martes, 29 de agosto de 2023

Eso llamado trabajo... That called work... Ce qu'on appelle le travail...

Ayer fue la última reunión diaria del proyecto al cual me moví hace año y medio... mi primer cambio de funciones luego de ocho años en la misma empresa; antes de eso pasé por varios proyectos, diferentes equipos, supervisores y administradores. 

Y aunque hace cuatro o cinco años hubo un período en el que estuve buscando trabajo pues habían despedido a todos los equipos locales, y también ha habido períodos de muy muy baja actividad, creo que es la primera vez en la que el cambio está siendo tan formal por una parte e inquietante por la otra.

Y es que empezó hace un par de meses con anuncio abrupto que el proyecto se iba a congelar; y muchas reuniones en donde se aseguró que nadie iba a ser separado del trabajo; que nomás algunos se quedarían dando mantenimiento al proyecto mientras la mayor parte de colaboradores eran movidos a otros equipos.

Finalmente nadie se queda en el equipo -al menos de mi departamento-: dos de los compañeros -creo quel os dos más nuevos- fueron movidos a un área especializada y el resto -tres, creo- nos movemos a una sección con la cual tuve cierta relación hace dos o tres años.

De toda la información que he estado leyendo -muy poca oficial- concluí que el inicio 'oficial' de la asignación de tareas en la nueva área empezaría el primero de septiembre; es decir el viernes dentro de dos días -justo el día que cumplo nueve años por acá-; pero en la reunión de ayer se cerraron todas las tareas del proyecto actual.

Pero ayer fue uno de los días más ocupados -al menos de las últimas semanas- pues el arquitecto del proyecto pidió soporte en una tarea y casualmente se trataba del área en la que más trabajé durante los últimos meses; pero al mediodía ya había concluido y ahora creo que nomás debo esperar un par de días para ver qué se viene de nuevo...

A ver cómo sigue eso.

El miércoles pasado se acabo el cilindro de gas propano que antes nos alcanzaba para seis meses pero ahora -a causa de todo lo que Rb cocina debido a sus alergias alimenticias- apenas nos llega a los cuatro meses; también el precio se incrementó desde la última vez, aunque este ha estado bastante inestable.

En nuestra caminata post horario laboral fuimos hasta el supermercado más alejado del lado sur -y el más barato- en donde adquirí las cocoquitas suficientes para un par de meses -estimo que consumo una por semana-; también compramos bananos y lechuga en el otro supermercado del mismo lado.

El jueves Rb salió por la mañana en lo que se ha convertido su aventura semanal al exterior: fue una de las recomendaciones de alguno de sus doctores pues el aislamiento, al parecer, agudiza las molestias provocadas por las alergias y demas condiciones que padece.

Usualmente acude a uno de los mercados municipales del centro y a algún supermercado de un punto intermedio; la mayor parte de las veces me compra un pastel, un pie, o algún otro alimento de los que sabe tengo debilidad: aún soy adicto al azúcar; en esta ocasión me obsequió con un par de zepelines que había estado buscando últimamente.

El sábado me reuní con mi hija mayor; luego de que se terminaran las clases de lengua de señas me he quedado sin qué hacer por la mañanas pero en esta ocasión -a petición de Rb- estuvimos trabajando por una hora removiendo las malezas del jardín.

Al mediodía me dirigí a la habitación de mi hija y luego almorzamos en Burger King; tenía mucho mucho tiempo de no visitar esta cadena y creo que la comida no fue muy bien recibida por mi sistema digestivo.

Estuvimos en el restaurante por un buen tiempo y luego retornamos a su habitación, en donde estuvimos resolviendo varios problemas de ajedrez del libro de Polgar; como había olvidado el libro en el cual anotamos los ejercicios nos tocó elegir los ejercicios al azar y los sentimos más fáciles que los últimos.

Luego de los ejercicios caminamos a una panadería cercana para comprar unos pequeños zepelines para tomar con té; en lugar de zepelines compramos algunas donas y retornamos a la habitación a preparar el té y a concluir la tarde; también me pidió otro préstamo -25 dólares- para terminar el mes.

A las cinco y media -como lo habíamos acordado- me despedí de mi hija y me dirigí a la casa de mi abogado; hacía mucho tiempo que no nos reuníamos pues la mayor parte de sus fines de semana los dedica a impartir clases universitarias.

Durante el año pasado nos reuníamos casi cada mes y luego de que oficiara el casamiento -a medio año- creo que nuestras reuniones se espaciaron; este año creo que nomás nos habíamos reunido en una o dos ocasiones; y era la primera vez que nos reuníamos por la tarde -lo invité a un café y donas en Dunkins-.

Estuvimos alrededor de una hora en Dunkin -él incluso compró otro café y otra dona- poniéndonos al día de las últimas novedades de cada uno y creo que está bien que siga siendo mi abogado pero veo muy poco atractivo el estrechamiento de la amistad: tengo poca paciencia con la misoginia; a las siete lo llevé de vuelta a su residencia y retorné a mi casita.

El domingo había planeado reunirme por la tarde con mi amigo de tres trabajos anteriores pero unos días antes adujo que andaba con molestias gripales y no quería exponerme, no fuera a ser COVID; por lo que nomás me tocó llevar y traer a Rb de su iglesia y el resto del tiempo lo dediqué a leer y a jugar ajedrez.

Y a armar el cubo de rubik de 4x4x4: creo que fue el primer día que logré completar los cuatro niveles; aunque al final fue una combinación entre niveles, OLL y PLL; estas últimas se refieren a movimientos para ordenar caras opuestas o apareadas en el último nivel.

En todo caso ya logré completar este cubo y estoy planeando escribir -como hice con el cubo de 3x3x3- los pasos del algoritmo y dejarlo almacenado acá: para que me sirva de recordatorio o por si puede servirle a alguien más.

Y a ver cómo va eso.


 

martes, 22 de agosto de 2023

El eterno retorno... The eternal return... L'éternel retour...

Hace tres años o así -estábamos empezando a salir de la pandemia, creo- empecé a ver un poco más a mi hija mayor -y a mi hijo menor también-... en el caso de la primera fue porque el administrador del edificio donde estaba viviendo me contactó para comentarme que andaba dando paseos sobre el tercer o cuarto nivel y fuera de la baranda de seguridad.

Entonces me hice el propósito de verlos un poco más pues me preocupaba que la situación general los estuviera marginando más socialmente; además del trabajo que realizan: ambos trabajan de forma remota.

Creo que a la reunión de los tres en la última navidad mi hija mayor llegó tomada: se estaba riendo por cualquier detalle y al cuestionarla nos comentó que había estado tomando; no le dije nada pues ya tiene más de veinte años y se mantiene sola; creo que puede hacer de su vida lo que se le antoje.

Pero me incomoda interactuar con ella cuando anda bajo los efectos del alcohol -como este último sábado que llegó a la reunión de dialéctica socrática que estoy organizando dos sábados al mes-: no sé bien qué actitud tomar; o seguir actuando normalmente o mostrar mi incomodidad por su comportamiento.

Además, creo que sería bastante hipócrita simplemente aconsejarle o sugerirle que no tome: durante mi época universitaria -y algunas veces luego de esta- también consumí alcohol; llegando a emborracharme en dos o tres ocasiones; la ventaja (?) es que a mí me producía urticaria por lo que no fue nada complicado decidir dejar de hacerlo.

Nietzche, en La Gaya Ciencia -nunca lo he leído, por cierto-, retoma el pensamiento de Hermes para indicar que no sólo son los acontecimientos los que se repiten, sino también los pensamientos, sentimientos e ideas, vez tras vez, en una repetición infinita e incansable... estoicismo puro y duro.

Hoy me levanté a las seis de la mañana y estuve bajo las sábanas casi media hora antes de levantarme a meditar -tenía dos días de no hacerlo-; luego hice un ejercicio de dibujo -también dos días sin actividad acá- y luego estaba empezando a leer las treinta páginas del ciclo de Lean Your Loneliness Slowly Against Mine cuando recibí una llamada por whatsapp.

Me cuesta bastante contestar este tipo de llamadas pues debo desbloquear el teléfono, luego entrar a whatsapp y luego contestar la llamada; generalmente quien llama cuelga antes de que conteste y me toca retornar la llamada; en este caso sí pude hacerlo: era mi hija mayor llamándome para pedirme un préstamo de doce dólares.

Y su llamada me dejó bastante inquieto pues el sábado que departimos -almorzamos en Taco Bell junto con su hermano menor- me preguntó cómo hacía para ir a donde un médico -mi respuesta: vas a una clínica-; la llamada de hoy era para pedirme prestado dinero para comprar medicamentos para los ojos; al parecer le han estado doliendo y quería comprar lágrimas artificiales para mejorar la lubricación.

Le indiqué que no veía bien que se automedicara y que sería mejor que consultara con alguien que se había pasado seis o siete años en la universidad aprendiendo a reconocer diferente dolencias del cuerpo humano; de todos modos le mandé el dinero y luego me escribió para comentarme que había decidido seguir mi consejo: iría al médico.

A ver cómo sigue eso.

El domingo me levanté a las cuatro de la mañana y preparé dos de los panes que preparaba cuando salía con mis tres hijos -o que he llevado al puero a mis últimas visitas con mis padres-: pan francés, huevo revuelto con embutidos, ketchup, mayonesa, aguacate, tomate y lechuga.

Eché en la maleta térmica dos botellas de hielo, tres coquitas, cuatro jugos de pera, los panes que había preparado y un sandwich que sobró de los que preparó Rb; además de bolsas de snacks, galletas y un banano; a las cuatro y media levanté a Rb y nos dirigimos al lugar en el que me había comprometido a pasar catorce horas vigilando que el proceso de votación no tuviera anormalidades.

La convocatoria había sido para las cinco y veinte pero la mayoría de los treinta y cuatro fiscales había indicado que llegaría a las cinco; yo llegué a las 5:01 y anuncié en el grupo de whatsapp que ya estaba en el portón; luego me encontré con la coordinadora y el pequeño grupo de fiscales.

A diferencia de los fiscales del otro partido -les estaban pagando por el día de trabajo- que habían llegado casi una hora antes, que portaban un uniforme para identificarse y a quienes se les proporcionó una silla de plástico para utilizar durante la jornada, la mayor parte de nuestro grupo llegó tarde, y no nos identificábamos más que porque la mayoría cargábamos nuestros propios banquitos.

El grupo a cargo de la mesa de recepción de votos estaba compuesto por cinco personas (dos chicas) y me parece que todos provenían de la misma iglesia (me parece que el Tribunal Supremo Electoral recluta a grupos de voluntarios en este tipo de instituciones o en grandes empresas); el presidente es Licenciado en Administración de empresas, una de las chicas era su hermana y la otra estaba por concluir la carrera de Abogacía.

El presidente fue bastante formal y jovial a la vez -estuvo amenizando la jornada con marimba y música popular (y música clásica, a mi petición)- y la jornada se desarrolló sin muchos contratiempos; al final se presentó el 67% de los convocados y únicamente hubo tres casos raros: dos personas que se presentaron a votar con el documento de identificación deteriorado.

La mesa estuvo abierta desde las siete de la mañana hasta las seis de la tarde; me ausenté de la misma únicamente diez minutos a las una de la tarde -para ir al baño- mientras la fiscal del otro partido fue apoyada por su coordinador cuando tenía que ausentarse y para el desayuno, refacción y almuerzo -aunque tuvieron dificultades con el almuerzo y se los entregaron con un par de horas de retraso-.

A las siete se realizó el conteo de votos y fue emocionante verificar que el partido al que estaba apoyando con la fiscalización obtuvo el 87% de los votos mientras el otro partido únicamente el 11% -el resto fue de votos nulos-; luego de tomarle fotografía -de acuerdo a lo establecido- al acta de finalización y entregar el documento de resumen a la coordinadora llamé a Rb para que llegara por mí.

En la espera volví a encontrar a un personaje bastante particular que había conocido en la madrugada: antes del inicio de la acción saludé a un anciano que llevaba una silla y al notar su fuerte acento le pregunté su procedencia; me indicó que tenía cuarenta y un años de vivir en el país y diez de haber adoptado la nacionalidad.

También me comentó que conocía personalmente al candidato presidencial del partido al cual estábamos apoyando y que esperaba que su gestión cambiara el rumbo que han seguido los gobiernos durante las últimas décadas; mientras esperaba a Rb en la noche conversamos un poco sobre el desarrollo del día y los resultados y nos despedimos.

Otra de las voluntarias que conocí por la mañana también anciana nos había comentado que se había graduado hacía mucho de la universidad nacional y que había tenido que marcharse al exilio cuando llevaba media década trabajando en la misma; nos comentó que ya había participado varias veces como fiscal de mesa de junta receptora de votos.

Por la noche le envié un mensaje a esta anciana comentándole que estaba agregando su contacto en whatsapp para mantenernos en contacto; no recibí ninguna respuesta; quien sí me escribió ayer fue el ex ciudadano británico; al buscar información en la web encontré que tiene una amplia trayectoria en el comité olímpico local.

Como el otro mes cumple una década de que le otorgaran la ciudadanía local le propuse que desayunáramos el sábado siguiente a esa fecha y quedamos en que estaríamos en contacto para afinar los detalles de la reunión.

Otra cosa que ocurrió el domingo fue que cuando retornamos a casa coloqué la mochila, el banco y mi teléfono en la parte trasera del auto y retorné al interior del mismo para extraer el vaso térmico en el que había llevado café por la mañana; cuando Rb tomó mis cosas para entrar a la casa dejó caer mi celular y la parte superior de la pantalla se astilló totalmente.

Total que ayer fuimos a un centro comercial a buscar una forma de reparar la pantalla pero el cambio costaba más de sesenta dólares mientras que la colocación de un vidrio templado nomás seis dólares; elegí la segunda opción y espero que el teléfono me aguante otro par de meses; se supone que el otro mes Rb renovará su contrato telefónico por lo que puede cambiar su teléfono sin costo -realmente paga como 12 centavos de dolar por el cambio- y yo podré quedarme con el Huawei que ella usa actualmente.

Aprovechando que estábamos en el lugar entramos a Walmart, en donde compré una docena de muffins -mitad de sabor vainilla y mitad de sabor chocolate- y luego retornamos a casa; en el camino decidimos acudir al supermercado más cercano y barato por pollo para la perra más vieja de Rb pero resultó que este producto estaba agotado.

Al final de la tarde, y como estuvo toda la tarde la amenaza de la lluvia, nomás salimos a caminar dentro de la colonia -usualmente le damos cinco o seis vueltas a dos calles con lo que estimamos completar el par de kilómetros que caminamos tres veces a la semana-.

Aún no he respuesto el cubo de Rubik de espejo (tamaño irregular de los cuadros) que perdí cuando fuí a traducir en la jornada médica pero estoy bastante avanzado con la resolución del cubo de rubik de colores de 4x4: ya nomás me falta el último nivel (aunque en la solución del cubo de Rubik de 3x3 este último nivel implica cuatro pasos de siete).

Sigo avanzando con el libro noruego de matemáticas y romance; espero acabarlo dentro de un par de ciclos -hoy estaba leyendo por la mañana pero al final terminé durmiendome casi dos horas-; el de español (El Mono Obeso) aún lo tengo bastante crudo pero voy rápido con The Huntress (dos capítulos por ciclo).

No sé si todos los libros del autor de The Song of the Cell me deprimen o si es nomás la pesadez de su forma de escribir lo que me baja el ánimo; es extraño porque creo que son libros muy buenos... también creo que será el último que leeré de este autor; creo que en este ciclo terminaré The Agile Samurai y me falta un largo camino con el libro de Zen (y con la meditación en general).

En el plano laboral no ha cambiado mucho la cosa; a los otros compañeros que no enviaron a mi nuevo proyecto les asignaron ya uno diferente y se desconectaron totalmente del actual; tanto que hoy que me habían asignado trabajar con uno de ellos me reasignaron todo el trabajo pues ya están con tareas asignadas de su nueva área.

Según el analista más antiguo de mi área lo que estoy trabajando a partir de este día deberé finalizarlo a más tardar el jueves por la tarde pues el viernes debe realizarse la entrega y la otra semana estaremos ya trabajando en tareas de nuestra nueva asignación...

Y a ver cómo va eso.

lunes, 21 de agosto de 2023

Y llegó -otra vez- la Primavera... And spring came -again-... Et le printemps est revenu -encore-...

A nuestro país se le conoce -¿o se le conoció? ¿o se le quiso conocer?- como el país de la eterna primavera gracias a la multitud de microclimas que poseemos... y alguien dijo que los dos gobiernos de la década de 1944 y 1954 fue la primavera en el país de la eterna tiranía; ahora esperamos que esa primavera haya retornado.

Ayer elegimos -sí, hubo más de la mitad de abstencionismo- por primera vez al hijo de un ex presidente y eso ya es decir bastante porque usualmente quienes han ocupado ese cargo se han preocupado nomás de despilfarrar el dinero de los préstamos que le otorgan al país y robar a manos llenas.

Y también ganó porque es un hombre, eso hay que decirlo; nuestra sociedad es tan machista que la elección de una mujer para el cargo de la primera magistratura es una idea que la mayoría ve como algo tan extraño como un vecindario en Marte.

Tampoco era una buena candidata la contendiente: ex esposa de un presidente salpicado -como todos- de corrupción y con fama de haber sido ella la que detentaba el poder en esa época; se dedicó nomás a criticar al recién electo y a prometer el oro y el moro a las masas; incluso un bono monetario a los motociclistas -eso fue su última semana de campaña-.

Y su compañero de fórmula tampoco la ayudó: pastor que decía que no era pastor -los ministros de culto están vedados de la contienda- y con muy pocas luces: creyó que con mencionar a la NASA se le tomaría como un intelectual... en fin.

Pero soy realista -¿o estóico? ¿o cínico?- y sé que muy poco puede cambiar -aún si se quiere cambiar- pero quizá ese es el punto... los que han estado hasta ahora -con muy poquitas contadas excepciones- no han querido cambiar nada... nomás robar todo lo que pueden y asegurar su futuro y el de sus familias y allegados...

A ver cómo sigue eso...

El martes pasado fue un día de asueto por acá pues se conmemora a la Virgen de la Asunción y es uno de los descansos que no son móviles; también me hizo pensar que durante el último año he estado tomando -por fín- la mayor parte de los descansos asignados: en el pasado aún en estas fechas me mantenía al pendiente del correo o el chat del trabajo.

Aunque fue  descanso laboral me levanté a las siete pues había acordado reunirme con mi doctora a las ocho para celebrar su cumpleaños; creo que cumplió treinta y cinco hace un par de días; el desayuno empezó a las ocho y, como casi siempre, nos despedimos casi al mediodía.

Retorné a mi casita a almorzar y por la tarde; luego de que Rb le diera de comer a sus perros, nos dirigimos al supermercado de las compras masivas a proveernos de muslos de pollo y los ingredientes para preparar los almuerzos que habíamos ofrecido para dos mesas receptoras de votos de la segunda vuelta electoral.

El miércoles, luego del horario laboral, nos dirigimos con Rb al supermercado más cercano -y con los precios más bajos- para completar los ingredientes de los cuarenta almuerzos que debíamos preparar el sábado por la noche.

El jueves Rb salió por la mañana a realizar algunas compras en el centro histórico y completó la lista de ingredientes para los almuerzos; por la tarde, y luego del horario laboral y los ejercicios del día, salimos a comprar los panes que utilizo para mis desayunos de los días viernes y sábado.

El viernes, también luego del horario laboral, compré los embutidos que planeaba utilizar para mi comida del domingo y el jamón para los sandiches de los cuarenta almuerzos; sin embargo, al día siguiente le avisaron a Rb que la mesa en la que yo actuaría de Fiscal no aceptaría almuerzos para evitar malentendidos.

El sábado le compramos dos neumáticos nuevos al automóvil pues dos de los que hemos estado usando durante el último par de años ya estaban bastante deteriorados, especialmente el que ha estado más tiempo del lado frontal derecho -el que el mecánico reparó este año-.

Ese día me levanté temprano y luego de desayunar me dirigí al mismo supermercado a donde habíamos acudido el martes pues ya habíamos cotizado el cambio de neumáticos, además del balanceo de las cuatro llantas y la alineación del sistema de dirección.

Estuve en el lugar desde las ocho y media hasta las diez y media; a esa hora retorné a mi casita pues, aunque tenía ya en el automóvil todo lo necesario para mi reunión quincenal de diálogo filosófico, no quería llegar tan temprano -cada hora de parqueo vale un dolar- y aún tenía las bolsas de agua que necesito para el té en casa.

Un poco antes de mediodía me dirigí al centro histórico y luego de dejar el auto en un parqueo público me dirigí a la biblioteca municipal en donde me han estado brindando dos horas para reunirme con un pequeño grupo -la mayor parte indigentes- a conversar sobre las grandes preguntas de la filosofía.

La reunión estuvo -como siempre- muy bueno; casi al final de las dos horas llegó mi hija mayor -con un aroma muy fuerte a alcohol- y un poco después mi hijo menor; luego de limpiar el lugar y despedirme de los asistentes -fueron como siete u ocho personas- invité a mis hijos a almorzar en Taco Bell.

Mis hijos me ayudaron con los implementos -la cafetera y la mochila en la que transporto vasos y similares- y nos dirigimos al Taco Bell más cercano a sus lugares de habitación; compramos tres de los almuerzos más populares y estuvimos en el lugar por un par de horas.

Mi hija a los veinticuatro años sigue -creo- aún con la crisis de la adolescencia encontrando atractivo embriagarse de vez en cuando con uno de sus únicos dos o tres amigos; mi hijo menor, por otra parte, me sorprendió al declarar que cree que está entrando a la adultez: ahora está empezando a planear con un poco más de antelación y además de retornar a la universidad está pensando seriamente en emigrar a otro país.

Y a ver cómo va eso... 


 

lunes, 14 de agosto de 2023

Comienzos otra vez... Beginnings again... Recommence...

Una de las razones por las que he durado tanto en este trabajo -amo realmente la empresa y las funciones que realizo- es porque la mayor parte del trabajo ha sido bajo la modalidad de Proyectos; es decir: "una asociación de esfuerzos, limitado en el tiempo, con un objetivo definido, que requiere del acuerdo de un conjunto de especialidades y recursos".

En el pasado -llevo más de veinticinco años trabajando como ingeniero- trabajé en líneas de producción -y lo odié- tanto en Producción como en el área de Calidad; luego estuve estableciendo un sistema de calidad basado en ISO -amé la parte del establecimiento pero no tanto la parte del mantenimiento- y ahora llevo casi quince años en tecnología: soporte, diseño, QA, etc.

Pero la naturaleza misma del trabajo es un poco problemática... o quizá mi aproximación al trabajo: siempre he manejado mal la incertidumbre; trato de planear con bastante anticipación y me causa bastante incomodidad tener que cambiar lo previsto.

Y ahora estoy frente a un nuevo cambio: acaba de terminar la reunión de bienvenida al nuevo proyecto a donde nos están moviendo al ochenta por ciento del personal con el que he trabajado durante el último año -esperaba durar más en el mismo pero muchas veces las cosas no salen como uno las espera-.

Se supone que al otro veinte por ciento del grupo lo dividirán en dos y lo distribuirán en otras dos áreas; de los seis o siete analistas de calidad me acompañan a la nueva área el más antiguo y el más nuevo -creo que antigüedad y novedad respectiva con respecto a mi ingreso era de seis meses en cada caso-.

Cuando nos notificaron -hace ya un par de meses- que el proyecto iba a ser congelado se dijo que una parte del personal -al menos una pequeña parte- iba a continuar en el mismo y el resto iba a ser reasignado a otras áreas; ahora acaba de informarse la realidad: todos seremos reasignados a otra área.

Y al menos en mi caso ya se definió a donde voy; creo que prefiero eso al estado de los otros tres o cuatro compañeros que aún se quedan en el equipo anterior, esperando a ver cuál será la decisión que se tomará en cada caso.

Y -otro- al menos, el área al cual me están moviendo no es totalmente desconocida: hace tres o cuatro años estuve trabajando en un par de proyectos relacionados con la misma y la verdad me gustó el nivel de control que el administrador del proyecto tenía sobre el mismo; aunque ahora la historia es distinta pues llego con diferentes funciones... 

A ver cómo sigue eso...

El sábado me reuní con mi hijo menor; como ya no tengo clases por la mañana se me ha facilitado bastante la coordinación de estos almuerzos: no tengo que salir corriendo media hora antes de la hora acordada.

De hecho llego tan temprano al área en la que vive que usualmente me parqueo a dos o tres calles de distancia y camino hacia su habitación; en esta ocasión incluso lo llamé desde la acera pues las llaves que tengo de su casa no me funcionaron.

Almorzamos en la misma pizzeria en donde desayunamos las dos últimas veces con mi amigo asiático y aunque en el negocio nos habían prevenido que el tiempo de servicio sería bastante largo pues estaban teniendo problemas con su horno, al final no fue una mala experiencia.

Luego del almuerzo regresamos a la habitación y estuvimos resolviendo ejercicios de ajedrez del libro de Polgar (dos cada uno) y luego, viendo que estaba luchando por no dormirse, invité a mi hijo a caminar a la panadería más cercana -como cinco cuadras- en donde compramos una porción de pie de queso.

Retornamos a la habitación y preparamos café -yo había olvidado mi cajita habitual de té- y compartimos el pie de queso; conversando sobre la situación política actual y lo que podemos esperar en la segunda vuelta este domingo; un poco antes de las seis me despedí y retorné a mi casita.

Ayer Rb no fue a la iglesia; aparentemente la menopausia ya está en proceso -o algo parecido- pues su período se le atrasó un par de semanas y cuando se presentó lo hizo acompañados de dolores bastante intensos; por lo que no salimos en la mañana, nomás preparamos nuestro almuerzo de alitas.

Por la tarde me reuní con mi segunda ahijada profesional; su graduación fue hace casi cinco años y creo que es la primera vez que nos veíamos desde la misma: aunque traté de organizar una reunión el año pasado la epidemia estaba aún muy reciente y al parecer la afectó de una forma muy fuerte.

Nos reunimos a las cuatro y cuarto en el Mc Donald's cerca del área olímpica de la ciudad y estuvimos un par de horas poniéndonos al día de nuetras vidas -ella lleva más de diez años de relación estable con su novia- y recordando esos tiempos que compartimos como voluntarios; un poco después de las seis nos despedimos y retorné a mi casita.

Estoy aumentando un poco el número de páginas de cada ciclo de Lean your loneliness slowly against mine pues siento que estoy tardando mucho en leerlo; y estoy leyendo un capítulo de El mono obeso pues contiene únicamente nueve.

Estuve sopesando para el libro que leo más rápido -un vez cada libro no cada ciclo- entre The Huntress y The Undying Archive; el primero se lo ví a una doctora de Texas hace un par de semanas y el segundo lo encontré en una lista de los últimos mejores libros de ciencia ficción.

Estuve dudando en continuar el primero pues en el segundo capítulo empezaron a hablar de cacerías de nazis y eso -me suena nomás a propaganda del estado ilegítimo- y estuve leyendo la biografía del autor del segundo y tampoco me pareció muy atractivo su estilo; al final decidí continuar el primero y eliminé el otro de la tablet.

También aumenté de dos a tres los capítulos de The Song of the Cell para no extender mucho su lectura; con The Agile Samurai sigo con los mismos dos capítulos por ciclo, espero terminarlo pronto; y con el de meditación Zen continúo con un capítulo por ciclo... en diez años quizá ya sabré lo básico del tema.

Mañana es un día de asueto por acá -se conmemora a la virgen patrona de la ciudad- y estoy planeando reunirme con mi doctora; creo que será nuestra última reunión del año ya que luego se irá un tiempo del país; y este domingo participaré como fiscal de junta receptora de votos para ayudar a que se produzca un pequeño cambio en el país...

Y a ver cómo va eso.

miércoles, 9 de agosto de 2023

Pérdidas X.0... Losses X.0... Pertes X.0...

Iba a poner de título Pérdidas 2.0, o Pérdidas 3.0 o algo así pero me imagino que ya van varias entradas con el mismo título así que este es nomás otro texto que se refiere a las pérdidas que vamos experimentando en esta realidad.

Y es que volví a perder otro de los regalos de mi hija mayor; la vez anterior fue el primer gorro que me había tejido -ahora tengo do más, uno similar al perdido y otro que más parece un bonete de los poetas malditos- y ahora fue el cubo de rubik que tiene formas en lugar de colores.

A mi semana de interpretación llevé nomás dos elementos de distracción -bueno, cuatro si se cuentan al celular y a la tablet-: mi tablero de ajedrez más antiguo y el cubo de Rubik -de espejo creo que le llaman- que mi hija me dió hace un par de navidades.

El tablero lo utilicé únicamente el penúltimo día de estadía en el hospital pues luego de haber realizado el inventario nos quedamos sin qué hacer y disputamos unas partidas con el enfermero con el que había estado trabajando y otro par de voluntarios del Imperio del Norte.

El cubo creo que lo había extraído de la mochila un par de días antes y el vecino de litera -el que roncaba y hablaba en sueños- me lo pidió prestado; y aunque me lo devolvió en el transcurso del día no puedo dejar de sospechar de su persona, pues estuvimos conversando un poco sobre el tema la mañana en la que debíamos abandonar el hospital.

O lo extrajeron de la mochila -estoy casi seguro que lo empaqué antes de retornar a mi casita- o por alguna razón lo dejé olvidado en alguna parte... el resultado es el mismo: ayer antes de meditar -y durante casi toda la meditación- me percaté que no tenía más el cubo.

Y es una vaina, pero también me dije que es nomás un trozo de plástico con cobertura plateada; ayer estuve buscando en la red y encontré un proveedor local que lo ofrece en veinte dólares; y también le conté al amigo al que estoy enseñando a armar el cubo de colores y me comentó que en un comercial cercano a su casa ha visto del mismo tipo.

Quedamos en que si pasaba por el lugar me avisará y yo le mandaré el dinero... aunque esto creo que no será muy conveniente pues de acuerdo a mi calendario anual espero que nuestra próxima reunión -vive hasta el otro extremo de la ciudad- sea el primero de octubre... es demasiado tiempo.

En fin, ayer que era mi último día de vacaciones aproveché para acompañar a Rb al centro pues debía comprar medicamentos contra alergias respiratorias e ir al mercado por su ración semanal de frutas; cuando pasamos al comercial en donde tomamos el busito de vuelta a casa ví un cubo parecido al perdido.

Pero, este era más pequeño y las piezas no estaban tan ajustadas como el que me regaló mi hija por lo que mejor compré un cubo de colores 4x4; creo que hace más de diez años que aprendí -y enseñé a mis hjos- a armar el cubo de colores de 3x3 y hace cinco o seis años adquirí otro de 2x2.

Este sería el cuarto cubo que me propongo aprender a armar y aunque he escuchado de dos fuentes distintas un par de variantes para armarlo se me hace que al final realizaré el mismo procedimiento que con el de 3x3: investigar hasta destilar una serie de pasos que me permita completar los seis lados.

Había planeado escribir esta entrada desde ayer pero esta mañana que reinicié mi labor cotidiana recibí una invitación para una reunión en la que se tratarían los pasos a seguir en nuestro proyecto: se suponía que ya había noticias más firmes sobre el futuro del mismo y del personal involucrado.

Y no, nos reunimos a mediodía con quien se quedó a cargo de nuestra área -nuestra supervisora se largó hace un par de semanas- y lo que nos dijo fue bastante inquietante: aunque aún no hay noticias de qué sucederá individualmente la única certeza es que nadie continuará trabajando en este proyecto.

O sea, -según ella- el 80% del equipo se irá a un área con bastante requerimiento de personal, otro 10% se irá a la parte administrativa y el número restante se irá a un área que tiene que ver con reclamos o seguimiento a incidentes.

Lo que quiere decir que seguimos en la misma posición: esperando; pero al menos ya es un hecho que debemos aceptar que continuar trabajando en el proyecto no es una opción; de acuerdo a esta gerente la próxima semana nos convocarán por separado para evaluar el inventario de habilidades que compartimos hace unos meses y conocer cuál será nuestro destino -al menos laboralmente hablando-...

Y a ver cómo va eso...

martes, 8 de agosto de 2023

Los títulos y la búsqueda... Titles and search... Titres et recherche...

Ya había publicado una entrada sobre la atracción que siento por encontrar el origen del título de un libro en el texto del mismo; en unos casos es sencillo: El Viejo y el Mar empieza con 'Era un viejo que pescaba solo en un bote en el Gulf Stream y hacía ochenta y cuatro días que no cogía un pez'; o el libro de una autora nacional: Con Pasión Absoluta... las últimas palabras del libro son: compasión absoluta.

En otros casos es un poco más complicado encontrar la relación entre el título del libro y el texto; aunque usualmente se encuentra el título íntegramente dentro del texto; como en Lean Your Loneliness Slowly Against Mine; al parecer existe un poema con el mismo título y para la autora fue bastante fácil incluirlo dentro del texto de su novela.

Y Roberto Bolaño; no recuerdo cómo -o sí- encontré en Los Detectives Salvajes estas palabras como parte del texto pero ahora que terminé de leer 2066 (1288 páginas!!) estuve tratando de encontrar el origen del título y no lo conseguí; sin embargo, en la nota a la primera edición se explica: en otro libro del autor se hace referencia al año 2066 y se indica que será el final de todo... y pues, eso.

El libro fue póstumamente publicado y no se hizo de acuerdo a los deseos del autor: publicar cinco novelas de forma independiente; por una u otra razón la editorial decidió publicar los cinco libros bajo un mismo título, dividiendolo así: La parte de los críticos, la parte de Amalfitano, la parte de Fate, la parte de los crímenes y la parte de Archimboldi.

Al igual que en Los Detectives Salvajes el hilo conductor era Cesarea Tinajero, en este caso el hilo que une a los cinco libros es otro escritor: Benno Von Archimboldi; es a quien estudian los críticos, es a quien buscan cuando conocen a Amalfitano y es en la ciudad en donde lo buscan en donde se presenta Fate; la misma en la que ocurren los crímenes de la cuarta parte -estuve teniendo pesadillas sobre esto- y finalmente es quien cierra el libro.

No puedo decir que me decepcionó el último trabajo de Bolaño; creo que no podía esperar que cerrara completamente la historia -fue su último trabajo- y aunque al final concluye el arco del protagonista , el desenlace es completamente abierto; ni siquiera sabe a final.

En fin, creo que será el último libro que leeré de este autor; ahora paso al siguiente libro de mi lista de español: el mono obeso; aunque de no encontrarlo atractivo tengo varias otras opciones para continuar en esta línea de lectura.

En el caso de Ficción, me está costando avanzar con Lean Your Loneliness Slowly Against Mine; me está pareciendo mucho una mala novela de adolescentes; en el que he estado avanzando con más velocidad es en La vida de los vertebrados; me parece muy interesante la mezcla de narración laboral, personal e histórica de la melancolía.

En No Ficción llevo un par de capítulos de The Song of the Cell -ya encontré las palabras del título dentro del texto- y me parece que voy a estar leyendo dos capítulos (son veintidos) en cada ciclo; continúo avanzando con The Agile Samurai y ya bajé otro libro que podría continuar en esta área: Essential Scrum, aunque deberé revisar bien la lista de pendientes.

Y en meditación continúo avanzando lentamente con Zen Training; este libro se lo envié este día a mi hija pues en nuestro almuerzo del sábado me lo había solicitado y me parece que intenta acercarse al budismo.

Hijos...

Mi hijo menor no acudió a la reunión que estoy programando dos veces al mes para hablar de filosofía; además dejé de seguirlo en Facebook porque me siento incómodo de ver sus publicaciones con esmalte negro, collares de púas y maquillaje facial -en general el maquillaje facial me parece raro-; en todo caso le escribí ayer para confirmar nuestro próximo almuerzo de este sábado -aún no me ha respondido-.

Mi hija mayor anda sufriendo porque la están cambiando de interpretación médica por voz a interpretación médica por video; al parecer el viernes debía trasladar el equipo a su habitación pero no encontró un Uber para esto -cuando retorné del supermercado con Rb encontré siete llamadas perdidas-.

El día de nuestro último almuerzo le ofrecí ayuda para este traslado y le presté diez dólares para que pudiera pagar un Uber si esta semana tenía que realizar el traslado; quedó de que me avisaría pues aún tenía un par de días de vacaciones esta semana... Y el domingo por la noche me indicó que aún no tenía novedades.

Y mi hija segunda... por fín me está contestando a los mensajes en Facebook, luego de pedirle confirmación de la cuenta por medio de la cual le envío sus regalos de cumpleaños y navidad... Yyyy, ahora quiere que le realice un préstamo bastante grande para cubrir su último año de estudios.

Me puso en una encrucijada pues es una suma bastante grande de dinero -creo que son diez mil dólares- y aunque mi situación financiera es bastante holgada tampoco veo como positivo nomás brindarle la suma solicitada.

Hemos intercambiado un par de mensajes sobre el asunto y se supone que la mitad del dinero lo necesita a principios del otro mes y la segunda parte a principios del próximo año; en todo caso le indiqué que adquiriría créditos y que por lo mismo esperaba el dinero de vuelta; estuvo de acuerdo e incluso confeccionó -a mi solicitud- un programa de pagos entre el 2024 y el 2026.

Y a ver cómo va eso.

lunes, 7 de agosto de 2023

Ayudando 2.0... Helping 2.0... Aider 2.0...

Durante más de diez años me puse una bata blanca y una nariz roja y, junto a un grupo de voluntarios similares, visité la mayor parte de hospitales nacionales, muchos asilos, muchos orfanatos e incluso participé en alguna actividad social celebrando Navidad o una fecha similar para brindar un poco de alegría a las personas que estaban pasando por momentos difíciles.

Y eso, como todo, se acabó... la pandemia fue el golpe final pero antes de eso ya había bajado bastante mi nivel de actividad en este grupo: cambios administrativos, cambios generacionales, cambios en el ambiente nacional y otros.

Luego estuve en otro grupo similar -la diferencia era que la nariz es de color azul-; también estuve dando clases online a niños de escasos recursos y he estado tratando de involucrarme en diversas actividades para trabajar como voluntario; aunque ahora -luego de dos años de pandemia- tengo un poco más claro el panorama.

Por una parte, desde el año pasado he estado reconectándome con algunos amigos de la universidad y muchos amigos del voluntariado -de mi niñez aún no pues mi único amigo de esa época vive en el lugar donde nací y no he ido por allí durante más de seis años-.

Y es que la mayor parte de los que participábamos en el grupo de voluntarios de bata blanca y nariz roja teníamos una historia que contar: en mi caso había sido la separación con mi familia nuclear y la imposibilidad de vivir con mis hijos.

Este año me estoy proponiendo visitar una vez al mes al voluntario que vive en la misma colonia en donde ocurrió la mayor parte de esta historia: tiene como veinte años de vivir solo y su casa se convirtió en el punto de encuentro de muchos grupos de voluntarios durante mucho tiempo.

Pero ahora que la mayoría hemos seguido con nuestras vidas: yo ya tengo tres años de vivir con Rb, otros voluntarios han formado su familia, otros se han ido del país y otros simplemente han seguido su vida; él ha vuelto a quedarse en soledad; así que esa será una parte de mi servicio social.

También estoy tratando de involucrarme con un grupo de psicólogos que atienden en uno de los hospitales más grandes de la ciudad; mi amigo oriental es amigo de la fundadora de este grupo y este año están solicitando voluntarios para ayudarlos con su sistema informático; tenía una entrevista con alguien de este grupo el viernes pero por alguna razón lo olvidé; estoy tratando de reprogramarla.

Y lo otro son las jornadas médicas: hace dos viernes me dirigí a mediodía al aeropuerto pues a las tres debíamos encontrar al equipo médico estadounidense que venía a realizar consultas y operaciones; llegué tan temprano que me dió tiempo de almorzar en un comedor en los alrededores del lugar.

Un poco antes de las tres encontré a la encargada del grupo y luego fueron llegando poco a poco los otros intérpretes; al final nos juntamos como cinco o seis traductores y viajamos a la aldea en la que realizaríamos nuestra labor por una semana: la aldea es parte de uno de los municipios de la periferia del departamento central y nos tomó casi tres horas llegar al lugar.

Lo primero que hicimos al llegar fue ayudar a bajar las maletas donde iba parte del suministro médico y luego tomar nuestra primera cena en donde se nos dió la bienvenida y se nos contó un poco sobre la labor que realizan y la historia del hospital que construyeron a un lado de una escuela estatal.

El sábado nomás reconocimos las instalaciones y estuvimos preparando lotes de medicinas para el dolor, vitaminas y similares que eran parte de los materiales a donar durante la jornada médica; por mi parte también acompañé a una de las personas que venían de Texas a realizar un recorrido a pie por el lugar -fueron más de cuatro millas-.

El domingo dió inicio a la jornada: se suponia que debía estar en la sección de recuperación post operatoria de 7:30 a 6:00 -el desayuno era a las 7:00 y la cena a las 6:30- pero este día me asignaron para iniciar el turno matutino a las 5:00; y luego decidí iniciar el resto de los días a la misma hora.

Y es que una de las grandes dificultades para mí fue dormir: había varios roncadores en la habitación donde dormíamos siete personas -yo también lo soy- y mi vecino de litera hablaba dormido; total que casi todos los días estuve durmiendo tres o cuatro horas nomás por lo que decidí mejor aprovechar el tiempo.

Además estuve meditando toda la semana: el sábado temprano subí a la terraza del hospital a meditar -la noche anterior había pedido indicaciones a una de las voluntarias más antiguas-; el domingo subí al mismo lugar pero mientras estaba meditando subió un grupo de personas a practicar yoga por lo que el resto de la semana subí al segundo nivel del comedor para tener un mejor espacio de meditación.

Entonces, mi rutina de los seis días fue: levantarme a las cuatro de la mañana, bañarme, meditar, hacer un poco de Duolingo y luego trabajar casi doce horas; estuvo cansado -y divertido-; la mayor parte de mi trabajo fue acompañar a los pacientes mientras se despertaban de la anestesia y luego animarlos a caminar e ira al baño -dos de las condiciones que el personal médico debía observar antes de darles el alta-.

La mayor parte de las personas que venían del Imperio del Norte me cayeron bien; la mayor parte de personal local no me cayó bien; pero pude pasar la semana sin tanto drama -excepto el lunes o martes que cierta papelería se llenó de manera inadecuada y se decidió que mi compañero y yo ya no participáramos en esto-.

El trabajo estuvo más o menos igual de hasta el Jueves que se había programado nomás media jornada laboral; a partir del mediodía nos dedicamos únicamente a realizar un inventario del equipo médico y de los medicamentos y a almacenar todo para la siguiente jornada; se supone que vienen nuevamente en octubre.

Como en la tarde ya no había trabajo aproveché para invitar a tres de mis compañeros -el enfermero con el que había trabajado casi toda la semana, otro voluntario estadounidense que está por entrar en la escuela de leyes y el hijo (y nieto) de otro par de médicos que eran parte de la expedición- a jugar ajedrez.

Todos eramos principiantes en ajedrez pero yo tengo la ventaja de jugar constantemente contra GNU Chess por lo que no tuve muchas dificultades en ganar cada partida -aunque en el inicio de la mayoría empecé bastante mal-.

El viernes por la mañana todos nos alistamos para la despedida y el retorno a la ciudad; o al menos los intérpretes, pues el equipo administrativo y los voluntarios estadounidenses se dirigieron a la ciudad colonial en donde habían programado una cena de despedida.

Yo abordé el bus un poco después de las ocho y un poco después de las diez de la mañana ya estaba en el comercial desde donde pude dirigirme a la estación del transmetro del periférico y luego a tomar el busito de regreso a mi casa; a donde llegué antes del mediodía.

Fue una buena experiencia que espero repetir al menos una vez este año, aunque quizá con un grupo de voluntarios diferente y quizá en Honduras o en El Salvador; total aún tengo casi seis meses de vacaciones y nomás deberé de coordinar con mi nueva supervisora las ausencias del proyecto en el que finalmente deba continuar desempeñándome.

El sábado fue la tercera reunión del diálogo socrático que estoy moderando en la biblioteca municipal del centro; a este llegaron seis o siete personas -cuatro o cinco regulares y un par por primera vez- y aunque el tema era la diferencia entre creencias y conocimiento al final terminamos conversando sobre política y la segunda vuelta electoral que se realizará en un par de semanas.

A esta reunión no llegó mi hijo menor y luego de limpiar el lugar nos dirigimos con mi hija mayor a la pizzería que está a un par de cuadras de su casa; en el ínterín  ella creyó que había perdido su teléfono y observé una reacción bastante adolescente para una chica de veinticuatro años.

Al final creo que encontró su teléfono y tuvimos un almuerzo bastante tranquilo y estuvimos conversando sobre mi semana de voluntariado y la situación en su trabajo: finalmente están trasladándola de interpretación médica por voz a interpretación médica por video; algo que no le agrada nada y que ha contribuido a su malestar emocional.

Un poco después de las cinco pasé a dejarla a su casa y retorné a mi lugar de habitación; la mañana de ayer llevé a Rb a su iglesia y fui por ella al mediodía; por la tarde no hubo necesidad de llevarla a su iglesia pues programaron la clase online.

En todo caso ya había programado la visita -mensual- al voluntario que vive en la misma colonia en donde viví casi una década; a las tres y media empaqué el pan tostado que había comprado temprano y me dirigí a la zona de la universidad -la misma en donde viven mi hija mayor y mi hijo menor-.

Con el voluntario estuvimos tomando café y pan y poniéndonos al día de las últimas novedades de cada uno: parece que su familia californiana vendrá al país el próximo mes por lo que deberemos verificar la fecha en la cual pueda visitarlo.

A las seis nos despedimos pues debía regresar a mi casita antes de las siete; a esta hora estaba programada la capacitación para ser fiscal en las próximas elecciones, el objetivo es verificar que no haya fraude pues el hijo del presidente más progresista que hemos tenido lleva todas las de ganar; excepto por los que han estado viviendo del estado durante décadas...

Y a ver cómo va eso.