Junto con los muffins había comprado un paquete de pan tostado; lo que obsequié a mi prima; quien me estuvo contando sus últimas aventuras: está estudiando trabajo social en una de esas nuevas universidades de papel.
También tuvo un pretendiente hace unos meses -luego de más de dos años de viudez-; el tipo había trabajo para ella y su esposo mucho tiempo antes; ella no le dió una respuesta afirmativa -lo dejó en el limbo- y, al final, el susodicho siguió su camino; muriendo un par de meses después -bastante rara la historia-.
Ahora mi prima está siendo pretendida por un señor que tiene casi la edad de mi tío -le lleva más de veinte años a mi prima- y le ha estado ofreciendo el cielo y las estrellas; mi prima lo ha mantenido también en la incertidumbre, nomás aceptando todas sus invitaciones.
A las siete y cuarto me despedí de mi prima e inicié el retorno a casita; por cuestiones del asueto nacional, el tránsito seguía super ligero; estaba a un par de calles de la colonia cuando recibí una llamada de Rb, verificando si todo iba bien.
Por la noche realicé algunas lecciones de Duolingo, algunas lecciones de Busuu, y jugué algunas partidas de ajedrez; teniendo cuidado, eso sí, de limitar el tiempo que consumo en esto último; porque si no lo hago, le dedico demasiado.