domingo, 29 de septiembre de 2024

El carro otra vez... The car, again... La voiture, encore...

El domingo pasado me levanté a meditar a las seis y media y luego retorné a la cama a hacer Duolingo y a dormir un poco más; a las nueve salí del dormitorio y, después de que Rb desayunara, fuimos en automóvil a un supermercado pues últimamente sospecha del ajo que estamos consumiendo y quería probar otra marca.

Aproveché para comprar seis paquetes individuales para preparar café Nescafé; al mediodía almorzamos la tradicionales alitas de pollo y luego sacamos a caminar a los perros; a las tres me dirigí a la casa de mi amigo que vive en la colonia donde habité la década pasada; y, como este jueves tengo reunión de trabajo, aproveché para cortarme el cabello en la peluquería que está justo frente a este lugar.

A las tres y media crucé la calle y compartí el siguiente par de horas con mi amigo, una taza de café y el zepelín que había adquirido un par de días antes; estuvimos poniéndonos al día de la vida de cada uno y aprendiendo el primer paso para armar el cubo de Rubik de 3x3x3 -mi amigo se había aprendido los colores de los centros-; a las cinco y media me despedí y retorné a casita; por la noche estuve haciendo Duolingo -volví a quedar en segundo lugar en la liga semanal- y leyendo un poco de L’eppaiseur d’un cheveau.

El lunes estuvo bastante tranquilo: desde el sábado había empezado con el formateo del segundo libro de exámenes para el certificado del Council Ethical Hacker; la verdad estuvo bastante complicado; Rb salió temprano pues tenía cita en la clínica holística en donde le están aplicando masaje, acupuntura y quiropráctica: serán dos sesiones por semana por las siguientes cinco.

Empecé con Python y luego me pasé a VBA en Excel -mi opción favorita desde hace más de dos décadas- y no fue sino hasta el comienzo de la noche de lunes que pude por fin pasar las doscientas preguntas al archivo de json; y aún así, he encontrado bastantes errores en las preguntas: en las primeras tres o cuatro autoevaluaciones que he hecho me ha tocado retornar al archivo y corregir las opciones de varias preguntas.

Por la tarde mi hija mayor me contactó para que le prestara dinero (ciento treinta dólares) para comprar implementos para el final de su curso de técnico de emergencias médicas; el sábado me había mencionado algo y yo estuve de acuerdo en financiar su último esfuerzo; por la noche entré a Duolingo y luego terminé el ciclo del libro de francés; para continuar luego con Bang Bang Bodhisattva; 

El martes me levanté a las seis y media y, después de meditar, compilé la información de las evaluaciones del curso que estoy promoviendo de Ciberseguridad; a las siete le envié la información al programador que me está apoyando; luego entré a la reunión diaria; la cual estuvo bastante tranquila; después de la reunión tuvimos una conversación por texto con el dev y la pm sobre la forma de administrar las calificaciones del evento; al final todo quedó acordado.

Durante el resto de la mañana estuve avanzando en Bang Bang Bodhisattva; hasta la hora del almuerzo: el caldo de pollo que preparamos el domingo; nos tocó esperar un poco para sacar a los perros pues la lluvia ha estado constante a esta hora durante la semana.

Después del horario laboral fuimos a los supermercados en dirección Norte; compramos bananos y en la sección de embutidos adquirí un paquete de chorizos y uno de longanizas para el asado que planeamos preparar el próximo domingo.

El miércoles todo estuvo tranquilo; después del horario laboral realizamos la rutina de ejercicios de los miércoles; después salimos a la tienda de verduras en donde adquirimos un par de papayas y cuatro manzanas verdes.

El jueves me levanté tarde; después de meditar y entrar a la reunión volví a la cama; Rb salió un poco después de las nueve hacia su visita semanal al mercado del centro histórico; yo estuve trabajando hasta las once menos cuarto; a esa hora me bañé y luego tomé el auto para dirigirme al almuerzo trimestral de nuestro equipo de trabajo; el lugar era un lugar elegante de una de las zonas más exclusivas de la ciudad.

Llegué al lugar con cinco minutos de anticipación (mediodía) pero, por no ver indicación de parqueo en el edificio al que me dirigía, me metí al parqueo del edificio vecino (donde tienen su sede varios organismos internacionales); me costó parquearme y al salir del parqueo y caminar un poco hacia el lugar del almuerzo me percaté del anuncio mostrando una gran P dentro de un círculo; retorné a sacar el auto (tuve que pagar un dolar y medio) y me cambié al parqueo del edificio al que iba.

La operación me tomó bastante y llegué al lugar con quince minutos de retraso; de hecho mi supervisora estaba ya presentando los resultados trimestrales -pero luego de mí llegaron dos o tres colaboradores más-; compartí el almuerzo con los dos colaboradores del área administrativa y uno de mis compañeros del departamento.

Me percaté de que, además del proyecto que estamos llevando a cabo, hay otro par de proyectos que propusieron -y recibieron aprobación- por parte del mismo dev que nos está ayudando con ciberseguridad y otro la persona de infraestructura en el equipo; el almuerzo -carpaccio, risotto y un postre muy bueno de leche condensada y menta- estuvo mejor que el anterior -en el lugar de comida hindú- y, por compartir la mesa con una persona vegana y una alérgica al gluten, me tocó doble postre.

Luego del almuerzo estuvimos compartiendo un poco con el resto del equipo y luego cada uno empezó a retirarse; a las tres -la hora límite- quedaban tres o cuatro compañeros aún; y luego me quedé con la diseñadora del equipo; yo debía esperar pues había quedado de pasar por mi primo a su lugar de trabajo -ahora está en un call center en un edificio bastante cercano a donde iba a trabajar hace cinco o seis años-.

Acompañé a mi compañera a comprar un smoothie y luego aún esperé un rato antes de sacar el auto del parqueo -cuatro dólares y medio-; luego conduje al edificio -le escribí a mi primo para que me esperar en el lugar- pero no ví a mi primo; dí una vuelta a la calle -y le escribí para que saliera a la acera-.

Mi primo se subió al auto y le entregué tres pequeños trozos de papel en los que había escrito las opciones que se me ocurrían para compartir un rato: pasar a un lugar a tomar algo y luego llevarlo a su casa, llevarlo a su casa y preparar café (yo llevaba un par de sobres de café) o traerlo a la casa de Rb, refaccionar y llevarlo por la noche a su casa.

Se decidió por la tercera opción y le escribí a Rb para comentarle que venía hacia casa con mi primo -el año pasado pernoctó un día por acá-; no nos costó mucho entrar -aunque un par de tramos en el camino sí estaban bastante llenos- y un poco más tarde estaba parquándome frente a la casa.

Los dos perros grandes de Rb se emocionaron co la visita y -a pesar de que no era la primera vez- estuvieron agasajando a mi primo; dejamos las mochilas y salimos a comprar pan; con el que preparé una pequeña refacción: pan francés con frijoles y café con pan dulce.

Estuvimos en el comedor hasta un poco antes de las siete; a esa hora le pedí a Rb que me acompañara a dejar a mi primo a su casa; el tráfico estuvo un poco pesado en el lugar de costumbre y un poco más al llegar a la colonia en la que vive mi primo (a una cuadra de la universidad nacional).

Lo dejé fuera de la garita y dí la vuelta; afortunadamente había un carril reversible por lo que nos ahorramos una buena parte del tráfico de retorno; no tuvimos muchas dificultades y un poco más tarde estábamos de vuelta.

El viernes me levanté a la hora acostumbrada -seis y media-, medité y entré a la reunión diaria; luego salí de la habitación a prepararme el desayuno de los fines de semana; después retorné a la cama; se suponía qu enos íbamos a reunir a las nueve y media para continuar ocn el trabajo de ciberseguridad.

Un poco antes de la hora el dev nos escribió para proponer que la reunión se realizara por la tarde; consulté con la SM y pasamos la reunión para las tres; se supone que los viernes almorzamos pescado pero, como ayer me tocó almorzar afuera, nos terminamos el caldo que estuvimos comiendo toda la semana.

A las tres nos reunimos para planear el trabajo de las siguientes semanas; la reunión tardó casi una hora pues nos entretuvimos en algunos otros temas más personales -lecturas personales y así-; a las cuatro hicimos, con Rb, la rutina de ejercicios de los viernes y luego salimos a comprar verduras y papayas.

El sábado me levanté a las seis y media a meditar; estaba lloviendo; salí de la habitación a preparar -y tomar- el desayuno de los fines de semana y luego retorné a la cama; seguía lloviendo y temí que todo el día se mantuviera el mismo clima.

Hice mis lecciones de Duolingo y había planeado leer un poco pero, debido al clima imperante, me quedé dormido y me desperté hasta que Rb me envió un mensaje -y me llamó por Whatsapp- para recordarme que ibamos a salir a las nueve y media.

Me levanté, me vestí y salimos hacia los mercados en dirección sur; compramos pollo y algunos ingredientes para los almuerzos de la próxima semana -yo compré otros paquetes de café instantáneo, un frasco de café instantáneo y media docena de coquitas-.

Cuando retornamos -casi a las once- me puse a hacer la rutina de ejercicios en la bicicleta estática; luego sacamos a caminar a los perros y luego me bañé; después preparé las ensaladas que había planeado; saqué del refrigerador las coca colas que había puesto a enfriar y un par de paquetes de gel congelado.

Cargué las cocacolas, las ensaladas y el gel congelado en la mochila-hielera de Rb -y los snacks y un par platos en mi mochila- metí ambas mochilas en el auto y me despedí de Rb; el tránsito estuvo terrible; no solo empezaba a pocas cuadras de mi casa sino que, en el lugar de costumbre, se detuvo por completo durante más de diez minutos; incluso llamé a mi hijo para avisarle que llegaría tarde; quizá a la una y media.

El embotellamiento por fin se liberó un poco -no había ninguna razón verdadera para que hayamos estado detenidos durante tanto tiempo- y traté de no alterarme mucho: total, ya le había avisado a mi hijo; al final llegué con diez minutos de retraso, me parqueé y subí al apartamento.

Entré y no ví a nadie -nomás varios trastes sucios en el lavaplatos-; me puse a lavar los trastes y llamé a mi hijo para avisarle que ya había llegado; continué lavando, puse a secar los trastes y luego me senté frente al balcón a meditar -viendo el tráfico-.

Mi hijo salió un poco más tarde y conversamos un momento; luego le propuse que nos dirigiéramos al parque temático más grande de la ciudad; en la salida nos ocurrió algo bizarro: la perilla de la puerta le quedó en las manos a mi hijo; la reparamos pero le indiqué que debíamos planear el cambio pues no se ve muy segura.

Caminamos las ocho cuadras hasta el parque -una extra para llegar a una gasolinera en cuya tienda vende hot dogs- y en el mismo nos dirigimos directamente al área de mesas; afortunadamente en esta ocasión no estaba reservado el lugar por lo que pudimos ocupar una mesa para tomar nuestro almuerzo: partimos los hot dogs para consumir una mitad diferente de cada uno; y compartimos las ensaladas (lechuga, zanahoria, manzana verde y aguacate -con aderezo césar o ranch-), los snacks y las coca colas.

Después del almuerzo le propuse a mi hijo que nos subiéramos a la rueda de Chicago gigante; no le gustó mucho la idea pero aceptó; después de bajar del juego mecánico empezamos a caminar de vuelta al apartamento; pasamos a la panadería de costumbre pero, en lugar del zepelín de costumbre- compré un par de porciones de pastel -y una docena de pan tostado, pues había planeado pasar a visitar a mi tía favorita-.

Retornamos al apartamento y le escribí mos a mi hija mayor para ver si ya se encontraba en el lugar -para convidar a pastel y café-, pero ella aún se encontraba en el lugar en el que estaba presentando el exámen final de su curso de técnico médico -afortunadamente pasó todas las pruebas-; partí mi porción de pastel y reservé la mitad para mi hija mayor y luego compartimos un café -y pastel- con mi hijo menor; continuamos con la coversación hasta las cinco y media -le había escrito a mi tío para consultarle si podía pasar por su casa-.

A las cinco y media me despedí de mi hijo menor y bajé al parqueo; a las seis menos cuarto estaba parquándome en la calle donde vive mi tía; toqué el timbre de la casa y mi tío bajó a abrirme el portón; en el comedor encontré también a mi tía y mi segunda prima favorita.

En la planta baja estaban celebrando el cumpleaños de las gemelas de mi primo por lo que cuando llegué -mis tíos viven en el segundo nivel- me convidaron a pastel de fresas con crema -y café-; les entregué el pan tostado y estuve un poco más de una hora conversando con mi tía y mi prima -mi prima se despidió un poco más tarde-.

Un poco antes de las siete le indiqué a mi tía que tenía que retirarme y me despedí; el tráfico estuvo bastante ligero por lo que no tardé mucho en el retorno a casa; lavé y puse a secar los trastos que había usado en el almuerzo cn mi hijo y me puse a corregir el primero (de los diez) archivos json que he preparado para la continua revisión de mis conocimientos de PSPOI, COMPTIA y CEH.

Hoy me levanté a las seis y media, medité y salí a prepararse el desayuno de los fines de semana; después volví a la cama a hacer DUolingo y leer un rato; también me quedé un rato dormitando, puse el reloj para salir de la habitación un poco antes de las nueve, ya que habíamos quedado con Rb de ir al supermercado donde compramos abarrotes a granel.

Por ser domingo no había mucho tránsito y llegamos bastante temprano al supermercado; llevábamos una lista para proveernos -y yo llevaba una lista para comprarle algunos productos de limpieza a mis hijos-; todo estuvo bastante bien, incluso compré el tradicional pastel de tres leches; lo malo fue cuando retornamos al auto: cargamos las compras en el asiento trasero y nos dispusimos a retornar; pero el auto se negó a encender; justo como me pasó hace varias semanas muy temprano.

Probamos varias opciones -como lo que nos había recomendado el mecánico-; luego lo llamamos y aún así no arrancó; Rb llamó a una grúa y nos dispusimos a esperar: se tardaron casi una hora en llegar; en el ínterin nos tocó que salir del automóvil pues Rb empezó a hiperventilar; hicimos un poco de ejercicios de respiración y continuamos esperando; cuando llegó la grúa el conductor nos indicó que lo más recomendable era empujar el auto fuera del parqueo porque estaba muy lleno (había una larga cola para ingresar).

Yo había ido a encontrar a la grúa fuera del parqueo y dos jóvenes (bastante fornidos) me acompañaron para empujar el auto; pero, el bendito auto arrancó cuando lo pasé a neutro; Rb fue a sacar dinero al cajero pues igual debíamos pagar el viaje de la grua (65 dólares).

Nos despedimos de los trabajadores y retornamos a casa; y bueno, nuestra contribución a una pequeña empresa familiar; se supone que le mecánico vendrá a ver el auto el lunes y a ver si se logra reparar; no pienso tocarlo mientras se mantenga el problema.

Antes del almuerzo sacamos a caminar a los perros pues el tiempo ha continuado bastante lluvioso; luego preparamos las alitas y una gran ensalada y después del almuerzo preparé -mientras lavaba los trastos- el té de manzanilla para Rb y un té chai para mí.

El resto de la tarde lo pasé avanzando en The Road to character -me está costando bastante- y en continuar afinando el primero -de diez- archivos json que preparé con las preguntas de PSPOI, CEH y COMPTIA; por fin logré llegar al final de las ciento sesenta y cinco preguntas.

Y a ver cómo sigue eso…

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