Iba a poner de título Pérdidas 2.0, o Pérdidas 3.0 o algo así pero me imagino que ya van varias entradas con el mismo título así que este es nomás otro texto que se refiere a las pérdidas que vamos experimentando en esta realidad.
Y es que volví a perder otro de los regalos de mi hija mayor; la vez anterior fue el primer gorro que me había tejido -ahora tengo do más, uno similar al perdido y otro que más parece un bonete de los poetas malditos- y ahora fue el cubo de rubik que tiene formas en lugar de colores.
A mi semana de interpretación llevé nomás dos elementos de distracción -bueno, cuatro si se cuentan al celular y a la tablet-: mi tablero de ajedrez más antiguo y el cubo de Rubik -de espejo creo que le llaman- que mi hija me dió hace un par de navidades.
El tablero lo utilicé únicamente el penúltimo día de estadía en el hospital pues luego de haber realizado el inventario nos quedamos sin qué hacer y disputamos unas partidas con el enfermero con el que había estado trabajando y otro par de voluntarios del Imperio del Norte.
El cubo creo que lo había extraído de la mochila un par de días antes y el vecino de litera -el que roncaba y hablaba en sueños- me lo pidió prestado; y aunque me lo devolvió en el transcurso del día no puedo dejar de sospechar de su persona, pues estuvimos conversando un poco sobre el tema la mañana en la que debíamos abandonar el hospital.
O lo extrajeron de la mochila -estoy casi seguro que lo empaqué antes de retornar a mi casita- o por alguna razón lo dejé olvidado en alguna parte... el resultado es el mismo: ayer antes de meditar -y durante casi toda la meditación- me percaté que no tenía más el cubo.
Y es una vaina, pero también me dije que es nomás un trozo de plástico con cobertura plateada; ayer estuve buscando en la red y encontré un proveedor local que lo ofrece en veinte dólares; y también le conté al amigo al que estoy enseñando a armar el cubo de colores y me comentó que en un comercial cercano a su casa ha visto del mismo tipo.
Quedamos en que si pasaba por el lugar me avisará y yo le mandaré el dinero... aunque esto creo que no será muy conveniente pues de acuerdo a mi calendario anual espero que nuestra próxima reunión -vive hasta el otro extremo de la ciudad- sea el primero de octubre... es demasiado tiempo.
En fin, ayer que era mi último día de vacaciones aproveché para acompañar a Rb al centro pues debía comprar medicamentos contra alergias respiratorias e ir al mercado por su ración semanal de frutas; cuando pasamos al comercial en donde tomamos el busito de vuelta a casa ví un cubo parecido al perdido.
Pero, este era más pequeño y las piezas no estaban tan ajustadas como el que me regaló mi hija por lo que mejor compré un cubo de colores 4x4; creo que hace más de diez años que aprendí -y enseñé a mis hjos- a armar el cubo de colores de 3x3 y hace cinco o seis años adquirí otro de 2x2.
Este sería el cuarto cubo que me propongo aprender a armar y aunque he escuchado de dos fuentes distintas un par de variantes para armarlo se me hace que al final realizaré el mismo procedimiento que con el de 3x3: investigar hasta destilar una serie de pasos que me permita completar los seis lados.
Había planeado escribir esta entrada desde ayer pero esta mañana que reinicié mi labor cotidiana recibí una invitación para una reunión en la que se tratarían los pasos a seguir en nuestro proyecto: se suponía que ya había noticias más firmes sobre el futuro del mismo y del personal involucrado.
Y no, nos reunimos a mediodía con quien se quedó a cargo de nuestra área -nuestra supervisora se largó hace un par de semanas- y lo que nos dijo fue bastante inquietante: aunque aún no hay noticias de qué sucederá individualmente la única certeza es que nadie continuará trabajando en este proyecto.
O sea, -según ella- el 80% del equipo se irá a un área con bastante requerimiento de personal, otro 10% se irá a la parte administrativa y el número restante se irá a un área que tiene que ver con reclamos o seguimiento a incidentes.
Lo que quiere decir que seguimos en la misma posición: esperando; pero al menos ya es un hecho que debemos aceptar que continuar trabajando en el proyecto no es una opción; de acuerdo a esta gerente la próxima semana nos convocarán por separado para evaluar el inventario de habilidades que compartimos hace unos meses y conocer cuál será nuestro destino -al menos laboralmente hablando-...
Y a ver cómo va eso...
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