martes, 31 de octubre de 2023

Días de lluvia y frío... Rainy and cold days... Jours pluvieux et froids...

Viene, al parecer, un frente frío por las costas del Pacífico; al parecer este año los fenómenos climatológicos están más fuertes que en años anteriores; o al menos esa es mi percepción: la semana pasada o antepasada leí sobre un huracán que causó estragos en algunas partes del sur de México.

Se supone que lo que viene por acá no es tan extremo pero nunca se sabe; por lo precario de nuestras infraestructuras -gracias a la corrupción galopante- unos pocos días de lluvias constantes terminan causando verdaderos desastres.

Por acá lo único que variará, creo, serán las salidas post jornada laboral; ayer que salimos a caminar hacia el supermercado más distante recibimos un poco de lluvia al estar aún a un par de calles de la colonia; afortunadamente fueron unas pocas gotas nomás.

Pero sí se ha instalado el frío de forma más temprana que en años anteriores; por la naturaleza de mi trabajo paso la mayor parte del día -o al menos de la mañana- de la misma forma en la que duermo: sin ropa; pero ahora llevo un par de días en que sí noto la ausencia de la misma.

Y es que en el trabajo las cosas ha estado un poco más interesante últimamente: ya estamos trabajando con mi compañero en la confección de documentos de soporte a nuestras funciones y este día, precisamente, presenté por primera vez en la reunión diaria un resumen de nuestros progresos.

Y también -a veces- me preocupa, o sea, los procesos están aún en fase incipiente y tratar de 'mejorar' algo que no se ha 'definido' formalmente no lleva generalmente a buenos resultados; o sea, soy creyente que los cambios deben de ser realizados paulatinamente pero algunos días me veo como el pollo que perdió la cabeza pero sigue corriendo.

En fin.

El viernes pasado por la tarde sacamos el auto para llenar el tanque de gasolina; había tenido la curiosidad de medir el gasto de combustible en mis viajes al puerto por lo que le había propuesto a Rb que un día antes del próximo viaje llenáramos el tanque juntos y el día posterior lo llenara únicamente yo.

También me proveí ese día de ingredientes para preparar mis panes de viaje y compré, en el supermercado más barato al que acudimos, una magdalena de naranja; con esto último espero hacer más manejable la relación con la presidenta del comité del vecindario donde viven mis padres.

El sábado me levanté a las cuatro y media, me bañé y preparé tres panes para el viaje; el día anterior había dejado en el automóvil las cincuenta libras de comida para perros que adquirí hace unos meses y la cafetera que utilizo en las reuniones de los sábados por la tarde.

A las cinco y media arranqué el auto e inicié el viaje que he repetido cada tres meses este año: alrededor de cien kilómetros hasta el puerto del Pacífico en donde mis padres han vivido durante las últimas dos décadas.

Sabía que había problemas de circulación en la ruta principal pues hubo hace unos meses un hundimiento y el gobierno nomás instaló un puente provisional reduciendo la circulación de una de las principales vías del país de tres carriles en ambas direcciones a uno solo.

A las cinco de la mañana era poco el tráfico y pasar por el lugar no me tomó más de quince minutos -no me hubiera tomado más de un par de minutos en una situación normal- y llegué a la casa de mis papás antes de las siete de la mañana.

En la casa de mis papás preparé café y compartí con ellos el zepelín de almendras que había reservado para el viaje -y los panes que acababa de preparar-; además les entregué las cincuenta libras de alimento para perros y me sorprendí al ver que ahora ya no tienen un perro sino dos.

Cuando acabamos de desayunar le pedí a mi madre que me ayudara a conseguir pescado pues desde el último viaje me había hecho el propósito de proveerme de esta fuente de proteina en esta ocasión; mi madre se dirigió a la casa de la presidenta del comité -como que controlan todo- y yo le pedí a mi papá que me acompañara a revisar la construcción.

Mi madre regresó cuando ya habíamos revisado ambos niveles de construcción y se ofreció a llamar al albañil para que le comentáramos los siguientes pasos de la construcción: la pared exterior y el inicio de los detalles del primer nivel.

El señor llegó un poco después y estuvo tomando medidas y escuchando las indicaciones de la forma en la que espero que quede distribuido el primer nivel: un espacio amplio para sala-comedor-cocina y la otra mitad dividida entre una habitación, un pasillo para las escaleras y un baño completo.

Como cargama mis instrumentos de dibujo y mi cuaderno más grande de proyectos le dibujé varios detalles y le entregué la hoja -al venir manejando más tarde me percaté que dejé en la casa de mis padres mi caja de lapices de dibujo y el cuaderno-.

La presidenta del comité de vecinos llegó en una motocicleta para coordinar la compra de los pescados y aproveché para obsequiarle la magdalena que le había llevado; un poco más tarde regresó con un paquete bastante voluminoso de pescado: dos pargos de más de dos libras y diez peces pequeños de más de una libra.

Mi madre no quiso aceptarme ningún dinero así que aún debo ver la forma en la que compenso el gasto pues creo que fue bastante fuerte -alrededor de treinta dólares-; continuamos con la revisión de las construcciones y un poco antes de las once de la mañana les indiqué que me retiraría pues temía que el retorno a la ciudad fuera más complicado.

Y sí, estuvo super complicado: los quince minutos de la mañana se transformaron al medio día en una hora y media de tráfico -y casi medio tanque de gasolina-; el calor estaba alto y los tres carriles de entrada -y más de seis vías auxiliares- se transforman en uno solo por lo que fue mucho tiempo de avanzar a paso de tortuga.

Incluso llamé varias veces a Rb -tenía puesta mi localizción en vivo en Whatsapp- para actualizarla y al final indicarle que llegaría mucho más tarde de lo que había planeado y que debería de empezar a almorzar sola.

Al final vine una hora más tarde de lo planeado pero Rb estaba aún en los últimos detalles del almuerzo; por lo avanzado de la hora decidimos sacar a caminar a sus perros antes de almorzar -lo contrario a la práctica diaria- y luego compartimos la última receta que encontramos: croquetas de pollo y papas.

Luego del almuerzo nos pusimos a separar el pescado para meterlo en el congelador y contamos trece libras en total; como al separar las porciones nos sobró un pescado pequeño, aprovechamos para regalárselo a nuestra vecina.

Por la tarde transferí los quinientos dólares que mi madre me había indicado que serían necesarios para iniciar el trabajo de la pared exterior y luego me pasé el resto de la tarde en reposo casi absoluto: el viaje de vuelta había sido tan terrible que incluso Rb se preocupó al ver que tenía los ojos enrojecidos.

El domingo Rb decidió acudir a la iglesia por lo que saqué el automóvil para llevarla un poco antes de las diez y luego para retornarla a casa un poco después del mediodía; por la tarde había planeado un café con mi amigo el gestor cultural por lo que a las tres y cuarto me dirigí a su casa.

Con mi amigo habíamos quedado que a las tres y media pasaría por su casa pero cuando llegué me indicó que aún estaba atendiendo a su suegra -es muy mayor y está inmovilizada- por lo que me invitó a ingresar a su casa y saludar a su esposa.

Estuvimos conversando unos pocos minutos en lo que terminaban de acomodar a la señora en su habitación y luego nos dirigimos al lugar de donas en donde nos habíamos reunido hace unos meses; lo malo fue que cuando llegamos encontramos al centro comercial sin electricidad por lo que no había servicio.

Nos dirigimos al otro lugar habitual para tomar café y pastel y estuvimos en el lugar un par de horas entre conversación sobre el estado actual del país tanto política como culturalmente; y además sobre un par de proyectos que tiene para generar un medio de vida;  un poco después de las seis lo pasé a dejar a su casa y retorné a mi casita.

El día de ayer acudí a mi oficina -o al menos al edificio al cual acudí durante los primeros cinco o seis años de mis labores actuales- pues quería reponer la gorra de la empresa que perdí hace unas semanas en un Uber moto.

Me había puesto de acuerdo con la persona a cargo de estos implementos y a las once y media me dirigí al lugar; acabando de salir de la colonia creí que había olvidado mi celular -allí llevaba el código para parquearme- y retorné rapidamente a casa.

Al final el celular no estaba en casa sino que lo había puesto en la bandeja de la portezuela del auto -creo que me afecta levantarme muy temprano- por lo que reinicié mi viaje a la oficina; el tránsito no estuvo tan mal -excepto en un lugar en donde la policía municipal de tránsito estaba multando a una fila de carros y ralentizando el avance-.

Me llevó un poco menos de cuarenta y cinco minutos llegar al lugar; pude recoger la gorra sin ningún contratiempo y luego retorné de forma un poco más rápida a la casa; como había empezado a trabajar a las siete (a las seis realmente por lo que me había levantado a las cinco) cerré mi computadora a las cuatro y nos dirigimos con Rb al supermercado más distante.

Ayer terminé de leer Black Cake y no me decepcionó; es más, al final la autora le dá un buen twist a la historia revelando datos que cambian un poco una parte de la historia pero en general se mantiene la narración original: y todo inicia y termina en Jamaica.

Debo ver ahora qué leo en la línea de Ficción aunque creo que me decidiré por uno de Ciencia Ficción; es más, ayer bajé dos o tres libros del tema y ya nomás me resta decidirme por cual de estos me inclino; en lecturas intercaladas estoy por concluir Why People Believe in Weird Things.

Este libro no me gustó tanto al final; o sea, el título sugiere un buen contenido pero, aparte del capítulo que le dedica a los libertarianos, siento que se dedica demasiado a defender la causa de su pueblo -judío, por supuesto- y muy poco a otras Weird Things.

Luego de este voy a leer un libro del mismo autor del libro que estoy leyendo en la línea de No Ficción: aquí estoy leyendo How The World Really Works de Vaclav Smil y para lecturas intercaladas creo que leeré Numbers don't lie, del mismo.

En español también terminé El mono obeso e inicié con un libro corto de una autora española: Las voces de Adriana, de Elvira navarro; son como ciento cincuenta páginas y creo que lo leeré en tres ciclos solamente; luego creo que seguiré con autores españoles en esta misma línea.

En Tecnología sigo con Heads First Design Patterns y está muy bueno; el tema lo encuentro bastante complicado pero la forma en la que lo presentan es muy amena; con ejemplos y código bastante accesible y aunque no estoy escribiendo código -se basa en Java- creo que me ayuda a comprender conceptos bastante básicos de programación.

Finalmente en Meditación sigo avanzando con Zen Training; creo que ya llevo varios meses con el mismo y aún me falta una buena porción pero no es un tema que espero que se agote en toda mi vida -al igual que los veintiún minutos de meditación que realizo la mayoría de mañanas-.

Y a ver cómo va eso...


miércoles, 25 de octubre de 2023

Invitación domiciliar... Home invitation... Invitation à la maison...

Cuando era niño vivía justo al lado de la escuela; o sea, nomás tenía que cruzarme la calle para entrar... y consecuentemente llegaba tarde a clases la mayor parte del tiempo; había niños que llegaban de otras aldeas por lo que les tocaba madrugar... creo que los seis años los estudié por la mañana.

En ese tiempo me producía alegría invitar a alguno de mis compañeros a que pasara a mi casa a hacer tareas escolares -teníamos una muy buena biblioteca- y a veces a escuchar música o ver televisión; alguna vez incluso a alguna comida.

Pero eso cambió luego; el básico y el bachillerato los estudié en la cabecera departamental -más de media hora en autobús- y fueron pocos los compañeros que llegaron hasta mi casa por cuestiones escolares; también me volví raro: iba a una iglesia evangélica y generalmente andaba con un libro bajo el brazo.

Luego en la Universidad viví a salto de mata entre varios familiares, una casa de huespedes y al final cuatro años en un habitación de un metro y medio de ancho por dos de largo... mis opciones sociales se reducían mas.

Aún así un primo se quedó un par de noches compartiendo la habitación; y mi hermano y su amigo que ahora vive en el imperio del norte también llegaron a pasarse allí; y es más... una vez encontré a un ex compañero de iglesia y también llegó a pernoctar una noche... en fin.

Luego, en mi etapa familiar -mujer y tres hijos-, aparte de las consabidas visitas familiares muy esporádicas quizá recibimos a uno o dos amigos en la década que convivimos; luego retorné a vivir solo y continué con la tendencia a la soledad.

No me sentía cómodo recibiendo a personas en mi habitación -claro, nomás mis hijos-; aunque mi único amigo de la infancia también llegó a quedarse un par de noches cuando a su papá lo habían traído a la ciudad para un tratamiento médico.

Ah, y también un par de damas -una del voluntariado con quien nomás etuvimos hablando durante meses y otra que había sido mi vecina por varios años- llegaron a pernoctar pero ninguna de las dos ocasiones fue memorable.

He cohabitado con Rb por alrededor de cinco años -dos años permanentemente- y en este tiempo ella ha recibido a personas de otros países en un par de ocasiones y a varios familiares; y el año pasado invité a un primo a pernoctar pues había problemas con los buses hacia su pueblo; también invité a un amigo a cenar pizza en un par de ocasiones en años anteriores.

Y el viernes invité a mi amigo de ascendencia asiática a desayunar; habíamos programado un desayuno para ese día -teníamos más de seis meses de no coincidir- aprovechando que es asueto por el día de la revolución; pero, por los problemas que han estado habiendo con los bloqueos, le propuse mejor que se pasara por acá y desayunábamos.

Le comenté a Rb sobre mis planes y que habíamos quedado con mi amigo para las siete de la mañana; ese día me levanté un poco antes de las seis y nomás medité antes de meterme a la cocina a preparar un omelette gigante y café.

Afortunadamente había dejado la noche anterior los ingredientes -chile pimiento, cebollines, salchichas y jamón- picados y refrigerados y por la mañana nomás me tocó sofreir el relleno del omelette y preparar la prensa francesa.

Mi amigo me llamó un poco antes de las siete pues en la garita no lo dejaban pasar por no tener los datos completos de Rb; salí a identificarlo y luego estuvimos entre siete y once de la mañana entre desayuno y conversación.

A las once lo acompañé a la puerta de la garita desde donde solicitó un Uber y lo acompañé en la espera del automóvil; y, dado que la experiencia no fue muy desagradable he estado pensando que invitaré a algún otro conocido a desayunar en lo que queda del año.

La semana pasada estuvo bastante habitual: pocas reuniones en el trabajo y las mismas actividades: lunes, miercoles y viernes caminata; y martes y jueves ejercicios aeróbicos en la sala de la casa; el jueves también salimos a comprar fruta a la tienda más cercana y yo me proveí del pan para los desayunos del viernes, sábado y domingo.

El viernes desayuné acá con mi amigo asiático y por la tarde acudimos con Rb al supermercado más cercano -en dirección norte- en donde me compré varios packets de frijol para los desayunos del domingo y bananos para los desayunos de toda la semana.

El sábado me volví a levantar temprano para meditar antes del desayuno y luego del mismo completé varias lecciones de Duolingo; un poco antes de las diez me dirigí a un Mc Donald's de la zona viva en dónde había quedado con mi amigo al que le estoy enseñando a armar el cubo de Rubik de 3x3x3.

Como aún estaba inseguro sobre el estado de los bloqueos preferí utilizar el transporte público; me estaba dirigiendo al lugar en donde se toman los buses intermunicipales pero en el camino abordé un busito que me llevó hasta la estación más cercana del Transmetro.

En el lugar le recargé tres dólares a las dos tarjetas que tenemos con Rb y luego abordé la línea hacia el centro histórico; luego transbordé a otra unidad para dirigirme a la zona viva y un poco antes de las once estaba entrando al lugar de la reunión.

Le escribí a mi amigo para hacerle saber que ya había llegado y me respondió desde el Mc Café del lugar; estuvimos un poco más de una hora entre conversación, café con derretidos y cubos de Rubik; mi amigo me comentó que, debido a su precaria situación financiera -él trabaja en un call center y su esposa es maestra- estaba intentando ganar dinero transcribiendo unos documentos en inglés.

La verdad lo que me comentó de la oportunidad me pareció sospechoso -o sea, ganaría más de lo que gana en un mes por el trabajo de tres días- no quise desanimarlo y nomás le aconsejé que se cuidara de esas oportunidades que son realmente un gancho para la compra del algún servicio.

Como mi amigo andaba en motocicleta y se dirigía a la zona histórica le pedí aventón y me dejó a cuatro o cinco cuadras de la estación desde la cual sale la línea que termina a un par de cuadras de la habitación de mi hijo; el servicio del bus es bastante tardado y a medio camino me dí cuenta que llegaría tarde; aprovechando que algunas estaciones cuentan con señal de internet le envié un mensaje por whatsapp para ponerlo sobre aviso.

Llegué a la última estación de la línea a la una y cuarto -usualmente nos reunimos a la una- y corrí el par de cuadras hasta la habitación de mi hijo; le propuse comprar lo mismo que había comprado la semana pasada con su hermana mayor (no se lo dije así, nomás le mostré el menú) y luego de realizar el pedio en mi teléfono nos dirigimos caminando a la pizzería Domino's más cercana.

El lugar estaba nuevamente lleno por lo que decidimos regresar a su habitación en donde almorzamos y luego empecé a enseñarle a armar el cubo de Rubik de 4x4x4 con el método que refiné combinando los pasos del 3x3x3 con tres algoritmos adicionales.

Después de armar un par de veces el cubo avanzamos un poco en la resolución de ejercicios de ajedrez aunque en esta ocasión -quizá porque habíamos estado armando Rubik- pudimos concluir más ejercicios que las últimas veces.

A las cinco -como habíamos acordado- me despedí de él y me dirigí al comercial de donde salen los busitos para retornar a la casa de Rb; afortunadamente tenía un buen tiempo por lo que aproveché para comprar otro cubo de 4x4x4 que pienso obsequiarle a mi hijo el otro mes -estaba en oferta: siete dólares-.

Al igual que el día anterior -y el día posterior- no cené pues desde la semana anterior he decidio que mi patrón de comidas será -por el tiempo posible- el siguiente: de lunes a jueves desayunar al mediodía -cinco cucharadas de avena, un banano y un moldecito de gelatina-; almorzar entre una y una y media -el almuerzo normal con Rb- y cenar antes de las seis -un cuenquito de papaya y una galleta soda con frijol y/o aderezo de queso-.

Y luego de viernes a domingo: desayunar a las siete de la mañana aquí -un pan con un huevo y embutidos y café con pan dulce- o en las invitaciones a amigos y almorzar normalmente -con Rb o con mis hijos- y no cenar.

Adicionalmente la mayor parte de los días entre lunes y viernes -y los sábados y domingo si estoy acá- estoy tomando café con leche y alguna galleta o algún producto de bollería que usualmente me obsequia Rb de sus salidas de los jueves.

El domingo Rb no fue a la iglesia por lo que nomás estuvimos en la casa; ella viendo series y siguiendo sus redes sociales -especialmente Twitter- y yo tratando de leer un poco y viendo alguna serie o película; por la tarde tampoco fue a la iglesia pues está recibiendo sus clases de teología en línea.

Yo había quedado de reunirme con mi amigo voluntario que vive en la colonia donde antes viví más de una década; la fecha original para la reunión mensual era hace tres domingos pero durante el mismo número de semanas ha habido demasiada incertidumbre con los bloqueos.

Como ya no había visto ninguna noticia de bloqueos -Rb se mantiene bien informada por Twitter- a las tres y media tomé el automóvil y me dirigí a la casa de mi amigo;  llevaba un pastelillo que había comprado la mañana anterior en el supermercado más cercano en dirección sur.

Con mi amigo preparamos café y compartimos el arrolladito de Nestlé que llevaba y estuvimos conversando por un poco más de una hora; luego me despedí y retorné a mi casita; ese día me interesaba dormirme un poco antes de lo habitual pues había planeado levantarme el lunes más temprano que de costumbre.

Y es que a partir de la semana pasada nuestro PM está programando reuniones diarias a las siete de la mañana con lo que debo empezar mi rutina con una hora de antelación; estoy tratando de levantarme entre seis y seis y media para meditar durante veintiún minutos y -de ser posible- hacer un par de lecciones de Duolingo.

Además de las reuniones diarias a las siete he mos tenido otro par de reuniones con el compañero con quien compartimos funciones y el principal desarrollador de la aplicación en la que debemos involucrarnos por lo que el trabajo ha estado un poco más animado.

Se suponía que el último fin de semana -domingo- del mes sería el training para trabajar como voluntario en jornadas médicas y la semana pasada le había escrito al encargado para inquirir sobre la misma; me respondió que estaba pensando realizarla el sábado pero que aún no había enviado la convocatoria.

He estado toda la semana a la expectativa pero ya me resigné a que no será esta semana; quizá la próxima y además, decidí solicitar -antes que avance más el tiempo- diez días de vacaciones en Diciembre -se supone que para la fecha de la primera jornada- pero también me resigné a que no lograré sincronizar las fechas.

O sea, tendré que tomar los diez días de ocio sin ninguna actividad a la vista; me imagino que me iré aunque sea un día con mis papá; algún otro día con un par de tíos que aún viven en el mismo municipio donde creció mi papá y el resto de los días pues tendrán que ser actividades no programadas.

Y a ver cómo va eso...

jueves, 19 de octubre de 2023

De Todo... The Works... La Totale...

La situación política en este pequeño rincón sigue aún sin resolverse -como siempre-; las manifestaciones siguen, los bloqueos en algunos puntos de la precaria red vial persisten y las personas en cargos públicos siguen igual de corruptos que siempre.

Al menos no nos están -aún- bombardeando como a los desplazados de Oriente Medio; aunque quién sabe qué pasará mañana que se celebra anualmente el período en el que fuimos gobernados por políticos más progresistas -creo que aún no era ofensivo el término-.

Y el trabajo también sigue la misma tónica; llevamos -creo- más de tres meses de transición y aún no hay nada definido; ha habido reuniones esporádicas con todo todo el equipo, reuniones esporádicas con el equipo local e incluso reuniones esporádicas entre los dos o tres compañeros que conformamos el equipo.

Al menos la rutina dentro de estas cuatro paredes ha estado más o menos estable; aunque ayer había tanto frío que no me levanté una hora antes de empezar mi horario laboral -y la hora en la que Rb se levanta- y ya no medité.

La semana pasada las actividades post horario laboral fueron las habituales: lunes, miércoles y viernes salimos a caminar a uno de los supermercados que se encuentran a un par de kilómetros de distancia y martes y jueves hacer ejercicios en casa.

El martes pasado escribí al staff del voluntariado en el cual he estado aplicando para dar seguimiento a la subida de mis datos en su base de datos; me respondieron con un link para un formulario de Google y completé la información el mismo día -incluso copia de pasaporte-.

El viernes me escribieron de la institución estadounidense de ciberseguridad con la cual debía examinarme los primeros días de noviembre para notificarme que la institución local a cargo de los exámenes había cancelado el evento.

Estuve tratando de reprogramarlo pero al parecer ya no realizan este tipo de exámenes y luego decidí que puedo ir a examinarme al pequeño país vecino del sur; pero durante la semana he estado leyendo un poco más y creo que al final no realizaré el viaje pues el nivel del mismo es demasiado básico.

El mismo viernes por la tarde aprovechamos que el trabajo estaba bastante tranquilo para realizar una visita express al supermercado en donde usualmente realizamos las compras a granel; aunque en este caso nomás fuimos por una bandeja de alas de pollo -y un par de bolsas de las semillas que Rb ha estado consumiendo últimamente-.

El sábado debía de haberse realizado la primera reunión mensual de mi grupo de diálogo socrático; pero la situación general no invitaba a realizar una reunión en el centro histórico de la ciudad; durante la semana me había comunicado con la directora de la biblioteca y habíamos acordado su cancelación.

Modifiqué el afiche que había preparado para la misma sobreponiendo en el mismo un texto indicando la cancelación de la reunión y lo subí a la cuenta de Instagram que creé para divulgar el grupo; y también se lo mandé a mis hijos.

Mi hija respondió al mensaje proponiendo un almuerzo pero decliné en principio por la misma situación que se ha estado viviendo; el plan original para ese fin de semana era: sábado de 1 a 3 pm reunión grupal; luego almuezo con mis hijos; domingo por la tarde reunión con el líder del grupo de lectura.

Cancelé también la reunión del domingo por la misma razón pero luego estimé que sí podía reunirme con mi hija mayor y le escribí para que nos reuniéramos a la hora del almuerzo; el sábado a media mañana estaba leyendo -y empezando a dormitar- cuando Rb me pidió ayuda para limpiar el jardín.

Estuvimos trabajando en la remoción de grama y maleza por un poco más de una hora bajo el sol; luego me bañé y me dirigí a la casa de mi hija mayor utilizando el transporte público; como ví que había bastante tráfico caminé el par de kilómetros hasta el lugar en el que se estacionan los buses intermunicipales.

Y durante los quince o veinte minutos de caminata sobrepasé a tres de los buses que puedo tomar en la entrada de mi colonia: el tránsito estaba terrible; y no había un bloqueo ni alguna razón evidente para el embotellamiento; nomás era la pura mala cultura vial que nos caracteriza.

El bus pasó bastante rápido y llegué al centro comercial en donde se estacionan los busitos con media hora de anticipación; como la distancia es de unas cuatro o cinco calles aún me entretuve un poco en el lugar para no llegar muy temprano con mi hija.

Llegué a la casa de mi hija con un par de minutos de antelación y la llamé desde el patio de la casa; ella salió a recibirme y procedimos con el plan: ordenar en línea una pizza y un calzone de Pizza Domino´s y dirigirnos al local que se encuentra a pocas calles de su casa para comer en el mismo.

El sitio web de la pizza es muy poco intuitivo y nos costó un poco realizar la orden -gaseosa incluida- y además no aceptan pagos con tarjeta de crédito online; afortunadamente cargaba efectivo por lo que nos dirigimos al lugar a almorzar; pero el mismo estaba bastante lleno por lo que decidimos nomás pagar la orden y retornar a comer a su habitación.

Luego de almorzar le propuse a mi hija que me acompañara a la Universidad a imprimir un artículo sobre adeministración de tareas personales que había enviado previamente al número de whatsapp del café internet.

Caminamos al lugar y pagué por tres copias del artículo -le entregué uno a mi hija y espero darle el tercero a mi hijo en un par de días- luego nos dirigimos a la panadería que se encuentra a pocas calles de donde vive mi hijo menor y compramos un par de pasteles de chocolate.

Retornamos a su habitación y preparamos té para acompañar los pasteles; luego estuvimos resolviendo varios ejercicios del libro de ajedrez; aunque, por haber olvidado mi cuaderno de notas, creo que volvimos a elegir ejercicios pasados; la verdad estuvieron bastante fáciles.

Por la situación incierta que se vive actualmente habíamos acordado que me retiraría de su casa a las cinco; por lo que a esa hora nos despedimos y retorné al centro comercial en donde se toman los busitos que me dejan justo frente a la entrada de mi colonia.

Algo que me sorprendió -no sé si decir un poco o bastante- fue que mi hija mayor se mostró en esta visita bastante enterada de la situación general del país y me comentó que está considerando emigrar a otro país -el Reino Unido quizá-.

Ha estado considerando opciones y estuvimos conversando sobre posibles maneras de lograrlo; aunque -por dedicarse a ser traductora médica- tiene la inquietud de estudiar alguna función técnica de cuidados médicos; como siempre, me ofrecí a apoyarla financieramente y quedamos en que exploraríamos las opciones.

El domingo Rb decidió que no acudiría a su iglesia por la mañana sino que atendería la misa que habían programado en las afueras de las instalaciones del Ministerio Público -el ente visible del intento de frenar la asunción del presidente electo-.

Había estado sopesando entre irse en bus y Transmetro o Uber y Transmetro, o Uber nomás; al final estuvimos verificando el estado de los bloqueos y me ofrecí a conducirla hasta el lugar de la misa en el automóvil; afortunadamente no hubo ningún percance en el trayecto.

Después de irla a dejar pelé y rallé un par de libras de papas y las dejé en remojo dentro de la refrigeradora por un poco más de una hora; transcurrido el tiempo drené el agua y las exprimí con una servilleta de cocina y luego las metí al congelador para facilitar su manipulación y cocinarlas como hash browns.

Un poco antes del mediodía Rb me escribió para comentarme que ya había abordado el transmetro y estaba retornando a casa; a donde arrivó menos de una hora más tarde; preparamos las tradicionales alitas dominicales y -en esta ocasión- hash browns.

Esta semana ha continuado con el mismo tono en el trabajo: nos reunimos en una ocasión el equipo local; en una ocasión nomás mi compañero y yo y este día nos reuniremos con el equipo global para evaluar el estado del proyecto... the works.

El martes me escribió mi hija mayor para comentarme que pensaba inscribirse en un curso de paramédico -supuestamente certificado por un organismo australiano- y -por supuesto- pedirme ayuda con la matriculación.

El costo del curso es de ochocientos dólares -en seis pagos- y la duración es de un año; no sé si el curso es lo que le conviene; o si ella aguantará el ritmo de trabajo y estudio; pero al menos es una variación a la cantaleta de nuestras reuniones: me quiero morir.

Por lo que acepté ayudarla con la aventura -con las mismas condiciones con las que ayudo a sus hermanos menores- y ayer realicé el primero de los depósitos; luego de realizar la operación online en el banco en el cual recibo mis pagos le envié una copia de la operación.

Y a ver cómo va eso...

martes, 10 de octubre de 2023

Un viaje de ida y vuelta(3) - el retorno... A round-trip(3) the return... Un aller-retour(3) le retour...

Antes de dormirme en el hotel -la verdad es que no me sentía nada seguro- conecté mi computadora para conectar en la misma mi celular -esperaba reponer la carga- y los dejé sobre la cama; además verifiqué que los primeros buses salían de la estación a las cinco y media y seis y media respectivamente; y puse la alarma para las cinco de la mañana con la esperanza de tomar el primero de ellos.

Dormí muy poco otra vez: el hotel se encuentra justo al inicio de la calle principal del puerto y el paso de vehículos y motocicletas no se detiene por la noche; a las cinco que sonó la alarma me levanté y llamé varias veces a la oficina del monopolio de transportes pero no recibí respuesta.

Estuve revisando la situación de los bloqueos en las rutas nacionales -una de las oficinas del ministerio de comunicaciones ha estado actualizando una hoja de google sheets con la información- y leyendo hasta las seis de la mañan; entonces empaqué mis cosas, devolví la llave de la habitación y me dirigí caminando a la casa de mi hermano.

Afortunadamente mi hermano ya se había levantado -o llegué a levantarlo, no recuerdo- y luego de sorprenderse de verme aún en la localidad accedió a llevarme en su motocicleta hasta el lugar del bloqueo en donde esperaba encontrar transporte hacia la estación que se encuentra a cincuenta kilómetros.

Temprano había llamado a esta segunda estación y me habían asegurado que el primer bus saldría a las seis y cuarenta y cinco de la madrugada por lo que tenía la esperanza de que más buses salieran más tarde; el plan era conseguir algún taxi al otro lado del bloqueo pero mi hermano me llevó al siguiente pueblo; a diez kilómetros -y veinte minutos- de distancia.

Cuando llegamos al lugar vimos varios buses dirigiéndose a otros lugares por lo que nomás esperamos unos minutos para abordar uno que me llevara al pueblo de la segunda estación; pero justo antes de que llegara el mismo llamé nuevamente a la estación y me informaron que habían suspendido los viajes debido a los bloqueos.

Entonces me resigné a quedarme -quien sabe cuandos días- en el lugar, por lo que le pedí a mi hermano que volvieramos a su casa; desde donde esperaba estar monitoreando constantemente la reanudación de los viajes hacia la ciudad.

Pero, justo antes de cruzar el bloqueo en sentido contrario, encontramos varios buses varados con dirección al puerto y un bus en dirección a la ciudad; mi hermano me sugirió que preguntara por la situación y el conductor me indicó que se dirigía a la ciudad pero que no podía abordarlo con el boleto que había adquirido el día anterior.  Nomás compré otro.

En realidad le dije: Necesito llegar hoy mismo a la ciudad, vendeme un boleto; y le dí dos billetes de la más alta denominación local; el chofer lo dudó un momento y luego me pidió mi documento personal de identificación para verificar mi identidad.

Me despedí de mi hermano y abordé el bus; que aún se esperó un rato en el lugar pero finalmente inició el trayecto; en la estación que se encuentra en el lugar a donde mi hermano me había llevado antes se encuentra una pequeña oficina del mismo monopolio y en este lugar el conductor adquirió mi boleto y me devolvió el cambio.

Otra vez estuve todo el viaje en comunicación directa con Rb, compartiéndole mi ubicación por whatsapp e indicándole sobre la situación general en el camino; durante un tiempo temí que bloquearan dos puntos neurálgicos de la ruta: Los Amates y La Ruidosa; el primero está más cerca del puerto y del segundo me habían prevenido que de ser bloqueado debía retornar sin remedio al puerto.

Afortunadamente el bus llegó sin novedades al lugar de la mitad del camino en donde los pasajeros pueden refrescarse y adquirir comida; aunque por la cantidad de alimentos que había ingerido el día anterior nomás compré una botella de agua pura en el lugar.

Luego de esta pausa -en esta ocasión fue de más de media hora- el bus siguió su camino pero Rb me advirtió que la ruta se encontraba totalmente bloqueada cincuenta kilómetros antes de entrar a la ciudad; el hecho no me preocupó mucho pues consideré más accesible conseguir un transporte alternativo desde este punto para finalizar mi viaje de vuelta.

Y efectivamente cincuenta kilómetros antes de la ciudad había un bloqueo en las dos vías; pero, otro conductor abordó el bus y nos indicó que si caminábamos unos cientos de metros -a través del bloqueo- había otro bus esperándonos para completar el viaje.

El sol estaba bastante fuerte pero el bloqueo era completamente pacífico por lo que pudimos caminar sin ninguna dificultad hasta llegar al siguiente bus; cuando estaba por entrar a la ciudad llamé a mi hija -la desperté realmente- para ver si aún podíamos vernos -cuando cancelaron el viaje a medianoche le había escrito para informarle que no podríamos almorzar como lo habíamos acordado previamente-.

También le envié un mensaje a Rb comentándole que estaba entrando sin problemas a la ciudad pero que pasaría un rato a ver a mi hija; el bus llegó sin ningún contratiempo a la oficina de donde había salido el jueves por la tarde y desde allí me dirigí a la estación más cercana del Transmetro.

De acuerdo a lo que Rb me había estado informando -y que se estaba difundiendo en las redes sociales- el servicio de Transmetro estaba funcionando únicamente hasta la estación en donde lo abordé el jueves por la tarde; pero, al llegar a la estación que me dirigía la encontré cerrada; la siguiente estaba en la misma situación.

Afortunadamente la última estación del lugar sí estaba operando y desde allí abordé el bus hacia la estación central; desde allí solicité un uber-moto y unos minutos más tarde estaba abordando la motocicleta de un joven que respondió a mi solicitud.

El viaje en Uber-moto no tuvo ningún contratiempo -tres dólares- y un poco antes de los treinta minutos que le había indicado a mi hija que tardaría, estaba llamándole desde fuera de su casa; al parecer mi hija había tomado una ducha y nomás tuve que esperar un momento a que se vistiera.

Le propuse a mi hija que almorzáramos -era un poco más tarde de las tres- en el Patsy que está cerca de su casa pues nomás debíamos de caminar tres o cuatro calles y en el lugar ella ordenó una de esas ensaladas fancys y una gaseosa; yo seguía con el ayuno por lo que solo tomé un cappuccino y un pastel de piña colada.

Estuvimos en el lugar un par de horas entre conversación y resolución del cubo de rubik de 4x4x4 -básicamente estuve explicándole cómo armar los centros y los pares de piezas medias- y un poco después de las seis nos despedimos y tomé el mismo bus que había tomado el jueves por la tarde pues habíamos acordado con Rb que llegaría por mí al punto en donde los otros buses esperan más pasaje.

El viaje es corto y a pesar de que estaba lloviznando llegué al lugar donde debía esperar a Rb sin contratiempos; ella llegó unos minutos más tarde y finalmente conduje a mi casita en donde luego de tomar una largamente esperada ducha; retorné a la rutina regular: acompañando a Rb mientras ella ve series.

                                                                    ...---ooo000ooo---...

El jueves aún no había una decisión firme sobre el viaje pues ese día Rb había obtenido un turno para que le dieran el resultado del ecocardiograma al cual se había sometido el lunes; yo la verdad no esperaba ninguna gran novedad y en efecto: el cardiólogo encontró todos los indicadores en un nivel normal.

Por la mañana participé en la reunión general del equipo al cual nos movieron hace varias semanas y debo decir que aún estamos bastante crudos en el inicio de nuestras funciones dentro del mismo; hay muchas propuestas: del equipo original, de nuestros líderes, de nosotros los analistas, pero aún no hay nada específico; por la tarde inicié la aventura que terminó el sábado por la noche.

El plan original era retornar a la ciudad la madrugada del sábado, dormir un rato por la mañana, almorzar con mi hija, reunirme con el voluntario al que le estoy enseñando a armar el cubo 3x3x3 y el domingo reunirme por la tarde con el voluntario a quien estoy visitando cada mes.

Cuando le escribí a mi hijo a medianoche para cancelar nuestro almuerzo -afortunadamente aún pudimos reunirnos unas horas- también le escribí al primer voluntario quien me respondió por la mañana indicando que le parecía correcto que canceláramos debido a la situación general.

El domingo llevé a Rb a su iglesia por la mañana y luego retorné a casa a hacer un poco de Duolingo y a escribir la primera entrada de la serie de Un viaje de ida y vuelta; también recibí un mensaje del voluntario con quien debía verme más tarde para cancelar la reunión pues cerca de su casa se encontraban varios bloqueos.

Por la tarde estuve tratando de leer un poco pero nomás me dormí un par de horas pues Rb recibió su clase de teología online y no tuvimos que salir para nada; temí que mi ciclo de sueño se hubiera alterado por ese par de horas pero al parecer aún estaba reponiendome por las dos noches que dormí nomás tres o cuatro horas.

El día de ayer no tuve ninguna reunión en el trabajo y nomás me pasé el día revisando la información que nos facilitaron en el pasado -y esperando que la persona del voluntariado me enviara el link para ingresar mi información en su base de datos-; al final no recibí ninguna notificación del voluntariado y luego del trabajo acompañé a Rb al supermercado más alejado a donde vamos a pie y aproveché para comprar antiparasitarios pues la higiene del lugar donde desayuné el viernes me dejó intranquilo.

A pesar de haberme llevado la tablet en el viaje de la semana pasada no adelanté casi nada en mis lecturas; lo único que pude completar fueron unos artículos que habían estado detenidos en el escritorio de mi computadora durante muchos meses.

Pero el estado general de mis lecturas es el siguiente: Arregla tu desmadre continúa en pausa desde hace unas semanas; Cómo hacer que te pasen cosas buenas no lo continué después del cuarto capítulo; en la línea de libros que veo entre líneas de lectura terminé de leer The Huntress y leí en un par de días Vamos a morir todos.

Después estuve sopesando qué libro leer entre cada línea de lectura y me decidí por Why People Believe in Weird Things; que es un libro escrito por el fundador de una sociedad de escépticos de Estados Unidos y en el cual revisa muchos mitos contemporáneos -y teorías de conspiración-.

En Ficción sigo con Black Cake, que es una novela que mezcla familias interraciales, comunidad LGBT, dinámicas intrafamiliares y que en general tiene un ritmo adecuado a la historia de dos familias creciendo en tres regiones diferentes de la Tierra.

En la línea de No Ficción empecé a leer -luego de The Song of the Cell- Conceptual Blockbusting pero al llegar al segundo o tercer capítulo y ver la sugerencia de leerlo con otra persona se me ocurrió que podía compartirlo con mi hija mayor; se lo propuse el sábado y espero que podamos avanzar en el mismo -mayormente en sus acertijos-.

Entonces en esta línea me cambié a How the World Really Works que está descrito en su portada como una guía científica hacia nuestro pasado, presente y futuro; he leído nomás la introducción y me atrajo la presentación de los hechos por parte del autor.

En la línea de Tecnología estuve sopesando hacia donde pasarme luego de dejar a medias Code Complete y me decidí por Head First Design Patterns; Head First es una serie de libros que estuvieron publicando hace un par de décadas para mejorar la comprensión de conceptos de tecnología.

Este libro se ve bastante 'interactivo' y me parece que fue pensado para hacer los temas de tecnología un poco más digeribles al público interesado en el tema -especialmente los jóvenes- pero aún estoy por iniciar el primer capítulo.

Y finalmente, en la línea de meditación (antes Análisis Transaccional) sigo avanzando con Zen Training; además, aunque no medité desde el jueves hasta el domingo, debido a todo lo sucedido esos días; ayer retomé mi práctica de meditación, que espero que dure toda la vida...

Y a ver cómo va eso...

lunes, 9 de octubre de 2023

Un viaje de ida y vuelta(2) - la estadía... A round-trip(2) the stay... Un aller-retour(2) le séjour...

El viernes me levanté un poco antes de las siete de la mañana; me parece que había dejado la alarma a esa hora para iniciar a buena hora mis movimientos del día pues eran varias las reuniones que tenía planificadas; creo que dormí muy poco pues además de la novedad de estar fuera de mi lugar habitual de descanso el tránsito de motos y autos no se detiene y la casa está justo en la avenida principal.

Mi primera reunión del día era un desayuno con mi único amigo de la infancia; habíamos quedado en que llegaría a su casa a las nueve por lo que tenía un par de horas para verificar mis responsabilidades laborales; y pasar un rato con mi hermano, quien me brindó posada la noche anterior.

Mi hermano mayor me propuso hacer un recorrido a pie por la playa del lugar para lo cual sacó una de sus tres motos (una pequeña, de estilo passola); nos dirigimos a la playa y caminamos un par de kilómetros; en el ínterin me dí cuenta que había olvidado mi celular pues lo había puesto a cargar por la noche.

Luego de la caminata mi hermano nos condujo en su motocicleta a unas champas en las cuales se reunen muchos trabajadores del puerto antes de iniciar sus labores matutinas o luego de completar sus labores nocturnas, ya que el puerto funciona las veinticuatro horas.

En el lugar mi hermano ordenó un par de desayunos normales (huevos, frijoles, queso, crema, tortillas y café) y desayunamos en el lugar; yo me dije que una de las primeras cosas que debía realizar al retornar a la ciudad era ingerir desparasitantes, ya que no creo que la higiene fuera de las mejores en ese lugar.

En fin, desayunamos y luego retornamos a la casa de mi hermano; a medio camino la rueda trasera de la moto perdió el aire y nos tocó caminar un kilómetro para completar el retorno; justo cuando empezábamos la caminata encontramos al hermano menor del amigo de mi hermano que ahora vive en la ciudad del Imperio del Norte donde pasé un par de años.

Estuvimos conversando un rato con el joven y luego nos dirigimos a la casa de mi hermano; yo andaba un poco preocupado pues temía que se volviera a repetir con Rb una escena como la de la semana pasada cuando no pudo localizarme por un tiempo -ya eran más de las ocho y media y usualmente ella se levanta a las ocho-.

Afortunadamente no encontré ningún mensaje o llamada perdida en el celular por lo que nomás esperé a que fueran las nueve para enviarle un mensaje a mi amigo de que estaba en camino a su casa; y mi hermano mayor se auto invitó para realizar la visita.

Temía que pasara eso pues la verdad prefiero las visitas personales; pero tampoco podía ponerme con muchos escrúpulos ya que ellos también son amigos; de hecho quizá han tenido una amistad más estrecha durante las últimas décadas, debido a la cercanía geográfica.

Total que mi hermano sacó otra de sus motos -la tercera al parecer no tenía batería- y nos dirigimos a la casa de mi amigo; en donde no había estado desde hacía más de veinte años: estudiamos en la misma aula los últimos años de la escuela primaria y en el mismo instituto los tres años de la educación secundaria.

Lo encontramos ya desayunando en compañía de su hermano -hombre transexual- a quien hace unos años le amputaron una pierna por complicaciones con la diabetes; la mamá de mi amigo -creo que tiene más de ochenta años- se portó muy amable y nos sirvió desayuno a mi hermano mayor y a mí.

Y el desayuno consistió nuevamente de huevos y frijoles, acompañados de tortillas y café; mientras estaba desayunando conecté mi computadora para monitorear mi trabajo pero todo se veía en calma; además realicé una videollamada con Rb para mostrarle dónde andaba y que se saludaran con mi amigo y mi hermano.

Luego realicé una videollamada con el amigo de Pdx y mi hermano y él estuvieron conversando durante casi una hora; cuando cortaron la llamada le escribí -de acuerdo a lo planeado- a mi amigo de bachillerato que ha estado viniendo a la ciudad a tratar un cáncer.

Mi amigo me indicó que podía pasar por su oficina de trámites aduanales a las doce y que buscaríamos un lugar para almorzar; como le comenté que me encontraba en la casa de mi amigo de la infancia -y ambos también coincidieron en la educación básica- me sugirió que nos acompañara y que él correría con los gastos.

Le compartí la invitación a mi amigo de la infancia y un poco después de las once y media nos retiramos de su casa pues había estado recibiendo comunicación que la carretera había empezado a ser bloqueada en varios puntos; lo bueno es que mi amigo se transporta constantemente en motocicleta por lo que no previmos ningún problema para llegar a la oficina de trámites aduanales.

Mi amigo es prudente manejando motocicleta y nos tomó un poco menos de media hora recorrer los diez kilómetros que separan ambos puertos; lo bueno es que él esta bastante familiarizado con las rutas y llegamos a nuestro destino con diez minutos de antelación.

El sol estaba terrible y luego de guarecernos bajo un alero le escribí a mi amigo informándole que estábamos ya en el lugar; él nos invitó a pasar un momento a su oficina que -agradablemente- contaba con aire acondicionado; me llamó la atención que en el pequeño espacio aislado térmicamente tres diferentes negocios comparten el mismo ambiente: la oficina aduanera de mi amigo, una contadora pública y auditora y otro técnico en trámites aduanales.

Mi amigo se entretuvo unos minutos en atender una gestión que tenía a media y luego nos pidió que lo acompañaramos a una restaurante del lugar -creo que era uno de los más lujosos-; él también andaba en motocicleta por lo que no nos tomó más de cinco minutos recorrer las diez o doce calles que nos separaban del lugar.

Yo le había dicho a Rb que durante este viaje mi plan era 'desayunara tortillas de harina, almorzar tortillas de harina y cenar tortillas de harina'; pero el desayuno había sido normal y al preguntar en el lugar si vendían tortillas de harina -realmente eran cuatro restaurantes en el mismo edificio de tres niveles- me respondieron negativamente.

Al final pedí una porción de tres tacos de pulpo -esperaba algo estilo mejicano pero no fue así- y mis amigos pidieron una mezcla de pescado y pulpo fritos y almejas cocidas; estuvimos conversando un poco sobre la vida y familia de cada uno y aprovechamos para que una de las meseras nos tomara una foto grupal.

Al menos en este lugar vendían café frío por lo que acompañé el almuerzo -al final también tomé un poco de lo que habían ordenado ellos- con un frappe de caramelo; estuvimos en el lugar un poco más de una hora y luego de que mi amigo pagara la cuenta -realmente debe haber sido bien alta- nos despedimos.

Con mi amigo de la infancia retornamos al puerto en donde vive y en el camino le pedí que me dejara en la casa de la hermana de mi mamá a la que siempre paso a visitar cuando realizo este tipo de viajes; mi tía no estaba pero si estaba su hija mediana y me quedé conversando un rato en su negocio de venta de ropa.

Un poco más tarde apareció mi tía y aprovechamos para tomarnos una foto grupal -que espero compartir con mi madre cuando la visite este mes-; estuvimos un corto tiempo conversando los tres sobre la familia y luego me despedí y caminé el kilómetro que separa esta casa de la de mi hermano.

Como mi siguiente reunión era a las cinco de la tarde aproveché un momento para relajarme en la casa de mi hermano y un poco después de las cuatro le pedí que me retornara al otro puerto pues había quedado de reunirmo con mi amgio de bachillerato -el único que respondió a mis mensajes- en el Pollo Campero de la localidad.

Mi hermano maneja un poco más rápido que mi amigo de la infancia pero creo que salimos tarde de su casa pues llegamos unos minutos después de las cinco a mi destino; me despedí de mi hermano y entré a encontrarme con mi amigo del bachillerato.

Ordenamos un par de cafés y unas champurradas -fueron como cuatro dólares!- y estuvimos en el lugar un poco más de una hora entre reminiscencias de nuestra juventud -teníamos más de treinta años de no vernos- y las historias familiares; luego dimos -él también andaba en motocicleta- un recorrido por el malecón del lugar.

Un poco antes de las ocho le pedí que me  pasara a dejar a un lugar en donde pudiera tomar un taxi para regresar al otro puerto y nos despedimos; los taxis son de los medio más usados para moverse entre ambos puertos, el recorrido es de menos de media hora y el precio es de un dólar.

Llegué a la casa de mi hermano un poco después de las ocho y le comenté que me había puesto de acuerdo con mi amigo que había venido a inicios de año a la ciudad para que pasara -junto con su familia- por mí a las nueve y media.

También le comenté que el plan era que fueramos a cenar con su familia -su esposa y su hijo, que es cantante de música cristiana- y que luego abordaría el autobús para regresar a la ciudad; el pasaje lo había adquirido en la mañana mientras desayunábamos y había pasado por la tarde a la oficina local a imprimirlo.

Mi amigo pasó con su esposa un poco después de las nueve y media y nos dirigimos a un lugar en el que se estaba realizando una campaña evangelística y en la cual su hijo estaba participando en la amenización.

Nos tocó que esperar un momento a que su hijo se desocupara y luego nos dirigimos a un comedor -por fin tortillas de harina!- que se encuentra justo a la par de la estación en donde debía abordar el bus para el retorno a la ciudad.

Llegamos al lugar un poco después de las diez de la noche pero pudimos cenar en paz -mi amigo también ordenó unas tortillas extras para que puediera traer- un poco antes de las once mi amigo pagó la cuenta y caminamos a donde debía abordar el autobús.

Pero, llegaron las once de la noche y no se veía ninguna acción en el mismo; fuí a preguntar sobre la situación a la ventanilla de boletos y me indicaron que debido a los bloqueos aún no se decidía si el viaje se realizaría; que se vería entre once y media y once cuarenta y cinco.

Como no quería retener a mi amigo y su familia le indiqué que se retiraran y que les informaría de cualquier novedad; él mi hizo prometerle que le confirmaría cualquier resultado de la salida del bus; tanto si el viaje se realizaba como si no.

A medianoche anunciaron por los altavaoces que debido a un bloqueo en la carretera; justo al iniciar la ruta nacional, el viaje no se realizaría; que los boletos podían ser redimidos en cualquier otro día y hora; por lo que llamé a mi amigo y le pedí que llegara por mí para dirigirme a la casa de mi hermano.

Pero mi hermano tiene el sueño muy pesado; y duerme en una habitación muy interior de la casa; y tampoco quería causar un relajo a la una de la mañana; por lo que al ver que mi hermano no se levantaba le pedí a mi amigo que me dejara en una pensión que se encuentra a pocas calles de distancia.

Sorprendementemente -pues el rótulo dice Atención las 24 horas- nadie salió a atender el timbre por lo que le pedí que me llevara a otro hotel un poco más distante; en este lugar si atendieron el timbre y, luego despedirme de mi amigo, me registré en el mismo y procedí a intentar dormir unas pocas horas -fueron veinte dólares!-.

                                                                    ...---ooo000ooo---...

El martes pasado aproveché para comentarle a mi nueva manager oficial que había perdido la gorra que me había obsequiado el año pasado -por andar en Uber moto-; y amablemente me ofreció su reposición; luego conversé con una oficinista de Recursos Humanos y acordamos que llegaría el día lunes antes del medio día por mi nueva gorra.

El miércoles pasado estuvo bastante ocupado; o al menos más ocupado que las últimas semanas: de nueve a diez asistí a una reunión de planificación con todo el equipo y de diez a once asistí -al menos por momentos- a una reunión en la que mostraron parte de la tecnología con la que debemos trabajar en nuestra nueva asignación.

Y luego, de once a once y media, tuve la entrevista con la segunda organización con la que espero hacer trabajo voluntario como traductor; la reunión estuvo muy buena, el joven costarricense que me entrevistó tiene más de quince años de trabajar con la organización y además, veo acá procesos más estables.

O sea, en la primera de las organizaciones el contacto fue unos diez días antes del evento y no hubo ninguna entrevista; nomás la confirmación de que podía atender los diez días que duraba la jornada médica; en este caso no, la persona me contó sobre la organización y luego realizó una entrevista de reclutamiento bastante completa; incluyendo la evaluación de mi nivel de inglés.

Al final la persona me dijo que el resultado era un Sí y que nomás debía esperar al siguiente lunes por un link para ingresar mi información en su base de datos; la verdad me sentí bastante satisfactorio por la entrevista aunque luego -para variar- empecé a preocuparme por las fechas -primeras semanas de diciembre- y el estado general de mi empleo actual.

El miércoles también me volvió a escribir mi prima favorita quejándose de problemas financieros y pidiéndome un préstamo de cien dólares; como nunca se ha atrasado en sus re pagos le transferí el dinero a la cuenta de costumbre; por la tarde caminamos con Rb hasta el supermercado más alejado y nos abastecimos de pollo para los almuerzos y frutas para las refacciones y desayunos.

domingo, 8 de octubre de 2023

Un viaje de ida y vuelta(1) - la ida... A round-trip(1) the going... Un aller-retour(1) l'aller...

Había decidido ir al pueblo en el que crecí -y al que no había visitado en casi cuatro años- hace unas tres semanas o así: por casualidad hice una videollamada con mi único amigo de la infancia y me enteré que andaba con quebrantos de salud (algo relacionado con hemorroides hemorrágicas internas).

Entonces llamé a mi hermano mayor -vive en la antigua casa de mis papás- para pedirle que fuera por mí a la estación de autobuses y que me permitiera pernoctar en su casa; también le escribí a dos o tres ex compañeros del bachillerato y a mi conocido con quien me reencontré a principios de año -luego de más de veinte años-.

Al final logré ponerme de acuerdo con mi hermano mayor, dos de los ex compañeros de bachillerato nunca me contestaron pero uno de ellos sí me confirmó una reunión; además quise aprovechar el viaje para ver a otro de mis ex compañeros que ha estado viniendo a la ciudad para tratar un cáncer -ya está en la fase metastásica-.

Como me gusta hacer las cosas difíciles decidí que viajaría el jueves por la noche -después de mi horario laboral-, dormiría donde mi hermano y al día siguiente tendría varias reuniones: desayunaría con mi amigo de la infancia -en donde podría trabajar un rato-, almorzaría con mi amigo que está en tratamiento de cáncer, me tomaría un café con el único de los bachilleres que me confirmó y cenaría con el amigo con el que me reencontré a principios de año; luego retornaría a la ciudad.

Y aunque el plan conllevaba riesgos por la serie de manifestaciones populares que se han estado dando en el país debido a la ctual situación política -han habido bloqueos en muchas partes de la red vial-; decidí que podría resolver los imprevistos de una u otra forma.

Mi objetivo principal era visitar a mi amigo de la infancia pues es el único con quien hemos tenido una relación cordial durante más de cuarenta años y quien sabe cuál será el desenlace de sus padecimientos actuales; tampoco quería quedarme mucho tiempo pues no me atrae especialmente el ambiente caribeño: un calor bastante intenso y en genral unas costumbres con las que no comulgo mucho.

También tenía planificada la reunión mensual con mi hija mayor para ese sábado y la reunión mensual con mi amigo del voluntariado para el domingo; por lo que mi libertad de movimientos estaba muy limitada; por eso había decidido esa estructura: viajar jueves de noche, aprovechar el viernes para ver a varios personajes de mi pasado, retornar el sábado de madrugada a retomar mi rutina.

Como Rb se había mostrado preocupada de que cargara la computadora de mi trabajo, debido a las manifestaciones o al riesgo de pérdida, me llevé mi computadora con Ubuntu (y teclado externo) por lo que mi mochila iba bastante pesadita; el plan era estar pendiente durante la mañana y tarde del viernes por si se requería alguna intervención laboral directa.

Y aunque originalmente había planeado tomar un uber-moto para moverme el jueves por la tarde de mi casa a la estación de buses y el sábado por la mañana de la estación de buses a mi casa finalmente decidí -por cargar mi computadora personal- utilizar el transporte público para estos dos viajes.

Por lo que el jueves un poco antes de mi hora de salida empaqué, en la mochila que adquirí este año, la computadora junto con un par de playeras, una toalla, implementos para el aseo diario y un par de calcetines y salí a esperar el bus fuera de la colonia.

Y justo cuando iba a medio camino entre la casa y el lugar en donde espero el bus me recordé que no había empacado el cargador de la computadora; sopesé durante unos segundos continuar el viaje de esta forma -los tiempos estaban bastante ajustados- pero luego recordé que la carga de la batería de esa computadora tiene una duración muy corta por lo que me apresuré a retornar por el cargador.

Y quizá eso debería haberme prevenido de lo dificultuoso que sería el resto del viaje pero como quería seguir mi plan a rajatabla no me dió tiempo a meditarlo; nomás retorné a esperar el busito que me debía sacar de la colonia; usualmente hay dos tipos de estos buses: uno me lleva nomás a medio camino y el otro directo hasta la estación más cercana del transmetro.

En general prefiero abordar los del segundo tipo pues el valor del pasaje es el mismo: medio dolar; y el único inconveniente es que muchas veces hacen una pausa muy amplia a medio camino para intentar captar el mayor número de pasajeros que pueden.

La ventaja es que no hay que transbordar sino únicamente tener paciencia en la pausa de la mitad del camino, además de que el final del trayecto es justo al lado del comercial en donde está la estación más cercana del transporte de buses articulados de la ciudad.

En todo caso el flujo de busitos acá es bastante irregular, la duración de las esperas en cada punto de abordaje son completamente aleatorias pudiendo llegar a veces a ser de más de treinta minutos; y no hay un control del orden en el cual los buses son despachados: a veces vienen varios buses del mismo tipo consecutivamente e incluso a veces vienen buses en paralelo.

Total es que a pesar de haber decidido en irme en un bus en el que no debía transbordar, por haber retornado por el cargador de la computadora, abordé el primer bus que pasó, que era de los que llegan únicamente a la mitad del trayecto; y justo cuando estaba esperando el otro autobús llegó uno de los busitos directos.

Pero ya me había decidido a abordar el bus que desde ese punto me llevaba a la mitad del trayecto en el Transmetro -buses articulados- así que me esperé un poco en ese punto; al final pasó el segundo bus y me dirigí a una de las estaciones más concurridas del transmetro.

Me tocó correr un par de cuadras pues ya casi había pasado una hora desde que había salido de mi casa y había estimado en un par de horas el trayecto; lo bueno es que ya había adquirido de forma telefónica el boleto con el cual debía abordar el autobus que me llevaba al caribe y nomás debía imprimirlo antes de empezar el último viaje de ese día.

Llegué a la zona 1 de la ciudad -en donde se encuentra la oficina del monopolio del transporte de pasajeros hacia el atlántico- con veinte minutos de antelación y caminé con paso rápido las siete u ocho calles que me separaban de mi destino.

Al llegar al lugar me puse detrás de la única persona que estaba en la ventanilla de venta de boletos pero cuando el guardia vió que tenía mi celular en la mano me indicó una estación en donde nomás debía escanear el código de barras para imprimir el boleto.

Abordé -de acuerdo a lo planeado- el bus a las seis de la tarde e inicié el viaje que esperaba que durara entre cinco y seis horas: son trescientos kilómetros pero el bus se detiene a medio camino durante media hora para que los pasajeros puedan comprar algún refrigerio en otro de los negocios del mismo monopolio.

Desde el momento de abordar el primer bus del día me estuve comunicando continuamente con Rb indicándole cada uno de mis avances; cuando abordé el bus hacia el Atlántico también le envié mi ubicación y estuve continuamente consultando la duración del trayecto en la página de Waze; además llamé a mi hermano mayor para confirmarle que necesitaba transporte a media noche y hospedaje por un día.

El viaje más largo transcurrió sin incidentes, el conductor fue bastante profesional y el autobús contaba con wi fi por lo que me mantuve en comunicación constante con Rb; en la pausa del medio camino compré un pastel de tres leches y seis horas y cuando -según Waze- faltaban veinte minutos para llegar a la estación final llamé a mi hermano -de acuerdo a lo acordado- para que llegara a mi encuentro.

La comunicación con mi hermano mayor no es -creo- de las normales entre hermanos; con ningún miembro de mi familia realmente; nos saludamos y a pesar de haberle indicado que quería que -como hace cuatro años- pasáramos a algún lugar con atención las veinticuatro horas para tomar un café al final nomás nos dirigimos a la casa de mis papás.

Cuando llegamos al lugar nomás nos acomodamos en la sala de la casa a conversar largamente -casi dos horas- sobre la situación familiar en general y sobre los planes que tenía para para el siguiente día, incluyendo mi retorno a la capital a media noche.

Cerca de las tres de la mañana le indiqué que quería probar dormir un poco pues debía reunirme a las nueve de la mañana con mi único amigo de la niñez y, luego de lavarme los dientes, me retiré a la habitación que me había indicado que podía usar para descansar.

...---ooo000ooo---...

El lunes pasado empezó bastante temprano en esta casa: Rb tenía que estar antes de las siete de la mañana en la clínica en donde le realizarían un ecocardiograma y como el auto se había quedado sin batería el día anterior un vecino nos prestó uno para movilizarnos ese día.

La cita era para las siete de la mañana y para evitar el tránsito local -bastante pesado entre las cinco y las nueve de la mañana- salimos un poco después de las cinco: el trayecto -un par de kilómetros- nos tomó un poco más de media hora y antes de las seis nos encontrábamos ya haciendo fila para la realización del exámen.

A las siete abrieron la clínica y empezó a avanzar la cola; yo me retiré del lugar a esa hora pues debía empezar a las ocho mi turno laboral; además -de acuerdo a mi calendario anual- saqué a lavar toda mi ropa de cama; para las sábanas y la funda de la almohada utilizo la lavadora de Rb, los edredones los lavo a mano.

Rb retornó a media mañana luego de realizarse la ecografía y fue a devolver las llaves del auto que nos prestaron para ese día; además, de acuerdo a lo que había estado esperando durante cinco meses, envié mi postulación para apoyar a la otra de las organizaciones voluntarias a las que me refirieron pues me habían indicado que justo ese día empezaban con el ciclo Diciembre-Septiembre.

El correo con mi postulación fue respondido a media mañana con un link para calendarizar una entrevista e iniciar el proceso; ingresé al calendario de fechas y horarios y elegí el día siguiente a las nueve de la mañana; luego confirmé la invitación recibida para una google meeting de acuerdo a lo solicitado.

Además en la mañana de ese día nos reunimos con mi ex directora y nuestra manager -aunque ese día aún no lo era oficialmente- para explorar algunas alternativas para implementar nuestra función con el proceso al cual nos han estado adhiriendo durante las últimas semanas.

Al final de la tarde, luego del horario laboral, nos dirigimos con Rb al supermercado en el que adquirimos consumibles como bolsas herméticas e implementos de dibujo pues ya nos faltaban de las primeras.

El martes nos reunimos los tres analistas de mi actual equipo con la persona que nos asignaron como gerente local; la verdad es que muy poco cambia en ese sentido pues mi anterior supervisora me derivaba a ella en los últimos días de su estadía acá y esta reunión fue nomás para oficializar la estructura organizativa del equipo local.

La reunión se realizó a las diez de la mañana y estaba a la expectativa de la reunión que había planificado una hora antes para sumarme a la segunda organización voluntaria con la que quiero colaborar durante el tiempo de vacaciones que me están obligando a tomar este año.

Justo cuando entré a la reunión en Google Meets me dí cuenta que la persona que debía entrevistarme la había cancelado aduciendo compromisos previos para ese día; además pedía que propusiera otra fecha y hora para su realización; volví a entrar al calendario y programé la reunión para el día siguiente a las once ya que tenía otro par de reuniones más temprano.

Por la tarde nos reunimos con los otros dos analistas para iniciar el análisis de las tareas que nos habían asignado y acordar la mejor forma para abordar el inicio del trabajo con ambos; al finalizar la jornada laboral realizamos los ejercicios aeróbicos de los martes con Rb.

lunes, 2 de octubre de 2023

Días azules otra vez... Blue days again... Encore des jours bleus...

Ando, otra vez, de bajón... no sé cuántas veces he escrito de estas entradas durante los últimos diez o doce años pero estoy seguro que han sido bastantes: aún no he aprendido a sobrellevar esos días en los que no quiero hacer nada, ni ver a nadie, ni enterarme de nada...

Empezó ayer -o quizá había empezado antes pero no lo había notado- no recuerdo mucho lo que estuve soñando pero creo que fue algo que me dejó nostálgico o melancólico; creo, o vislumbro que tuvo que ver con el almuerzo que tuvimos con mis hijos mayor y menor el sábado... de pronto dejé de encontrarle sentido a todo... o al menos a todo lo que estoy haciendo.

No creo -o no sé, realmente- si tiene que ver que a Rb le diagnosticaron una afección cardiaca la semana pasada y ha estado desde ese día -miércoles, creo- nomás insistiendo en que su fin está cerca; incluso creando un documento con todas las instrucciones necesarias para hacerse cargo de sus perros.

Toda la semana pasada estuvo normal en la rutina post horario laboral; lo diferencia fue que por los cambios administrativos que estamos sobrellevando ahora ya no marco entrada y salida; nomás registro el número de horas que estoy laborando cada día.

El jueves pasado por la mañana uno de los programadores del equipo nos estuvo explicando de forma somera la forma en la que trabaja el sistema; por la tarde el analista más nuevo de mi equipo nos convocó (somos tres) a otra reunión para conversar sobre una propuesta de nuestra definición de equipo y su integración dentro de la nueva área.

El viernes también nos convocó el jefe de los programadores del país más poblado del mundo para explicarnos la extensión del sistema en el cual debemos empezar a familiarizarnos y por la tarde mi antigua directora programó una reunión para esta mañana para discutir el mismo tema del jueves por la tarde.

La reunión de la directora se llevó a cabo hoy por la mañana y la verdad es que nadie tiene claro todo el panorama de lo que debemos hacer -al parecer deberíamos definirlo primero- ni la mejor forma de encarar la situación... creo que por fín está empezando a afectarme esto.

Rb había estado con molestias en la caja toráxica desde la semana pasada y el miércoles acudió a la clínica más cercana de la liga del corazón; según ella no esperaba muchas novedades pero el cardiólogo le indicó que su condición era de pre infarto.

La noticia la afectó bastante y ha tenido varios periodos de llanto pero en general lo que empezó a hacer fue a comentárselo a las personas a las que frecuenta -vecinos y personas de sus redes sociales- y provocando incomodidad por su deseo aparente de morirse rápido.

La verdad no creo que sea para tanto, pero, por otra parte, yo tengo una actitud bastante estóica con respecto a la vida y la muerte: o sea, naces y algún día morirás; a todos les ha pasado y a todos nos pasará; si no te mata una cosa te mata otra... en fin.

El sábado acudí a la biblioteca municipal para conversar sobre la soledad; ese era el tema: la soledad según Schopenhauer y Thoureau; al final, como casi siempre, acabamos hablando de muchos otros temas, pero no es algo que me moleste.

Y esto porque mi interés principal es continuar la relación con mis hijos locales; pero, creo que esto fue lo que me empezó a deprimir ese día; fuimos a almorzar a un lugar con precios más altos de lo habitual y al final como que me empecé a cuestionar si tiene algún sentido algo de lo que hago.

Quizá tuvo que ver que andaba desvelado; y que la noche anterior había caido en un exceso que no visitaba desde hacía muchos años: la gula; y no fue intencional; o en principio intencional: hace diez años conocí a Rb en la fiesta de cumpleaños de un voluntario -él cumplía treinta años-.

Este mismo personaje estaba ahora celebrando sus cuarenta años y organizó una celebración en un lugar habitual para quienes gustan de las bebidas alcohólicas; personalmente no me gusta este tipo de celebraciones y como creí que no iba a haber comida formal nada más llegué ordené una hamburguesa bastante grande.

Eso fue un poco después de las siete de la noche; y resulta que sí había cena incluída: un pollo a la plancha con sopita y una gaseosa; o sea que tomé dos cenas bastante pesadas cuando usualmente lo que como por las noches son un par de onzas de papaya y una galleta soda.

Total que al día siguiente estaba sintiendome bastante mal; pero no tomé nada, me limité a no ingerir ningún alimento sólido durante todo el día; incluso en el almuerzo con mis hijos ellos ordenaron la opción más grande y yo nomás compré un vasito de helado.

Luego del almuerzo pasé a dejar a mi hija mayor a su habitación y le pedí a mi hijo menor que me acompañara al café internet de la universidad pues había enviado un par de archivos a imprimir: un plano de la casa del puerto y un ejercicio de dibujo.

Luego de recoger las impresiones pasé a dejar a mi hijo a su habitación y me dirigí al comercial en donde estacionamos el automóvil en la primera vuelta de las elecciones generales; como ese día se vencía el CDP de diez mil dólares que había adquirido tres años antes creí que ya podía trasladar el dinero a una de mis cuentas de ahorros.

Pero no, para que el trámite pudiera realizarse debía de esperar un día más; por lo que retorné a mi casita; había notado cierta pequeña diferencia al momento de arrancar el automóvil las últimas veces que lo saqué pero no creí que fuera nada grave.

Y sí era, el domingo temprano nos dirigimos con Rb a la tienda en la que adquirimos frecuentemente ropa y zapatos y cuando abordamos el automóvil para retirarnos el auto no encendió; afortunadamente tenemos cables para pasar corriente y afortunadamente Rb es bastante sociable por lo que no fue difícil arrancar el auto.

Conduje durante más de veinte minutos para darle tiempo a la batería para que se cargara; uno de los cables también estaba flojo por lo que pensamos que esa era la causa de la descarga; luego pasamos a un comercial a comprar el filtro de agua que debemos cambiar cada dos años y al banco a realizar el traslado.

Al retornar al automóvil nuevamente nos quedamos varados; habíamos pensado comprar en el mismo lugar una batería pero pasó un joven en un automóvil y amablemente nos pasó corriente; luego dejé el auto media hora encendido fuera de la casa para darle más tiempo de carga.

Por la tarde había planeado acudir a una feria asiática luego de llevar a Rb a la iglesia; pero, definitivamente la batería murió y no pude sacar el automóvil; Rb se dirigió en bus a su iglesia y yo pedí un uber-moto (3 dólares) para dirigirme al lugar de la feria asiática.

Cuando tenía hijos pequeños andaba constantemente en búsqueda de este tipo de actividades pero ahora que ya son adultos no me atraen para nada; excepto que en esta ocasión mi ex supervisora -que ahora trabaja en una empresa de outsorcing informático de Argentina- me había comentado que quizá nos mirábamos allí -ella llegaría con su novio; mi ex manager-.

La feria asiática era como una kermesse escolar, con muchos puestos de venta de baratijas de cultura japonesa y coreana; algunos puestos de comida de la misma región y un pequeño espacio en el que mi ex supervisora se había anotado para recibir una clase de dibujo de manga.

Llegué casi cuando empezaba su clase y nomás fuí a saludarla, luego me pasé la siguiente hora conversando con mi ex manager; quien tiene quince años menos que yo y percibe un salario como del doble; fue una hora interesante.

Luego de terminada la clase me despedí de ambos y me dirigí a tomar el Transmetro de la zona, luego el transmetro hasta donde tomo el busito de vuelta a casa; pero, por la hora -ya eran las seis y media- al parece ya no habían buses disponibles por lo que tomé otro bus que me dejá cerca de donde caminamos con Rb varias veces a la semana.

Cuando entré a la calle ví que tenía algunas llamadas perdidas pero no creí que fuera nada grave; sin embargo, cuando entré a la casa de Rb la encontré casi llorando y empezó a reclamarme por no responder a ninguna de las diez llamadas que había intentado.

Como no me gusta el drama me retiré a mi habitación y me estuve leyendo un rato antes de salir a cenar; al final estuve un rato acompañándola en su habitación y me retiré temprano pues hoy debíamos de acudir temprano a su cita para realizarse una ecografía.

Y a ver cómo sigue eso...