Desde finales del año pasado tengo la inquietud de construir una página web para sintetizar algunos conceptos que han sido bastante repetitivos en mis últimas lecturas -sobre todo en el área de no ficción y libros que leía con más frecuencia-: inteligencia emocional, valores y virtudes; y los principales rasgos que -creo- componen la personalidad: temperamento y carácter.
Además de la presentación de los diversos temas también quiero incluir elementos de gamificación: alguna actividad -semi- interactiva para interiorizar los conceptos y/o realizar actividades para accionar o mejorar en algunos de los aspectos presentados.
Quiero también aprovechar el curso de React que estamos recibiendo con mi hijo menor para aplicar esa tecnología a la página; por el lado del diseño ya mi hija mayor me envió un par de ilustraciones de una llave: la idea original es tener la llave rotando en el centro de la página; alrededor de la misma habrá tres puertas girando lentamente en el sentido contrario; debajo de la llave estará el título de esta entrada en griego antiguo: gnóthi seautón.
El lunes pasado la alarma sonó a las cinco de la mañana pero me recordé que no había reunión diaria, por lo que puse otra alarma para las seis; a esa hora me levanté y medité; luego salí al comedor a iniciar mi jornada laboral.
Estuve revisando un poco de la herramienta en la que realizo la mayor parte de mi trabajo y luego me puse a escribir a los compañeros del equipo local para confirmar su asistencia a la reunión que estoy organizando para el primer martes del mes de junio: short films y dominó: la mayor parte del equipo declinó la invitación pero cuatro o cinco confirmaron.
El martes la alarma volvió a sonar a las cinco pero, sin ninguna razón lógica, me levanté hasta las seis y cuarenta; después de la meditación matutina entré a la reunión diaria; durante la mañana todo el equipo tuvo que cambiar el registro del tiempo diario debido a una requisición de la administración del proyecto.
Ese día almorzamos lo mismo que el día anterior: una mezcla de arroz con zanahoria rallada y mollejas de pollo -y ensalada-; por la tarde acudimos a los supermercados en dirección sur; en donde compré embutidos para dos meses de mis desayunos así como las salsitas y los champiñones que planeo utilizar en el desayuno de este sábado.
El miércoles estuve tratando de comunicarme con mis padres y mi hermano mayor pues tenía programado bajar al puerto el sábado y quería encargarle pescados a mi madre; ninguno de los tres teléfonos contestó a mis intentos durante el día.
También me reuní con mi supervisora en la reunión que ha programado quincenalmente para revisar el avance del proyecto -y algunos otros asuntos concernientes al trabajo-; le confirmé mis vacaciones de julio, junio, diciembre; y el día extra que debo empezar a tomar para rebajar el saldo atrasado.
El jueves me desperté a las cinco de la madrugada y me quedé pensando si me levantaba; pero un zancudo empezó a zumbar cerca de mi oído por lo que finalmente salí de la cama: me levanté, medité y estuve trabajando un poco antes de la reunión diaria.
Rb salió a su visita semanal al mercado del centro histórico; durante la mañana continué tratando de comunicarme con mis padres y hermano mayor y seguían sin contestar a sus teléfonos; por la tarde fuimos a los supermercados en dirección norte a comprar un apagador: el de la sala ha estado fallando desde hace meses y, aunque aun no lo cambio, tenemos ya el repuesto.
También compré pastelillos para la reunión de equipo de la próxima semana: planeo llevarme la cafetera, café molido y un recipiente con pastelillos de chocolate y galletas; en su salida Rb me proveyó de dos magdalenas para la visita del sábado a mis padres y unos panecillos dulces para mis refacciones del resto de la semana.
El viernes me desperté a las cinco y media; medité y preparé mi desayuno: probé un sartén que Rb utilizaba antes pero ya no tiene teflón por lo que debo aún buscar una buena alternativa para cocinar; a las siete entré a la reunión e informé que estaba concluyendo las dos tareas que tenía asignadas y que me reuniría con mis compañeros para ver qué tarea podía desarrollar.
Al mediodía salí a llenar el tanque del automóvil -en total fueron como treinta dólares y pagué como dieciocho, por las visitas a mi hija-; el plan era rellenarlo el domingo para estimar el costo del viaje al puerto; por la tarde le escribí al analista mas joven y tomé un par de sus asignaciones.
Ayer me levanté a las cuatro y cuarto (la noche anterior me había retirado a las diez a mi habitación); medité, me bañé y cargué en el auto: la comida que compré para los perros de mis padres; dos cables de ethernet, la prensa de banco que compré para mi padre; la cafetera -con café y azúcar (que olvidé donde mis padres!)-, un par de libros que me sobraron de la donación a la biblioteca, las magdalenas, el agua pura y la mochila con aislante -y hielo adentro-
Salí de casa a las cinco menos cuarto; ni siquiera el guardia de la garita estaba despierto; tomé el camino al puerto con la obscuridad bastante pesada; llegando al lugar en donde antes había peaje el tránsito se detuvo un poco: un camión había colisionado con un pickup que transportaba arena -y una hormigonera, al parecer-; pero en general el camino estuvo tranquilo: son ciento diez kilómetros y estaba enviándole un mensaje de llegada a Rb a las seis y cuarto.
Cuando llegué a la casa de mis padres encontré que únicamente mi hermano mayor estaba levantado; luego fue a despertar a mi papá -aunque mi mamá andaba ya realizando mandados-; puse a funcionar la cafetera y un poco después retornó mi madre; desayunamos y luego conecté la computadora de escritorio de mi padre al router de Internet que le instalaron hace tres meses; comprobamos la conexión y todo quedó funcionando.
Luego estuvimos un rato en la casa que empecé a construir hace más de tres años; aún le faltan todos los detalles pero les informé -otra vez- que detendré la conexión hasta estar seguro que la propiedad me pertenece legalmente -o sea, que toda la papelería está en orden-.
Para terminar la mañana (había planeado retornar a las once) estuve casi una hora tratando de configurar la enorme pantalla de plasma para conectarla a Internet pero no solo no lo logré sino que desconfiguré el control remoto universal que estaban usando para controlarla: un desastre total; me disculpé con mi padre y un poco antes de las once me despedí de todos -mi madre me había conseguido varios pescados -que destripó-; los cargué en la mochila/hielera y empecé el camino de vuelta.
El retorno estuvo bastante bien: en la parte mala -donde se cayó un puente el año pasado-, y en la cual me había tardado dos horas en mi antepenúltimo viaje para avanzar cinco kilómetros me tardé nomás alrededor de quince minutos.
Vine un poco antes de las doce y media -a pesar de que (también) había un automóvil tirado al finalizar de subir la cuesta al municipio -había personas reparándolo en el lugar!-; preparé la ensalada para el almuerzo -y me tomé la bebida de mocaccino que había estado guardando para una situación especial-.
También, antes del almuezo, compré -en la librería de la vuelta- un poco de lana: mi hija me la había pedido para nuestra visita del domingo (y Rb me había comprado el resto del pedido en su visita matutina a los supermercados).
Por la tarde tomé una pequeña siesta -no sé si me dormí o nomás me aletargué pues nomás puse 30 minutos en el timer del celular y me metí en la cama-; hasta más tarde me recordé de la bebida de café y chocolate que había ingerido un poco antes del almuerzo.
Luego me di cuenta que había olvidado la clase de React: entré a la misma con casi una hora de retraso; pero no me perdí de mucho: básicamente estaban configurando el ambiente -instalación de Node, NPM y React- y creación del primer proyecto.
Estuve escuchando intermitentemente la clase y completando los ejercicios que la maestra indicaba; y además empezando a escribir las primeras líneas de código para mi proyecto web de autognosis: nomás para mejorar mi comprensión de los tres conceptos, nada de new age o teosofía.
Después de la seis -aunque no tuvo caso pues no había hecho lecciones en la mañana por lo que perdí los 30 minutos diarios de doble puntaje- hice Duolingo; y traté de leer un poco aunque me cuesta bastante cuando estoy desvelado.
Hoy me levanté a las siete; medité y me preparé el desayuno que correspondía al día de ayer; luego estuve haciendo Duolingo; a las ocho volví a la cama para dormir otro rato; un poco después de las nueve Rb entró a la habitación para pedirme que fuéramos a los supermercados a las diez.
Me levanté a las diez y puse a funcionar la lavadora con la carga mensual de mi ropa sucia; luego nos dirigimos a los supermercados que están en dirección sur: en el más lejano compramos un poco de pollo y en el intermedio nomás Rb adquirió una bolsa de galletas para su perra más pesada.
Al retornar empezamos preparar el almuerzo: alitas y ensalada; además estuve trabajando un poco en las primeras acciones de mi proyecto web; después del almuerzo sacamos a caminar a sus perros y luego estuve leyendo un poco en mi habitación: Les derniers jours de nos peres es de un autor suizo del cual leí un libro famoso -no recuerdo si lo leí en inglés o español- hace unos años.
A las cinco de la tarde tomé el automóvil y me dirigí a la casa de mi hija mayor; en el camino pasé a la gasolinera para comprobar el costo de mi viaje al puerto de ayer: rellené el tanque del auto y pagué quince dólares; cuando me tardé dos horas más el año pasado el costo fue de dieciocho dólares, así que creo que el auto es bastante económico.
Llegué a la casa de mi hija un poco después -había olvidado el celular por lo que no pude ver la hora, ni escribirle para avisarle que iba a entrar a su habitación-; llevaba su pedido (avena, papas, manzanas, lana, y limones en un recipiente de plástico) y nomás toqué la puerta de su habitación para avisarle que entraría.
Luego estuvimos más de una hora entre té y galletas, conversación sobre el proyecto web -espero que me ayude con más ilustraciones- y un corto juego de Scrabble en inglés; casi a las siete y media le indiqué que debía regresar a mi casa y nos despedimos... el viernes debe ir al seguro social a ver si la autorizan a apoyarse en la pierna fracturada.
Y a ver cómo sigue eso...
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