domingo, 26 de marzo de 2023

Así es la vida… That’s life… C’est la vie…

Mi hijo menor llegó a la ‘mayoría de edad estadounidense’ hace una semana… técnicamente ya es un adulto desde hace tres años; prácticamente aún es un adolescente más interesado en los videojuegos y figuras de acción que en algún proyecto de la vida adulta… pero si cambiamos videojuegos y figuras de acción por libros, ajedrez y malabares a mis cincuenta sigo funcionando como un adolescente.

La clase de Lengua de Señas del sábado pasado estuvo un poco más extensa que de costumbre: realizamos una actividad grupal por lo que al final salimos justo a las doce y media; luego tomé mi mochila con mi computadora más viejita y una bolsa en la que llevaba el regalo de mi hijo -cien dólares en moneda local-, un paquete de galletas que decidí no consumir y platos y tenedores -estoy tratando de no usar material desechable-.

Pasé por mi hijo a la una de la tarde e íbamos hacia un Mc Donalds: cuando me reuno con mi hijo menor o mi hija mayor la primera pregunta es sobre el lugar para almorzar; el tránsito estaba bastante pesado y al tomar el periférico mi hijo cambió su elección a Papa John’s en donde almorzamos pizza y nuditos de ajo.

Luego de la pizza pasamos por una pastelería por un tiramisú y un par de donas para retornar a su habitación; en donde le entregué su regalo de cumpleaños y el paquete de galletas que le llevaba; el resto de la tarde lo pasamos entre pastel, donas, conversación -sigue teniendo conflictos con su progenitora- y videos de youtube.

A las cinco y media nos despedimos y me dirigí al Mc Donald’s de costumbre para reunirme con mi amigo creyente de las conspiraciones, y su esposa; la reunión estuvo bastante interesante pues, aparte de la vez que mi amigo vino de Puerto Barrios con su esposa e hijo y la otra vez que el de las conspiraciones llegó con su papá al desayuno; era la primera vez de una reunión grupal.

La esposa de mi amigo -llevan como siete años de casados, con una hija de seis y otra de doce de una relación anterior de ella- es de las personas que no se callan su opinión, aunque -afortunadamente-, no surgió el tema de las confabulaciones mundiales; la reunión no estuvo tan mal y un poco después de las ocho nos despedimos y regresé a mi casita.

El domingo me lo pasé en su mayor parte leyendo y viendo videos de Youtube de los canales que sigo; también me tocó llevar a Rb a la iglesia por la mañana a la escuela dominical y por la tarde para la clase de teología que sigue; como el tiempo ha estado lluvioso me tocó también traerla un par de horas después.

El lunes pernoctó en la casa mi primo del lado paterno con quien más me he relacionado en la última década: tiene casi un año de trabajar en un call center y me había comentado la semana anterior que los buses se habían puesto en huelga por causa de los extorsionistas.

Total que a sugerencia de Rb le ofrecí que se viniera a quedar acá mientras se resolvía el problema y al final aceptó venir por al menos una noche; al final de la tarde le envié las instrucciones para llegar al área y a las siete fui por él al boulevard principal.

Es raro agregar a una persona a la rutina diaria: dos de los tres perros de Rb se entusiasman con las visitas y andan en búsqueda constante de atención y no podemos hacer lo que generalmente hacemos por las noches: Duolingo, series, ajedrez y lectura.

Preparé una cena para compartir con mi primo -usualmente nomás comemos un poco de papaya y alguna galleta soda- y alargamos bastante la sobremesa; un poco después de las nueve nos retiramos a nuestras habitaciones -Rb y yo a la de ella y mi primo a la habitación extra en la que se almacena la comida de los perros-.

Por la mañana preparé para mi primo un desayuno de cereal y fruta -y le comenté que debido al ayuno intermitente que sigo entre semana no como hasta el mediodía- y luego lo acompañé a tomar el busito de regreso a su trabajo.

El resto de la semana pasó más o menos sin contratiempos: Rb ha estado buscando más asesoramiento de nutricionistas y alergólogos para tratar sus padecimientos, salimos a caminar casi todos los días y el señor que nos provee frutas y verduras vino -sorprendentemente- las dos veces que lo esperamos; también cosechamos nuestro tercer racimo de bananos silvestres.

Ayer terminamos treinta minutos antes la clase de Lengua de Señas por lo que me tomé un poco de tiempo para avanzar en Conquer Logical Fallacies: este libro, de Thinknetic, es básicamente una larga lista de las falacias más comunes que se interponen con el pensamiento crítico.

La semana pasada terminé -estoy intercalando un capítulo de esta trilogía con los demás libros- When Gravity Fails e inicié A fire in the sun; este es el que había leído hace treinta años y está siendo interesante re visitar la historia luego de tanto tiempo.

También continúo con The Windup Girl -dos capítulos en cada ciclo- y estoy por concluir Una historia insólita de la Neurología -también dos capítulos en cada ciclo-; comenté un poco de este con la pareja que me reuní el sábado por la noche pues me llama mucho la atención la forma en la que Sam narra los avances en el conocimiento del cerebro, mezclado con la historia y la biografía de personajes más o menos famosos.

Llevo casi a medias The inmates are running the asylum y también avanzo poco a poco con TA Today; además, la semana pasada estuve tratando de avanzar en la revisión de los videos de este tema que componen el currículo del grupo estadunidense de TA al que me suscribí hace unos meses.

Después de la lectura del libro de Thinknetic me dirigí a la casa en la que vive mi hija, a donde llegué con quince minutos de antelación; como me gusta la puntualidad pero me incomoda llegar antes de la hora fijada me quedé en el automóvil jugando ajedrez y a la una de la tarde llamé a mi hija para que saliera.

La llamada completó el número de tonos y luego se fue al buzón de mensaje por lo que bajé del automóvil y toqué el timbre de la casa y aunque oí un zumbido al fondo nadie salió a abrir la puerta; volví a marcar y cuando estaba empezando nuevamente el mensaje del buzón de mensajes salió mi hija.

Creo que otra vez estaba tomada: me pareció percibir cierto tono de loción y cuando entré a su habitación vi una botella a medias; y aunque lo negó cuando le pregunté su comportamiento estuvo un poco más errático que de costumbre; en nuestro trayecto hacia Taco Bell -y durante el almuerzo- también hizo varias referencias hacia su consumo de drogas en el pasado.

También me comentó que está teniendo conflictos en su lugar de trabajo pues la están obligando a cambiarse de intérprete médica a intérprete de videollamadas; y para completar el cuadro, al parecer también está teniendo conflictos con la chica con la que ha estado saliendo últimamente… como que su vida es el combo completo.

Luego de almorzar pasamos por la pastelería de costumbre por un tiramisú y una dona -ella declinó la oferta de donas-; y ya en la habitación preparamos té de menta y compartimos el tiramisú.

El resto de la tarde lo pasamos entre conversación -le molesta que no tenga opiniones firmes sobre la mayoría de temas- y resolución de ejercicios de ajedrez del libro de László Polgár; a las cinco y cuarto nos despedimos pues había quedado de reunirme con uno de mis ex compañeros de mi antiguo grupo de voluntariado.

Llegué al lugar de reunión con quince minutos de anticipación y, como está prohibido permanecer en el automóvil, entré al vestíbulo del restaurante y le envié un mensaje a mi amigo, quien llegó justo a la hora convenida.

La reunión estuvo bastante diferente a las anteriores ya que la última vez que nos vimos le regalé un cubo de Rubik y le enseñé el primer paso para su resolución; en esta ocasión la mayor parte de la hora y media de reunión fue utilizada para revisar el paso 1 y el aprendizaje del paso 2; luego retorné a mi casita.

El domingo pasado, además de llevar dos veces a Rb a su iglesia -y retornarla una vez-, le envíe la nota prevista a mi hija que vive en el imperio del norte; en la misma le deseaba tranquilidad y le pedía que ignorara mis últimas dos comunicaciones -la última era sobre su graduación y la penúltima sobre sus planes- y le indicaba que aunque no hubiera ya más comunicación igual le seguiría enviando regalos para su cumpleaños y navidad.

Además le recordaba la petición que le había hecho cuando se había ido a iniciar sus estudios: que si se quedaba permanentemente me reclamara; liberándola de esta solicitud y pidiéndole que mejor reclame a sus hermanos en caso decida quedarse; por último le notifiqué que cualquier apoyo financiero ahora seguirá la misma condición que con sus hermanos: la expectativa de reembolso; no de forma inmediata o en un solo monto, pero sí de acuerdo a un plan.

Y así es la vida…

viernes, 17 de marzo de 2023

Calorías…Calories… Calories…

 Después de terminar A flickr in the dark -como casi todos los libros de ese tipo: el culpable es el mayordomo- empecé el siguiente en mi lista de esa línea: Blindsight; lo había elegido porque en los comentarios -y en su portada creo- decía que era un libro de hard fiction y esperaba algo como la saga de The Three Body Problem.

Pero, no; o al menos no lo encontré así: habla de viajes en los límites de la galaxia pero mete desde el principio un concepto de vampiros -aunque quizá eso sí es algo análogo a los seres de The Three Body problem- y no me gustó; entonces abrí otro libro que había bajado estos últimos días y ya voy en el segundo ciclo: The windup girl.

Este libro es un biopunk y aunque tiene animales -y humanos- modificados genéticamente su principal enfoque es en las plantas alteradas por las grandes compañías para controlar la forma de alimentación -calorías- de la humanidad; está ambientado en Tailandia y hasta el momento tiene muy buen ritmo.

Además de este libro (y adicionalmente a los cinco en paralelo que he llevado este año: ficción, español, no ficción, tecnología y análisis transaccional) estoy a la mitad del primer libro de otra trilogía de ciencia ficción: When Gravity Fails.

Y empecé a leerlo porque -al igual que la saga La Hermandad de la Rosa- me recordé una noche de la semana pasada de un libro que leí en mi tercer o cuarto año de la universidad: Un fuego en el sol; este libro me lo prestó un compañero de la facultad -o lo encontré en la biblioteca, no recuerdo muy bien- y me recordaba del mismo especialmente por un comentario de otro compañero de estudios sobre la portada y el traje futurista que usaba la chica.

Busqué el libro en la red y leí un poco sobre el autor, su tiempo y su obra; total que Un fuego en el sol es la segunda entrega de la trilogía -el tercero es El beso del Exilio-; entonces, estoy leyendo un capítulo de When Gravity Fails después de cada uno de los otros cinco libros, por lo que espero terminarlo bastante rápido -y continuar con los otros dos, con el mismo método-.

El jueves pasado le hablé a mi amigo oriental para recordarle del desayuno que habíamos programado unas semanas atrás; me comentó que no iba a poder y se disculpó por no haber avisado antes; igual lo reprogramamos para la primera semana de abril; el sábado tuvimos el primer examen del último módulo de lengua de señas y por la tarde compré, en un supermercado, un pastel para llevar a la visita programada para el domingo.

El domingo me levanté super temprano y me dirigí a la casa en la que nació -creo- y creció mi papá -y dónde lo velaron hace cincuenta años-; tomé un par de busitos para salir a la carretera interamericana y luego esperé más de media hora por un bus con destino directo al pueblo.

Pero no pasó un bus directo -o realmente, yo no sabía cuál era- así que me fuí en un bus a la ciudad colonial y allí tomé otro bus hacia el pueblo; a donde llegué con media hora de anticipación; para no llegar muy temprano quise visitar la parroquia local pero encontré en su entrada a un grupo de personas con trabajos de decoración por lo que nomás me quedé un rato en la plaza contigua.

En este lugar encontré una escultura metálica un poco rara y que me dejó con ganas de conocer un poco más sobre sus orígenes o patrocinios: son las piernas de un cuerpo, una de ellas con el pantalón arremangado y sin calzado; la otra con un pantalón formal y zapato; a un lado parece que hay un grillete abierto; ah, y aunque no tiene identificación de autor ni fechas o procedencia, en el frente tiene el sello masón -del rito escocés-.

Un poco antes de las nueve y media me dirigí a la casa en la que pasé unas cuantas vacaciones escolares durante mi niñez/adolescencia; de acuerdo a lo que habíamos acordado llamé a la hija mayor de mi tío para que saliera a recibirme y por fín conocí a mis primos - dos señoritas y un joven - a quienes no había tenido el gusto de encontrar previamente.

Encontré a mi tío -creo que es el tercero o cuarto de los hermanos de mi papá- postrado en cama; convaleciente de una operación de los riñones que le practicaron un par de semanas atrás pero en general de buen ánimo; y aunque no habíamos hablado en más de veinte años -excepto por medio de una videollamada hace como tres años- la hora y media que pasé con él y su familia no estuvo tan mal.

A las once me despedí de mi tío y su familia y retorné a mi casita; a donde llegué a la una de la tarde, con el tiempo justo para almorzar y sacar a caminar a los perros de Rb; luego, por la tarde, la conduje a su iglesia -para la continuación de los estudios teológicos en los cuales está inmersa- y pasé el resto de la tarde leyendo y viendo series.

Hace un par de días le escribí a mi hijo para confirmar la hora de nuestra reunión mañana -cumple veintiún años en un par de días- y me respondió esta mañana afirmativamente; y hace un par de días ví que mi hija mediana estaba en línea -aparece un punto verde al lado de su usuario en Fb- y noté que no respondió a mis preguntas.

Hace tres semanas le había dejado dos preguntas: si habría una ceremonia de graduación para concluir sus cuatro años de estudio en el Imperio del Norte y si quería que yo asistiera; como no ha habido respuestas asumiré que no tiene interés en la segunda de ellas; lo que me libra de ir a solicitar -luego de cuatro años- una visa para la entrada al Imperio.

Además de decidir dejarla en paz -imagino que quiere vivir su vida en completa independencia- también creo que ya es hora de una conversación sobre cuestiones económicas: debo dejarle en claro que -al igual que con sus hermanos- tiene conmigo una línea de crédito pero espero que -como un adulto funcional- se haga cargo de sus responsabilidades financieras.

De mi hija mayor no he sabido mucho; excepto que abonó una buena parte del saldo de su deuda; mi hijo también ha estado constante en sus obligaciones financieras; por lo que esperaría el mismo comportamiento -al menos- de mi hija mediana; en fin…

Mañana esperaría almorzar con mi hijo menor -y entregarle su regalo de cumpleaños- y por la tarde reunirme con mi amigo conspiracionista -y su esposa-; el domingo estoy considerando asistir -luego de dejar a Rb en su iglesia- a un club de ajedrez en el centro de la ciudad… y a ver cómo va eso…

miércoles, 8 de marzo de 2023

Epígrafe… epigraph… épigraphe...

La semana pasada, debido a una conversación con RB, desempolvé mi tesis para consultar el epígrafe incluido en sus primeras páginas -lo chistoso(?) es la fuente del mismo: un libro sobre los diferentes signos zodiacales que la mejor amiga de la mamá de mis hijos nos había prestado-: 

-Entonces no importa hacia qué lado marches -dijo el Gato.

-Siempre que llegue a alguna parte -agregó Alicia como aclaración.

-Oh, seguro que llegarás -la tranquilizó el Gato-, con que marches el tiempo suficiente.

La cita -de Alicia en el País de las Maravillas, de Lewis Carrol-; que ni se llamaba Lewis y a quien le gustaban las mujeres muy jóvenes tiene tantas interpretaciones o acepciones como la mayoría de pasajes tomados de libros famosos.

En mi época -recuerdo- la interpreté como una indicación de que si continuaba esforzándome, tarde o temprano alcanzaría las metas que me proponía; luego leí, o ví en un video, la explicación de que ‘quién no sabe a dónde vá, cualquier camino le viene bien’... en fin.

El jueves pasado marqué la salida de mi turno un poco después de las cinco y me dirigí al centro comercial donde había acordado reunirme con el único primo del lado de mi papá con quien he mantenido comunicación en la última década -aunque la última vez que lo ví fue hace como cinco años-.

No recuerdo muy bien cómo empezamos a comunicarnos pues tiene la edad de mi hija mayor -su papá es el hermano más joven de mi papá e inició su familia muy muy grande-; nos hemos comunicado por Fb y whatsapp y a veces lo encontrábamos con mis hijos en la biblioteca de la universidad.

Ahora trabaja en un call center -en el que creo que mi hijo mayor trabajó hace un par de años- y habíamos acordado tomarnos un café luego del final de su turno de trabajo este último jueves; el tráfico es terrible a esa hora y el trayecto de 10 minutos se convirtió en 30; nos reunimos frente a su trabajo y nos dirigimos al Dunkin Donuts de un mall vecino.

Estuvimos -con cappuccinos y donas- poniéndonos al día sobre nuestra familia durante una hora o así; mi primo está por concluir su formación universitaria -creo que será contador público- y tiene casi un año de trabajar en este call center -al que entró, entiendo, sin entrenamiento previo en inglés-; también comentamos los intentos -por segunda ocasión- de otro primo en alcanzar la alcaldía del municipio en el cual viven.

Había planeado conducirlo a otro centro comercial en donde usualmente toma el autobús para regresar a su casa -el último pasa a las ocho de la noche- pero por cuestiones de tránsito tuve que conducir casi una hora para dejarlo en otro, más cerca del límite de la ciudad; creo que es el período más largo que he conducido acá en la última década; o al menos con este automóvil.

El sábado pasado me reuní con mi único amigo de la facultad; en el Mc Donald’s de costumbre; el desayuno estuvo tranquilo y al final del mismo mi amigo, quien se formó como optometrista en un instituto técnico local, me regaló unos anteojos con filtro de luz azul; de hecho llevaba una lamparita para demostrar la forma en la que estos cristales bloquean la luz de las pantallas.

Lastimosamente la graduación de los anteojos es un poco más pequeña de la que actualmente necesito y pues, no me han servido de mucho; igual, creo que fue un buen gesto de su parte; en la clase de lengua de señas nos tocó presentar la tarea.

La tarea había sido asignada en grupo pero los ejercicios eran individuales; de hecho ni siquiera nos reunimos con mis dos compañeras para la práctica; y es que realmente el lenguaje es más deductivo que formal.

Por la tarde fuimos con Rb a un bowling; en la época que salía con mis hijos los fines de semana acudimos alguna vez a jugar boliche; pero ya había pasado mucho tiempo sin entrar en una pista; fue una hora de ejercicio intenso del cual mis piernas y brazo se quejaron al día siguiente; de todos modos, estuvo divertido.

El domingo pasado había planeado reunirme con mi amigo poeta a quien no veía desde hacía casi diez años; durante mi segundo empleo en un banco local habíamos trabajado por la misma zona y en varias ocasiones habíamos almorzado en un comedor cercano al edificio a donde acudía diariamente a laborar.

Luego lo encontré en un par de eventos que organizó el grupo cívico del cual formaba parte con su pareja: un foro con los candidatos a la alcaldía metropolitana y un evento para el análisis de la problemática del transporte local; también acudí -junto con mi hijo menor- a una caminata-manifestación en la que él había tenido una participación activa.

Había considerado contactarlo desde el inicio de mi campaña personal de apertura social pero no fue hasta principios de año, luego de ver una publicación en redes sociales, que logré concertar la reunión del domingo.

Nos reunimos en un Mc Donald’s de la calzada más transitada de la ciudad y estuvimos desayunando y conversando, con mi amigo y su pareja, sobre las diversas formas en las que la pandemia afectó a la población en general; y sobre las elecciones que se vienen este año -su movimiento cívico feneció-.

Después del desayuno -tardísimo, por cierto: empezó a las 9:30- retorné a mi casita a almorzar y por la tarde conduje a Rb a su iglesia, en donde sigue avanzando en sus estudios teológicos formales; luego me pasé el resto del día navegando por el ciberespacio.

El lunes preparé un pastel de tres leches sustituyendo la mitad de la harina en la receta por polvo de amaranto; y es que a partir del último diagnóstico de Rb -alergia a muchas comidas- ha estado experimentando con varios productos no muy conocidos (amaranto, cúrcuma, linaza, y así) y estoy tratando que no se desperdicie lo que ya no usa.

El pastel no quedó muy bueno: como que el amaranto no es un buen sustituto de la harina de trigo; igual me comí un gran trozo ayer al mediodía y uno un poco más pequeño hoy; además le regalé una buena parte a nuestra vecina, aunque me temo que el resto nomás lo desecharé.

El lunes también me contactó, otra vez, el amigo a quien ayudé financieramente un par de semanas antes: en esta ocasión me comentó que estaba teniendo dificultades por el lugar que alquila y le presté setenta y cinco dólares… de esos préstamos que anoto en mi contabilidad personal como regalo.

Y ayer me llamó mi hija mayor: al parecer las cosas no van muy bien en su trabajo -o más bien, la empresa está teniendo dificultades- y me pidió prestados 100 dólares para cubrir la renta de su habitación; esto no lo anoto como regalo sino que tengo un rubro para cada uno de mis hijos; además, tenemos una hoja electrónica en donde podemos ver el estado de la línea de crédito que les brindo.

Hac un par de días terminé de leer How not to be wrong; en general el libro me pareció bueno, muchos lugares comunes pero en general entretenido; ahora leeré en esa línea Conquer Logical Fallacies; además estoy avanzando en el libro de Sam Kean -muy buena narrativa- y en The Inmates are running the asylum.

Estoy por terminar A flickr in the dark pero me está costando avanzar con TA Today; y es que, aunque no estoy haciendo religiosamente todos los ejercicios presentados en el libro, he tratado de meditar en los diferentes conceptos presentados por TA y cómo puedo aplicarlos a mi experiencia personal.

Este sábado planeo desayunar con mi amigo oriental que sufre de autismo -o asperger- y que es miembro de un grupo catalogado por muchos como coercitivo y el domingo quizá vea a otro tío a quien no he visto en más de dos décadas -salvo por una video llamada hace un par de años-.

Y a ver cómo va eso…