lunes, 29 de julio de 2013

El ritmo de la vida...

Aún no me he acostumbrado al nuevo ritmo, aunque voy mejorando, eso sí.  Tenía dos -¿o tres?- semanas de no lavar durante el fin de semana.  Estba lavando una camisa el domingo en la noche, otra el lunes en la noche y el martes -creo- ya lavaba para el miercoles, jueves y viernes.  Al menos esta semana si lavé cuando debía -entre el viernes en la noche y el sábado en la noche.

La semana pasada también estuvo un poco menos intensa. O eso creo.  El lunes y el martes alguien cercano a mi casa estaba compartiendo su conexión de internet por lo que aproveché para terminar de bajar Lubuntu y la versión de Xubuntu que tengo en mi Dell viejita.  Además, terminé, en su mayor parte la tarea que nos habían asignado en el curso de Drupal.

La mañana del martes llamé a mi hija segunda para desearle un feliz cumpleaños.  A pesar de haberla llamado temprano ya estaba en su Instituto, y entrenando Basket Ball.  Sólo la saludé, le deseé Feliz Cumpleaños y me despedí.  En la mañana pasó el dueño de la casa a cobrar la renta y le comenté que no tenía efectivo, que si podía depositárselo, prefirió que se lo diera en efectivo, por lo que ofrecí pasar en la tarde a pagarle.  Al mediodía, como no había llevado comida, aproveché para ir a comprarle el regalo de cumpleaños a mi hija.  Un MP3 player.  El compañero del BMW me ofreció aventón a mi casa y pasaron a dejarme con su amigo un poco antes de las siete.  Fui a pagar mi habitación.

El miercoles fui a comer al comedor a donde iba a comer menos antes.  Ahora, aunque había pollo a la plancha preferí, para variar, comer carne adobada.  Cuando estaba retornando a la oficina encontré a un voluntario de uno de los grupos con los que visitaba antes los sábados por la tarde.  Conversamos un momento y retorné a mi oficina.  Como la semana anterior por poco me quedo sin computadora, ese día le comenté a mi jefa que me iba a retirar a las cinco y cuarto y no a las cinco y media.  Salí un poco después de las cinco y cuarto y me costó bastante llegar al lugar del curso.  Cuando llegué había alguien más en la computadora pero le expliqué que la había utilizado la semana anterior.

La clase de ese día no estuvo tan buena como la de la semana anterior.  El joven que estaba explicando no se había preparado completamente, digo, se ve que domina el tema, llevaba una presentación que había recibido de una comunidad costarricense pero incluso llegó a instalar Drupal un poco antes de que iniciara la conferencia.  El tema era Theming, al final salí un poco después de las ocho y me vine en el Transmetro.  No dejaron tarea.

El jueves en la mañana llamé al escritor con el que había almorzado hacía varias semanas -y luego le había quedado mal unas semanas después-, quedamos en almorzar al mediodía.  Durante toda la semana había estado viendo un par de asignaciones un poco más trabajosas que lo normal.  Al mediodía, de acuerdo a lo planeado fui a almorzar al comedor de costumbre.  Pollo rostizado.  Después del mediodía me reuní con una dama de un departamento anexo a nuestra área -y dos pisos arriba de nosotros-.  Había programado la reunión para una hora.  Al final duró un poco más de dos horas y no logré toda la información que necesitaba.  Conversamos, eso sí, un montón sobre su vida, su divorcio y cosas así.  Salí un poco tarde y me vine en el Transmetro. Creo.

El viernes había programado una reunión con una de las colaboradoras de la dama del día anterior.  Me estuve un poco más de una hora revisando un procedimiento.  Al mediodía, aprovechando que no quería comer aproveché para ir a la agencia central del banco en el que tengo un par de cuentas de ahorro a solicitar mis accesos online.  Por la tarde continué con el par de documentos que me han tomado la mayor parte del tiempo, además de reunirme con mi jefa y su jefa para ver el avance de otro tema.
Salí un poco después de las siete y media, afortunadamente andaba aún por allí la compañera de mi jefa que me da aventón usualmente por las noches.  Me pasó a dejar un poco antes de las ocho a la casa del voluntario que vive en la misma colonia.  Cenamos carne asada y estuve explicándole un poco del tema de blogging, al parecer el voluntario quiere crear un blog para compartir todas sus experiencias de las visitas de nuestro grupo de voluntariado.  Un poco después de las diez me despedí y me vine a mi habitación.  Dejé ropa en remojo.

El sábado me levanté super temprano a lavar un par de camisas y mis dos batas.  Otra vez me había quedado sin efectivo así que compré unas pocas coasa para el desayuno y me fuí a la casa de mis chicos un poco antes de las siete y media.  Desayunamos huevos con jamón, pan con café y aguacate.  Después del desayuno venimos a mi casa por la tarjeta del transurbano y nos dirigimos a la feria del libro -FILGUA-.  La feria tiene bastantes atracciones cuando coincide con la edición centroamericana.  Eso fue el año pasado, me parece.  En esta ocasión no coincidieron pero organizaron bien la parte de atracciones.  Estuvimos viendo un poco de cuenta cuentos -Cuentos y Talentos presentó un acto muy buen logrado y mis hijos participaron en un rally por las diferentes estaciones, aunque sólo a mi chico le dieron un souvernier: Una alcancía de un banco estatal.

Refaccionamos donas y agua pura y luego mis chicas estuvieron haciendo unas cajitas de madera -pintándolas y decorándolas- y mi chico una figura de foamy para lapicero -Batman-.  Después aprovechamos que había una especie de biblioteca estatal -era una exhibición de los libros que donaron este año, supuestamente, a las escuelas estatales- y leímos un poco.  Al mediodía nos dirigimos a McDonald's a almorzar pero ya no encontramos promociones de Mi Villano Favorito 2 que eran las que mis chicos esperaban.

Después de almorzar aboradamos el Transurbano y nos venimos un rato a la biblioteca de la universidad.  Mis chicos encontraron -como casi siempre- buenos libros para leer y yo estuve hojeando un libro de PHP y Mysql.  Estuvimos en la biblioteca un poco menos de una hora y luego retornamos a mi habitación.  En mi habiación vimos un poco menos de media hora de Mi Vecino Totoro y como a las siete menos cuarto -le habíamos avisado a su madre- los fui a dejar a su casa.

Estaba dudando entre cenar o esperar a ver si iba a haber reunión con mi grupo de los sábados por la noche pero finalmente compré pan y un tamal y cené en mi habitación.  Como no tengo nuevas películas y el internet ha estado casi nulo he estado viendo nuevamente un poco de Games of Thrones y de Breaking Bad.  Estaba viendo un capítulo de Breaking Bad, segunda temporada -y empezando a dormitar- cuando me llamó uno de los voluntarios del sábado por la noche contándome que había reunión. 

Me dije que iría a la reunión pero que no cenaría, pues ni efectivo tenía, otra vez.  Al final le pedí a una de las líderes que me comprara unos tacos y ofrecí pagárselos luego -aún no he pagado mi almuerzo del domingo pasado-.  Total es que cené nuevamente y luego me estuve sintiendo basntante mal.  No cabe duda que la edad va afectándome cada vez más.

La voluntaria que me compró la cena se retiró un poco antes de las diez, pues dijo que tenía que ir a un funeral, andaba con un amigo.  Con el voluntario que vive en la misma colonia y el voluntario con el que visité los dos domingos anteriores nos quedamos viendo televisión, casi terminamos de ver El Fugitivo pero un poco antes de las once nos despedimos y el voluntario del automovil pasó a dejarme a mi casita.  Vine aún a ver un poco de Breaking Bad, programé la computadora para que se apagara y me acosté.  No se si ya me había dormido completamente o aún estaba dormitando pero sonó el teléfono y al principio creí que era la alarma.

No era la alarma, era el voluntario que me había pasado a dejar una hora antes avisándome que la voluntaria con la que habíamos cenado acababa de chocar a unas diez calles de mi casa, como ya era más de medianoche no me atreví a salir, le dije que pasara por mi habitación y fueramos a ver como podíamos ayudar.  Me levanté, me vestí y me puse a esperar.  Como a la media hora, viendo que no había pasado lo llamé de vuelta y me comentó que había pasado directamente y que ya estaba en el lugar del accidente, que ya estaban resolviendo.  Para evitar nuevas sorpresas apagué el teléfono.

Me levanté el domingo un poco después de las seis y media, lavé la ropa que aún tenía en remojo y me dirigí al restaurante en el que nos habían convocado para la visita de la mañana.  Había planeado -dos días antes- desayunar con el grupo pero por la cena del día anterior no quería saber nada de comida.  Con el grupo de la mañana visitamos el hospital de cancerología más grande de la ciudad.  Eramos muchos voluntarios y no habían tantos pacientes.  En todo caso estuve una gran parte de la visita con las enfermeras verdaderas y otra parte con un par de pacientes que estaban esperando cirujía de la matriz.  Un poco antes del mediodía terminó la visita y nos dirigimos al restaurante -cuasi- oficial del voluntariado.

Almorcé en el lugar y luego busqué a los voluntarios con los que había planeado visitar por la tarde.  La visita de la tarde era en un hospital psiquiátrico en las afueras de la ciudad.  Había asistido a ese lugar un par de años antes cuando viajamos en un pickup y llegamos completamente empapados al lugar.  Luego visité hace como un año o algo así pero no recordaba como era.  El lugar es muy interesante.  Hay pacientes de varias dolencias psiquiátricas hacinados en varios edificios.  Estuvimos jungando futbol con algunos pacientes, viendo televisión con otros y aún conversando con otros más.  Nos tardamos un gran rato realizando la retroalimentación final y retornamos a la ciudad un poco antes de las seis.  Una voluntaria pasó a dejarme al Obelisco y desde allí tomé el Transurbano hasta mi casita.  Afortunadamente aún no habían cerrado el supermercado que queda a dos calle de mi cas pues quiero recuperar el ritmo perdido.

Compré unos aguacates, unos tomates y un poco de jamón.  Compré además un cubilete de chocolate.  Compré pan tostado en la panadería en donde compro algunas noches que vengo tarde del trabajo y mayonesa y catsup en la tienda de costumbre.  Vine a mi habitación a preparar té y cené viendo un capítulo de Breaking Bad.  Como sigo sin internet me dormí bastante rápido.

Este día cuando sonó el despertador me costó un poco establecer que día era o que me tocaba hacer.  Al final me levanté un poco antes de las seis, preparé mis panitos, planché mi camisa, me bañé, rasuré y me fuí a la oficina.  Llegué un poco antes de las siete menos cuarto y no había llegado aún ninguno de mis compañeros.  En la mañana estuve tratando planear un poco la semana.  A las nueve subí con la dama de la semana pasada.  Un poco antes del mediodía nuestra jefa nos convocó para avisarnos que este día llegaría el nuevo compañero.

El nuevo compañero había generado un poco de expectativa pues la integración del equipo ha tenido sus altos y sus bajos.  Nuestra jefa nos había comentado que es un Licenciado en Psicología Industrial que estudia Ingeniería Industrial -va a medias de esta última-.  Supuestamente era alguien bastante brillante.  Al mediodía salí al banco a depositarle el dinero de mis chicos a mi ex esposa.  En el banco me informaron que su cuenta había sido cancelada por lo que tuve que depositar el dinero que había retirado en la cuenta que uso con tarjeta de débito.  Luego retorné a mi escritorio a terminarme los panitos.

Como a media tarde llegó el nuevo compañero.  Que si es Licenciado en Psicología Industrial -de una universidad católica- y estudiante de Ingeniería Industrial -de mi alma mater, la universidad nacional-.  No ha tenido mucha experiencia laboral y es bastante joven, de hecho la compañerita se resintió porque es un año menor que ella y la destronó como el más joven del grupo.  La gente y a lo que le dá importancia.  Estuvimos casi una hora -Ant, la compañerita, el compañero del BMW, el nuevo y yo- conversando sobre el equipo, las expectativas, en fin, de todo un poco. Por cierto, también es parte de mi grupo de voluntarios.  El compañero del BMW se retiró temprano este día y la compañerita también.  Nos quedamos en el área Ant y yo y un poco después de las siete me vine a mi habitación.   En el Transmetro.

En el Transmetro encontré a una compañera de la institución a quien había conocido hacía unas semanas -Ant nos la presentó-, pero se quedó en la estación de transbordo.  Cuando venía como a medio camino mi ex esposa me llamó para comentarme que había cancelado su cuenta de depósitos monetarios.  Le indiqué que la llamaría cuando llegara a mi habitación.  Vine a mi habitación a quitarme el traje y salí a recargar mi tarjeta de transporte pues me había quedado sin saldo.  Luego fui a la casa de mis chicos.  Quienes salieron a saludarme.  Conversamos un poco.  Mi hija me devolvió el celular que le había dado hace casi un año pues su madre se lo confiscó por las redes sociales.  Espero darle uno sencillo un día de estos.

Mi ex esposa me entregó el nuevo número de cuenta y retorné a mi habitación.  Sigo sin internet pero logré conexión un momento, con lo que bajé el último post y empecé a redactar el presente -el último de julio-.  Como el teléfono que me devolvió mi hija tiene Facebook gratis me conecté y he estado conversando con una voluntaria que vive en el departamento en el que crecí.  Trataré de no dormirme muy tarde pues mañana tenemos una reunión-desayuno a primera hora.  Para ver la planificación de la semana y para darle la bienvenida oficial al nuevo compañero.  A ver como va eso.

lunes, 22 de julio de 2013

Cambio de régimen...

Mi ex esposa está trabajando.  Otra vez.  De veras que espero que pueda durar en el trabajo.  Talvez así mejora su forma de administrar o tiene mejores opciones o no se siente tan presionada o me reclama menos.  Talvez la cosas mejoren, o talvez no.  En fin.  Está trabajando, en un call center creo.  No sé si en español o en inglés. 

Como para que las cosas no fueron diferentes, tuvimos problemas con los horarios.  El sábado pasado fuí a dejar a mis chicos como a las seis y media y el domingo -o el lunes- me enteré que había regresado hasta las nueve y media o algo así.  Temí que estuviera en el turno de la tarde y el miercoles le propuse llegar una hora o así por las noches a ver a mis peques.  Ofreciéndome a retirarme antes de su retorno.  Se negó rotundamente.

El lunes no había llevado almuerzo a mi trabajo.  Ni apetito.  Un poco antes del mediodía llamé a mi hija mayor y me contestó su madre, comentándome que le había confiscado el teléfono porque había visto que había accedido a una página de dudosa reputación en Facebook.  Al salir del trabajo, con el compañero del BMW, pasé a la venta de asados que queda a pocas calles de mi casa por un asado para cenar.

 El martes salí a almorzar al comedor al que usualmente voy los miércoles o jueves, no había pollo frito y me tocó comer pollo a la plancha.  He estado trabajando en algunos documentos que se me están volviendo eternos.

 El miércoles volví a acudir al mismo comedor.  Ahora si había pollo frito.  A media tarde tuve una reunión que había programado desde una semana antes.  El tema tiene que ver con ISO 31000 y es de lo que me interesa trabajar.  Incluso le insinué al encargado que estaba disponible para arrancar proyectos.

Como a media mañana contacté a la chica con la que había conversado la semana anterior para asistir al taller de Drupal 7 que están dando en la institución de capacitación técnica del país.  Yo suponía que seguirían los jueves pero me indicó que era ese día.  Afortunadamente no era obligatorio llevar computadora.

La clase está interesante.  Es más o  menos lo que se podría aprender -como siempre- en un tutorial en Internet.  Quizá lo más valioso es que se trabaja en grupo y hay cierto compromiso por continuar con el proceso.  Ese día estuvimos viendo el módulo Views y como tarea quedó replicar la vista realizada en clase utilizando Jcarousel.  Done.

El jueves estuve trabajando casi todo el día en la modificación de un documento que supuestamente ya había finalizado pero que un área cambió en un gran porcentaje.  A la hora del almuerzo me dirigí al parque al que suelo acudir algunas veces.  Al salir, al igual que el día anterior tomé el Transmetro.  Había estado leyendo Los muchachos no escriben historias de amor.  Lo terminé el fin de semana.

El viernes tampoco quería salir a almorzar.  Como tenía que pasar dinero de la cuenta de donde trabajo hacia la cuenta de ahorros y la cuenta donde manejo tarjeta de débito salí al edificio que queda frente a nuestras oficinas y realicé los cambios necesarios.  Luego me quedé leyendo Nuestra Señora de la Soledad.  También lo terminé el fin de semana.  Por la mañana el amigo especial de nuestra compañerita me pagó los almuerzos que había cancelado hacía un par de viernes y volvió a comentarme sobre la oportunidad de pasarme a su área a programar .net.  Veremos como va eso.

Por la tarde llamé a mi ex esposa para ver que día iba a tener a mis chicos y me confirmó que continuaríamos el sábado.  Salí un poco antes de las siete de la noche y la compañera de mi jefa pasó a dejarme a la caa del voluntario que vive en la misma colonia.  Cenamos el asado de costumbre y conversamos con una taza de café.  Un poco después de las nueve me vine a mi habitación.  Casi toda la semana no tuve -o tuve bastante irregular- internet.

El sábado me desperté un poco antes de las siete.  Me levanté a limpiar la habitación y un poco después de las siete y media me fui a la casa de mis chicos.  Su madre me había avisado que saldría desde temprano.  Hasta que estaba por salir me dí cuenta que había olvidado mi tarjeta de débito en la oficina.  Compré todos los ingredientes para el desayuno en la tienda y el mercado pues el supermercado lo abren hasta las ocho.

Mis chicos ya estaban listos y preparamos un muy buen desayuno.  Luego venimos a mi habitación por el carnet del IRTRA y algunos pasaportes que estaban medio usados -juntamos catorce juegos-.  Como no tenía tampoco tarjeta de Transurbano nos tocó abordar un bus extraurbano, que afortunadamente aún circulan en esa vía.  Estuvimos toda la mañana en el parque, mis chicos se subieron a cuatro juegos cada uno y yo acompañé a mi chico a los carros chocones.  Los cuatro nos subimos a la rueda de Chicago.

Un poco después del mediodía salimos del parque y nos dirigimos a una librería en la que mi hija mayor empastaría un libro que planeaba regalarle a una compañera que celebraba sus quince años ese día.  Por otro lado, ese tema había sido parte del conflicto semanal con mi ex esposa.  Al final ella me había llamado el viernes por la noche para comentarme que mi hija quería que fueran juntas a esa celebración.  Por mí nunca hubo problema.

Después de empastar el libro pasamos a un Campero a comprar una pizza.  Ya nos habían cobrado cuando salió el adminstrador de la tienda a disculparse porque el horno se había descompuesto.  Me devolvieron el dinero y pasamos a la Al Macarone de la Universidad por un par de medianas.  Pasamos a almorzar al corredor de rectoría e hicimos un muy buen tiempo pues mientras estábamos almorzando empezó a lloviznar.  Aprovechamos una pausa en la lluvia y nos fuímos un poco menos de una hora a la biblioteca.

Con mi ex esposa habíamos quedado en que retornaría a mi hija mayor a las tres y media para que fueran a la fiesta de su compañera y mis chicos menores continuarían conmigo hasta la hora normal.  Con mis chicos pequeños habíamos planeado retornar a leer a la biblioteca.  Venimos a mi habitación pues mi hija quería pasar al baño y mientras estábamos preparándonos para retornar a la universidad empezó a llover nuevamente.  La lluvia se mantuvo esporádicamente por el resto de la tarde y ya no salimos de mi habitación.

Les dí un poco de tiempo en las computadoras a mis chicos, leímos un poco y jugamos una partida de Scrabble.  A las seis y media fuimos a su casa pero no había nadie.  Retornamos a leer un poco y a ver la misma parte de Mi Vecino Totoro que habíamos visto la semana anterior.  También tomamos té y panito.  Un poco después de la siete y media volvimos a verificar si habían retornado pero la casa estaba vacía.  Retornamos a mi habitación y ya estaba planeando la cena pero le dije a mi chica que llamara a su madre.  Resultó que ya venían en camino.  Mi ex esposa y mi hija mayor pasaron por los pequeños diez o quince minutos más tarde.

Después de que mis chicos se fueron -un poco después de las ocho- me dirigí a la casa del voluntario que vive en la misma colonia pues habían convocado para la celebración del cumpleaños de una voluntaria que ha llegado en un par de ocasiones.  Cuando llegué ya habían cinco o seis voluntarios -y una nueva asistente- y estuvimos jugando un rato Dos.

El voluntario más grande del grupo llegó un poco más tarde con la cumpleañera y sus dos hijos -él de 18 y ella de 15- y quebramos una piñata.  Luego partimos un pastel y un poco después de las once de la noche el volutnario con el que visité el domingo pasado me pasó a dejar a mi habitación.

El domingo me desperté a las siete pues habían convocado para las nueve de la mañana en el mismo restaurante de la semana pasada.  No he estado lavando los fines de semana.  Seguí dormitando hasta las ocho.  A las ocho le envié un mensaje al voluntario avisándole que llegaría directamente al hospital -a las diez-.  A las 9:15 salté de la cama y salí corriendo a tomar el Transmetro.

Llegué justo a las diez al hospital y estuve visitando en la misma ala pediátrica que la semana anterior.  Aunque ahora no entré a la sala de cirugía que habían vuelto a asignarnos.  Me quedé en el pasillo conversando con una chica que ha estado cuidando a su hermano -quemaduras de segundo y tercer grado- por un poco más de un año.  Nos acompañó en una pequeña parte  del tiempo una doctora y dos o tres familiares más. La última media hora de la visita ingresamos con otro compañero al área de quemados.

La visita terminó a las doce y como no cargaba dinero le pedí prestado al voluntario que me invitó la semana anterior.  Almorzamos en Taco.  Estuve en el lugar con un par de voluntarios y un par de voluntarias hasta media tarde.  Cuando todos nos despedimos el voluntario me pasó a dejar a un supermercado en donde compré un cd para grabar la última distribución de Lubuntu.

Vine a mi habitación como a las cinco de la tarde y empecé a instalar Lubuntu en mi Dell Inspiron, no lo logré.  Paralelamente me puse a ver una película en mi Lenovo y me quedé dormido un poco antes de las seis.  Me levanté un poco antes de las nueve, lavé los trastes que había dejado en la pila, dejé ropa en remojo y lavé una camisa para usar hoy.  Luego ví una parte de Wanted.  Me dormí un poco después de la medianoche.

Este día el teléfono sonó a las cinco de la mañana -le puse como tres alarmas- pero me levanté al final a las 6:15, planché la camisa y un poco antes de las siete me dirigí al Transmetro pues no tenía tarjeta para abordar el Transurbano.  Pasé a comprar pan a una panadería que me queda en el camino.  Llegué a mi oficina un poco antes de las ocho y me tocó trabajar bastante en un par de documentos que había ofrecido para mañana.

Por la tarde me reuní con una ejecutiva que nos ha estado presionando con su información.  Afortunadamente aún tenemos su favor.  El compañero del BMW me había ofrecido aventón a las cinco y media.  Lo pasaron a traer un poco después de las seis pero aún estaba enviando unos correos.  La compañera de mi jefa salió un poco antes de las siete y me dió aventón a mi colonia.  Pasé a comprar pan tostado y vine a actualizar mis redes sociales y a ver si podía instalar finalmente Lubuntu.  No lo he conseguido pero instalé LAMP y Drupal en mi Lenovo -y a medias en la DELL-. 

También escribí la tarea que nos asignaron la semana pasada pero acabo de percatarme que hay un error en el módulo que estoy probando.  Estoy googleando la solución.  Acaba de empezar el martes.  Espero no dormirme muy tarde pues me espera un buen martes -tengo un par de tareas que me gustaría concluir este día- y el compañero del BMW me invitó a un partido de futbol con el área de Tecnología.  Aunque aún no he decido si iré.  A ver como va eso.

martes, 16 de julio de 2013

Fin de semana diferente...

Desde la semana pasada había planeado un fin de semana diferente.  No me llamaba la atención visitar con ninguno de los grupos con los que visito regularmente los sábados.  Como a media semana había visto el anuncio de una visita especial a un poblado que ha sido famoso históricamente por sus pintores primitivistas.  Me parece que uno de ellos incluso llegó a realizar varias exposiciones en Europa, creo que también lo desaparecieron durante el conflicto armado.  En fin.  Me anoté para participar en esta visita que había sido planeada a partir de las 11:00 de la mañana.  Se suponía que el evento finalizaría a las 17:00 horas y luego sería el retorno a la ciudad.  Había planeado lavar temprano, irme a la visita y pasar todo el día fuera de mi habitación.

El día viernes por la tarde me llamó una de las voluntarias con las que visito el sábado por la tarde, se presentó como la asistente del encargado de visitas especiales y me informó que había sido designado encargado de la visita del sábado.  También que sólo tres voluntarios se habían anotado.  Estuve en conversación –por correo- durante el resto del día para ver si más personas se anotaban e incluso recibí una llamada de la persona que había solicitado nuestra participación.  Al final me resigné a visitar con tres o cuatro voluntarios más.  Al menos nos habían ofrecido transporte de la ciudad hacia el pueblo y viceversa.

Por la tarde traté de avanzar en varias tareas del listado que no logro completar.  El compañero del BMW me había ofrecido aventón y había aceptado pero por tratar de dejar enviados unos correos electrónicos me quedé hasta las siete de la noche.  Por suerte la compañera de mi jefa también salió tarde y me dio aventón a mi colonia.  Pasé a cenar a donde el voluntario que vive en la misma colonia y un poco después de las nueve me retiré a mi habitación.  Acababa de llegar a mi habitación cuando me llamó mi ex esposa, ofreciéndome que cambiáramos el domingo por el sábado pues tenía una capacitación el día sábado.  Como no me emociona que mis chicos se queden solos durante el sábado llamé a la voluntaria de las visitas especiales y me excusé.

El sábado me desperté un poco antes de las ocho de la mañana.  Como había quedado de pasar por mis chicos a las nueve y media continué en la cama hasta las nueve, hora en que me levanté a hacer la limpieza.  Fui por mis chicos un poco antes de las nueve y media y aún no estaban listos.  Mi hijo menor aún se encontraba en el baño pues había tenido que acompañar a su madre a la biblioteca antes de que desayunaran.  Entré a la sala de la casa a esperar a mis chicos y un poco antes de las diez de la mañana nos dirigimos a mi habitación.  En mi habitación mis chicos resolvieron tres cubos de Rubik cada uno y leyeron un poco.  Luego les comenté que en vez de ir al IRTRA de acuerdo al plan mensual quería llevarlos a la librería en la que usualmente compro libros usados.  Estuvieron de acuerdo.

Salimos a una de las calles principales pues planeamos retirar dinero de una de mis cuentas de ahorro antes de ir a la librería.  El banco estaba cerrado por lo que nos dirigimos al centro –que es donde está la citada librería- pues había visto una agencia de uno de los bancos de los cuales utilizo chequeras.  La agencia estaba cerrada por lo que nos dirigimos a la librería con el dinero que llevaba –como diez dólares- pues usualmente cierran al mediodía.  En la librería compramos cuatro libros, tres de colecciones infantiles y uno de Marcela Serrano.  Luego encontramos –por fin- una agencia bancaria abierta, retiré un poco de dinero y nos fuimos a un restaurante de pizzas cerca de la universidad.  Almorzamos dentro del restaurante pues había conato de lluvia y luego pasamos un rato a la biblioteca.

Para terminar el día retornamos a mi habitación y vimos media hora de Mi Vecino Totoro.  Un poco antes de las seis y media los fui a dejar a su casa.  Su madre los había llamado un poco antes para avisarles que no iba a estar en la casa pero que les había dejado comida para que cenaran.  Un par de voluntarios me habían escrito invitándome a un evento de karaoke en el restaurante de costumbre pero no tenía muchos ánimos de ir, además, el voluntario que vive en la misma colonia iba a asistir a la Teletón con una de las voluntarias y no tenía de usar el transporte público.  Al final la voluntaria que iba a la Teletón me llamó ofreciéndome aventón al restaurante del karaoke en donde encontré a una voluntaria y un voluntario de nuestro grupo de los sábados por la noche. Estuvimos en el lugar hasta las diez de la noche y luego el voluntario me dio aventón a mi habitación.

El lunes de la semana pasada no traje almuerzo.  Como he estado comiendo bastante el fin de semana usualmente el lunes no me dá apetito.  Salí al mediodía al parquecito de costumbre a leer un poco.  En la noche pasé al supermercado a comprar aguacates y el martes traje una ensalada ya que no me llamó la atención incluir una sopa ramen.  El miércoles traje unos panes con jamón para el desayuno y el almuerzo.  EL día anterior había olvidado traer los dulces que me toca mensualmente por lo que el día de hoy tuve que traer panes para los tres integrantes de mi área.  El jueves salí a almorzar al restaurante al que voy usualmente una vez a la semana, pollo frito.  Lo interesante fue que en el elevador encontré a un voluntario al que había identificado en la convocatoria de mi grupo de voluntarios el sábado anterior.  Almorzamos juntos. El viernes tampoco salí a almorzar, solo me dirigí con un periódico al parquecito de costumbre.

El domingo lo sentí bien raro.  Era el primer domingo en mucho mucho tiempo que no estaba con mis peques. Me levanté súper tarde.  Afortunadamente desde hace un poco menos de un año hay visitas los domingos.  Me dirigií a un MC Donalds en el cual habían convocado para la visita en el hospital más grande del centro histórico.  La visita estuvo extraña.  Del grupo al cual me uní llegaron únicamente tres volutnarios.  Habían otros tres o cuatro grupos en la misma sala pediátrica.  Me pasé la mitad de la vistia haciendo origami con tres o cuatro niños y la última en el pasillo con familiares de los pacientes jugando basta.  Después de la visita el voluntario del día anterior me invitó a almorzar.  Pollo frito.  En Wendy’s.  Después de almorzar me dio aventón a mi habitación.  Entré a mi habitación a dejar mi mochila –y a dormir un rato- y luego me dirigí al café internet pues había planeado conseguir un disco de wifilax o uno de instalación de Mint o uno de instalación de Drupal.  La semana pasada me enteré que uno de los grupos de usuarios de PHP del país estaba organizando unos talleres de Drupal los jueves.  Estoy planeando asistir.

Al final no pude bajar ninguno de los tres paquetes. La velocidad de descarga era muy lenta.  Estuve actualizando mis redes sociales, jugando un poco de Scrabble on line y copié la película La Habitación de Fermat, que alguien había descargado en esa computadora.  Fue hora y media casi desperdiciada.  Retorné a mi habitación un poco después de las cinco y media y pasé a comprar un asado, unos snacks y una coca cola.  Cené en mi habitación viendo la película que había conseguido.  Terminé de leer La vida de Pi y empecé a leer La Cabaña, aunque no creo que vaya a leer La Cabaña.  Un poco antes de las nueve me lavé los dientes y me dormí.  Puse el reloj para las cinco de la mañana pues me recordé que este día tenía que traer panes y no quería venir tarde.  No me levanté a las cinco, ni a las cinco y media.  Me levanté un poco después de las seis, planché la camisa blanca limpia –no lavé en todo el fin de semana- y me vine a la oficina.  En el camino pasé a comprar los panes que debía y entré un poco antes de las ocho.  Solamente estaba Ant.

Este día ha estado bastante productivo.  En la mañana estuve enviando una serie de correos para avanzar –aunque sea un poco- en las tareas que tengo en mi lista mensual.  Para seguir con el hábito de los lunes no almorcé, aunque en la mañana había traído un panote que compré ayer en el supermercado.  EN la mañana escaneé los cuentos que mi hija mediana y mi hijo menor escribieron para participar en el concurso de relato infantil que lanzó Mc Donald’s y al mediodía salí al edificio que está del otro lado de la calle y en el cual está el departamento de mercadeo de ese restaurante.  Entregué los cuentos.  La fecha límite era el otro martes.

Había planeado salir temprano, aunque la compañerita del área había convocado a una reunión de cinco a seis de la tarde.  Quería llegar temprano a mi  casa para comprar ingredietnes para los almuerzos del martes y el miércoles, dejar un poco de ropa en remojo y lavar una camisa blanca para mañana.  La compañerita no realizó la reunión pero el compañero del BMW ha estado viendo algunos temas con la jefa de mi jefa.  La mayoría de la oficina ya se retiró y si en una media hora aún no veo nada claro yo también me iré, aunque ya será muy tarde para el supermercado.  Ayer compré un disco para obtener wifilax pues quiero instalar Lubuntu –o Mint- en mi portátil viejita.  Se supone que al curso de Drupal debo llevar portátil y no quiero exponer mi máquina más potente a pérdidas en los buses. A ver como  va eso.

lunes, 1 de julio de 2013

Laaaargo descanso...

El desayuno del jueves no estuvo muy bueno.  EL lugar vende buenos desayunos pero la convivencia entre los cuatro del área ha perdido algo de la dinámica que teníamos al principio.  Personalmente me siento cansado de insistir en algunos temas y frustrado de no obtener los resultados como equipo que esperábamos.  Despues de desayunar Ant nos dió aventón al trabajo.  Y eso puso en evidencia otra debilidad en nuestro equipo.  Ant se dirigió directamente al parqueo del edificio donde trabajamos -en donde sólo desde supervisores hacia arriba tienen acceso- y como quien no quiere la cosa le dijo al compañero del BMW que cuando quisiera llevar su auto podía dejarlo en el lugar de nuestra jefa.  Lo irónico -o sarcástico- del comentario es que ese era el último día -de diez de vacaciones- en que nuestra jefa no llegaba.

El jueves intenté ver a la jefa de mi jefa para finalizar alguno de mis pendientes -me quedé nuevamente como con el 60% de eficacia mensual-, no lo logré.  Por la mañana estuve enviando algunos correos para avanzar parcialmente en un par de asignaciones.  Al mediodía salí al parque de costumbre a leer un rato.  Estoy avanzando en Amor bajo la lluvia y también he empezado Fiebre, el otro libro que compré cuando adquirí El Lobo Estepario. Por la tarde envié más correos para intentar llegar al 60% de eficacia y a las seis de la tarde que llegaron por el compañero del BMW me retiré con él.  Esperaba venir a cenar una torta, snacks y cocacola pero el compañero del BMW y el amigo que llega algunos días por él insistieron en pasar a tomarse unas cervezas.  Como yo ya no ingiero alcohol me tomé una naranjada.

Estuvimos en el lugar hasta un poco antes de las ocho y luego el compañero del BMW y su amigo pasaron a dejarme a mi casa.  Entré a dejar cambiarme de ropa y salí a comprar una torta, cuando pasé a la tienda no tenían cocacolas de medio litro y tuve que comprar una de las pequeñas.  Esa noche terminé de leer Inferno, que definitivamente me decepcionó.  No esperaba mucho de un libro de Dan Brown -he leído todos sus títulos- pero este libro de verdad que carece de sentido.  O al menos, no pude encontrarle ninguno.  Me dormí como a media noche y dejé la alarma para las siete y media pues quería cortarme el cabello y ordenar mi habitación antes de ir por mis peques.

El viernes en la mañana me levanté a cortarme el cabello -nuevamente- y ordené -por fin- mi habitación.  Fuí por mis chicos un poco antes de las diez y media.  Fuimos a la biblioteca un poco más de una hora y luego venimos a mi habitación a preparar el almuerzo: sopas ramen con verduras y pollo frito.  Les había comentado a mis chicos que quería llevarlos al cine pero que podíamos ver otras opciones pues también podíamos ir al cine el domingo.  Mi pequeño sugirió que aprovecháramos que era viernes y fueramos al museo olímpico, a donde nos dirigimos después de almorzar.

El museo olímpico había anunciado su apertura hace un par de meses un la prensa local.  Habíamos intentado visitarlo hace unas semanas pero resultó que no abrían los domingos.  El museo es realmente pequeño, tiene, básicamente, un montón de pines de las olimpiadas a donde han acudido nuestras delegaciones deportivas, varias fotografías antiguas y poco más.  También hay una biblioteca adjunta pero los títulos son básicamente de deportes o administración deportiva.  Estuvimos en el lugar un poco menos de una hora y luego retornamos a mi habitación.

Para terminar la tarde vimos media hora de Episodio II y un poco después de las seis fui a dejar a mis chicos a su casa. Como el almuerzo había estado bastante bueno cené únicamente té y panito.  Por la noche continué leyendo Fiebre y estuve tratando de bajar La Verdad sobre el Caso Harry Quebert.  Me llama la atención que fue premio al mejor libro del año en Francia el año pasado y hace cuatro años leí otro muy buen libro que había obtenido ese premio: La Elegancia del Erizo.

El sábado por la mañana me dirigí a la reunión del círculo de lectura.  Llegaron bastantes personas, la mayoría tarde y algunas llegaron por momentos únicamente.  Empezamos como seis personas, en algún momento de la reunión conté veintidos y al final estábamos doce o catorce, que es el número usual.  La reunión estuvo bien interesante siempre con opiniones muy diversas sobre el autor y la obra.  El Túnel fue una obra que conocí por mi ex esposa y me produjo un impacto casi igual a El Extranjero.

Terminamos la reunión del círculo como a las doce y media  y me quedé en el museo pues había quedado con el voluntario al que le compré un mother board el año pasado de reunirnos en esa estación del Transmetro para ir a su casa por un par de películas.  El voluntario llegó un poco antes de la una y nos dirigimos a su casa en las afueras de la ciudad.  Estuve en la casa del voluntario un poco más de dos horas -almuerzo incluído- y me dió copia de algunas películas, algunas ya las había visto y una me interesaba pues planeo verla con mis peques: Mi Vecino Totoro.

Un poco después de las cinco me despedí del voluntario y su familia y retorné a mi habitación.  Me hice un poco más de una hora pues el viaje es casi toda la ruta de un bus de Transurbano y luego el Transmetro desde su estación inicial.  Vine a mi habitación a dejar mi mochila y me dirigí a la casa del voluntario que vive en la misma colonia pues habían convocado para celebrar su cumpleaños y el de otro voluntario.

Estuve en la celebración -pizza y pastel- hasta como a las diez y media, hora en que una voluntaria me dió aventón a mi habitación.  Afortunadamente tenía mi habitación bastante ordenada, vine a ver un poco de las películas que me acababan de pasar y me dormí un poco antes de medianoche.

Ayer me desperté un poco después de las siete.  Estaba lloviendo y continué en cama hasta las ocho.  Me levanté a ordenar un poco la habitación y a las ocho salí a comprar los ingredientes para desayunar con mis peques.  Llegué a la casa de mis peques a las ocho treinta y tres y resultó que aún andaban en preparativos matinales.  Al parecer se habían acostado de madrugada.  Como mis hijas andaban aún en preparación de baños les indiqué que retornaría en media hora.  Vine a mi habitación a ver un poco de Vengador del Futuro y a las nueve y cuarto me dirigí nuevamente a la casa de mis peques.

El desayuno estuvo bastante tranquilo y sustancial.  Terminamos de desayunar, lavamos los trastes y nos venimos a mi habitación casi a las diez y media.  Venimos a ver un capítulo de Phineas and Ferb en inglés y luego mis hijos menores transcribieron sus cuentos a las hojas de Mc Donald's del concurso de escritura en el cual pedí que participaran.  Mi hija mayor también estuvo pasando en limpio el cuento con el cual participará en el concurso municipal de cuento para adolescentes.  Meditamos cinco minutos y luego nos dirigimos al edificio en el cual trabajaba el año pasado.

Llegamos un poco después de la una al lugar en el cual trabajaba el año pasado y la función de Monster University estaba programada para las dos menos cuarto.  Pasamos a los cines del otro lado de la calle pero allí la función iniciaba más tarde.  Aprovechando que estábamos cerca del comercial en donde está la cooperativa en la que mis chicos tienen cuentas de ahorro pasamos a ese comercial y mis hijos realizaron el primer depósito del año en sus cuentas.  Creo que puedo darles un poco más de dinero -o más frecuentemente- y así se los indiqué.  Espero bajar de cada seis meses a cada cuatro meses.

Después de la cooperativa retornamos al cine y entramos a ver Monster University,  la película es divertida pero no me gustó mucho el mensaje de que si no logras entrar a la universidad puedes trabajar mucho para llegar al mismo lugar profesional.  Si quieres ser médico, no importa que tanto trabajes como enfermero, simplemente no puedes ejercer la medicina.  Después del cine pasamos a comer pizza y luego tomamos el autobús de regreso a casa.  Como a mi hija segunda aún le faltaba un poco de información para una tarea pasamos quince minutos al café internet de constumbre y luego nos venimos a mi habitación.

Estuvimos leyendo un poco y después jugamos una partida de Clue.  Un poco antes de las siete de la noche llevé a mis hijos a su casa.  Retorné a mi habitació a cenar té y un cubilete de chocolate y luego estuve viendo Zombieland.  Me dormí un poco antes de la medianoche sin poner alarma ya que hoy era mi último día de descanso.

Hoy me desperté un poco después de las diez de la mañana y terminé de ver Zombieland, estuve viendo Greedy y un poco de Mi Vecino Totoro hasta el mediodía que salí por un aguacate, pan y pollo frito.  Retorné a almorzar a mi habitación y a terminar de ver Greedy.  Ha sido un día de descanso total, casi todo el día en cama.  Antes eso me deprimía o me desesperaba, creo que es una de las ventajas de llegar a los cuarenta.  Empiezas a aceptar mejor las situaciones vitales.  Aún estoy decidiendo si saldré a comprar algo para la cena.  También debo salir a dejar ropa en remojo y a lavar aunque sea una camisa pues no he lavado desde la semana pasada.  Mañana mi jefa retorna de vacaciones y empezamos la medición de la productividad del mes de julio.  A ver cómo va eso.