domingo, 14 de marzo de 2010

Repeticiones...

Iba a seguir con el tema de las repeticiones. El año pasado -o antepasado?- hubo un domingo en que fuí por mis bebés y no estaban, luego me llamaron como al medio día, diciendome que andaban fuera de la ciudad. Vinieron un rato a mi lugar como a las 6:00 pm. Estuve buscando en un diario en papel que llevé desde Octubre 2008-Marzo 2009, mes en que inicié este blog pero no pude encontrar ese día. Me parece que esa historia es ya parte de este blog y no de ese diario...
Si, luego de una búsqueda en este blog, resulta que esa ya es historia de acá.
En fin.
La semana pasada -o antepasada- el compañero A nos había invitado a toda la oficina al segundo cumpleaños de su hija a celebrarse el domingo 14 de marzo. El plan era llevar a mis niños a la fiestecita, habría payasos, piñata, pastel, etc. mis compañeros estaban a la expectativa de conocer a mis chicos.
....

La PayaEscuela del día de ayer estuvo bien interesante -y desconcertante-, se trató de la reconexión con el niño interior, tema que personalmente me interesa.

Luego de una meditación donde tratamos de recordar nuestra niñez, debíamos escribir una carta utilizando la mano que no utilizamos frecuentemente para escribir. En esta carta debíamos escribir del niño al adulto preguntándole que había sido de todo lo que había soñado. La verdad es que no recuerdo haber tenido una gran cantidad de sueños de niño. Soñé, si y mucho en tener una familia. Quizá es un poco extraño pero desde niño me imaginaba ya teniendo esposa e hijos. La vida es irónica muchas veces.
Como habíamos llevado cada uno un par de juguetes, debíamos también en círculo hablar acerca de lo que los juguetes nos recordaban de nuestra infancia.
En la segunda parte de la dinámica, el adulto le debía responder al niño las preguntas. En mi caso fué sencillo: No, no tengo la familia que soñaba. Si, trato de ser una buena persona. Si, sigo realizando inventos.

Terminamos la reunión como a la 1:00, luego de lo cual fuí a un supermercado a realizar la -ingrata- tarea de comprar tres regalos para la hija del compañero A. Compré varios accesorios para bebé, hice que los empacaran en tres diferentes paquetes y me decidí a almorzar en el mismo comercial. Encontré a Mv, una de las chicas de mi grupo de Fábrica de Sonrisas, a quien ya había encotrado en la entrada de la biblioteca de la Universidad la semana anterior. La invité a almorzar pero, como estaba esperando a otras amigas, les hicimos tiempo en el área común de los restaurantes. Finalmente llegaron cuatro amigas de Mv y almorzamos una variedad de comida mexicana con comida nacional con comida italiana. Luego invité a Mv a un helado y caminamos algunas cuadras hasta su iglesia, en donde tenía ensayo del coro. Yo me dirigí a la biblioteca y estuve leyendo un par de libros de narración y La Rebelión de Atlas de Ayn Rand.

Como a las 5:30 el jefe del área de calidad llegó a la biblioteca para que le prestara la llave de la oficina, le pedí aventón a mi casa y compré mi cena. Fuí a la casa de los bebés pero no estaban. El candado de la puerta estaba puesto en el exterior. Los iba a llamar pero no tenía saldo y no logré encontrar la sección en la página de mi banco para cargarle tiempo a mi teléfono.

Anoche ví Eterno resplandor de una mente sin recuerdos, una película no cómica de Jim Carrey. Creo que tengo que verla varias veces más, es muy buena. Me dormí un poco después de medianoche y puse la alarma para las 7:30. Me levanté a las 8:00. Lavé y tendí ropa y me preparé para ir a traer a mis bebés. Cuando llegué, el candado estaba en la misma posición.

Vine a mi habitación, tome dinero y fuí a cargarle tiempo a mi teléfono. Llamé a mis peques. No contestaron. A los cinco minutos o así me llamaron de vuelta. Ma me informó que estaban fuera de la ciudad, que habían perdido el bus de la madrugada y que esperaban estar acá alrededor de las 14:00, agradecí el aviso. Llamé de vuelta como a los 10 minutos y pedí hablar con K, pero no estaba en ese momento con Ma, solo mi chico menor, hablé con él y le dije que no fueran a andar corriendo por regresar rápido a la ciudad, y que podíamos salir otro día. Luego les envié un mensaje de texto diciendoles que no se desesperaran, que tuvieran paz, que las cosas siempre pasan por una razón y que los quiero mucho.

Llamé a mi prima favorita, con quien pase la navidad para preguntarle por el horario de su iglesia -yo también asistía allí hace como 15 años-, pero no me respondió, por lo que planeé irme a la biblioteca a leer un rato. Cuando iba en camino me percaté que había olvidado la portatil del trabajo -estoy de turno este fin de semana- y regresé a mi habitación, en el camino de vuelta me llegó un mensaje de texto de mi prima, contándome que estaba en la iglesia y que por eso no podía responder a mi llamada.

Fuí a la iglesia. No una muy buena decisión, considerando que ya no soy un creyente, pero bueno, me gusta esa rama de mi familia. Luego de la iglesia mi prima me invitó a almorzar y estuve con su familia y mis tíos hasta casi las 17:00.
Luego me vine a mi habitación.

Y si, al parecer, la historia sigue repitiéndose. Pero me rebelo a ello. Ayer fuí con una de mis compañeras de Fábrica de Sonrisas que está por concluir la carrera de Psicología, le comenté que necesito empezar a hacer terapia pero que he tenido un par de malas -o no satisfactorias- experiencias en el tema y que si podía recomendarme a una profesional. Me llamará -o la llamaré- esta semana. Y digo, no se repetirá.

1 comentario:

  1. Uh, es culpa de esa pelicula! Puede dejarte pensando por meses!!!!!

    beso enorme y perdon por mi ausencia =)

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