lunes, 9 de octubre de 2023

Un viaje de ida y vuelta(2) - la estadía... A round-trip(2) the stay... Un aller-retour(2) le séjour...

El viernes me levanté un poco antes de las siete de la mañana; me parece que había dejado la alarma a esa hora para iniciar a buena hora mis movimientos del día pues eran varias las reuniones que tenía planificadas; creo que dormí muy poco pues además de la novedad de estar fuera de mi lugar habitual de descanso el tránsito de motos y autos no se detiene y la casa está justo en la avenida principal.

Mi primera reunión del día era un desayuno con mi único amigo de la infancia; habíamos quedado en que llegaría a su casa a las nueve por lo que tenía un par de horas para verificar mis responsabilidades laborales; y pasar un rato con mi hermano, quien me brindó posada la noche anterior.

Mi hermano mayor me propuso hacer un recorrido a pie por la playa del lugar para lo cual sacó una de sus tres motos (una pequeña, de estilo passola); nos dirigimos a la playa y caminamos un par de kilómetros; en el ínterin me dí cuenta que había olvidado mi celular pues lo había puesto a cargar por la noche.

Luego de la caminata mi hermano nos condujo en su motocicleta a unas champas en las cuales se reunen muchos trabajadores del puerto antes de iniciar sus labores matutinas o luego de completar sus labores nocturnas, ya que el puerto funciona las veinticuatro horas.

En el lugar mi hermano ordenó un par de desayunos normales (huevos, frijoles, queso, crema, tortillas y café) y desayunamos en el lugar; yo me dije que una de las primeras cosas que debía realizar al retornar a la ciudad era ingerir desparasitantes, ya que no creo que la higiene fuera de las mejores en ese lugar.

En fin, desayunamos y luego retornamos a la casa de mi hermano; a medio camino la rueda trasera de la moto perdió el aire y nos tocó caminar un kilómetro para completar el retorno; justo cuando empezábamos la caminata encontramos al hermano menor del amigo de mi hermano que ahora vive en la ciudad del Imperio del Norte donde pasé un par de años.

Estuvimos conversando un rato con el joven y luego nos dirigimos a la casa de mi hermano; yo andaba un poco preocupado pues temía que se volviera a repetir con Rb una escena como la de la semana pasada cuando no pudo localizarme por un tiempo -ya eran más de las ocho y media y usualmente ella se levanta a las ocho-.

Afortunadamente no encontré ningún mensaje o llamada perdida en el celular por lo que nomás esperé a que fueran las nueve para enviarle un mensaje a mi amigo de que estaba en camino a su casa; y mi hermano mayor se auto invitó para realizar la visita.

Temía que pasara eso pues la verdad prefiero las visitas personales; pero tampoco podía ponerme con muchos escrúpulos ya que ellos también son amigos; de hecho quizá han tenido una amistad más estrecha durante las últimas décadas, debido a la cercanía geográfica.

Total que mi hermano sacó otra de sus motos -la tercera al parecer no tenía batería- y nos dirigimos a la casa de mi amigo; en donde no había estado desde hacía más de veinte años: estudiamos en la misma aula los últimos años de la escuela primaria y en el mismo instituto los tres años de la educación secundaria.

Lo encontramos ya desayunando en compañía de su hermano -hombre transexual- a quien hace unos años le amputaron una pierna por complicaciones con la diabetes; la mamá de mi amigo -creo que tiene más de ochenta años- se portó muy amable y nos sirvió desayuno a mi hermano mayor y a mí.

Y el desayuno consistió nuevamente de huevos y frijoles, acompañados de tortillas y café; mientras estaba desayunando conecté mi computadora para monitorear mi trabajo pero todo se veía en calma; además realicé una videollamada con Rb para mostrarle dónde andaba y que se saludaran con mi amigo y mi hermano.

Luego realicé una videollamada con el amigo de Pdx y mi hermano y él estuvieron conversando durante casi una hora; cuando cortaron la llamada le escribí -de acuerdo a lo planeado- a mi amigo de bachillerato que ha estado viniendo a la ciudad a tratar un cáncer.

Mi amigo me indicó que podía pasar por su oficina de trámites aduanales a las doce y que buscaríamos un lugar para almorzar; como le comenté que me encontraba en la casa de mi amigo de la infancia -y ambos también coincidieron en la educación básica- me sugirió que nos acompañara y que él correría con los gastos.

Le compartí la invitación a mi amigo de la infancia y un poco después de las once y media nos retiramos de su casa pues había estado recibiendo comunicación que la carretera había empezado a ser bloqueada en varios puntos; lo bueno es que mi amigo se transporta constantemente en motocicleta por lo que no previmos ningún problema para llegar a la oficina de trámites aduanales.

Mi amigo es prudente manejando motocicleta y nos tomó un poco menos de media hora recorrer los diez kilómetros que separan ambos puertos; lo bueno es que él esta bastante familiarizado con las rutas y llegamos a nuestro destino con diez minutos de antelación.

El sol estaba terrible y luego de guarecernos bajo un alero le escribí a mi amigo informándole que estábamos ya en el lugar; él nos invitó a pasar un momento a su oficina que -agradablemente- contaba con aire acondicionado; me llamó la atención que en el pequeño espacio aislado térmicamente tres diferentes negocios comparten el mismo ambiente: la oficina aduanera de mi amigo, una contadora pública y auditora y otro técnico en trámites aduanales.

Mi amigo se entretuvo unos minutos en atender una gestión que tenía a media y luego nos pidió que lo acompañaramos a una restaurante del lugar -creo que era uno de los más lujosos-; él también andaba en motocicleta por lo que no nos tomó más de cinco minutos recorrer las diez o doce calles que nos separaban del lugar.

Yo le había dicho a Rb que durante este viaje mi plan era 'desayunara tortillas de harina, almorzar tortillas de harina y cenar tortillas de harina'; pero el desayuno había sido normal y al preguntar en el lugar si vendían tortillas de harina -realmente eran cuatro restaurantes en el mismo edificio de tres niveles- me respondieron negativamente.

Al final pedí una porción de tres tacos de pulpo -esperaba algo estilo mejicano pero no fue así- y mis amigos pidieron una mezcla de pescado y pulpo fritos y almejas cocidas; estuvimos conversando un poco sobre la vida y familia de cada uno y aprovechamos para que una de las meseras nos tomara una foto grupal.

Al menos en este lugar vendían café frío por lo que acompañé el almuerzo -al final también tomé un poco de lo que habían ordenado ellos- con un frappe de caramelo; estuvimos en el lugar un poco más de una hora y luego de que mi amigo pagara la cuenta -realmente debe haber sido bien alta- nos despedimos.

Con mi amigo de la infancia retornamos al puerto en donde vive y en el camino le pedí que me dejara en la casa de la hermana de mi mamá a la que siempre paso a visitar cuando realizo este tipo de viajes; mi tía no estaba pero si estaba su hija mediana y me quedé conversando un rato en su negocio de venta de ropa.

Un poco más tarde apareció mi tía y aprovechamos para tomarnos una foto grupal -que espero compartir con mi madre cuando la visite este mes-; estuvimos un corto tiempo conversando los tres sobre la familia y luego me despedí y caminé el kilómetro que separa esta casa de la de mi hermano.

Como mi siguiente reunión era a las cinco de la tarde aproveché un momento para relajarme en la casa de mi hermano y un poco después de las cuatro le pedí que me retornara al otro puerto pues había quedado de reunirmo con mi amgio de bachillerato -el único que respondió a mis mensajes- en el Pollo Campero de la localidad.

Mi hermano maneja un poco más rápido que mi amigo de la infancia pero creo que salimos tarde de su casa pues llegamos unos minutos después de las cinco a mi destino; me despedí de mi hermano y entré a encontrarme con mi amigo del bachillerato.

Ordenamos un par de cafés y unas champurradas -fueron como cuatro dólares!- y estuvimos en el lugar un poco más de una hora entre reminiscencias de nuestra juventud -teníamos más de treinta años de no vernos- y las historias familiares; luego dimos -él también andaba en motocicleta- un recorrido por el malecón del lugar.

Un poco antes de las ocho le pedí que me  pasara a dejar a un lugar en donde pudiera tomar un taxi para regresar al otro puerto y nos despedimos; los taxis son de los medio más usados para moverse entre ambos puertos, el recorrido es de menos de media hora y el precio es de un dólar.

Llegué a la casa de mi hermano un poco después de las ocho y le comenté que me había puesto de acuerdo con mi amigo que había venido a inicios de año a la ciudad para que pasara -junto con su familia- por mí a las nueve y media.

También le comenté que el plan era que fueramos a cenar con su familia -su esposa y su hijo, que es cantante de música cristiana- y que luego abordaría el autobús para regresar a la ciudad; el pasaje lo había adquirido en la mañana mientras desayunábamos y había pasado por la tarde a la oficina local a imprimirlo.

Mi amigo pasó con su esposa un poco después de las nueve y media y nos dirigimos a un lugar en el que se estaba realizando una campaña evangelística y en la cual su hijo estaba participando en la amenización.

Nos tocó que esperar un momento a que su hijo se desocupara y luego nos dirigimos a un comedor -por fin tortillas de harina!- que se encuentra justo a la par de la estación en donde debía abordar el bus para el retorno a la ciudad.

Llegamos al lugar un poco después de las diez de la noche pero pudimos cenar en paz -mi amigo también ordenó unas tortillas extras para que puediera traer- un poco antes de las once mi amigo pagó la cuenta y caminamos a donde debía abordar el autobús.

Pero, llegaron las once de la noche y no se veía ninguna acción en el mismo; fuí a preguntar sobre la situación a la ventanilla de boletos y me indicaron que debido a los bloqueos aún no se decidía si el viaje se realizaría; que se vería entre once y media y once cuarenta y cinco.

Como no quería retener a mi amigo y su familia le indiqué que se retiraran y que les informaría de cualquier novedad; él mi hizo prometerle que le confirmaría cualquier resultado de la salida del bus; tanto si el viaje se realizaba como si no.

A medianoche anunciaron por los altavaoces que debido a un bloqueo en la carretera; justo al iniciar la ruta nacional, el viaje no se realizaría; que los boletos podían ser redimidos en cualquier otro día y hora; por lo que llamé a mi amigo y le pedí que llegara por mí para dirigirme a la casa de mi hermano.

Pero mi hermano tiene el sueño muy pesado; y duerme en una habitación muy interior de la casa; y tampoco quería causar un relajo a la una de la mañana; por lo que al ver que mi hermano no se levantaba le pedí a mi amigo que me dejara en una pensión que se encuentra a pocas calles de distancia.

Sorprendementemente -pues el rótulo dice Atención las 24 horas- nadie salió a atender el timbre por lo que le pedí que me llevara a otro hotel un poco más distante; en este lugar si atendieron el timbre y, luego despedirme de mi amigo, me registré en el mismo y procedí a intentar dormir unas pocas horas -fueron veinte dólares!-.

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El martes pasado aproveché para comentarle a mi nueva manager oficial que había perdido la gorra que me había obsequiado el año pasado -por andar en Uber moto-; y amablemente me ofreció su reposición; luego conversé con una oficinista de Recursos Humanos y acordamos que llegaría el día lunes antes del medio día por mi nueva gorra.

El miércoles pasado estuvo bastante ocupado; o al menos más ocupado que las últimas semanas: de nueve a diez asistí a una reunión de planificación con todo el equipo y de diez a once asistí -al menos por momentos- a una reunión en la que mostraron parte de la tecnología con la que debemos trabajar en nuestra nueva asignación.

Y luego, de once a once y media, tuve la entrevista con la segunda organización con la que espero hacer trabajo voluntario como traductor; la reunión estuvo muy buena, el joven costarricense que me entrevistó tiene más de quince años de trabajar con la organización y además, veo acá procesos más estables.

O sea, en la primera de las organizaciones el contacto fue unos diez días antes del evento y no hubo ninguna entrevista; nomás la confirmación de que podía atender los diez días que duraba la jornada médica; en este caso no, la persona me contó sobre la organización y luego realizó una entrevista de reclutamiento bastante completa; incluyendo la evaluación de mi nivel de inglés.

Al final la persona me dijo que el resultado era un Sí y que nomás debía esperar al siguiente lunes por un link para ingresar mi información en su base de datos; la verdad me sentí bastante satisfactorio por la entrevista aunque luego -para variar- empecé a preocuparme por las fechas -primeras semanas de diciembre- y el estado general de mi empleo actual.

El miércoles también me volvió a escribir mi prima favorita quejándose de problemas financieros y pidiéndome un préstamo de cien dólares; como nunca se ha atrasado en sus re pagos le transferí el dinero a la cuenta de costumbre; por la tarde caminamos con Rb hasta el supermercado más alejado y nos abastecimos de pollo para los almuerzos y frutas para las refacciones y desayunos.

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