Esta Semana Santa ha estado bastante tranquila: ayer jueves santo acompañé a Rb al mercado y se suponía que hoy iba a desayunar con un excompañero a quien he estado tratando de donarle uno de los libros que me sobraron de la biblioteca; pero no, anoche me canceló.
Un rollo.
Tanto el lunes como el martes me dormí a media mañana: luego de la reunión de las siete -las cual se extendió ambos días a más de una hora- continué en la cama y me dormí un poco más de una hora; el lunes me levanté a hacer la limpieza y el martes nomás porque ya era casi media mañana.
El martes debía volver a hacerme cargo de los perros de Rb pues era el día para el cual habían reprogramado su visita a la exposición de Malda; pero, debido al almuerzo de sopa de cáscaras de papa y zanahoria del día anterior, se pasó el día con molestias estomacales y prefirió donar su entrada (diez dólares) a otra persona.
Ese día corté una de las pencas de bananos (de tres) que han estado creciendo durante los últimos meses en el patio trasero; al final de la tarde, luego del horario laboral, acudí en soledad al supermercado en dirección norte: Rb seguía con molestias y yo tenía que comprar algunas provisiones para mi hija mayor.
Además, me tocó continuar -en soledad también- el consumo de la sopa que había sobrado del lunes; aproveché para combinarla con una salchicha que había sobrado del almuerzo que Rb me preparó para recibirme de mi último viaje al puerto.
El miércoles no pude conectarme al servidor en el cual realizamos la mayor parte de nuestras tareas; por alguna razón la VPN empezó a bloquear el acceso a nuestro país y otro de sudamérica que también administra nuestro project manager.
Para evitar que me pasara lo del lunes y el martes, luego de los diez minutos de meditación matutinos, me duché y me quedé trabajando en la mesa del comedor -en vez de llevarme la computadora a la cama-; por los problemas de acceso fue muy poco lo que pude avanzar en mis tareas actuales.
Además, también para evitar lo de dormir por la mañana; decidí -desde la noche anterior- intentar dormir al menos siete horas; por lo que el martes me acosté a las once y media y me levanté al día siguiente a las seis y media.
El miércoles -al igual que el lunes- realizamos los ejercicios de costumbre luego de la jornada laboral; luego, a las seis y media, me dirigí a la habitación de mi hija mayor para llevarle las provisiones que había estado comprando durante la semana: huevos, avena, embutidos, bananos.
Estuve un poco más de una hora en la habitación de mi hija; entre tomar té y galletas, revisar las letras faltantes del Scrabble en inglés (una g, dos o y una i), jugar una partida y conversar un poco; a las ocho me despedí de ella y retorné a mi casita.
El jueves volví a levantarme a las seis y media pero, por ser asueto local -jueves santo-, me dormí un poco después de la meditación matutina -creo que intenté leer un poco pero por estar acostado no funcionó muy bien-.
Como había acordado acompañar a Rb al mercado del centro histórico me levanté un poco después de las nueve y desayuné de una vez -una hora antes de lo acostumbrado-; no había mucho transporte público pero no esperamos mucho para abordar el busito que nos saca del municipio.
El transmetro estaba bastante vacío y el mercado tampoco estaba muy concurrido; completamos las compras y retornamos al comercial del cual salen los busitos para casita; antes pasamos al comercial vecino pues Rb quería comprar cierta tela para cubrecamas.
El negocio de las telas estaba cerrado -era jueves santo- pero aproveché para comprar una dona y un café frío en Dunkin Donuts -y he decidido parar ya con esto último pues no es nada agradable el brain freeze y ya estoy grande para eso-.
Retornamos a tomar el busito pero no había -y una señora nos dijo que supuestamente iban a trabajar nomás mediodía-; aunque faltaban diez minutos para las doce Rb decidió que mejor tomáramos el otro bus intermunicipal por lo que luego tuvimos que caminar -justo al mediodía- un par de kilómetros para llegar a casa.
La tarde estuvo tranquila y nomás aproveché para avanzar un poco en el libro de francés que decidí leer luego de Les lits en diagonale: Immortelle(s); al inicio de la noche me puse a ver algunos videos de trailers de películas de ciencia ficción.
A esa hora mi ex compañero de trabajo me escribió por whatsapp para cancelar nuestro desayuno de este día: acaba de mudarse y supuestamente hoy llegarían los de la compañía de Internet; sopesé si aún tenía tiempo para ir a un supermercado pues no tenía pan para los desayunos.
Y al final le indiqué a Rb que saldría y ella se ofreció a acompañarme -en auto- al supermercado más cercano; en donde compré unos muffins y un poco de pan dulce -y también leche y queso para emparedados-; de las pocas veces que sacamos el auto para este efecto; por la noche estuve jugando un poco de ajedrez y avanzando un poco en Duolingo.
Hoy me levanté a las siete de la mañana -aún así dormité un poco a media mañana, pero es que hoy es mi segundo día de asueto por semana santa- y luego de desayunar estuve haciendo un poco de Duolingo y jugando ajedrez en mi teléfono; además terminé de leer How software works y empecé a leer el siguiente libro en la línea de tecnología: Think like a programmer.
Por la tarde hicimos la rutina de ejercicios de los viernes y luego salimos a comprar un doble litro de Fanta, pues m hija eligió eso para nuestro almuerzo de mañana.
Y a ver cómo va eso...
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