domingo, 30 de diciembre de 2012

Domingo, último Convivio, Rueda de Chicago...

Al final no hubo visitas el último sábado del año.  Tampoco habrá el 31 de diciembre.  Publicaron un aviso en el grupo de visitas, aduciendo que todos necesitan descansar -especialmente quienes se encargan de organizar-.  Otros años sí ha habido.  Espero que no quede establecido este patrón para los siguientes años.  Podrían, por ejemplo, designar a otras personas para que durante esta temporada organicen -o desorganicen- visitas.  Estoy seguro que muchos lugares se quedan esperando a los voluntarios.

Realmente esperaba visitar el sábado pero, al ver que desde el jueves anunciaron oficialmente que no habrían más visitas, decidí asistir al convivio de fin de año de compañeros y ex compañeros de trabajo que organiza usualmente el compañero A.  La otra opción era ir con un grupo de voluntarios -y mucha más gente no voluntaria- a subir un volcán de Antigua Guatemala.  No me llamaba la atención esto último.

Me desperté temprano -un poco después de las seis- pero seguí, como de costumbre, dormitando un rato más.  Le envié un mensaje a Pb para que me diera jalón a la casa del Compañero A y luego, me levanté para ir a comprar un CD para quemar la imagen de Precise Pangolin para instalarlo en mi portátil más nueva.  Como a las 8:00 empecé a instalar la nueva versión LTS de Ubuntu en mi portátil, pero, como tenía más de dos años de no actualizar no pude darle upgrade a la versión instalada.  Me tocó que crear una partición en el disco e instalar la versión en forma paralela.

Dejé la máquina trabajando y salí de mi habitación como a las 9:30, había quedado con Pb que lo esperaría a las 10:30 en el comercial que está frente al edificio en el que trabajamos.  Me fuí caminando.  Llegué un poco antes de la hora al lugar de reunión y aproveché para entrar a un supermercado cercano a comprar unos embutidos, un megalitro de agua gaseosa y una bolsa de malvaviscos.  Se suponía que cada uno de los que llegáramos debía llevar lo que planeaba cocinar.

Como era de esperarse Pb y su antiguo jefe pasaron un poco tarde.  De hecho ellos también pasaron a comprar lo necesario a ese supermercado.  Terminamos saliendo del lugar como a las 11:30.  Llegamos a la casa del compañero A como a las 12:00 y fuimos los primeros.  Los otros invitados llegaron entre dos y tres horas después.  Un poco después del mediodía, mientras Pb y el otro invitado jugaban a bailar -kinetic- con la hija mayor del compañero A, yo acompañé a su esposa a preparar el área del picnic.  Encendí un fuego de los que me enorgullezco de lograr.

El almuerzo estuvo bárbaro.  Al final llegamos como seis o siete.  Dos personas más de la oficina, con su respectivo consorte.  Dos ex compañeros, uno con su esposa y dos hijos.  Compartí los embutidos que había comprado con Pb y ellos me proporcionaron carne asada.  Alguien más obsequió pollo adobado y al final terminamos en la sala del compañero A con café y magdalena.  Como a las seis de la tarde nos despedimos y Pb pasó a dejarme un poco antes de las siete a mi habitación.

Vine a terminar de instalar Precise Pangolin, luego VirtualBox, luego Windows Xp dentro de VirtualBox y al final el programa para la declaración anual de impuestos dentro de Windows XP.  También estuve conversando sobre FB con mi amiga de Antigua.  Precise Pangolin trabaja muy bien.  De hecho siento hasta más eficiente mi portátil.  Dejo de usar por un tiempo Chrome.  Vuelvo a Firefox.
Al final me dormí como a las dos de la madrugada entre instalación de lo necesario y configuración de algunos programas.


Hoy me desperté a las siete.  Continué dormitando hasta un poco después de las ocho y luego estuve revisando mis correos y blogs.  También leyendo un poco de State of Wonder -aún voy por el segundo capítulo-.  A las nueve me levanté finalmente,  a ordenar mi habitación y prepararme para recibir a mis peques.  Fuí por ellos a las 9:25.

Mi chico no traía su cuaderno en donde escribe sobre su semana porque había olvidado actualizarlo entre semana y su madre no le permitió escribir este día.  Venimos a comernos los últimos chocolates de la temporada y a ver un par de videos que había conseguido sobre El Bosson de Higgs, La Teoría de Cuerdas, La ciencia y la música y Sueños Lúcidos.  También publicaron sus primeras entradas en el blog con el que planeamos intercambiar mensajes con el hijo mayor de mi amiga Kr de Portland.  Luego salimos a comprar la refacción: Melón y naranjas.

Refaccionamos en el patio y empecé a preparar los ingredientes para los sandwiches que nos llevaríamos al IRTRA.  Luego preparamos entre todos los Sandwiches:  Aguacate, jamón, salami, tomate, queso, zanahoria rallada, ketchup y mayonesa.  Quedaron muy bien.  Luego de tener preparados los sandwiches nos dirigimos al IRTRA.

Lo primero que hicimos fue buscar un lugar para almorzar, pues ya eran como las dos de la tarde.  Llevábamos, además de los sandwiches, un litro y medio de agua gaseosa y una bolsa de snacks salados.  Luego del almuerzo compramos un pasaporte para doce juegos.  Ingresamos a una nueva atracción que es como un recorrido guiado sobre un personaje legendario -y mítico- de nuestra cultura: Don Chebo.  Luego nos subimos a la Rueda de Chicago más grande que he visto en mi vida.  Treinta y cinco metros de diámetro.

Mi hijo estaba reacio a subir pero le aseguré que todo estaría bien, que subiríamos los cuatro en la misma canastilla.  La verdad es que hasta a mí no me gustó mucho al principio -nunca me han gustado, realmente-.  Al final mi hijo pidió que volvieramos a subir, por lo que luego de un rato de juego en el área de Dinosaurios retornamos a la Rueda de Chicago y nos subimos nuevamente.  Luego retornamos a mi habitación.

Habíamos quedado en jugar Clue pero faltaban como veinte minutos para que los fuera a dejar al retornar a mi habitación.  Preferí que vieramos un capítulo de Phineas and Ferb y luego fuí a dejarlos a su casa.  Les había comentado a mis peques que mañana les llevaría el pastel que me había ganado la semana anterior.  También les comenté que le pediría a su madre que me los dejara el martes.  Me indicaron que lo más seguro es que si estuvieramos el martes juntos.  Cuando fuí a dejarlos aproveché para hablar con mi ex esposa acerca del pastel y el martes.  Me comentó que tenían planes para el martes.

Voy a llevarles mañana el pastel y a contarles a mis chicos que no podremos salir el martes.  Me imagino que ya lo sabrán ellos.  Pasé al supermercado a comprar una cajita de Té y a la panadería a comprar pan tostado.  No había pan tostado por lo que decidí no cenar.  Igual no tenía mucha hambre.  Al final me comí un par de chocolates que estaban aún empacado en una taza que había comprado para el intercambio -que ya nunca se realizó- en nuestro grupo de los sábados por la mañana.


viernes, 28 de diciembre de 2012

Viernes, inocente palomita...

Ayer tenía que continuar con la asignación trabajosa por la que mi jefe me hizo asistir miercoles y jueves.  Nomás trabajé en la tarea asignada hasta las 11:00 aproximadamente.  De 11:00 a 13:00 y de 14 a 18, fue una 'reunión' para ver algunos documentos que teníamos que enviarle a uno de nuestras subsidiarias del sur.  Y, como mi jefe no llegaba hoy viernes, quería dejar 'adelantado' el trabajo.  Hasta las 11 estuve en mi escritorio y luego mi jefe me convocó a una sala de reuniones.  Perdimos totalmente el tiempo de 11:00 a 13:00 entre revisiones de asignaciones pasadas y vagos planes para el mes de enero.

A la una de la tarde bajé al banco en el que utilizo tarjeta de débito.  Había dejado como trescientos dólares en mi escritorio el día anterior y quería depositarlos.  Como a media mañana me había comido el último tamal de los tres que me regalaron mis peques.  El banco estaba nuevamente atestado. Como el jefe de programación me había indicado que bajaría a almorzar a esa hora, lo llamé y lo invité a almorzar.  Almorzamos chimichangas.  Le conté sobre los regalos que mis peques me habían obsequiado y lo creativos que habían sido preparándolos.

De dos a 17:30 continuamos con la reunión, corrigiendo un par de documentos y viendo las tareas para las primeras semanas de enero.  Un poco después de las 17:30 me retiré de la oficina.  Cuando iba pasando por Miraflores llamé a mi hija segunda y estuvimos conversando un momento.  Cuando venía como a un 25% del camino me dí cuenta que había olvidado mis llaves.  No quise regresar a la oficina sino que continué hasta la casa del voluntario que vive en la misma colonia y pasé a pedirle las copias que me custodia.

Vine a mi habitación a leer un poco de State of Wonder y de Come, Reza, Ama.  También a conversar sobre FB con mi mejor amiga del voluntariado, Eve y otra amiga voluntaria.  Un poco antes de medianoche me acosté.

Hoy me desperté como a las 5:30, mis vecinos aún no aprenden a cerrar bien la llave del sanitario y cuando se levantan de madrugada dejan el agua corriendo.  Usualmente me despierto.  Me levanté a cerrar bien la llave y me volví a acostar.  Hasta las 6:30.  El aliciente este día para llegar en paz a mi trabajo es que mi jefe había pedido un día de vacaciones.  Pasé en el camino a comprar el panito del desayuno.  Desde temprano fuí consciente que era el Día de los Inocentes y algunas personas hacen bromas realmente pesadas.

Casi todo el día estuve en reuniones.  La otra parte la ocupé en preparar los documentos que mi jefe había dejado en proceso.  A la una de la tarde bajé a almorzar un poco de avena que había dejado en mi escritorio la semana pasada.  Ví en la foto de un amigo de FB un título de un libro que me llamó la atención: La Mecánica del Corazón.  Lo busqué en la red y lo descargué.  Lo curioso es que lo había visto no hace mucho en papel en poder de una amiga del voluntariado.  Había olvidado eso.
Como broma general cambié el estado de mi perfil en Facebook de Soltero a 'En una relación', tres o cuatro amigos comentaron mi cambio de situación.

Como a las seis me retiré de la oficina.  Incluso me tocó llamar a mi jefe a media tarde pues mi supervisora favorita precisaba de una información que mi jefe había enviado a una subsidiaria sin dejarme copia.  Igual no la pude conseguir.  Vine a mi habitación por mi portátil pues había quedado de acuerdo con el voluntario que vive en la misma colonia que este día me conectaría en su casa para bajar la última versión de Ubuntu, para actualizar VirtualBox, para instalar el programa de impuestos, para preparar la declaración anual de impuestos.

Entrando estaba a mi habitación cuando me llamó Rx,  teníamos muchos meses de no hablar.  Incluso la última vez recuerdo que le corté la llamada.  Sin embargo, no lo hice este día.  Rx me sugirió que salieramos por un café y le comenté que me dirigía a la casa del voluntario que vive en la misma colonia, por si quería acompañaranos.  Aceptó.  Empaqué mi portátil más potente y me dirigí a donde ceno usualmente los viernes.  Dejé la mochila en la casa y fuimos con mi amigo al puesto de asados de costumbre.  Allí se nos unió Rx.  Quien ahora está conviviendo con su novio.  Al menos me pagó los doce dólares que le había prestado hacía casi un año atrás.

Rx nos acompañó en la cena y nos estuvo actualizando de su año en el trabajo y en su relación -están yendo a terapia de pareja-.  Luego se despidió y me puse a trabajar en mi portátil.  Esperaba que, gracias a que la conexión es por cable, la bajada del cd de instalación de Precise Pangolin fuera rápida pero el sistema indicaba que se tardaría por lo menos tres horas en descarga directa.  También recibí una llamada de mi jefe, quien se oía bien alterado porque no le había dejado la información en la forma en la que esperaba.  Me conecté a mi trabajo -puse en pausa la bajada del cd de instalación-, preparé la información que necesitaba y le envié un correo a mi jefe.  Ni siquiera me contestó.

Continué bajando lo necesario y grabando en una memoria usb todas las películas que cupieron en ocho gigabytes.  También contesté a un par de mensajes sobre fb de personas que querían una copia de La Mecánica del Corazón.  También recibí la notificación de una pastelería, en la cual me gané un pastel este miercoles al participar en una trivia, de que podía pasar por mi premio a partir de mañana.

Al final me retiré de la casa del voluntario que vive en la misma colonia un poco después de las diez.  Mi mochilita azul -la uso casi casi todos los días- ya tiene cuatro años de servirme fielmente. Antes tenía zipper doble, es decir, se podía cerrar en ambas direcciones, desde hace un par de años o así ya sólo se puede cerrar en una dirección.  Y desde hace un corto tiempo el zipper ha empezado a abrirse aleatoriamente.  Creo que es tiempo que la cambie por otra.  Creo que utilizaré el dinero que me pagó hoy Rx para reponer mi mochila.  Como mañana no hay visitas -hasta la segunda quincena de enero!!- planeo ir a un convivio con algunos compañeros de la oficina.



miércoles, 26 de diciembre de 2012

Miercoles, primos, chica...

Ayer habíamos quedado con mi ex esposa en que podía ir a traer a mis peques como a las 11:00 AM.  Un poco después de las 10:00, luego de ver una parte de Dragonfly y leer un poco de State of Wonder los llamé para ver si estaban listos y fuí por ellos.  Venimos a mi habitación a ver un episodio de Phineas and Ferb, un video sobre fails del 2012 y a buscar alguna información en Wikipedia.

Había quedado con mis primas que llegaría a su casa al almuerzo navideño alrededor de la 1:30.  Había planeado salir de mi casa a las 12:30 con mis peques para no llegar muy temprano.  Al final salimos casi a las 1:00 de mi habitación y llegamos un poco después de la 1:30 a la casa de mis primos.  Temprano.  Mis tíos llegaron como media hora después y un poco después mi prima mayor.

Almorzamos pavo, arroz especial y ensalada de manzana.  Lo típico.  Y muy sabroso.  Estuvimos departiendo entre almuerzo y conversación casi hasta las 4:30, también explicando un poco del cubo de Rubik.  A las 4:30 les comenté a mis primos que tenía que retirarme para que no nos agarrara la tade y retornamos a mi habitación con mis peques.  Luego los llevé de vuelta a su casa, alrededor de las 5:30.

Retorné a mi habitación y terminé de ver Dragonfly.  Luego me dormí temprano.

Había una dama a la que contacté por medio de Facebook hace más de dos años, creo.  Ella estuvo en el mismo período de entrenamiento en el que ingresé a mi voluntariado pero se retiró por completo del mismo.  Hablamos algunas veces por Facebook el año pasado y nos mensajeamos algunas veces.  La semana pasada la invité a que salieramos.  Se suponía que leeríamos Cien Años de Soledad y nos reuniríamos para comentarlo.  Buen plan.  La cita estaba para hoy a las 6:00.

Hoy me levanté a las 6:30.  Me había despertado mucho antes pero me quedé dormitando en mi camita, este mes de diciembre ha estado realmente frío.  Entré a mi oficina un poco antes de las 8:00, me llevé el par de tamales que me sobraron de los tres que mis chicos me regalaron ayer.  Cuando llegué a la oficina solo estaba el compañero A y la verdad, la oficina se veía bastante solitaria este día.

Temprano en la mañana me llamaron de la agencia en donde están realizando la investigación socioeconómica para el trabajo en el banco al que estoy aplicando.  Supuestamente no habían podido ponerse en contacto con varias de mis referencias personales.  Les proporcioné otros cuatro contactos y les escribí sobre Facebook a los cuatro para ponerlos sobre aviso.  A dos -al voluntario que vive en la misma colonia y a H- los contactaron mientras estaba avisándoles.  El voluntario que vive en la misma colonia me llamó para confirmar que lo había puesto de referencia y H me escribió sobre Facebook para comentarme que lo habían llamado.

Luego, como a la media hora, me llamó Lc, quien será mi jefa en el banco.  Lc me llamó para comentarme que estaba presionando a la agencia esta para que pasaran el informe y agilizar la contratación.  Le comenté lo que había sucedido más temprano y que había recibido la visita domiciliar el sábado.  Le aseguré que en cuanto me confirmara en el trabajo renunciaría en donde estoy.

Estuve trabajando todo el día en la asignación por la que mi jefe me cortó estos dos días de vacaciones y por la mañana conversando sobre Facebook con la dama con la que me encontraría en la tarde.  Salí a la hora del almuerzo al banco en donde me depositan y pasé una pequeña cantidad a la cuenta de ahorros y deposité la mensualidad para mis peques en el otro banco.  Tomé otra cantidad para mis gastos mensuales y me dirigí al banco en donde manejo tarjeta de débito pero el banco estaba atestado.  Dejé el dinero en un sobre en el archivo de mi escritorio.

Un poco después de las 5:30 me retiré de la oficina.  Mi jefa también.  De hecho coincidímos en el elevador.  Costó que pasara el bus para el centro pero finalmente llegué como con media hora de anticipación.  Aprovechando lo temprano recorrí un poco la sexta avenida, ingresando incluso a una exposición de pintura que tiene el gobierno al lado del museo de la policía nacional civil.

Un poco antes de las siete me dirigí al café en donde nos habíamos citado con Eve y esperé un par de minutos.  A las siete le envié un mensaje y me comentó que ya había llegado.  La llamé y resultó que estaba ya dentro del local.  Compré un café helado, un café caliente y un pastel y pasamos la siguiente hora y media conversando de libros, vida, etc.

Un poco antes de las 9:00 Eve me indicó que debía retirarse, pues no guarda su automovil en su casa sino en un parqueo contiguo y no le gusta llegar tarde.  Me ofreció sin embargo, aventón hasta mi casa.  Con Eve me sentí como un adolescente -igual me sucede con casi todas las chicas que me gustan- y estuve a punto de besarla cuando nos despedimos.  Sin embargo me refrené.  Eve es auditora, tiene una fantástica carrera profesional y, según la conversación que sostuvimos, sueña con tener una familia.  O sea, iríamos hacia hacernos mucho daño.  Me despedí con beso en la mejilla e ingresé a mi casa y a mi habitación.  La soledad creo que es mi mejor compañía.

martes, 25 de diciembre de 2012

Lunes, Navidad

Para la visita navideña de este año -en el mismo lugar del año pasado- nos convocaron en el mismo Mc Donald's a las 8:00.  Dejé mi despertador para que sonara a las 6:30 y me levanté en cuanto sonó.  Metí las dos batas en mi mochila, pues le había ofrecido una de mis batas al sonrisero con el que visitamos el sábado por la tarde y tomé un autobús hacia el lugar de reunión.  El restaurante estaba bastante concurrido y los sonriseros a cargo no estaban organizando nada de nada.  Afortunadamente encontré a una sonrisera amiga, que andaba con el voluntario que está involucrado con el cubo de Rubik en el país.  A las ocho y media que se dió la señal de partida abordé el automovil de mi amiga, con únicamente el otro voluntario que estaba con nosotros.

La visita estuvo un poco menos concurrida que el año pasado.  También sentí que se desorganizó un poco más.  Lo interesante es que encontré a una niña que directamente me preguntó si me acordaba de ella.  Le indiqué que el año pasado había llegado a la visita pero resultó que nos habíamos conocido hacía solo unas semanas.  Ella era parte del coro que había llegado a apoyar la celebración de la navidad de los pacientes hematooncológicos.  Estuvimos en esta actividad hasta las doce del día.  Hubo bailes, concursos, regalos y refacción.  Aunque no tan ordenado como el año pasado.

Luego de la visita nos fuímos con Ms, varios de los voluntarios de su grupo y el amigo al que le había prestado la bata a almorzar a un restaurante en donde venden batidos de leche.  Se supone que el lugar es famoso pero casi ninguno de nosotros había comido allí.  Estuvimos en el lugar alrededor de una hora entre almuerzo, globoflexia y conversación.  Luego la mayoría abordamos el mismo autobús para retornar a nuestras casas.

Como aún debía empacar varios regalos busqué una librería y compré tres pliegos de papel, también tres sobres para el dinero que mis padres le enviaron a sus nietos.  Retorné a mi habitación y empaqué el Lego de mi chico, el teléfono de mi hija mayor y la arcilla y ajedrez de mi hija segunda.  También rotulé los sobres de cada uno.  Luego me puse a ver Annapolis.  Cuando terminó la película salí a comprar pollo Pinulito y vine a almorzar a mi habitación.  Un poco antes de las seis fuí a la panadería más grande de esta colonia por la magdalena que había dejado encargada -y pagada- un día antes.

Un poco después de las seis fuí por mis peques.  Quienes también traían regalos.  Me regalaron -de acuerdo a mi lista de sugerencias-: un par de calcetines, negros; un calendario personalizado, este les quedó muy bien; dos libros personalizados de mi hija primera y segunda, un buda en arcilla de mi hijo menor -esto no estaba en mi lista-; además un monito de lona que planeo coser en mi bata nueva.

Como a las seis y media retorné a dejarlos a su casa y vine a ver Extracted.  Me costó terminarla.  Estuve un rato en Facebook pero un poco después de las nueve programé la computadora para que se apagara en sesenta minutos y me dormí en ese lapso.  Un poco después de las once recibí un mensaje de mi mejor amiga pero solo lo leí y continué durmiendo.  Creo que escuché la cohetería de medianoche pero sólo me dí vuelta y continué.  Me desperté a las 7:30 AM.

domingo, 23 de diciembre de 2012

Domingo, almuerzo...

El domingo nos quedó corto.  Me levanté como a las ocho y media para lavar el resto de la ropa que había dedjado en remojo -y mis dos batas-.  Fuí por mis peques a las nueve y media y nos venimos a mi habitación a ver un capítulo de Phineas and Ferb, el video Ben y Yo y un par de videos de animación que había descargado en la semana.  Estuvimos refaccionando con los pretzels y pastelitos que venían en la canasta navideña.  Luego jugamos una partida de Clue.

A las doce y media nos dirigimos a tomar el transurbano hacia la casa de mi jefe.  Nos tomó casi una hora llegar al lugar.  La hermana de mi jefe nos había llamado temprano para darnos las indicaciones y yo tenía unas notas que había tomado hacia unos meses cuando habíamos planeado un almuerzo en su casa.  Las instrucciones que tenía yo, de puño y letra de mi jefe, no eran muy precisas.

La casa de mi jefe es muy bonita.  El residencial es pequeño y la casa la tienen muy bien amueblada.  El almuerzo se atrazó. Mi jefe arregló las cosas para que me quedara conversando con su padre sobre las batallas de la contrarrevolución, mis chicos menores fueran a jugar con su sobrina de diez años y mi hija mayor le ayudara con una cebolla en la cocina.  Mi chica mayor tomó esto como una agresión.  No le gusta la cocina y le fastidió que sus hermanos pudieran ir a jugar y la dejaran a ella trabajando.  Estuve un poco de acuerdo.  También creo que está en la etapa en que estará en contra de todo y en la que empieza a ver la diferencia entre el mundo de los niños y el mundo de los adultos, aunque a mí a veces se me hace difícil ver esa diferencia.

Terminamos de almorzar como a las cuatro.  Los cuatro niños se fueron a jugar a un parquecito cercano y los mayores nos quedamos conversando otro rato en la mesa.  Como a las cuatro y media me despedí de todos y fuí por mis peques.  Los pequeños estaban molestos pues la sobrina de mi jefe había tratado de agredirlos -de hecho le dió un puñetazo a mi hijo en el rostro-.  Tomamos un autobús extraurbano y retornamos a mi habitación.  En el camino estuve conversando con mi hija mayor y me molesté en cierto punto, pues insistía en culparme por haberle permitido trabajar cuando sus hermanos jugaban.

Al final le indiqué que no esperaba ser el padre perfecto, que me equivocaba y equivocaría en muchas ocasiones pero que era responsable de mis decisiones.  Que mi decisión había sido esa y que tenía que vivir bajo mi autoridad hasta que tuviera la edad legal.  Creo que es una respuesta bastante paterna pero también conversamos en grupo y les aseguré que los quería mucho mucho y que esperaba que nuestra vida fuera tan libre de conflictos como se pudiera.  Vimos quince minutos de Percy Jackson y el Ladrón del Rayo y los fuí a dejar a su casa.

Como el lunes caía navidad y el martes también tengo libre, les había comentado a mis chicos que le pediría a su madre que me los dejara un rato el lunes por la noche, para venir por sus regalos y también el martes al mediodía.   Me despedí de mis chicos en la puerta de su casa y les pedí que le dijeran a su madre que saliera un momento.  Cuando mi ex esposa salí me preguntó directamente como había estado lo de la agresión a mi chico.  Mis peques se pelean por contarle a su madre un resumen de lo ocurrido en el día en cuanto entran a su casa los domingos por la noche.

Le conté un poco del almuerzo a mi ex esposa.  Estuvimos conversando en el frente de su casa pero me indicó que o entraba a conversar o íbamos a otro lugar pues no se sentía cómoda de llevar la conversación de esa forma.  Salimos a caminar un par de cuadras y le conté un poco más detalladamente lo ocurrido y mi apreciación del evento.  Me mostré más preocupado por lo ocurrido con mi hija mayor y le pedí que me dejara manejar la situación por mi lado.  Creo que fue la conversación más larga -y sin pelea- que hemos tenido en los cinco o seis años que llevamos separados.  Mi ex esposa estuvo de acuerdo en las salidas de lunes y martes.

Retorné a mi habitación a revisar mis correos, blogs y redes sociales y a intentar bajar un par de películas para la nochebuena.  Encontré Annapolis y Extracted.  Como había terminado de bajar Dragonfly un par de días antes empecé a verla y programé la computadora para que se apagara en una hora o así.  Me dormí sin ver mucho de la película.






sábado, 22 de diciembre de 2012

Sábado, visitas, visitas, visitas...

Ayer, como era de prever, estuvo bien lento el día.  Hubo un montón de bromas acerca de que no se había acabado el mundo, a pesar de todas las malas interpretaciones que se hicieron acerca del Baktún.  El día jueves mi jefe me indicó que tendríamos la reunión semanal a las siete pero, como era de prever,  llegó un poco después de las ocho a la oficina.  Esta vez, ni llamada ni mensaje indicando que no llegaría a la hora de la reunión.  Yo había entrado a las siete y había tratado de avanzar un poco en una asignación.

El día anterior le dejé preparada toda la información para que enviara un correo.  Durante la reunión me pidió que tomara la misma información y enviara el correo que debía haberse ido el día anterior.  La reunión la realizamos de 8 a 10 pero lejos de ver avances, programas o mejoras estuve escuchando una letanía de frustraciones y áreas de oportunidad personales.  En fin.

Al igual que el jueves, ayer llevé una zanahoria rallada.  A la hora del almuerzo bajé al tercer nivel con mi trasto de ensalada y los libros Cartas a Adriana y State of Wonder.  Terminé de leer Cartas a Adriana -me faltaban solo dos cartas- y empecé a leer un poco más seriamente State of Wonder.  Había planeado cruzar la calle e ir al comercial que está frente a nuestro edificio a comprar la arcilla que regalaré a mi hija segunda.

Terminando de almorzar estaba cuando me llamaron.  La persona se identificó como parte de una empresa de investigación que debía confirmar mi estabilidad socioeconómica para el trabajo al que estoy aplicando en el banco.  Me indicó que llegaría a mi casa antes de las cinco.  Como había dejado totalmente desordenada mi habitación le indiqué a la señorita que salía a las 5:30 de mi trabajo y que no podía estar en mi casa hasta las 6 y media o algo así.  Me comentó que la visita domiciliar se realizaría el sábado por la mañana.

Como había indicado a mi mejor amiga del voluntariado que visitaría con su grupo en la mañana del sábado la llamé para comentarle que me sería difícil llegar al hospital o que de llegar, sería más tarde de la hora a la que había convocado.  La tarde transcurrió lenta.  Los dos o tres compañeros que se iban retirando pasaron por todos los lugares deseando feliz navidad.  Como a media tarde me llamó la secretaria de la oficina para que firmara el recibo del pago que nos depositarán la otra semana.  También debía firmar el formulario por los dos días de vacaciones que mi jefe me había ofrecido la otra semana, pero en la mañana mi jefe había decidido que mejor llegara a trabajar.  Firmé por el mediodía del 24 y el mediodía del 31.

De la empresa de investigación me enviaron un formulario de cinco páginas que debía completar y devolver por la misma vía.  También debía imprimir el formulario y entregarlo durante la visita junto con la copia de varios documentos y las últimas tres constancias laborales.  A las cinco y media me retiré de la oficina.  Pasé a la librería a comprar la arcilla para mi hija segunda y luego retorné a mi habitación pues debía fotocopiar los documentos requeridos. Después de fotocopiar los documentos me dirigí a la casa del voluntario que vive en la misma colonia, en donde estuve un par de horas entre cena y conversación.

Después de despedirme del sonrisero pasé a la tienda a comprar jabón en polvo y desinfectante líquido y vine a hacer la limpieza anual a mi habitación.  Terminé durmiendome un poco después de la una  y media de la mañana.  Estaba viendo el último capítulo de la segunda temporada de Homeland, pero viendo lo tarde que era y lo importante de la visita de la mañana programé la computadora para que se apagara en media hora y me dormí.

Este día me levanté a las 7:00.  Bastante descansado realmente.  Me bañé, cepille y rasuré y me puse a revisar mis correos.  Un poco antes de las 8:00 pasó el dueño de la casa.  Le pagué el mes de renta.  Un poco después de las ocho vino el investigador.  Bastante joven y en moto -traía guantes de lana-.  estuvimos conversando un poco en mi habitación, le entregué el formulario impreso y la fotocopia de los documentos y llené unas pruebas dactilográficas.  Luego pasamos a las entrevistas vecinales.  Como estaba por acá el segundo más antiguo de la casa fuí a tocar su puerta.  Anoche ví que andaba tomando pero esperaba que estuviera sobrio este día.  No lo estaba.

Le indiqué que como veía que estaba muy desvelado mejor conversaríamos con el tercero en orden de antigüedad.  Not my cup of tea.  Este individuo trabaja de cajero en un banco y algunos domingos ha puesto su música de Trash Metal demasiado alta.  Aún así, en un par de ocasiones he compartido la fruta que refaccionamos con mis peques algún domingo.  La entrevista fue bastante corta, su nombre, número de teléfono y su opinión personal sobre mí.

Luego pasamos a la casa del vecino con el que había conversado el entrevistador del otro banco el año pasado.  Esperaba que estuviera también su hermano pues el año pasado fueron ellos dos quienes dieron buenas referencias mías.  No estaba.  Pasamos a la siguiente casa y le pedí al dueño del taller de carpintería que funciona allí.  Muy amable el señor dió buenas referencias.  El investigador tomó varias fotos de mi habitación, el baño, el patio, mi persona y luego se despidió.  Llamé a mi mejor amiga para indicarle que iba al hospital y salí a tomar el Transurbano.

La visita, en el área pediátrica del hospital más grande del centro histórico, estuvo genial.  Apoyamos a una familia que desde el año pasado se organiza para llevarles dulces y regalos a los niños que están internados por estas fechas.  Anduvimos por dos niveles y varias salas.  Regalando dulces, repartiendo regalos, cantando y en general, tratando de darles un momento alegre a los pacientes y sus familiares.  Después de la visita nos fuímos a almorzar Pollo Pinulito con otros seis sonriseros, en el auto de uno de ellos.

Nos costó encontrar un lugar para almorzar al aire libre.  Estaba cerrado el Centro Universitario Metropolitano.  Terminamos comiendo en una parquecito al lado de una iglesia católica.  Como a las cuatro de la tarde el sonrisero que andaba en automóvil pasó a dejarnos a una calle cerca de mi lugar de trabajo en donde nos despedimos.  Planeaba ir a visitar a una amiga que conocí el año pasado en el voluntariado y que no había visto en varios meses.  Hace un par de semanas empezamos a conversar con cierta regularidad a través de Skype y ayer me comentó que la iban a operar esta mañana de la vesícula.

Como uno de los sonriseros se ofreció a acompañarme, tomamos un autobús y nos fuímos a la colonia en la que está el hospital que me indicó mi amiga.  Que era el mismo hospital en la que mi hija mayor estuvo internada hace como diez años a causa de una neumonía que se complicó con deshidratación.  La amiga estaba en muy malas condiciones.  La habían operado por la mañana pero no la habían dejado comer o beber agua desde el día de ayer.  Y no lo permitirán hasta el día de mañana.  Estuvimos con este sonrisero un poco menos de una hora tratando de conversar un poco y luego, como el dolor no amainaba y ella nos dijo que intentaría dormirse nos despedimos.

Tomamos el autobús de vuelta al Trebol, mi amigo sonrisero se apeó en el mismo lugar en donde habíamos tomado el autobús y yo me bajé un par de paradas más tarde.  Me vine caminando a mi habitación.  En el camino pasé a un supermercado a comprar una figura de acción, que es la última opción en la lista de sugerencias de mi chico pero era la opción más adecuada dado lo tarde que ando haciendo las compras.  Compré un Hombre Araña de Mattel.  Luego me vine a mi habitación.  Anoche dejé un baño de ropa en remojo -pues no quería tener ropa sucia al recibir la visita domiciliar- y planeo lavar aunque sea un poco hoy por la noche.  Luego dormirme temprano pues quiero tener un buen domingo con mis peques.


jueves, 20 de diciembre de 2012

Jueves, regalos, regalos...

Voy atrasado con los regalos.  Afortunadamente compré la semana pasada el teléfono que había planeado darle a mi hija mayor.  Antier estuve buscando un libro que mi chico escribió en su lista de sugerencias: Ben y Yo -o más bien Ben and Me-.  No encontré el libro en el país.  Una librería que creía bien cara tenía uno en inglés de Benjamín Franklin y coloqué el pedido online, me pareció un buen precio -como seis dólares-.  Adicionalmente pregunté si podían conseguirme el otro libro.  Este si lo consiguen pero cuesta como 10 dólares.  Ordené el primero que había visto y me confirmaron anoche que lo traen en tres o cuatro semanas.  Le daré una impresión del pedido a mi chico ya que a sus hermanas les estoy dando, además de los regalos un par de tarjetas telefónicas del valor más pequeño.

Ayer entré a trabajar un poco antes de las ocho.  Han estado un poco pesados los días pues no sólo me toca avanzar en mis pruebas sino apoyar en algunas tareas extras a mi jefe.  Por la mañana me escribió el amigo que vive en el centro histórico, contándome sobre locales, precios e incluso enviándome unas fotografías de los tableros de ajedrez que había visto el día anterior.

A la hora del almuerzo -salí como a las 1:30 a almorzar- me dirigí al Walmart que está a pocas cuadras de mi trabajo.  Compré un lego que habíamos visto con mis chicos el domingo y que mi hijo había dado como aceptable para regalo.  También compré un plátano, un par de bananos y un par de zanahorias.  Pagué la cuenta y retorné a mi oficina a almorzar la avena que llevé con la fruta comprada.

Continué trabajando en lo mismo por la tarde -realmente tratando de avanzar subrepticiamente en otro par de pruebas- y le avisé a mi jefe que me retiraría a las 5:30 pues debía ir a comprar regalos para mis hijos.  A las 17:35 me retiré de la oficina.  Al mediodía había sacado dinero de un cajero pero no tenía sencillo por lo que pasé a un café en donde trabajé hace unos seis o siete años para que pedir billetes más pequeños.  Llegué rápido al centro y compré el tablero de ajedrez -más dama- que había visto en las fotos que me envió mi amigo.  Luego tomé el transurbano para regresar a mi habitación.

Por la noche me llamaron mis papás.  Desde el año pasado -creo- tienen la costumbre de enviarles dinero a mis chicos para fechas especiales.  Esta navidad no es la excepción.  Estuvimos conversando un momento con mi papá y luego les dí el número de cuenta de cheques que tengo en el banco más grande del país.  Ví el capítulo 9 de Homeland segunda temporada y me dormí.

Hoy me costó un poco menos levantarme.  Dejé el reloj para las seis pues planeaba llevar la acostumbrada ensalada de zanahoria y atún.  Rallé una de las zanahorias que traje anoche pero no encontré atún.   Creía que aún tenía pues hace algunos meses ví que tenía un montón de latas.  Me llevé sólo la zanahoria rallada en uno de los trastes de comida china.

Entré a mi trabajo un poco antes de las ocho.  En el ascensor -desistí de las gradas hace como una semana- encontré a uno de los programadores nuevos.  Uno de los que estuvieron tomando fuertemente para el convivio.  Me contó un poco de cómo terminaron el convivio, llegaron al final entre tres y cuatro de la mañana a sus casas.  Continué por la mañana con las pruebas que estaba realizando por mi lado.

Al mediodía fuí a Juguetón, planeaba comprar un cubo de Rubik original para mi pequeño.  Otro de los items en su lista.  La sorpresa - o quizá no tanto - es que están agotados.  Desde la oficina llamé a otro par de lugares y tampoco encontré.  Supuestamente en una juguetería de la zona 10 tienen uno y, aunque estaba apartado, la dependienta me prometió que llamaría si no llegaban a recogerlo entre hoy y mañana.  Sino consigo el Rubik le compraré una figura de acción a mi chico.

Por la tarde estuve conversando con una dama que conocí en Facebook -pero que era parte de mi grupo de voluntarios-.  Es auditora -y un poco llenita- y el año pasado -o antepasado?- me comentó que tenía una relación un poco extraña con un mexicano que había venido a trabajar al país y luego había retornado a su país.  Ella incluso fue a verlo hace más de un año.  En fin.  Se supone que nos veremos la otra semana.  También le dí los 15 dólares a mi jefe para el almuerzo del domingo.

Casi al finalizar mi jornada laboral -durante la tarde estuve complementando una prueba antes de liberar una versión- estuve conversando con una amiga de tres o cuatro trabajos anteriores.  Le comenté que no me habían llamado del banco desde la semana pasada y que estaba pensando en llamar a la que sería mi jefa.  Estuvo de acuerdo.

Saliendo de mi trabajo llamé a mi chica mayor y estuvimos conversando un rato.  Estaban jugando Bancopoly.  Luego llamé a la persona que me entrevistó la semana pasada pero el cel sonó hasta enviarme al buzón de mensajes.  Como a medio camino me llamó mi papá, para comentarme que ya habían depositado en mi cuenta.  La verdad había revisado online y me había dado cuenta que les estan mandando bastante dinero a mis chicos -el doble de lo delaño pasado-.  Les agradecí por el detalle y les prometí hacer todo lo posible por llevar a mis chicos a principios del otro año.  En un local un poco después encontré a mi prima favorita y su hijo menor.  Me recordó que tengo que llegar a su casa para navidad, al almuerzo.


Había planeado pasar a comprar una torta para cenar -ya se está convirtiendo en habíto, también- y unas cuadras antes de llegar al lugar recibí otra llamada, esta vez de la persona que me entrevistó en el banco hace dos semanas.  Me comentó que ya tenían los resultados de las pruebas psicométricas y que su jefa había estado enferma.  Que ya enviaron mis datos a la empresa que realiza el estudio socio económico y que seguramente la otra semana me llamaban para entrevista, que casi 100% segura estaba que yo era el elegido.  Me emocioné.  Pasé a comprar la torta y una gaseosa y snack a una tienda y me vine a cenar.

martes, 18 de diciembre de 2012

Martes, libros...


Estoy tomando menos café.  Desde hace unos días -o semanas?- me ha aparecido una alergia en la pierna derecha.  Sospecho que es por el café.  Le bajé a una taza al día -usualmente eran tres o cuatro- desde la semana pasada.  Si no se me quita lo cortaré por completo.  Lo que es una vaina porque es lo que me despierta por las mañanas.

Durante la mañana me enteré de las escenas finales del convivio de la oficina.  Uno de los nuevos programadores tomó bastante y terminó abrazando y besando a medio mundo -me parece que hasta al jefe de mi jefe-.  Como disculpa, ayer les llevó a la mayoría un pastelito de Mc Donald's y un café o chocolate.  La gente.  El otro que mostró su verdadero rostro -o quizá ya lo había hecho antes- fue el cuarto integrante del club de lectura.  Aparentemente terminó, junto con los dos más fiesteros de la oficina, a las seis de la mañana en la casa de uno de ellos.

Ayer estuvo bastante trabajoso el día.  Hemos estado trabajando en conjunto con mi jefe las asignaciones surgidas de la reunión de la semana pasada.  El jefe de mi jefe anda de vacaciones esta semana, aunque este día se apareció con sus tres hijos por la oficina.  He estado -también- tratando de avanzar en un par de asignaciones paralelas.  Ayer bajé a almorzar -junto con la avena, que realmente espero que no sea lo de la alergia- una pizza al tercer nivel del edificio.

Salí bastante tarde.  Como a las siete.  Me vine caminando a mi habitación y pasé comprando jabón en polvo, ya que durante el fin de semana no lavé nada.  Dejé un poco de ropa en remojo y me estuve conversando con mi mejor amiga del voluntariado hasta casi las diez de la noche, por Facebook.  Luego vi un capítulo de Homeland, segunda temporada.  Me dormí un poco antes de medianoche.

Hoy me levanté un poco antes de las seis para lavar un poco de la ropa que había dejado en remojo ayer.  Me fuí a la oficina un poco antes de las siete.  En el camino grabé en la memoria de mi celular el teléfono de la persona que me ha contactado para el trabajo en el banco.  Accidentalmente le dí al botón de llamar pero aborté la llamada.  Era muy temprano.  Planeaba llamarla esta noche o mañana.  Creo que lo haré mañana.

Durante la mañana seguí con las pruebas del día de ayer.  También participé en un par de reuniones de avance.  Durante la hora del almuerzo pasé a un comercial cerca de mi trabajo a buscar un par de tablero de ajedrez.  Mis dos peques menores me pidieron eso para Navidad.  No lo he encontrado.  Por la tarde contacté a un amigo de Facebook que vive en el centro histórico para que pasara a ver a un local en la sexta avenida si aún venden de ese tipo allí.

Salí a las seis de la tarde.  De acuerdo a lo planeado, pasé a mi librería favorita -Artemis Edinter- a recoger el libro que me gané la semana pasada: State of Wonder.  Luego me vine directo a mi casita.  No tengo internet.  Descolgué la ropa que dejé secándose en la mañana y terminé de lavar lo que había dejado en remojo.  También salí a comprar cuatro tarjetas telefónicas para darle a mis chicas este fin de año.

Mi jefe me acaba de llamar para afinar los detalles del almuerzo que tendremos este domingo.  Se le ocurrió organizar en su casa, como actividad del área un almuerzo familiar.  Llevaré a mis chicos.  Estoy viendo el noveno capítulo de Homeland y planeo dormirme temprano, para empezar bien la cintura de la penúltima semana de este año.

domingo, 16 de diciembre de 2012

Domingo, convivios, convivios...


El jueves fuí a la oficina de recursos humanos del banco en el que estoy aplicando.  La persona que me entrevistó hace dos semanas no me ha vuelto a llamar pero tomé como una buena señal el que me hayan citado para realizarme los examenes psicométricos y la entrevista inicial.  Me fuí de saco y corbata y un poco antes de las 8:00 llamé a mi jefe para avisarle que había tenido un contratiempo familiar y que llegaría lo antes posible.  No me respondió.  Le envié un sms y llamé a la oficina en donde uno de los compañeros de Soporte tomó el mensaje.

El proceso inició a las 8:00.  Había varias personas iniciando el mismo.  Básicamente llené una solicitud, entregué mi curriculum, pasé una entrevista inicial y me realizaron como 5 o 6 pruebas psicométricas, las cuales no me dejaron muy tranquilo.  Apenas pude llegar como a la mitad de las respuestas en los ejercicios de percepción y aritméticos.

Después de las pruebas me dirigí a mi oficina.  En el camino pasé a un supermercado en el que dejé mi mochila, en la cual había guardado mi saco y corbata, pues no me pareció adecuado llegar con un traje formal a la oficina.  Llegué un poco antes de las 12:00 a la oficina.  Mi jefe me preguntó cómo me había ido y me comentó que nos reuniríamos más tarde para hablar más tranquilamente del tema.  Luego trabajé como media hora antes de que me recordara que tenía que ir al almuerzo de celebración del cumpleaños del jefe de mi jefe.

Fuímos a un restaurante de comida italiana.  Caro.  Almorcé una pasta Alfredo con Pollo y compartí el gasto del almuerzo del jefe de mi jefe.  Retornamos un poco después de las dos y media a la oficina y estuve trabajando en la confección de un listado de prioridades que le habían pedido a mi jefe para una reunión.  Me retiré a la siete de la noche.  Caminé hasta el supermercado en donde había dejado mi mochila y cuando estba retornando ví a u par de tipos sospechosos justo en la esquina del restaurante en donde nos reunimos usualmente con mi grupo de voluntarios.

Decidí entrar al restaurante para ver si había algún conocido.  Encontré a una de las voluntarias de mi grupo de la mañana cenando en compañía de una amiga -otra voluntaria-.  Estuve compartiendo con ellas un poco más de una hora y luego retorné caminando a mi habitación en donde continué viendo Homeland en su segunda temporada.  Me dormí bastante tarde.

El viernes se suponía que entraría a las siete de la mañana por la reunión semanal de mi área.  Cuando ya iba de camino recibí un mensaje de mi jefe comentándome que había olvidado las llaves en la oficina.  Supuse que eso quería decir que llegaría tarde pero, como ya iba de camino, continué.  Entré a la oficina a las siete y mi jefe llegó un poco después de las ocho.  Estuve una parte de la mañana en una reunión viendo las prioridades y tratando de comprobar la solución de una funcionalidad.  Al mediodía nos reunimos con el jefe de mi jefe y los otros supervisores.  Terminamos la reunión casi a las una y media.

Bajé a almorzar un poco de avena que tenía en mi archivo.  El almuerzo lo hice con el jefe de programación, quien era a quien debía entregarle un regalo en el intercambio de esa noche.  Al final no envió ninguna sugerencia.  Después del mediodía me enteré que me había ganado un libro en inglés al contestar a una trivia, concurso convocado por mi librería favorita.  Por la tarde continué con las pruebas que me habían solicitado y salí un poco después de las siete, pues debía dejar enviado un correo a un cliente.  Al salir me dirigí al supermercado que queda cerca de la oficina a comprar un certificado de regalo.  Me costó bastante la transacción -casi una hora- debido a que era la primera vez que compraba una de estas tarjetas.

Al final llegué al restaurante en donde nos habían citado un poco después de las 8:00.  La cena estuvo bien, compramos una opción en la que podíamos comer todas las alas de bufalo o mini hamburguesas por un precio accesible.  En el intercambio de regalo, me tocó recibir del compañero que nos acompaña al club de lectura.  Me regaló un certificado de regalo del mismo supermercado por el valor mínimo que se había acordado para el intercambio.  Le entregué el certificado que había comprado al jefe de programación y estuve un par de horas más en el lugar.  Como a las 11:00 mi jefe me dió aventón hasta mi habitación.  Vine a ver un capítulo de Homeland y me dormí un poco antes de la una de la mañana.

El sábado me levanté a las 6:30 pues debía estar en el lugar de reunión de mi grupo de visita de la mañana antes de las ocho y no había hablado sobre aventón con el voluntario que vive en la misma colonia.  Llegué bastante temprano al lugar de reunión.  A la visita no llegaron muchos integrantes del grupo, aunque si bastantes de los otros grupos de visita.  La visita era para apoyar un convivio para pacientes hematooncológicos.

Al final tampoco llegaron muchos pacientes.  Estuvimos jugando con algunos niños, compartiendo con unos miembros de un coro y al final cantando un rato.  También nos dieron refacción: Refresco, pastel, ponche de frutas y un pan con pollo.

Después de la visita nos dirigimos con seis o siete voluntarios más a PeriRoosevelth, desde donde planeábamos tomar un bus hacia Antigua, pues esa tarde era el convivio del grupo de visita.  Estábamos en este lugar cuando nos llamó el voluntario que vive en la misma colonia.  Una media hora después pasó por nosotros y nos fuímos a la casa de la voluntaria que vive en Santa Lucía Milpas Altas, en donde planeábamos preparar un almuerzo sencillo.

Por cuestiones de tiempo, decidimos comprar comida china en lugar de preparar el almuerzo entre todos.  Llegamos como a las dos a la casa de la voluntaria, almorzamos arroz chino y chao mein y luego estuvimos jugando ping pong y futbol.  La casa de la voluntaria es preciosa,  al parecer el hobbie del papá es la arquitectura y ha decorado la casa casi como un museo.  Un poco antes de las seis, y después de haber compartido pastel y ponche nos retiramos.

Con mi jefe habíamos acordado de reunirnos el sábado a las 6:00 en el edificio en donde trabajamos para atender el convivio de la oficina, que se celebraba en un hotel en las afueras de la ciudad, en dirección completamente opuesta al lugar en el que yo tendría el convivio en la tarde.  Como mi convivio de la tarde se alargaba, un poco antes de las seis le envié un mensaje de que retornaría tarde a la ciudad y que prefería ver por mi lado como llegaba al hotel.  Me respondió con que nos reuniéramos mas tarde.  Finalmente después de un par de mensajes -y una llamada- extra, acordamos reunirnos a las 7:00 en el edificio de la oficina.

El voluntario que vive en la misma colonia pasó a dejarme al lugar como a las siete menos y diez y, como andaba con una playera y pantalón de lona, pasé a un almacén a comprar una camisa manga larga.  Mi jefe pasó por el lugar un poco después de las 7 y media, en compañía de la secretaria de la oficina y nos dirigimos al lugar del convivio.  Que estuvo poco concurrido.  Se suponía que habían hecho una reserva para 27 personas -somos un montón al final- y llegamos como 14.  Solo dos chicas.  El plan era cena con música bailable.

Al final las dos chicas estuvieron turnándose para bailar con varios compañeros de la oficina.  La cena estuvo buenísima y, contrario a lo que debí haber hecho -me había pasado todo el día comiendo- me serví dos veces.  Lo que provocó que la última parte de la velada sufriera los primeros síntomas de indigestión.  Un poco después de las once de la noche nos repartieron las canastas -este año fueron más pequeñas- y ayudé a la secretaria de la oficina a realizar la rifa de varios regalos -al final fueron uno para cada uno-.  Me gané una memoria de ocho gigabytes.  Un poco después de medianoche nos retiramos del lugar y mi jefe pasó a dejarme a mi casita.  Todavía vine a poner un capítulo de Homeland en la computadora pero me dormí antes de que avanzara mucho.

Hoy me levanté un poco después de las nueve y ordené un poco mi habitación, aún seguía con molestias estomacales por lo que decidí pasar este día en ayuno.  A las nueve y media fuí por mis chicos.  Estuvimos un rato en mi habitación viendo un video que había bajado esta semana.  Mis chicos menores traían su lista de sugerencias.  Bastante sencillas, por cierto.  Meditamos por cinco minutos.

Como a media mañana nos dirigimos a la cooperativa en la que tienen sus cuentas de ahorros.  En el camino pasamos al supermercado y compramos -con mi tarjeta de regalo- un Clue.  El precio estaba mucho menor que en la tienda que había consultado antes, aún me sobró un poco de dinero en la tarjeta.  Después fuímos a la cooperativa y mis chicos depositaron una parte del dinero que les habían enviado mis papás hace unos meses.  Se quedaron con una pequeña parte para gastarlos a discreción.

Después de la cooperativa nos dirigimos a almorzar al centro.  Almorzamos en el Mc Donald's de la Sexta Avenida, estaba atestado.  Nos costó encontrar un lugar para almorzar pero finalmente nos hicimos de un par de mesitas.  Luego del almuerzo retornamos a nuestra zona en el Transurbano.  En unas mesitas de la facultad de Odontología abrimos el Clue y jugamos un par de partidas.

Un poco antes de las cinco nos dirigimos de vuelta a mi habitación.  Mis chicos me ayudaron con un poco de trastes que tenía en el lavadero y luego vimos quince minutos de Percy Jackson y el Ladrón del Rayo.  A las 6:05 los retorné a dejar a su casa.  No he comido -casi- nada y decidí o, más bien la moneda decidió, no cenar.  Sólamente veré un capítulo de Homeland y trataré de dormirme temprano.  Quiero empezar la semana con el pie derecho.

miércoles, 12 de diciembre de 2012

Miercoles, disapointment and hope...

Ya van varios días desde la semana pasada en que me despierto un poco después de la 5:00, dejo el reloj para las 6:15 o 6:20 pero uno de mis vecinos sale a lavar un poco después de las cinco e inevitablemente me despierto, me quedo dormitando en la camita hasta las 6:00.

Para este día ya no tenía nada que llevar de almuerzo.  Me llevé una porción de avena.  Había planeado hablar temprano con mi jefe para avisarle que tenía que salir un ahora antes.  Hubo problema porque mi jefe también tenía que salir a las 4:00.  Al final permitió que saliera a las 4:30 y, nomás tenía que capacitar a la subsidiaria de uno de los países del sur.  Al final resultó que la capacitación la programaron para la 1:30.  Por lo que solo bajé a comprar una chimichanga y retorné a impartir el entrenamiento.  Se suponía que con eso estaba repuesta la hora que iba a salir temprano.

Después de la capacitación mi jefe me pidió que la acompañara a una reunión con los supervisores y el jefe de ellos.  Al final mi jefe no había preparado bien los puntos que debían ser analizados en la reunión y el jefe máximo pidió que se programara una nueva reunión.  Llegamos casi a las 4:30.  Salí y mi jefe me indicó que seguiríamos con la reunión de equipo en una de las salas.  Estuve esperando pero a las 4:30 le envié un correo indicándole que llegaría temprano mañana para empezar con la revisión de los puntos que su jefe nos había pedido.

Se supone que mañana participaremos en un almuerzo por el cumpleaños del jefe máximo.  Se supone que tomaríamos de 12:30 a 2:30 para esta celebración.  A las 4:30 bajé a la parada del autobús y abordé uno que me llevaría al obelisco.  Un poco antes de llegar a El Trebol recibí una llamada, era de la persona que me había entrevistado la semana pasada indicándome que su jefa había tenido una emergencia y que cancelaba la entrevista que me había programado para hoy a las 17:30.  Que me llamaría mañana para reprogramarla.

Aprovechando que estaba a medio camino me bajé en El Trebol y pasé a la caseta de SIGA a ver si podía desbloquear mi tarjeta de Transurbano, mi sobrino la había pasado varias veces en el sensor y ya no he podido utilizarla.  Al final no pudieron desbloquear el saldo que tenía pero si pude cargarle un nuevo saldo.  Después de eso caminé hasta el supermercado en el que usualmente compro las zanahorias para los almuerzos de jueves y viernes.

Estaba escogiendo un par de zanahorias cuando me acordé de que mañana almorzamos en grupo.  Me retiré del supermercado sin comprar nada.  Vine a mi casita bastante temprano, como a las 6:20.  Revisé mi correo y me dispuse a ver el tercer capítulo de la segunda temporada de Homeland.  Un poco después de las 6:45 recibí una llamada.  Era del área de Recursos Humanos del banco en el que estoy aplicando -y en el cual cancelaron este día la entrevista-.  La persona que llamó me indicó que debía presentarme a su oficina a iniciar el proceso formal de reclutamiento.

Al preguntarle si era necesario llevar algo me indicó que si podía, el curriculum, cartas de recomendación, constancias de estudios, fotografía, etc.  Me levanté a buscar toda la papelería y salí a la librería a fotocopiar los documentos que necesitaba.  Desafortunadamente no tenían folders y ganchos por lo que me tocó que caminar a una farmacia-supermercado a diez o doce cuadras de mi habitación para proveerme de esto.  Luego retorné a preparar la papelería para mañana.

La persona que me llamó me indicó que como mínimo será mediodía de evaluaciones y entrevistas.  Aún estoy pensando que excusa le daré a mi jefe para llegar tarde mañana al trabajo.

martes, 11 de diciembre de 2012

Martes, almuerzos, regalos y disapointment...


El domingo que fuí al mercado con mis chicos compramos cuatro aguacates.  En el almuerzo utilizamos sólo dos.  Guardé el otro par de aguacates para los almuerzos del Lunes y Martes.  El lunes pasé a comprar un par de salchichas a la tienda y llevé uno de los aguacates y una sopa que tenía desde hacía algunas semanas en mi habitación.

El día estuvo medio tranquilo.  Estuvimos trabajando con mi jefe en la prueba de la misma funcionalidad que trabajamos la semana pasada.  También estuvimos reunidos una parte de la tarde para verificar algunos tiempos de prueba que se debían planificar durante una reunión del martes por la mañana.  Al final salí un poco antes de las seis y me vine directo a mi casita.  Vine a ver los últimos dos capítulos de The Big Bang Theory que había bajado durante el fin de semana y el último capítulo de la primera temporada de Homeland.

Por la mañana había encontrado a mi ex jefa en Skype y le había agradecido la buena referencia que le había dado a su ex compañera de trabajo sobre mi rendimiento.  Al mediodía había preparado la sopa que llevé y había bajado a almorzar al tercer nivel.  Continué leyendo Cartas a Adriana.

Este día se suponía que tendríamos una reunión con el jefe de mi jefe a las 9 de la mañana.  Llegué un poco antes de las ocho y empecé a trabajar en la comprobación de una funcionalidad que teníamos pendientes con nuestro cliente en el país vecino del norte.   Además, como ayer antes de retirarme mi jefe me había pedido que le comprara un pastel y un café a su amigo secreto -mi supervisora favorita-, pasé antes de subir a Mc Donald's por el encargo.  Parte del café se me cayó subiendo las gradas.

La novedad este día era que ya varios compañeros habían enviado su listado de regalos sugeridos para el amigo secreto.  Yo había estado barajando algunas posibilidades los últimos días y al final envié como sugerencias: Un juego de Clue -en inglés o español-, un vale para una zapatería, un gadget o un vale de alguno de los almacenes más grandes de la ciudad.  El jefe de programación aún no ha enviado sus sugerencias.

Mi jefe llegó un poco antes de las 9:00 y me indicó que yo no entraría a la reunión que estaba planificada pues me había programado una reunión de capacitación con la subsidiaria en uno de nuestros vecinos del sur.   Al final no se dió la reunión, el maestro de ajedrez de la oficina era quien llevaría la voz cantante pero no pudo hacer que los convocados de la subsidiaria se presentaran a Skype.  Mientras esperábamos si se daba o no la reunión estuvimos conversando un poco sobre filosofía y relaciones.  El maestro de ajedrez de la oficina acude a un grupo gnóstico y practica meditación.

Aprovechando el aguacate sobrante esta mañana había comprado pan y jamón y preparado unos panitos, tres.  Me comí uno a media mañana y al medio día bajé con el resto y la avena a almorzar al tercer nivel, junto con Cartas a Adriana.  No tomé mucho tiempo de almuerzo pues había planeado empezar con las compras navideñas.  Acudí a una tienda de electrónicos a comprarle un celular a mi hija mayor, el que está usando está apagándose constantemente.

Después del almuerzo seguí trabajando en la misma asignación de la mañana y participé en una reunión a la que mi jefe no pudo acudir.  Un poco antes de salir de la oficina revisé mi correo de Outlook y me percaté que había una oferta -realmente era de ayer- para Analista de Procesos, cuando ví el correo me pareció conocida la dirección y al investigar un poco más en Google, encontré que era para la misma posición para la que me habían entrevistado la semana pasada.

Tuve un bajón de ánimo bastante fuerte.  La verdad estaba contando con esa oportunidad.  Por otra parte, he estado repitiéndome que debo seguir trabajando tan bien -o mejor- de como lo he estado haciendo durante este año, eso hasta que realmente tenga otra oportunidad, o de hecho, me toque renunciar.  Finalmente me puse a buscar un par de artículos para continuar avanzando a pesar de las decepciones.

Un poco después de las cinco y media recibí una llamada, la verdad casi no se escuchaba, ya que por la altura de la oficina la señal es muy irregular.  Le indiqué a quien me llamaba que le devolvería la llamada y entré a una pequeña sala de reuniones.  La que llamaba era la misma persona que la semana pasada.  Me llamaba para una entrevista con su jefa -el segundo paso- el día de mañana a las 5:30.  Así que mañana tengo que volver a pedir permiso en mi trabajo para salir una hora antes.

Un poco antes de esta escena le había enviado un mensaje por Facebook a mi mejor amigo en Portland, en Yahoo News había salido una encuesta con las carreras más satisfactorias y el Bombero Municipal estaba en la segunda posición.  Mi amigo andaba por Facebook y me contestó el mensaje, agradeciendo el mensaje que había dejado en el libro de visitas de la esquela de su abuelo el fin de semana.  Intercambiamos un par de mensajes más.

Un poco después de la hora de salida me retiré de mi oficina.  En el camino llamé a mis peques para verificar si estaban siguiendo el curso de inglés que les pasé el domingo.  Me recibió mi hija mayor con la novedad que habían comprado unas pericas australianas -el domingo me habían comentado algo-.  Hablé también con mi hija segunda y mi chico para que me pasen este domingo el listado de sugerencias para sus regalos esta navidad.  Ya solo me faltarían dos regalos.

Vine un poco antes de las siete a mi habitación a limpiar un poco el baño, previendo que si avanzo en el proceso del banco me tocará recibir una visita domiciliar.  También a ver los primeros capítulos de Homeland segunda temporada.  Este día el compañero A me pasó los últimos seis capítulos de los once que lleva ahorita la segunda temporada.

domingo, 9 de diciembre de 2012

Domingo, internet y buda...


Entré a mi habitación un poco después de la una y media. Aún puse un capítulo de Homeland en mi computadora pero la programé para que se apagara cuarenta minutos más tarde. Me dormí, estimo, un poco antes de las dos de la mañana. Dejé el reloj para que sonara a las ocho y media.

Un poco después de las ocho me desperté y salí a lavar un poco de ropa. También ordené mi habitación y a las nueve y media fuí por mis chicos. Este día tocaba, según nuestro calendario la hora mensual de internet. Estuvimos armando cubos de rubik, leyendo y un poco antes de las once de la mañana fuímos al mercado para comprar la refacción -melón- y algunos ingredientes para complementar el almuerzo.
Antes de salir meditamos cinco minutos.

Parte de la mañana la pasamos viendo un capítulo de Phineas and Ferb en inglés y un par de videos sobre tecnología que les había conseguido a mis chicos. Refaccionamos en el patio de mi casa, mis chicos leyendo y yo aproveché para preparar una ensalada de tomates y pepino. Un poco después del mediodía nos dirigimos a almorzar a la universidad.

Usualmente los domingos que toca internet primero pasamos al cibercafé y luego vamos a comprar al restaurante chino de costumbre para finalizar en los campos de la universidad para almorzar. En esta ocasión como consideré que ya era muy tarde, nos dirigimos directamente al restaurante de comida china, fuimos a almorzar a los campos de la universidad y luego pasamos al café internet para que mis chicos tuvieran su hora -realmente hora y cuarto- mensual.

Después retornamos a la universidad -está a la par- y conseguimos hojas para hacer origami. Mi hija segunda nos enseñó uno de las últimas figuras que aprendió: Un Buda sentado. Después de terminar el origami retornamos a mi habitación. Mis chicos me ayudaron con los trastos del día y luego vimos veinte minutos de Percy Jackson y el Ladrón del Trueno. A las seis los fuí a dejar a su casa.

Sábado, convivencia, convivios y horario usual...


Para el segundo sábado de diciembre habían convocado a una visita de la descendencia de una de las líderes actuales de mi voluntariado. No soy realmente parte de su descendencia pero el año pasado los acompañé en esta visita. El sábado también el grupo de visita de mi mejor amiga del voluntariado había planeado un desayuno comunal. Cada quien debía contribuir con algo. Se suponía que nos reuniríamos a las siete y media para el desayuno y convencí al voluntario que vive en la misma colonia que luego nos fueramos a la visita, que se realizaría en el hospital más grande del sur de la ciudad.

Me levanté como a las seis y media y me dirigí a la casa del voluntario que vive en la misma colonia, como usualmente le dá aventón a otra voluntaria que vive de uno de los municipios en la periferia de la ciudad nos tocó esperarla en una de las estaciones dle transmetro. Llegamos al lugar de la reunión como a las 8 menos cuarto. A las ocho y cuarto nos dirigimos a la casa de uno de los voluntarios que había ofrecido el parque recreativo de su colonia para realizar el desayuno. Que estuvo buenísimo: Panes con jamón, panqueques, platanos fritos, frijol, café, jugo de naranja y otras cosillas.

A las 9:30, de acuerdo al plan nos despedimos y en compañía de un tercer voluntario nos dirigímos al hospital en el cual sería la visita. Que estuvo genial. Llegamos entre ochenta y noventa voluntarios y nos distribuimos en el segundo y tercer nivel del hospital. Con otros tres o cuatro voluntarios de la última camada de graduandos estuvimos en una sala del hospital en el cual había varias señoras guardando cama. Fue muy divertida la visita y terminamos saliendo como a las doce y media de allí.

Después de la retroalimentación y despedida retornamos al automovil del voluntario que vive en la misma colonia por la mochila y, con otra voluntaria, nos dirigimos caminando a Miraflores. Ella se quedó allí y yo me dirigí a un centro comercial en el cual pasarían a recogerme para la reunión de mi grupo de visita de la tarde. Se suponía que sería el recibimiento de los nuevos voluntarios. Sólo llego una nueva.

Almorzamos pizza y realizamos una dinámica de integración. Luego estuvimos en conversación durante un par de horas más. Un poco después de las cinco la nueva líder de este grupo de visita me dió aventón al Trebol y allí tomé el transmetro para venir a mi casita. En una tienda compré unos chocolates pues era lo que se había planeado para el intercambio de regalos y vine a mi casa a empacarlos. También puse un poco de ropa en remojo.

Un poco después de las siete me dirigí a la casa del voluntario que vive en la misma colonia. La mayor parte de los otros invitados llegaron un poco antes de las nueve de la noche, incluyendo al matrimonio que solía ser amigos de Al. Estuvimos jugando Uno, comiendo tamal, y al final de la velada, hicimos el intercambio de regalos. En el sorteo nos tocó intercambiar con el anfitrión. Una de las voluntarias pasó a dejarme a mi casita como a la una y media de la madrugada.

Viernes, la quema del diablo...


Hay una costumbre que está bastante arraigada en el país, más creo, en la ciudad capital: El siete de diciembre de cada año la mayoría de familias, especialmente católicas, sacan al frente de sus casas basura y papeles y preparan una fogata en la que 'queman al diablo'.

El viernes llegué un poco antes de las ocho a la oficina. Mi jefe me había enviado un mensaje la noche anterior cancelando la reunión semanal de las siete de la mañana y pude dormir un poco más. En el camino pasé comprando un chocolate para dejar en el escritorio del jefe de programación, quien me tocó en el sorteo para regalarle esta navidad. Cuando llegó el maestro de ajedrez de la oficina, quien usualmente está comprando la refacción general de la tarde: Pan tostado, le hice entrega de tres dólares como contribución a la refacción de ese día.

Empecé a trabajar en el documento final de la prueba que había realizado presencial y remotamente con nuestro cliente local y un poco antes de las 9, fuí convocado a una sala para la realización de la reunión semanal. Que no fue tal. Mi jefe no ha podido enfocarse en las prioridades. Traté de centrar la reunión en los puntos más importantes pero luego me dí por vencido.

Seguí nada más el curso de las divagaciones que estaba escuchando. Como había planeado, al mediodía salí al banco en el cual manteno mis ahorros y saqué un poco de dinero de la nueva cuenta que acabo de abrir. Una parte la deposité en la antigua cuenta de ahorros y otra parte -como el gasto personal de un mes- lo fuí a depositar a la cuenta que manejo con cheques y tarjeta de débito. Cuando retorné a mi lugar de trabajo el maestro de la oficina me notificó vía Skype que había algo a mi nombre en la caja de regalos: Un pastelito de Mc Donald's.

Por la tarde terminé de preparar el documento que llevaba en proceso y volví a estar una gran parte de la tarde en la reunión semanal. Salí un poco antes de las seis. Me había hecho el propósito de salir a mi hora de salida pues las fogatas son muy populares y no megusta andar caminando entre fuegos artificiales. Pasé a comprar pan dulce y cené con el voluntario que vive en lamisma colonia. En el camino también pasé al supermercado pues debía comprar una bolsa de nachos que es lo que se me había asignado para llevar al desayuno comunal del sábado y una taza de chocolates para el convivio del día siguiente de mi grupo del sábado por la noche.

Un poco después de las nueve me despedí de mi amigo y me vine a mi casita a ver un capítulo de Homeland. Me dormí un poco antes de la medianoche.



jueves, 6 de diciembre de 2012

Jueves, evaluation...

Hoy, como preveía un día diferente, me levanté bastante temprano.  Había dejado el teléfono para que sonara a las 6:15 pero me levanté a las seis.  Otra vez me desperté bien temprano, me estuve dormitando y luego comprobé la hora: 5:59 AM.

Me alisté -rasurado incluído- y me fuí a mi trabajo un poco antes de las 7:00.  Preveía un día un poco cargadito pues la prueba en la que había estado apoyando a mi jefe finalmente me la estaba transmitiendo íntegra.  Llegué temprano a mi oficina y me puse a trabajar en la prueba remota que estoy aún realizando con nuestro cliente local.

Un poco antes de las 9:00 mi jefa me llamó por teléfono para que la acompañara a una sala de reuniones en la que estaríamos trabajando en la prueba en conjunto.  El jefe de programación nos estuvo apoyando.  Un poco después de la una salí a almorzar.  Al mismo comedor que ayer.  Me llevé el libro que estoy leyendo: Cartas a Adriana.  Cuando acababan de servirme llegó el jefe de programación y el jefe de análisis.  Almorzamos en grupo.

Por la tarde retorné a continuar con la prueba remota y mi jefe insistió en que le continuara apoyando con la otra prueba.  Además estuvo continuamente pidiéndome información sobre mi registro de tiempos de hace uno o dos meses pues al parecer estaba actualizando su propio registro de tiempos y tenia varias dudas sobre actividades de algunos días.  Afortunadamente me he mantenido constante en el registro de mis tiempos.

Tal como le había informado ayer a mi jefe, este día salí a las 4:30.  Como la entrevista/evaluación era en una oficina prácticamente en el lado opuesto de la ciudad estimé que me tomaría una hora llegar.  Tomé un autobús frente al edificio donde trabajo y luego abordé el transmetro en la estación más cercana del obelisco, pues hasta allí llega esa ruta de autobuses por la tarde.  El tiempo que calculé de viaje fue bastante exacto.  Estaba entrando a la oficina de la persona que me entrevistaría  a las 5:20.

La amiga de mi ex jefa me cayó muy bien.  Es muy simpática.  No es precisamente delgada y no tiene un rostro de modelo pero tiene un aire muy muy agradable.  Me estuvo entrevistando como media hora y luego, cuando le indiqué que me interesaba la posición ofrecida me realizó la evaluación de habilidades para el puesto.

La prueba tenía una parte teórica sobre administración y procesos y una parte práctica de diagramas de flujo.  Sentí que en la parte teórica me fue muy bien pero en la parte práctica me quedé corto.  Además me llevó casi hora y media la prueba en total.  Se supone que hay otros dos candidatos.  Se supone que el siguiente paso es una entrevista con la jefa de mi entrevistadora de este día -quien sería mi jefa- y luego todo el proceso de reclutamiento del banco.  Un par de semanas o algo así.

Al final, no sé.  El horario sería bastante similar al que tengo.  Mi jefa sería más agradable.  Las tareas serían una combinación de lo que hacía en el banco anterior y lo que hago ahora -procesos y control de calidad de software-.  Entre las desventajas -creo que la mayor- es que percibiría como el 2% menos de lo que estoy ganando ahorita, anualmente.  Creo que es un precio justo para cambiar de liderazgo.  Además, por ser un banco un poco grande tienen su propio programa de desarrollo.  Hay cursos universitarios patrocinados por el banco.  Igual, si conviene, conviene.  Espero que convenga.

Veremos como va eso.




miércoles, 5 de diciembre de 2012

Miercoles, esperanza -again-

Hoy me levanté temprano.  Había puesto el reloj para las 6:30 pero uno de mis vecinos salió a lavar muy temprano.  Me desperté un poco después de las 5:00 y estuve dormitando en mi camita hasta un poco después de las 6:00.  Alcancé mi celular y vi la hora, iba a seguir hasta las 6:30 pero un poco después de las 6:10 reuní el ánimo para levantarme.

Me alisté -se me olvidó preparar avena- y un poco antes de las siete salí caminando hacia mi trabajo.  Llegué relativamente temprano y me puse a trabajar en las asignaciones del día.  En la oficina volvieron a instituir la regla de hablar en inglés as much as we can y traté de no reirme mucho -por lo bajo- de las conversaciones en ese idioma.

Mi jefa llegó un poco después de las 9:00 y me pidió que la apoyara con una prueba que debía realizar en uno de los programas de nuestra subsidiaria en nuestro vecino del norte.  La prueba fue más bien corta y me tocó que enviar el documento y correo de rechazo.  A media mañana nos convocaron a reunión general -virtual- con el jefe del jefe de mi jefe.  Esta persona nos indicó que siempre no nos liquidarían al final de año sino que tendríamos que esperar hasta marzo o abril.

Cuando el jefe del jefe de mi jefe ya se había desconectado el jefe de mi jefe nos retuvo aún un poco en la sala de reuniones tratando de aclarar un poco la situación sobre el cambio de empresa y la forma en la que se manejaría.  Cuando estaba en medio de su discurso recibí una llamada en mi celular, iba a salir a contestar al pasillo pero decidí cortar la llamada.  Al salir de la reunión entré a una pequeña sala de reuniones y llamé al número del cual me habían llamado.

Era la amiga de mi ex jefa, a la que le envió mi curriculum la semana pasada.  La señora me indicó que acababa de enviarme un correo para que acudiera a una entrevista.  Le indiqué que me quedaba bien mañana al final del día y quedamos en que mañana llegaré a su oficina -que queda bastante retirada de mi lugar de trabajo- a las 5:30.

Después de la reunión continué con la prueba que había dejado pendiente el día de ayer con nuestro cliente local y un poco antes del mediodía mi jefa me convocó a reunión con su jefe.  Es un conflicto cuando trabajamos con el programador menos productivo -y más protestador- y el jefe de mi jefe insistió que debíamos documentar muy bien las pruebas pues de no hacerlo se generaba aún más conflicto.

Como no había llevado avena y el jefe de programación estuvo trabajando en mi estación un poco antes del almuerzo le propuse que almorzáramos en el comedor al lado de nuestro edificio.  Bajamos un poco después de la 1:30 y almorzamos viendo una parte de un partido de la liga europea.  Nos acompañó un amigo quien había llegado a pedirle dinero prestado.

Después del almuerzo estuve trabajando en mi escritorio tratando de terminar la prueba que tengo aún en proceso con nuestro cliente local.  Como a media tarde mi jefe me indicó que continuaríamos con la prueba de la mañana y nos reunimos en una de las salas con computadora.  Las dos horas siguientes estuvimos tratando de afinar detalles de la prueba y mi jefe me aclaró un poco la razón de su comportamiento en el club de lectura de la noche anterior.  Inmadurez, digo.

Al final terminamos de realizar la prueba un poco antes de las 6:00.  Aproveché la reunión para avisar que mañana tengo que retirarme a las 4:30.  Al final mi jefe me ofreció aventón y pasó a dejarme a la calzada principal más cercana a mi casa.  Mañana el plan es salir a las 4:30, dirigirme a la pre entrevista y luego ir al convivio navideño convocado por mi grupo de visita de los sábados por la tarde.  Lo bueno es que el lugar de reunión es bastante cercano a mi casa.  A ver como va eso.

Martes, Club de lectura -que no es de lectura-...

Ayer me tocó nuevamente ingresar a la oficina de nuestra subsidiaria local.  Llegué un poco antes de las 8:00 y el guardia me dijo que tenía que esperar hasta la hora de apertura normal.  Llamé al programador que está haciendose cargo de esta subsidiaria pero no me constestó.  Como a los diez minutos me devolvió la llamada y uno de sus compañeros bajó a franquearme la entrada.  Estuve trabajando con el mismo personal -y el jefe de contabilidad- hasta el mediodía y a la hora del almuerzo me despedí de todos.  Pasé a comprar un hotdog callejero y me dirigí a mi oficina.

Hace mucho tiempo nos estábamos reuniendo cada dos semanas.  Ahora es una vez al mes.  Al inicio intentamos leer un libro de Dale Carnegie.  Ahora desistimos de la lectura, al menos estructurada.  El jefe de mi jefe si es, al parecer, un lector consuetudinario.  Está leyendo por estos días Cincuenta sombras de Grey. Yo estoy leyendo Cartas a Adriana, de una periodista española y la semana pasada leí Querido Señor Henshaw de Barbara Cleary.

La reunión del club de 'lectura' de ayer fue en uno de los centros comerciales más caros de la ciudad.  De hecho yo propuse el lugar pues el lunes había recibido un correo de la tienda de juguetes en la cual mis chicos participaron en la competencia del cubo de Rubik informándome que ya tenían los diplomas disponibles pero que estaban en la sucursal de esa tienda de este comercial.  Yo había planeado que cenáramos allí pero me había asegurado que había un café no muy caro: Café Barista.

Como a media tarde el jefe de mi jefa pasó al lugar en el que trabajamos -mi escritorio está a la par del del cuarto miembro del grupo de lectura- y nos indicó que tenía que realizar unos trámites en el RENAP y que llegaría al lugar que decidiéramos.  Yo propuse este centro comercial pues le quedaba a él a la mano y yo podría pasar a traer los diplomas.  Un poco antes de las seis el otro compañero me indicó que teníamos que salir pues el jefe de mi jefa ya se encontraba en el lugar.

El tráfico estaba pesado.  Nos tardamos como cuarenta y cinco minutos para llegar al lugar y al final, alguien -no estoy seguro si fue el jefe de mi jefa- propuso que cenáramos en Nais Aquarium, que es el acuario más grande del país -creo-.  Había oído comentarios de que era bastante caro pero, me resigné al costo, pensando en que si no, quien sabe cuando iría por los diplomas de mis chicos.  Afortunadamente cargaba mi tarjeta de débito pues mi jefa me había pedido que le prestara dinero para cubrir la cena.  Un poco después de acomodarnos -y ordenar- indiqué que iba al baño y aproveché para recoger los diplomas de mis peques.

Estuvimos en el lugar un par de horas.  Hablando un poco de libros y mucho sobre películas. Y viendo los peces.  La comida es cara.  Gasté casi lo mismo que el mes anterior en Cayalá.  La comida fue miejor en el otro lugar, también.  Durante la parte final de la conversación el jefe de mi jefa bromeó con ella porque de pronto se había quedado callada.  Yo lo había notado, pero creí que tenía algo que la preocupaba, familiar o de la misma índole.  Igual, sé el grado de inmadurez que se maneja por lo que traté de no darle mucha importancia.

Un poco después de las nueve nos despedimos y el jefe de mi jefa pasó a dejarme a mi casa.  Ví la mayor parte de Taken 2 y me dormí un poco antes de la medianoche.


lunes, 3 de diciembre de 2012

Lunes, out of office...

Había dejado el reloj para que sonara a las 6:00, pues hace mucho tiempo que no llegaba temprano a la zona en la que estan ubicadas las oficinas de nuestra subsidiaria local.  Al final me levanté a las 6:30.  Me bañé, me alisté y un poco después de las 7:00 salí a tomar el bus para dirigirme al trabajo.  Un poco antes de salir me recordé que el hijo de mi hermana había pasado muchas veces la tarjeta en el molinete del transmetro y éste me la había bloqueado.  Planeé pasar a cargar un poco de saldo para ver si así se desbloqueaba.  La tienda en la que regularmente recargo estaba cerrada.

Traté de abordar un Transurbano para la terminal pero el molinete no leyó la tarjeta.  Le hablé a un joven para que me vendiera un pasaje pero me repondió que no tenía saldo.  El conductor me preguntó sobre que iba a hacer pues ya había avanzado un par de calles y le indiqué que me bajaría en la siguiente parada.  Inmediatamente detuvo la unidad y abrió la puerta.  Me bajé.

Caminé hacia la parada en la que había abordado el autobús y en el camino abordé un autobus extraurbano.  Este bus me llevó al Trebol y allí tomé otro autobús hacia la terminal.  Al final llegué como a las 8 menos cuarto a donde debía presentarme.  El plan era llegar no más tarde de las 8 menos cinco.  Desde este lugar le envié un mensaje a mi jefa y al programador que ha estado coordinando las implementaciones del programa en estas oficinas y él le habló a otro programador para que saliera a indicar que podía ingresar a las oficinas.

El programador que debía preparar la información de las pruebas llegó como a las 8:30 y se tardó otra hora y media configurando los ambientes y bases de datos de las pruebas.  A las 10:00 me presentaron a las personas que apoyarían con las pruebas y les realicé una presentación de un par de horas sobre las pruebas y la forma de llevarlas a cabo.

Salí a almorzar a las 1:00 en compañía de una técnica con la que me comunicaba el año pasado, la jefa del área que me prestó a las personas para las pruebas, el encargado de tecnología y un programador.  Pasamos por dos lugares en los que frecuentemente almuerzan y estaban atestados.  Finalmente almorzamos en una pizzería.

Un poco después de las dos retornamos a la oficina y me dediqué a tratar de actualizar las pruebas pues no había podido avanzar luego de la capacitación impartida.  Para variar mi jefa empezó a preguntarme -tonterías- sobre Skype y me tocó que estarle respondiendo y avanzando lo que podía en las pruebas.  Al final no estuvo de acuerdo con la forma en la que programé las pruebas y quería que retornara el día de mañana a la oficina.  Le indiqué que no había podido cambiar el cronograma.  Salí de la oficina un poco antes de las seis y retorné caminando tranquilamente a mi habitación.  Mañan planeo irme caminando.

domingo, 2 de diciembre de 2012

Domingo, San Juan del Obispo.

San Juan del Obispo se supone que es uno de los primeros pueblos construidos en Guatemala, o al menos, su iglesia fue la primera edificada en el país.  Esos tiempos de la colonia.

El domingo me levanté un poco después de las 7:00 pues había quedado de ir por mis chicos a las 8:30 y aún tenía un baño de ropa por lavar.  No había podido continuar la noche anterior pues el lazo que compré hace algunos meses cedió a la lluvia y el sol y se rompió la semana pasada.  Salí a comprar un par de pitas a la tienda y retorné a lavar el resto del baño que había dejado pendiente la noche anterior.

A las 8:30 llamé a mis chicos para avisarles que iba en camino.  Pasamos a mi habitación por cubos y libros y a la panadería por unos panes con jamón.  Como a las 9:15 pasamos por la casa del voluntario que vive en la misma colonia, y por mi mejor amiga del voluntariado como a las 9:45.  Saliendo de la ciudad pasamos por una gasolinera a fullear el tanque y luego a un supermercado a comprar algunas bolsas de snacks, unos angelitos y un pastel.

Un poco después de las 11:00 llegamos a la casa de la voluntaria que vive en San Juan del Obispo.  Nos recibió junto con el papá en la sala de su casa y luego nos invitó a que fueramos a conocer el museo del pueblo, en lo que ella arreglaba un poco su casa pues había recibido algunas visitas un poco antes.  Con mis peques, el voluntario que vive en la misma colonia, mi mejor amiga del voluntariado y el papá de la voluntaria fuimos a dar un recorrido al museo que básicamente exhibe cuadros y muebles del tiempo de la Colonia.  Además es un convento.

Luego del museo pasamos a una tienda de artesanías y a un local en el que fabrican vinos de diversas frutas.  Retornamos a la casa y almorzamos.  Fue realmente un abundante almuerzo:  sopa de verduras, chiles rellenos y ensalada.  Una comida completa.  Mis peques quedaron bastante satisfechos y yo repetí de casi todo.  Estuvimos luego conversando con la familia anfitriona.  Luego del almuerzo partimos el pastel y un poco después de las 4 de la tarde nos despedimos de esta familia.

Entramos a la capital como a las 5:00 y pasamos dejando a mi mejor amiga del voluntariado a un comercial cercano a su casa.  El voluntario que vive en la misma colonia nos pasó a dejar como a las 5:30 a mi habitación.  Vimos con mis peques veinte minutos de Percy Jackson y el ladrón del trueno y un poco después de las 6:00 los fuí a dejar a su casa.

Retorné a ver dos capítulos de Homeland y me dormí un poco antes de las 10:00.  Planeaba dormirme temprano pues el lunes me había designado mi jefa para acudir a las oficinas de nuestra subsidiaria local a darle seguimiento a las pruebas de uno de los módulos más de cerca.

sábado, 1 de diciembre de 2012

Sábado... Inicia diciembre


Este día me levanté un poco temprano. Había dejado el reloj para las 6:30 pues había planeado salir a las siete de mi habitación. Habían convocado a la reunión de visita para las 8:00 en el restaurante de costumbre. Cuando llegué al lugar aún no habían abierto. Me estuve esperando como diez minutos, leyendo Charlotte's Web y un poco después de las 8:00 llegó una de las voluntarias en su automovil. Me ofreció acompañarla a una gasolinera cercana a sacar dinero.

En mi grupo de visita de la mañana me había asignado a inicios de año pues el encargado fue el primero en hablarme cuando me puse a buscar un grupo. Al final el encargado tenía una energia positiva. Luego cambiaron de encargado, quien también tenía buena actitud de voluntario. Algunos miembros del grupo no eran especialmente de mi agrado pero la vida no es perfecta. Al final he tratado de realizar las visitas sin generar mucha polémica por llamar atención acerca de las normas. A veces no lo he podido evitar. También he visitado poco con este grupo, usualmente me he ido con el grupo de mi mejor amiga o algún otro grupo por cuestiones de horario y ubicación de visita, para tratar de visitar con mi grupo de la tarde asignado.

Este día nos indicó una de las voluntarias que el encargado no seguiría el otro semestre y al parecer a ella la designarían como nueva encargada. Creo que es hora de que busque -realmente- un nuevo clan: Nos retiramos del lugar de reunión para dirigirnos al lugar de visita, un orfanato en una zona tranquila de la ciudad. Cuando llegamos al lugar salió una de las trabajadoras a indicarnos que nadie le había informado de la visita y que no podíamos entrar. La voluntaria llamó al encargado de asignar visitas y luego nos indicó que no podíamos visitar. Nos fuimos a una pista de bolos. Tampoco jugamos, había un grupo bastante grande celebrando su convivio en el lugar.

Al final nos fuimos al centro histórico pues un par de voluntarios indicaron que había un buen lugar para comer. La voluntaria pasó a dejarnos al centro histórico a mí y a otra pareja de voluntarios. Ella se despidió pues nos comentó que tenía que ir por su hija y retornar a su casa a verificar el trabajo de un albañil. Con los otros dos volutarios nos dirigimos a ver la pista de hielo del parque central y luego retornamos al lugar a donde llegaría el resto del grupo, quienes llegarían en otro automovil.

Como ya eran las once y media me despedí de los voluntarios y abordé un autobús para dirigirme al putno de reunión del grupo de visita de la tarde. En el lugar nos informaron, también, que la líder del grupo ya no seguiría con la posición y otra de las voluntarias -que ha estado cumpliendo la función durante el último par de meses- asumiría oficialmente el cargo. Luego, la nueva encargada nos presentó la plática de bioseguridad que había recibido hace como un par de meses con mi grupo de la mañana y nos entregó una tarjeta a cada uno. También repartió unos cupcakes por los cumpleañeros del mes.

Realizamos la visita de la tarde en el hospital psiquiátrico de hace un par de semanas. La mayoría de pacientes están internados por desintoxicación y algunos pacientes están por senilidad. Pasé la mayor parte de la primera hora acompañando a un paciente que se mantiene viendo televisión. Luego estuve conversando con un anciano de ascendencia árabe. Incluso conversamos un poco en inglés. Al final estuvimos armando rompecabezas con una joven y la antigua líder del grupo de visita.

A las cuatro y media nos retiramos del lugar y, como mi grupo de los sábados por la noche había planeado asistir a un desfile de bandas en el centro, le pedí al novio de la ex lider del grupo que me diera aventón al centro histórico. El grupo había quedado en juntarse en la casa de una de las voluntarias a las 4:00. Cuando los llamé a las cuatro y media me indicaron que estaban aún por reunirse.

Les hice tiempo en el centro histórico y estuvímos llamándonos esporádicamente para actualizar la información de ubicaciones. Al final llegaron al centro como a las siete y media, en dos automóviles. Dejamos los autos en el parqueo del parque central y nos fuimos a Las Cien Puertas, uno de los lugares emblemáticos del centro. En total andábamos nueve personas en el grupo, siete de ellos se tomaron un par de litros de cerveza, la voluntaria que andaba se tomó un jugo de naranja y yo me tomé una coca cola. Estuvimos en el lugar un par de horas y luego fuimos a ver como estaban las actividades en el parque central.

En este lugar llamé a mis peques. Los había llamado desde el bar pero no me habian contestado. Mis peques andaban -con su mamá- en la celebración de los quince años de una ex compañera de estudios de mi hija mayor. Estudiaron en el mismo colegio como cuatro años atras. Hablé con mi ex esposa y quedamos en que pasaría mañana a las 8:30 por mis peques. Desayunarán conmigo.

Luego de ver la pista de patinaje sobre hielo retornamos a la colonia de la voluntaria en donde habían dejado parqueados los otros dos autos. El voluntario que vive en mi colonia pasó a dejarme a mi casa un poco antes de las once. Ahora les tocó la juerga a los hermanos que viven a un lado y sobre la habitación del inquilino que tenía anoche la música a mucho volúmen. Tienen música -no tan alta- y conversación alcohólica. Espero lavar un par de camisas y tratar de no dormirme muy tarde.

Viernes... el fin de noviembre


El viernes me levanté temprano. Tenía la idea de entrar a mi oficina a las siete pues usualmente ese es el día y hora en el que nos reunimos semanalmente con mi jefa. Aunque no me había comentado nada de reuniones el día anterior, creí conveniente llegar a las siete por si acaso. Cuando iba como a medio camino a mi trabajo recordé que mi jefa me había comentado algo de que planeaba tomarse el viernes de vacaciones. En todo caso caminé mas despacio. Entre a mi oficina como a las 7:10.

Como el día anterior mi jefa había tenido un connato de llamarme la atención por no haber hecho a primera hora una tarea que me había asignado el día previo, me dejó un mensaje en Skype para que revisara mi correo. En mi correo encontré un mensaje asignándome una tarea -que ella podía haber hecho perfectamente el día anterior pues yo la había preparado varios días antes- para realizar a primera hora. En teoría antes de las 8:30. A las 7:30 ya había enviado el correo que finalizaba la tarea asignada.

Como a las 9:00 recibí una llamada de mi jefa, comentándome sobre la tarea asignada e indicándome las prioridades del día. Pasé toda la mañana trabajando en lo asignado. Almorcé ensalada de zanahoria y atún y bajé a pasar el 80% de mi cuenta de ahorros actual a la nueva. El día anterior había también enviado un correo a nuestro contador para que los depositos se realicen a partir de este mes en la cuenta de ahorros que acabo de abrir.

Por la tarde iba a continuar con las pruebas que llevaba en proceso pero mi jefa me indicó por Skype que preparara la información necesaria para irme el lunes y el marte de la próxima semana a las oficinas de nuestro cliente local para llevar a cabo las pruebas en sitio con un par de personas proporcionadas por la subsidiaria. Eso será la otra semana. Un poco después del mediodía recibí un mensaje del voluntario que vive en la misma colonia recordándome la cena del viernes. Ofreciéndo también darme algunas facturas. No se como quedaré este año con la declaración.

Salí un poco antes de las seis. Pasé a comprar pan en una panadería que me queda en el camino; estuve en la casa del voluntario hasta un poco antes de las 8:30, entre cena y planes para este domingo. Nos vamos a San Juan El Obispo con mi mejor amiga del voluntariado y mis peques. A las 8:30 retorné a mi habitación. Había planeado dejar ropa en remojo pero al final vine a ver un par de capítulos de la nueva serie que me acaba de pasar el compañero A: Homeland. Me costó luego conciliar el sueño pues el inquilino más antiguo de acá -después de mí- tenía música a un volúmen muy alto. Terminé durmiendome un poco después de medianoche.