Pasé casi una semana sin mi computadora con Linux: desde hace un par de semanas mi Ubuntu 20.04 (Jammy Jellyfish) empezó a comportarse raro; si intentaba ver el menú de aplicaciones la pantalla se cerraba y debía volver a loggearme.
Me imaginé que era porque había instalado algunas aplicaciones de terceros y alguna de estas estaba entorpeciendo el proceso de actualización del sistema; por varios días intenté identificar la app que estaba causando problemas para limpiar los errores.
También intenté instalar otro par de escritorios (Mate y xfce) pues creí que el problema era con el que viene por default (Gnome) e incluso actualicé -lo que no había querido hacer en casi dos años- a Ubuntu 24.04 (Noble Numbat).
Y esto fue lo que terminó de dañar mi computadora -ya tiene más de ocho años de edad-; durante varios días no pude utilizarla: ya ni siquiera me permitía acceder al escritorio; por lo que estuve probando debuggear el arranque e incluso utilizar solo xfce como escritorio.
En el interín dañé (!) mi memoria de 12 Gb y no me permitía formatear la de Rb de 8Gb cuando intenté crear una unidad par arrancar la computadora y actualizar a la última versión de Ubuntu; y al lograr realizar esto último me dí cuenta que quizá el problema era el mismo que intentar instalar Windows 10: la falta de recursos.
Y esto porque efectivamente pude arrancar la máquina pero cuando intentaba realizar una instalación limpia lo único que me mostraba era un gran cuadro blanco en el escritorio; luego de un día de esto decidí -por fin- cambiar a otra distro de Linux; y después de leer un poco -y recordar el consejo de mi ahijado profesional- me decidí por Fedora.
Fedora va por estos días en su versión 39 -no tiene nombres creativos como Ubuntu- y hasta ayer me enteré que es mantenida por Red Hat, que es parte de IBM; así que -por el momento, al menos- creo que estoy cubierto: no quería utilizar open source que puede ser abandonado de un día para otro.
Así que adió Ubuntu; fue un placer utilizar el sistema por más de quince años -incluso conocí al fundador de Canonical, la empresa que lo distribuye- y aprender sobre sistemas operativos fuera del área comercial.
Ahora es el turno de Fedora: su instalación fue más ligera que la de Ubuntu (1.5 Gb contra 5 Gb) y el grupo de aplicaciones que ofrece es más limitado; sin embargo, para lo que utilizo esa computadora: navegar, editar texto y escribir código; creo que es suficiente.
Ayer completé el primer libro del año: What the luck? que es sobre la regresión a la media y que -como le comentaba a mis hijos el sábado pasado- cerca del final del mismo aún no tenía claro cual era la tesis del mismo: la suerte juega un papel importante en la mayoría de los resultados.
Este libro lo estaba leyendo entre mis líneas principales de lectura; ahora he comenzado con otro que viene más o menos con el mismo tema: 13 steps to bloody good luck; que es de una persona de India que cuenta de forma amena sus apreciaciones sobre el peso de la suerte en la obtención del éxito.
La semana pasada trabajé de martes a viernes pero debido a que el PM está de vacaciones no hubo reunión diaria de seguimiento por lo que mis días estuvieron llenos de la revisión del ambiente de trabajo y poco más.
Y las actividades post jornada laboral -Rb tomó también toda la semana de vacaciones- estuvo bastante normal: lunes, miércoles y viernes caminamos hacia uno de los supermercados que quedan a una distancia más o menos equidistante; y martes y jueves realizamos ejercicios en la sala de la casa.
El sábado -treinta- tomé el automóvil a mediodía y me dirigí a la habitación de mi hija mayor; luego pasamos por mi hijo menor y nos dirigimos a almorzar a Subway; en donde estuvimos un poco más de una hora y donde les obsequié un cuaderno y un lapicero a cada uno.
Luego les pedí que me acompañaran a una tienda de computadoras pues esperaba comprar un DVD para intentar la instalación limpia de Noble Numbat; no encontré un disco con suficiente espacio -aunque mi hijo aprovechó para comprar un teclado-.
Entonces pasé a dejar a mi hija a su habitación y le pedí a mi hijo que revisáramos una de las memorias -que creí que cargaba- en su computadora; al final no cargaba ninguna de las dos memorias por lo que solo pasé a utilizar su aseo y luego me dirigí a la casa de mi amigo el gestor cultural.
Se suponía que íbamos a ir por un café y donas pero como los ví en medio de compras de comida le propuse que compráramos una magdalena y compartieramos con su esposa; al final salimos a comprar una magdalena de amapola y luego refaccionamos con su esposa.
Un poco antes de las seis me despedí de mi amigo y retorné a mi casita; el último día del año la misma vecina de la cena de navidad nos trajo tres tamales y consumí uno de ellos en la cena; almacenando el otro par en el refrigerador.
El lunes fue día de asueto -por ser el primero del año- y aproveché para dejar atrás Ubuntu e iniciar mi utilización de Fedora; al menos recuperé mi computadora personal e inicié a instalar los programas que pueden servirme: Notepad++, Zoom, Tor, entre otros.
Ayer fue el primer día de labores pero como el PM sigue de vacaciones hasta el lunes nomás recibí una notificación para la primera reunión este día; la cual fue bastante escueta pues del equipo local de ocho personas nomás dos personas estamos en línea.
Y a ver cómo sigue eso...
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