miércoles, 21 de julio de 2021

Vacunas... Vaccines... Vaccins...

El tema de las vacunas ha estado últimamente -como casi todo- encendiendo los ánimos en las redes sociales: que si son buenas, que si no son buenas, que si se aprobaron de forma muy acelerada, que son solo un negocio, que dañan mas de lo que benefician, y un laaaargo etcétera.

Personalmente creo en el método científico y leí lo suficiente sobre pandemias y genética en los últimos años como para no tener reservas en su aceptación; incluso he dado mi opinión favorable a los conocidos que me han consultado sobre el tema.

Tampoco es que me urgiera aplicármela: afortunadamente trabajo desde hace un buen tiempo desde casa y, debido a que muchas personas no quieren (o no pueden) vacunarse, creo que pasará mucho tiempo (al menos hasta el próximo año) hasta que se alcance una estabilidad en el número de contagios de COVID.

Y el rechazo a las vacunas no es exclusivo de nuestros países tercermundistas: un ex compañero de voluntariado me comentó que tanto su hermana como su cuñado danés -y residentes de Dinamarca- evitarán vacunarse porque creen que modificará su ADN... si supieran lo realmente complicado que es realizar este tipo de mutaciones; en fin.

Quien sí estaba esperando ansiosamente la oportunidad era RB, incluso había considerado ir -como muchas personas de nuestro medio- al imperio del norte a aplicársela; el inconveniente fue que, aunque su visa está vigente, su pasaporte ha caducado y el trámite de reposición se está tardando mucho más que antes: tiene cita para su renovación hasta dentro de cuatro meses.

A mí la verdad me daba igual y me había ofrecido a cuidar de sus perros durante los días que tuviera que ausentarse para lograr la inmunidad; y la verdad no tenía muchas esperanzas de vacunarme pronto debido a la corrupción local que campea a sus anchas: el gobierno recibió préstamos millonarios para adquirir vacunas pero la mayor parte de la aplicación se está realizando con donaciones.

Por las razones mencionadas -y el atraso en los procesos burócráticos- las jornadas de vacunación han dejado mucho que desear: inmensas colas de espera, desabasto, privilegio de algunos grupos sociales para obtener la vacuna; entre otros; incluso han estado organizando excursiones de vacunación a la frontera con nuestros vecinos del norte.

La semana pasada por fín se abrió el periodo para la vacunación de las personas con edades entre cuarenta y cincuenta años; en el mismo momento que lo anunciaron Rb ingresó sus datos en la página web de registro y me pidió la información necesaria para registrarme.

Durante el fin de semana acordamos que ella se acercaría el lunes por la mañana al puesto de vacunación que instalaron en la iglesia más grande de esta parte de la ciudad y que, dependiendo de lo que encontrara, me avisaría para ver si la acompañaba o la iba a traer o cuáles eran los siguientes pasos a realizar para vacunarnos.

El lunes luego del desayuno Rb se dirigió a pie a la citada iglesia y media hora después me envió un par de fotografías para ilustrar el estado de la cola: no se veía mucha gente y decidió esperar; al principio hizo una cola de pie y luego pudo sentarse, llenar un formulario de descargo de responsabilidad por reacciones indeseadas a la inyección y, finalmente, recibir la fórmula de Moderna; en total el proceso le tomó como tres horas.

Como yo había programado reuniones en mi trabajo para el día siguiente temprano quedamos en que trataría de realizar los mismos pasos -pero mucho más temprano- este día; ayer martes Rb estuvo informándose en las redes sociales sobre el avance general del proceso y al final acordamos que hoy empezaría a hacer cola para vacunarme a las 4:30 de la madrugada -hora y media antes de lo que habíamos previsto-.

Anoche puse el reloj para las 4:20 y hoy, luego de preparar mis documentos de identificación y empacar un par de libros para la espera, nos dirigimos -ahora en auto, por la hora- hacia el centro de vacunación; el acceso en automóvil era imposible: se veía una fila bastante extensa de autos ya haciendo cola.

Rb me dejó en un lugar cercano y me dirigí a la entrada de la iglesia a formarme en la fila peatonal; era un poco después de las 4:30 y ya había como 30 personas cuando me uní; un rato más tarde Rb me llamó y me comentó que la fila de automóviles se extendía varios kilómetros.

Aproveché el tiempo de espera para jugar un poco de ajedrez y terminar de leer Real World; un poco después de las seis abrieron las instalaciones e hicimos un poco más de fila de pie en el interior del parqueo; luego nos repartieron números -me tocó el 85- y esperamos otro poco de tiempo en filas de sillas; en el ínterin avance un poco con el libro de Administración de Servidores Debian.

Se suponía que la aplicación de las inyecciones empezaría a las 8 pero, afortunadamente, dieron inicio a las 7:00; un poco después de las 8 recibí la inmunización, esperé en otra área los quince minutos reglamentarios para descartar cualquier reacción por la aplicación y luego recibí el carnet en el que especifican la fecha en la que debo recibir la segunda dósis: el 18 del próximo mes.

Salí un poco después de las ocho y media del lugar y me vine caminando a casa; como a medio camino Rb me llamó para informarse del avance; le comenté que estaba ya en camino; en cuanto entré a la casa tomé el baño necesario, por aquello de la contaminación, y empecé con mi jornada laboral.

Espero poder viajar a ver a mis padres en un par de semanas, que es el tiempo aconsejable para asegurar una protección mínima contra la agudización de la enfermedad por un posible contagio... y a ver cómo va eso.

miércoles, 14 de julio de 2021

Aprender, aprender... Learning, learning... Apprentissage, apprentissage

La semana pasada terminamos el segundo curso de Lengua de Señas (de seis) con Rb; la última clase fue únicamente para grabar el video con el que se terminaban las actividades del grupo de aprendizaje: una canción de un grupo español.

Las notas habían sido compartidos en el grupo de Whatsapp desde la semana anterior; una persona tuvo la nota toal (100%); yo tuve el segundo lugar con un punto menos, y Rb alcanzó la cuarta posición con un punto menos -alguien más tenía un punto intermedio entre Rb y yo-; igual nadie lleva registro de las posiciones; nomás me dí cuenta al revisar la lista de notas.

Lo extraño es que no habrá descanso entre el segundo y el tercer curso: la semana pasada fue la clausura del anterior y dentro de tres días empezaremos el nivel intermedio 1; ya pagamos la cuota simbólica que cobra el comité y llenamos el formulario de inscripción.

La próxima semana empieza, también, el curso de PHP y Mysql al que me inscribí hace poco; se ve que el nivel es bastante básico pero al menos afianzaré un poco mi conocimiento del lenguaje y la base de datos: desde hace más de 10 años he estado aprendiendo un poco de PHP, instalando el abiente en alguna de mis computadoras y conectándolo con Mysql; las clases serán dos días a la semana durante dos horas por la noche -y durante tres meses-.

Hoy fue el examen final del curso de fundamentos de redes en el que me inscribí hace poco más de un mes; el nivel es bastante básico pero me sirvió para refrescar un poco mi conocimiento sobre el tema; además, este curso incluye una certificación de Microsoft valuada en ocho veces el precio que pagué en el instituto técnico más grande del país.

Continúo avanzando en Francés en Duolingo; aunque no estoy completando cada lección sino únicamente superando dos de los seis niveles (antes eran cinco) en cada una de estas; además estoy entrando esporádicamente a las clases de conversación en este idioma durante los sábados por la mañana.

En el trabajo estoy enseñándole al nuevo analista, que vive en el país vecino del norte, sobre los diferentes procesos que utilizamos en el equipo para completar las diferentes tareas de nuestro departamento; ayer terminamos de recibir el proyecto del equipo que estuvo llevándolo hasta principios de este año.

Terminé por fin de leer Between the world and me; además quiero finalizar los que llevo a medias, estoy avanzando con Real World, de la misma escritora japonesa de novelas negras de la cual leí un par de libros hace un par de meses; además leí otra novela negra de otra escritora española la semana pasada: Progenie de Susana martín Gijón.

Quiero leer algo de no ficción luego de terminar Real World y estaba considerando uno de los libros del fundador de Netflix pero aún no me decido; durante las últimas semanas he estado viendo videos de un youtuber mexicano con una historia bastante interesante: su extracción social es bien humilde y ha logrado mejorar su posición económica a través de la divulgación de temas actuales en sus canales de youtube.

Finalmente; esta semana pagué los casi 200 euros que cobra la universidad española para emitir y enviarme el diploma de la maestría que terminé al inicio del año; igual, según sus comunicaciones el proceso se completa en seis o diez meses; habrá que armarse de paciencia porque además el servicio de correo local es super deficiente: hace un par de semanas recibí -por fin- la playera de Google Cloud que había obtenido el año pasado por completar una especialización en Coursera.

Final finalmente; dentro de dos semanas mi hija segunda cumple veintiún años y como la tarjeta prepago que le dí ya no funciona estuve solicitando ayuda a varios amigos -y a Rb- para enviarle 100 dólares como regalo de cumpleaños; al final hice un relajo cuando no había necesidad: molesté a mi amigo en la ciudad en la que viví unos mese hace mucho tiempo, y a mi -aún- mejor amiga en la misma ciudad.

Ambos se ofrecieron gustosos a ayudarme pero al final decliné pues eso implicaría que también debía molestar a Rebeca y su jefe en una triangulación de dinero -nada ilegal-; y la solución fue mucho más sencilla: le hablé a uno de mis ex compañeros de pasillo que ahora trabaja en Texas, él le envió el dinero directamente a mi hija y yo le deposité el monto en el banco que usamos localmente.  

Todo muy transparente, la única contrariedad fue la molestia a mis amigos mayores; incluso mi mejor amiga se había ofrecido a regalarme el dinero y enviárselo a mi hija pero lo decliné porque no me gusta aprovecharme -usualmente- de la bondad ajena mientras puedo evitarlo.

O sea, aún ando buscando la forma de adquirir una propiedad por lo que no me hubiera sentido tranquilo de estar aceptando dinero como regalo; al menos por el momento; a ver si logro terminar el año viviendo en unas instalaciones propias.