lunes, 29 de julio de 2013

El ritmo de la vida...

Aún no me he acostumbrado al nuevo ritmo, aunque voy mejorando, eso sí.  Tenía dos -¿o tres?- semanas de no lavar durante el fin de semana.  Estba lavando una camisa el domingo en la noche, otra el lunes en la noche y el martes -creo- ya lavaba para el miercoles, jueves y viernes.  Al menos esta semana si lavé cuando debía -entre el viernes en la noche y el sábado en la noche.

La semana pasada también estuvo un poco menos intensa. O eso creo.  El lunes y el martes alguien cercano a mi casa estaba compartiendo su conexión de internet por lo que aproveché para terminar de bajar Lubuntu y la versión de Xubuntu que tengo en mi Dell viejita.  Además, terminé, en su mayor parte la tarea que nos habían asignado en el curso de Drupal.

La mañana del martes llamé a mi hija segunda para desearle un feliz cumpleaños.  A pesar de haberla llamado temprano ya estaba en su Instituto, y entrenando Basket Ball.  Sólo la saludé, le deseé Feliz Cumpleaños y me despedí.  En la mañana pasó el dueño de la casa a cobrar la renta y le comenté que no tenía efectivo, que si podía depositárselo, prefirió que se lo diera en efectivo, por lo que ofrecí pasar en la tarde a pagarle.  Al mediodía, como no había llevado comida, aproveché para ir a comprarle el regalo de cumpleaños a mi hija.  Un MP3 player.  El compañero del BMW me ofreció aventón a mi casa y pasaron a dejarme con su amigo un poco antes de las siete.  Fui a pagar mi habitación.

El miercoles fui a comer al comedor a donde iba a comer menos antes.  Ahora, aunque había pollo a la plancha preferí, para variar, comer carne adobada.  Cuando estaba retornando a la oficina encontré a un voluntario de uno de los grupos con los que visitaba antes los sábados por la tarde.  Conversamos un momento y retorné a mi oficina.  Como la semana anterior por poco me quedo sin computadora, ese día le comenté a mi jefa que me iba a retirar a las cinco y cuarto y no a las cinco y media.  Salí un poco después de las cinco y cuarto y me costó bastante llegar al lugar del curso.  Cuando llegué había alguien más en la computadora pero le expliqué que la había utilizado la semana anterior.

La clase de ese día no estuvo tan buena como la de la semana anterior.  El joven que estaba explicando no se había preparado completamente, digo, se ve que domina el tema, llevaba una presentación que había recibido de una comunidad costarricense pero incluso llegó a instalar Drupal un poco antes de que iniciara la conferencia.  El tema era Theming, al final salí un poco después de las ocho y me vine en el Transmetro.  No dejaron tarea.

El jueves en la mañana llamé al escritor con el que había almorzado hacía varias semanas -y luego le había quedado mal unas semanas después-, quedamos en almorzar al mediodía.  Durante toda la semana había estado viendo un par de asignaciones un poco más trabajosas que lo normal.  Al mediodía, de acuerdo a lo planeado fui a almorzar al comedor de costumbre.  Pollo rostizado.  Después del mediodía me reuní con una dama de un departamento anexo a nuestra área -y dos pisos arriba de nosotros-.  Había programado la reunión para una hora.  Al final duró un poco más de dos horas y no logré toda la información que necesitaba.  Conversamos, eso sí, un montón sobre su vida, su divorcio y cosas así.  Salí un poco tarde y me vine en el Transmetro. Creo.

El viernes había programado una reunión con una de las colaboradoras de la dama del día anterior.  Me estuve un poco más de una hora revisando un procedimiento.  Al mediodía, aprovechando que no quería comer aproveché para ir a la agencia central del banco en el que tengo un par de cuentas de ahorro a solicitar mis accesos online.  Por la tarde continué con el par de documentos que me han tomado la mayor parte del tiempo, además de reunirme con mi jefa y su jefa para ver el avance de otro tema.
Salí un poco después de las siete y media, afortunadamente andaba aún por allí la compañera de mi jefa que me da aventón usualmente por las noches.  Me pasó a dejar un poco antes de las ocho a la casa del voluntario que vive en la misma colonia.  Cenamos carne asada y estuve explicándole un poco del tema de blogging, al parecer el voluntario quiere crear un blog para compartir todas sus experiencias de las visitas de nuestro grupo de voluntariado.  Un poco después de las diez me despedí y me vine a mi habitación.  Dejé ropa en remojo.

El sábado me levanté super temprano a lavar un par de camisas y mis dos batas.  Otra vez me había quedado sin efectivo así que compré unas pocas coasa para el desayuno y me fuí a la casa de mis chicos un poco antes de las siete y media.  Desayunamos huevos con jamón, pan con café y aguacate.  Después del desayuno venimos a mi casa por la tarjeta del transurbano y nos dirigimos a la feria del libro -FILGUA-.  La feria tiene bastantes atracciones cuando coincide con la edición centroamericana.  Eso fue el año pasado, me parece.  En esta ocasión no coincidieron pero organizaron bien la parte de atracciones.  Estuvimos viendo un poco de cuenta cuentos -Cuentos y Talentos presentó un acto muy buen logrado y mis hijos participaron en un rally por las diferentes estaciones, aunque sólo a mi chico le dieron un souvernier: Una alcancía de un banco estatal.

Refaccionamos donas y agua pura y luego mis chicas estuvieron haciendo unas cajitas de madera -pintándolas y decorándolas- y mi chico una figura de foamy para lapicero -Batman-.  Después aprovechamos que había una especie de biblioteca estatal -era una exhibición de los libros que donaron este año, supuestamente, a las escuelas estatales- y leímos un poco.  Al mediodía nos dirigimos a McDonald's a almorzar pero ya no encontramos promociones de Mi Villano Favorito 2 que eran las que mis chicos esperaban.

Después de almorzar aboradamos el Transurbano y nos venimos un rato a la biblioteca de la universidad.  Mis chicos encontraron -como casi siempre- buenos libros para leer y yo estuve hojeando un libro de PHP y Mysql.  Estuvimos en la biblioteca un poco menos de una hora y luego retornamos a mi habitación.  En mi habiación vimos un poco menos de media hora de Mi Vecino Totoro y como a las siete menos cuarto -le habíamos avisado a su madre- los fui a dejar a su casa.

Estaba dudando entre cenar o esperar a ver si iba a haber reunión con mi grupo de los sábados por la noche pero finalmente compré pan y un tamal y cené en mi habitación.  Como no tengo nuevas películas y el internet ha estado casi nulo he estado viendo nuevamente un poco de Games of Thrones y de Breaking Bad.  Estaba viendo un capítulo de Breaking Bad, segunda temporada -y empezando a dormitar- cuando me llamó uno de los voluntarios del sábado por la noche contándome que había reunión. 

Me dije que iría a la reunión pero que no cenaría, pues ni efectivo tenía, otra vez.  Al final le pedí a una de las líderes que me comprara unos tacos y ofrecí pagárselos luego -aún no he pagado mi almuerzo del domingo pasado-.  Total es que cené nuevamente y luego me estuve sintiendo basntante mal.  No cabe duda que la edad va afectándome cada vez más.

La voluntaria que me compró la cena se retiró un poco antes de las diez, pues dijo que tenía que ir a un funeral, andaba con un amigo.  Con el voluntario que vive en la misma colonia y el voluntario con el que visité los dos domingos anteriores nos quedamos viendo televisión, casi terminamos de ver El Fugitivo pero un poco antes de las once nos despedimos y el voluntario del automovil pasó a dejarme a mi casita.  Vine aún a ver un poco de Breaking Bad, programé la computadora para que se apagara y me acosté.  No se si ya me había dormido completamente o aún estaba dormitando pero sonó el teléfono y al principio creí que era la alarma.

No era la alarma, era el voluntario que me había pasado a dejar una hora antes avisándome que la voluntaria con la que habíamos cenado acababa de chocar a unas diez calles de mi casa, como ya era más de medianoche no me atreví a salir, le dije que pasara por mi habitación y fueramos a ver como podíamos ayudar.  Me levanté, me vestí y me puse a esperar.  Como a la media hora, viendo que no había pasado lo llamé de vuelta y me comentó que había pasado directamente y que ya estaba en el lugar del accidente, que ya estaban resolviendo.  Para evitar nuevas sorpresas apagué el teléfono.

Me levanté el domingo un poco después de las seis y media, lavé la ropa que aún tenía en remojo y me dirigí al restaurante en el que nos habían convocado para la visita de la mañana.  Había planeado -dos días antes- desayunar con el grupo pero por la cena del día anterior no quería saber nada de comida.  Con el grupo de la mañana visitamos el hospital de cancerología más grande de la ciudad.  Eramos muchos voluntarios y no habían tantos pacientes.  En todo caso estuve una gran parte de la visita con las enfermeras verdaderas y otra parte con un par de pacientes que estaban esperando cirujía de la matriz.  Un poco antes del mediodía terminó la visita y nos dirigimos al restaurante -cuasi- oficial del voluntariado.

Almorcé en el lugar y luego busqué a los voluntarios con los que había planeado visitar por la tarde.  La visita de la tarde era en un hospital psiquiátrico en las afueras de la ciudad.  Había asistido a ese lugar un par de años antes cuando viajamos en un pickup y llegamos completamente empapados al lugar.  Luego visité hace como un año o algo así pero no recordaba como era.  El lugar es muy interesante.  Hay pacientes de varias dolencias psiquiátricas hacinados en varios edificios.  Estuvimos jungando futbol con algunos pacientes, viendo televisión con otros y aún conversando con otros más.  Nos tardamos un gran rato realizando la retroalimentación final y retornamos a la ciudad un poco antes de las seis.  Una voluntaria pasó a dejarme al Obelisco y desde allí tomé el Transurbano hasta mi casita.  Afortunadamente aún no habían cerrado el supermercado que queda a dos calle de mi cas pues quiero recuperar el ritmo perdido.

Compré unos aguacates, unos tomates y un poco de jamón.  Compré además un cubilete de chocolate.  Compré pan tostado en la panadería en donde compro algunas noches que vengo tarde del trabajo y mayonesa y catsup en la tienda de costumbre.  Vine a mi habitación a preparar té y cené viendo un capítulo de Breaking Bad.  Como sigo sin internet me dormí bastante rápido.

Este día cuando sonó el despertador me costó un poco establecer que día era o que me tocaba hacer.  Al final me levanté un poco antes de las seis, preparé mis panitos, planché mi camisa, me bañé, rasuré y me fuí a la oficina.  Llegué un poco antes de las siete menos cuarto y no había llegado aún ninguno de mis compañeros.  En la mañana estuve tratando planear un poco la semana.  A las nueve subí con la dama de la semana pasada.  Un poco antes del mediodía nuestra jefa nos convocó para avisarnos que este día llegaría el nuevo compañero.

El nuevo compañero había generado un poco de expectativa pues la integración del equipo ha tenido sus altos y sus bajos.  Nuestra jefa nos había comentado que es un Licenciado en Psicología Industrial que estudia Ingeniería Industrial -va a medias de esta última-.  Supuestamente era alguien bastante brillante.  Al mediodía salí al banco a depositarle el dinero de mis chicos a mi ex esposa.  En el banco me informaron que su cuenta había sido cancelada por lo que tuve que depositar el dinero que había retirado en la cuenta que uso con tarjeta de débito.  Luego retorné a mi escritorio a terminarme los panitos.

Como a media tarde llegó el nuevo compañero.  Que si es Licenciado en Psicología Industrial -de una universidad católica- y estudiante de Ingeniería Industrial -de mi alma mater, la universidad nacional-.  No ha tenido mucha experiencia laboral y es bastante joven, de hecho la compañerita se resintió porque es un año menor que ella y la destronó como el más joven del grupo.  La gente y a lo que le dá importancia.  Estuvimos casi una hora -Ant, la compañerita, el compañero del BMW, el nuevo y yo- conversando sobre el equipo, las expectativas, en fin, de todo un poco. Por cierto, también es parte de mi grupo de voluntarios.  El compañero del BMW se retiró temprano este día y la compañerita también.  Nos quedamos en el área Ant y yo y un poco después de las siete me vine a mi habitación.   En el Transmetro.

En el Transmetro encontré a una compañera de la institución a quien había conocido hacía unas semanas -Ant nos la presentó-, pero se quedó en la estación de transbordo.  Cuando venía como a medio camino mi ex esposa me llamó para comentarme que había cancelado su cuenta de depósitos monetarios.  Le indiqué que la llamaría cuando llegara a mi habitación.  Vine a mi habitación a quitarme el traje y salí a recargar mi tarjeta de transporte pues me había quedado sin saldo.  Luego fui a la casa de mis chicos.  Quienes salieron a saludarme.  Conversamos un poco.  Mi hija me devolvió el celular que le había dado hace casi un año pues su madre se lo confiscó por las redes sociales.  Espero darle uno sencillo un día de estos.

Mi ex esposa me entregó el nuevo número de cuenta y retorné a mi habitación.  Sigo sin internet pero logré conexión un momento, con lo que bajé el último post y empecé a redactar el presente -el último de julio-.  Como el teléfono que me devolvió mi hija tiene Facebook gratis me conecté y he estado conversando con una voluntaria que vive en el departamento en el que crecí.  Trataré de no dormirme muy tarde pues mañana tenemos una reunión-desayuno a primera hora.  Para ver la planificación de la semana y para darle la bienvenida oficial al nuevo compañero.  A ver como va eso.

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