lunes, 30 de diciembre de 2019

La rueda de la vida –the wheel of life-

La rueda de la vida es un concepto del budismo que representa el ciclo de vida, muerte y renacimiento; un ciclo de sufrimiento del cual los budistas buscan escapar y está sostenida por un demonio llamado Yama o Señor de la muerte.

Con este título se conoce también a una de las herramientas más populares del coaching aunque su concepción es menos dramática que la de los budistas: en este caso se trata de analizar las diferentes parcelas en las cuales podemos dividir nuestra vida, por ejemplo: salud, amigos, finanzas/economía, familia, trabajo, desarrollo personal, pareja y diversión/ocio.

Una vez definidas las áreas personales más importantes se evalúan de 1 a 10 de acuerdo a nuestra percepción colocando su valor en el radio de un círculo con los valores más bajos al centro y los más cercanos al perímetro del mismo, algo así:


A pesar de que trato de compartimentar las diferentes áreas de mi vida –por ejemplo, mis hijos separados completamente de mi vida en pareja-  me es difícil evaluar por separado cada una de ellas; pero creo que es un buen ejercicio a pesar de la subjetividad de las áreas o los criterios para evaluar el nivel de las mismas.

Salud: No tengo ninguna enfermedad crónica, padezco gripe unas dos o tres veces por año y cuando no mido bien lo que como alguna indigestión; aunque de unos meses para acá también mi cuerpo me recuerda el proceso digestivo algunas madrugadas.  Hace unos cinco años uso anteojos para leer, la graduación es pequeña y espero no usar anteojos progresivos o permanentes en el corto/mediano plazo. Quizá el aspecto más deficiente en esta área es el dental; cuando viví en el imperio del norte perdí un par de muelas de un lado y cuando retorné a mi país un par del otro lado; me he rehusado a usar prótesis dentales, a pesar de que tengo una fija porque me quebré un diente frontal cuando era niño; también la uña del pulgar del pie derecho la tengo dañada desde mi época universitaria.

Finanzas/economía: Desde que me separé de mi familia nuclear he sido más cuidadoso con este aspecto pues no quería dejar que mis hijos pasaran malos tiempos por mi culpa; desde que retorné al país hace doce años he intentado mantener un fondo, equivalente al menos a seis meses de presupuesto mensual, para enfrentar eventualidades como quedarme sin trabajo –que ya pasó varias veces-; en algunas épocas este fondo ha bajado hasta tres meses y medio pero debido a mi estabilidad laboral actual podría pasar un par de años sin trabajar y continuar con el mismo nivel de gastos. Hace años preparaba presupuestos para planear mis gastos, en la actualidad solo me aseguro de que mis egresos mensuales sean menores a mis ingresos.

Trabajo: Me gusta mi trabajo y ya tengo cinco años realizándolo y aún no me aburre; varios de mis ex compañeros de facultad o de otros trabajos tienen ahora grandes puestos de dirección aquí o en otros países y a veces me frustra tener una posición staff; pero eso era lo que busqué por mucho tiempo: trabajar en tecnología, ayudando a otros, sin administrar personal.  Creo que por el clima mundial/empresarial este año seré despedido (ya había pasado hace dos años pero no se concretó) y mi temor más grande es que por estar cerca del medio siglo se me niegue continuar con el mismo tipo de trabajo en otra empresa.  He estado tratando de prepararme para esto continuamente, mejorando o ampliando mis habilidades en programación o en metodologías actuales de tecnología.

Diversión y ocio: No sé si esto es lo más sencillo o lo más complicado: me molestan las vacaciones y el ocio en general; me gusta programar, jugar ajedrez –especialmente contra el teléfono- y Scrabble –especialmente online-; leo varios libros al mes de casi cualquier género y en inglés o español. Tengo una bicicleta pero casi no la utilizo por el lugar en el que paso mis días desde hace varios años. Veo películas y series online. Creo que el trabajo voluntario también entra en esta categoría pues me transformo totalmente cuando lo realizo.

Pareja: Otra fácil –por el momento-, con Rb llevamos seis años de relación, he estado cuasi viviendo en su casa durante los últimos dos años; pero no doy nada por sentado y me molesta que se me tome en esa forma.  No me aferro a que estaremos siempre juntos ni espero en el corto/mediano plazo formalizar nuestra relación con algún acuerdo legal.

Desarrollo personal: Esta también es difícil de evaluar para mí, ¿Cómo se cuantifica si estoy creciendo como persona? Me gusta aprender nuevas cosas, parte de mis lecturas y algunos videos que descargo para mejorar mis conocimientos. En Noviembre/Diciembre fuimos con mi hijo a un curso de Python –pésimo, por cierto- pero creo que podría hacer más para desarrollarme.

Familia: Otra difícil; mi hija mayor vive sola, trabaja en un call Center y está empezando a trabajar en un estudio de tatuajes – no creo que sea el sueño de un padre ese escenario-; mi hija segunda vive en el imperio del norte con una beca por cuatro años para estudiar arte en una universidad del medio este, por alguna razón está empeñada en cortar los lazos de comunicación –hablamos escueta y digitalmente cada varios meses-; mi hijo menor está por entrar en mi facultad –o no- y hoy empezaría su periodo de entrenamiento en un call center –diferente al de mi hija mayor-.  En resumen: solo mi segunda hija optó –hasta el momento- por estudios superiores –y en arte-, no sé qué será de mis hijos en el futuro y eso me preocupa. Mis papás viven a una hora o así de distancia y aunque los veo dos o tres veces por año creo que está acercándose el momento cuando tendré que hacerme cargo de ambos.  Con mi hermano mayor hablamos una o dos veces por año, igual con mi hermano pequeño y mi hermana menor.  Casi no tengo ningún otro contacto familiar aparte del saludo esporádico con algún primo o tío.

Amigos: Otra complicadilla, de mi niñez conservaba hasta hace un par de años a un único amigo pero la última vez que fui a mi pueblo natal me comentaron que estaba trabajando en lugares poco recomendables y preferí evitar algún contacto; de mi época de la facultad aún hablo alguna que otra vez con el Chino y de la misma forma con George quien me contactó hace dos o tres meses para que le extendiera una carta de recomendación. No he visto a ambos desde hace varios años.  Del resto de trabajos que he tenido no conservo ningún contacto, excepto Pb, con quien estuve departiendo varias veces hace siete u ocho años; hace cuatro o cinco años se fue a un país del cono sur a dirigir la sección local de la petrolera para la cual trabaja.  Hace unos días me comentó que andaba por acá y quedamos en que nos tomaríamos un café antes de que abandone otra vez el país. Mis otros buenos amigos son la pareja que ha venido dos o tres veces al país y quienes me ayudaron cuando viví en el imperio; ahora nos mantenemos en contacto por correo electrónico.

Y eso. A ver cómo viene el 2020.


martes, 17 de diciembre de 2019

Vivir, escribir -Living... writing...-

El sábado pasado fui con mi hijo menor a una reunión de un círculo de lectores que iba a comentar Un cuento de Navidad, de Dickens; leí que también se comentaría algo de Capote y de otro autor al que no le puse atención; quizá si hubiera leído habría sabido más o menos de qué iba la reunión. 

El escritor es Ambrosio Bierce y parece que tenía un problema con la Navidad -o con la humanidad, más bien-; según Bierce la Navidad es "una jornada diferenciada y que se consagra a la glotonería, la embriaguez, la sensiblería, los regalos, la estupidez pública y la conducta desordenada en casa".

El lugar de la reunión -un Centro Cultural, librería- es dirigido por alguien que ve la lucha de clases hasta en el café y que no había leído el trabajo de Dickens, sólo visto varias películas y caricaturas basadas en el mismo; la moderadora -progresista hipster- sí sabía de que iba el trabajo literario pero no guió al grupo hacia buenos terrenos; en cierto momento pedí que dejáramos la discusión social y retornáramos a la literatura.

Y debo agregar que eramos siete u ocho en el círculo y sólo tres o cuatro 'no conocidos' de los organizadores; lo repito: el círculo cultural en nuestro país es tan reducido que indefectiblemente encuentra uno a las mismas personas en los diversos escenarios culturales.

Pero aquí fue la primera vez que indiqué que me dedico a escribir, aunque como la mayor parte de nuestros artistas locales, como algo lateral a mi verdadero trabajo; y eso que no cultivo ningún genero literario, simplemente escribo libros de texto para la educación de los primeros niveles.

Creo que llevo como siete u ocho libros publicados -o catorce o quince si contamos los que preparamos en colaboración con Rb-, además de cinco o seis libros para mejorar el estilo y la forma de las letras, de los que aún espero recibir el pago algún día.

En todo caso, escribir me ayuda: cuando mi hija segunda se fué del país sufragué la mayor parte de sus gastos de viaje y relocalización por medio de los pagos recibidos por mis primeros trabajos de este tipo; además, mi trabajo real es bien irregular, frecuentemente trabajo incluso sábados y domingos así como muchas noche pero paso por horas o días sin mucho que hacer; además de leer y aprender un poco más de programación, escribir me permite llenar ese tiempo de tedio.

Mi hijo menor se graduó el mes pasado y entró sin dificultades a la facultad, dice que quiere estudiar informática, veremos cuánto le dura la convicción; mi hija mayor se cambió de trabajo a otro lugar del mismo tipo solo que ahora en vez de ayudar a conductores proporciona soporte a usuarios de una app de entregas a domicilio; creo que desechó por completo la idea de continuar con los estudios superiores.

Mi hija segunda se graduó a mediados de este año del college en el que estaba -me llevé a la grande y al pequeño a la graduación pues quería que tuvieran la experiencia de viajar en avión-, vino un par de meses al país y luego se fue con una beca por cuatro años al imperio del norte a estudiar Artes.

Hace tres meses cumplí cinco años en mi empleo actual, la verdad es que es todo un evento pues lo más que había tardado en otro lugar fueron cuatro años -y con una pausa de un par de meses a los dos años-; este mes cumplimos seis años de estar juntos con Rb y -luego del connato de despido- llevo casi dos de estar trabajando casi exclusivamente desde su casa.

También llevo como diez años de hacer trabajo voluntario con el grupo con el que visitamos hospitales, asilos, orfanatos y lugares parecidos; aunque aquí también me tomé -hicieron que me tomara- una pausa de varios meses, tiempo en el que empecé a visitar con otro grupo que hace el mismo tipo de trabajo pero con una nariz de otro color.

Y los días continuan nomás...

lunes, 8 de julio de 2019

Birthdays (cumpleaños)


Hace poco le contaba a Rb -creo que era su cumpleaños- que nunca tuve una piñata o algo parecido en mi niñez… la verdad los recursos eran bien limitados; aunque unas noches más tarde volví a recordarme de un cumpleaños en particular, no recuerdo cuantos estaba cumpliendo, cinco? seis?

Mi abuelo materno fue un alcohólico, un tiempo había sido cantero -como su padre, creo- pero básicamente era un campesino sin tierras, hace cinco o seis años mi madre me conto que ella nació en el pequeño país vecino del sur porque sus padres habían viajado a una finca a trabajar en una cosecha.

Mis abuelos maternos se divorciaron cuando llevaban cuatro hijas -mi madre es la tercera -, desde hace mucho tiempo he pensado que se separaron porque mi abuela seguía dándole hijas y realmente necesitaban hijos varones para las tareas del campo; alguna vez mi madre me conto que a ella la enviaban a vivir a donde un primo de mi abuelo porque en su casa no había para comer.

En fin, no sé por qué, ni cómo, ni cuándo, mis abuelos se separaron; creo que mis dos tías mayores ya estaban casadas en esa época; mi abuela luego llegaba de visita a la casa de mis papas cada ciertos años; fue hasta mucho después que me entere que vivía en la ciudad vendiendo periódicos.

Mi abuelo, hasta donde la memoria me alcanza, se ganaba la vida cortando árboles en la montaña y vendiendo leña; era un trabajo duro.  La mayor parte del tiempo vivía en la montaña, un hacha al hombro y un machete en la cintura; recuerdo también que vi como construían con mi padre las dos primeras casas en donde crecí.

En el patio construyeron la cocina en la segunda casa donde vivimos: eran cuatro horcones con un techo de manaca y un gran poyo donde mi madre torteaba y cocinaba; mi abuelo le agregó una especie de tapanco y allí vivía; o al menos allí dormía y tenía almacenadas sus escasas pertenencias; también pasaba algunas temporadas en la casa de la segunda hermana de mi mama, en una colonia vecina.

En mi casa era donde mi abuelo almacenaba la leña que luego vendía; tenían una relación muy estrecha con mi hermano mayor pues era su nieto más grande con el que convivía, mi hermano lo acompañaba a la montaña y lo ayudaba con su trabajo; cuando mi abuelo no tomaba nos hacía barriletes que eran la envidia de nuestros amigos; trompos que bailaban mejor que los de fábrica y nos regalaba canicas de colores.

Usualmente cuando no tomaba también se mantenía donde la hermana de mi mama y generalmente cuando pasaba por sus etapas alcohólicas se refugiaba en la casa de mi mama; tomaba de un vino que ahora he visto en el mercado y que es utilizado en la cocina: Farolazo.

Cuando no tomaba también asistía a una iglesia evangélica; no se quién fue el que inicio la tradición en mi familia pues tanto mis abuelos paternos como maternos venían -como la mayor parte de nuestro país – de una larga tradición católica.  La familia de la hermana de mi mama también era católica pero en mi casa asistíamos a diferentes iglesias evangélicas.

Cuando tenía cinco o seis años mi madre me baño y vistió con una buena mudada y me envió al servicio religioso nocturno con mi abuelo; además me dio algo a lo que aún no le encontraba sentido: cinco o seis monedas de un centavo.  Esa noche acompañe a mi abuelo a la iglesia a la que asistía y en la que toda la congregación cantó un coro de cumpleaños, luego me puse de pie y fui a depositar la ofrenda que mi madre me había dado: un centavo por cada año de vida.

Mi abuelo agarraba “furias”, varias semanas en las que tomaba sin parar; alguna vez un compañero de la escuela me comentó que había llegado a su casa en ese estado pidiendo comida; murió cuando tenía nueve años: había ido a visitar a una familia en otro departamento y un bus lo arrolló.

Hoy llamé a mi papa porque mi hermana me aviso que es el cumpleaños de mi madre, que si podía llamarla; ni recibo llamadas para mi cumpleaños ni estoy acostumbrado a hacerlo; así nos criaron.  Pero quise hacer una excepción.  Si los cálculos no me fallan mi madre está cumpliendo 64 o 65 años, tenía 17 o 18 cuando me dio a luz y mi hermano mayor ya tenía 2 años.

Realmente marque el número de mi mama pero fue mi papa quien contesto, que mi madre se había ido a trabajar a pesar de que él le sugirió que se tomara el día libre por ser su cumpleaños; la verdad no me causa sorpresa su decisión, creo que lo reflejo muy bien al llevar cinco años trabajando en mi función actual sin haber tomado un periodo completo de vacaciones.


domingo, 10 de marzo de 2019

De Quora... this is only to remind myself...


Jon Brosio, Founder of TribeLoyal at TribeLoyal (2017-present)

Originally Answered: How do I improve myself daily?
23 Bold Ways To Improve Your Life On A Daily Basis When You Feel Stuck And Aimless
  1. Ask for 10% off when purchasing your next coffee. Adopted from a conversation between James Altucher and Noah Kagan who claim this exercise will help train you overcome the uncomfortable situations we encounter in life and also deal with rejection.
  2. Seek the uncomfortable. When you need to have that uneasy conversation with your lover, have it. When you need to tell your father you're not going to take over the family business, do it.
  3. Outline your day and then critique it. What comprises your day? Try to examine its structure with heavy scrutiny. What activities/chores bring value? Where are you wasting time? When you look at your day from a bird's eye view you are able to amend and improve on areas that may have once been hidden.
  4. Take the stairs when applicable. This is so simple in adopting to help improve your life daily. When you have the opportunity to take the stairs over the escalator/elevator, do it. Over time, as you make this choice, it will only benefit your health (even if it's the most minute way).
  5. Make your bed first thing in the morning. What's the best way to get your morning started? By getting a healthy dose of dopamine (brain's feel-good neurotransmitter) to the body. Dopamine is released when you have sex and take cocaine. It is also released with something as simple as receiving and reading a text message and checking off a to-do list item (making your bed falls in here).
  6. Write everyday. Write down the emotions in your head. Jot down 30 new ideas. Write an in depth critique of the new Avengers movie. It doesn't matter what you do as long as you are practicing and honing the most important tool you can utilize as a human- language.
  7. Put down the Doritos. Damn do I love Doritos (spicier nacho…). You need to put down the bad, however. Put down the Coca-cola. Put down the Starbursts. Put down all the shit food that is clouding your cognition. You cannot improve yourself if you are fueling your body with toxic food.
  8. Turn off 24 hour news. The goal of 24 hour news and traditional media to to instill fear and to mediate (yeah, where did you think the word media came from?) Your life is not going to be completely governed by the political climate. There are so many current events that happen that won't directly affect you. So stop taking influence from them.
  9. Seek and receive criticism. How do you expect to get better if you don't allow people to tell you how you can improve? Ask the people around you how you can be a better husband, coworker, boss, leader, writer, thinker etc.
  10. Reach out for help. You cannot do it all. This is the truth. I have fallen victim to the idea that I can solve all of my own problems. It just leaves me alone and with a bigger load to carry. When you are struggling, ask for help. There are people around you who are willing to help you.
  11. Get a good night's sleep. So simple yet often times an afterthought. If you want to optimize your day, it starts with optimal rest. I know you've heard about Silicon-Valley Titans sleeping just 4 hours a day and all that- there's also an amphetamine epidemic cascading through that industry fueling the sleeplessness. Get ample sleep.
  12. Read. Read a non-fiction book. Read some of the great classic literature. Read a blog. It really doesn't matter. What does matter that you are expanding your consciousness and knowledge. Learning doesn't stop after traditional schooling. In my opinion- it starts.
  13. Reach out to people with higher status than you. I am working on this right now. If you are just starting out in an industry- reach out to people that can help raise you up. Ask experts in your field questions. If you are seeking help, make sure there is something you can provide them with that makes their exchange valuable.
  14. Get rid of people holding you back. You are the average of the 5 closest people in your life. This is undeniable. There very well may be people in your life holding you from improvement. As hard as it might be, eliminate those people from your life.
  15. Wim Hof breathing exercises and cold showers. I tried the cold shower that everyone writes about. It wasn't for me. I added the Wim Hof Breathing Exercise before I took the cold shower and it blew me away. It is meditative, relaxing, stimulating and forces you into the uncomfortable on a daily basis early in the morning.
  16. Think. This is all too rare nowadays. People don't sit back and actually think. Think why you are doing what you are doing. Think why you are saying what you are saying. Think critically about the information you are being exposed to. Think about your body. Think about your habits. Think!
  17. Attention diets. For decades there has been talk about and industries built to help with your physical diet. What about attention diets? Where are you focusing your mental energies? What content are you consuming? What conversations are you having? Put down the phone every once and a while. Turn off social media. Don't binge Netflix before sleep. Be mindful of your attention diet.
  18. Stop profusely apologizing. Do you make a shit ton of money? Do you write about topics that make you vulnerable? Do you think about controversial topics? Own it all. Stop apologizing for your own success and way of operation. Obviously this isn't an invitation to bully. Far from it. You are you, that's great. Be the unrelenting you.
  19. Do something productive everyday. Write a blog post. Engage in a hobby. Find a skill that helps you provide value to the world around you. Go learn something. Go to a bookstore and find a section you are interested in. When you identify that, explore it and build something.
  20. Be okay with making a mistake. When you make a mistake, you unveil the opportunity to correct the wrong. When you sit on the sidelines and play it safe, you don't allow your self to grow. Be brave and be okay with making mistakes.
  21. Build somewhat of a financial nest egg. When you are constantly worried about finances, you are going to put a lot of mental energy to stress. When you are able to keep the thoughts of rent, food purchasing, bills etc at bay, you can open up your mind to more compelling and growth-minded ideas.
  22. Laugh at it all. The world is absurd. Laugh at it every once and a while. We all want “it all.” Whether that is financial gain, relationship goals, notoriety etc we need to laugh at ourselves and take a step back.
  23. Create, write down, manage and work towards your goal. Possibly the most critical part of improving yourself on a daily basis. If you cannot create a destination, you won't know where to start. Of course you may have to pivot here and there and change the destination, you won't know unless you start the journey. Create a HUGE goal and then figure out how to get there.

martes, 5 de febrero de 2019

Versión 4.6 (four more and is the half of a century around here)

El domingo pasado llegué a los 46.  Mi hija mayor tiene 20, la segunda 18 y el pequeño 16 (cumple 17 el próximo mes).  Crecí en un puerto, cerca de otro puerto.  De muy pequeño no me gustaba usar zapatos.  También recuerdo a mi papá y mi abuelo construyendo con sus manos nuestra primera casa.  A los 17 -casi 18- emigré a la ciudad para asistir a la universidad.  Ya nunca retorné.

En la casa de mis padres vive mi hermano mayor (dos años mayor).  Mis padres cambiaron de costa hace unos 15 años.  Primero mi papá y luego le siguió mi mamá.  Desde hace unos seis o siete años voy a verlos un par de veces al año.  Creo que pronto tendré que moverlos (o a uno de ellos) a vivir a mi lado.  Ya no me inquieta ese tipo de pensamientos.

Cuando terminé la universidad me fuí a vivir a un departamento aledaño para tomar mi primer trabajo como profesional.  También empecé a convivir con la que sería la madre de mis hijos.  Retornamos a la ciudad para completar mi graduación, para la ceremonia mi hija mayor tenía casi dos años y la segunda estaba en camino.

Dos o tres trabajos después, mi hijo menor ya de tres años viajé al imperio del norte para mejorar mis oportunidades laborales -o eso creí- ofreciendo un mejor nivel de inglés.  Fueron cinco meses pero fue un parteaguas en mi vida.  Ni mejoró mi estabilidad laboral y las brechas que siempre existieron en mi unión se abrieron completamente.  Viajé nueamente por nueve meses y luego de un tercer viaje de otros ocho meses me instalé definitivamente ne mi realidad de padre soltero.

Siempre me hice cargo económicamente -y también, en lo posible, presencialmente- de mis hijos.  Mi hija mayor se graduó de nivel medio, cumplió la mayoría de edad y se pasó a vivir conmigo.  Nos aguantamos un año.  La ví ayer, por segunda vez luego de nuestra separación definitiva.  La vez anterior fue para su cumpleaños, casi un año después de que empezara a vivir sola.  A sus 20 años se comporta como una adolescente, despilfarra el dinero que gana -es su derecho- y continúa -creo que ha incrementado- su autolesión en los antebrazos.  Creo que también fuma y se ha hecho algún tatuaje... en fín, es mayor de edad y tiene todo el derecho -como cualquier ciudadano- de hacer de su vida lo que le plazca.

Pasamos 10 años con mis tres hijos conviviendo un día a la semana.  Inicialmente sábado y luego por conveniencias de su madre los domingos.  Al inicio nos costó -me costó-, incluso un día no pude reprimir el llanto pues no podía lograr que nos pusieramos de acuerdo en algún asunto.  Traté de acercarme emocionalmente a los tres pero creo que ha sido -como el profesional- otro gran fracaso en mi vida.

Traté, con todas las limitaciones de tiempo, de darles estructura.  Usualmente visitábamos alguna exposición, pasamos mucho tiempo en la biblioteca de la universidad, vimos alguna serie -traté de limitar el tiempo de consumo de audiovisuales-, les enseñé a armar el cubo de Rubik, les enseñé a subtitular videos en inglés, leímos un montón, jugamos Scrabble, Life, Ajedrez, Dominó, entre otros.  Les enseñé un poco de Python, un poco de C#, un poco de HTML.

Mi hija mayor abandonó la universidad cuando dejó de vivir conmigo, el año pasado estuvo -creo- en algunos cursos de una universidad pública, este año iba a empezar a estudiar periodismo pero tuvo complicaciones para inscribirse.  Mi hija segunda se volcó a los estudios desde el nivel básico, para el nivel medio consiguió una beca en uno de los colegios más caros de la ciudad, luego consiguió otra beca para estudiar en un college en un país situado dos países al sur del nuestro.  

Mi hijo menor entró muy joven a estudiar.  Su madre quería 'hacer algo más', avanzó muy bien -o al menos aceptablemente- hasta la mitad de su ciclo básico.  Luego perdió un año.  Hubo -como cada asunto que me tocó que tratar con su madre- un gran conflicto para la continuación de su nivel básico y luego del bachillerato.  Este año debería de graduarse y quién sabe qué elegirá estudiar el otro año que le toca entrar a la universidad.

Traté de no influir en mis hijos -o de presionarlos más bien- al elegir una carrera universitaria.  Mi hija intentó un año estudiar en la facultad de la cual me gradué.  Al final lo rechazó y ahora se decanta por una carrera en letras.  Mi hija segunda, hasta hace un par de años estaba convencida de estudiar una carrera técnica/científica.  Ahora anda aplicando a varias universidades estadounidenses para estudiar artes.  Mi hijo dice que quiere estudiar algo de tecnología pero temo que, al igual que su hermana mayor, lo haga porque yo no valoro las carreras humanísticas.

Mi hermano menor (por cuatro años) vive ahora en uno de los departamento más fríos del país.  Hace un par de años fuí a verlo -luego de una ausencia de más de doce años-.  Tiene tres hijos y posee un taller de soldadura (como mi hermano mayor).  Mi hermano mayor se mantiene soltero, se dedica a su trabajo y a su iglesia y está convencido de que no hay mujer que lo aguante, ha adoptado la soledad.  Creo que tampoco va muy descaminado en su concepción, como que hay algo en nuestro ADN que nos predispone a la introspección y poca paciencia con otras personas.

Mi padre murió un mes antes de que yo naciera -muchas veces uso esto como excusa para mi fracaso como padre, pareja, profesional, amigo-. A lo lejos -estaría por cumplir dos años- recuerdo cuando mi papá -lo quiero como a mi padre biológico- empezaba a llegar a la casa donde vivíamos con mi abuelo, mi madre y mi hermano mayor.  Mi abuelo murió cuando estaba en tercero primaria.  Es -creo- por la unica persona fallecida que he llorado.  Creo que me afectó más ver el sufrimiento de mi mamá y mis tías que su muerte.  No creo que vuelva a llorar por la muerte de alguien más.

Cuando aún no me había unido a la madre de mis hijos, aunque ya salíamos, traté de ayudar a que mi hermana menor (por seis años) estudiara en la Universidad.  No nos soportamos, luego de unos meses se largó a la casa de sus abuelos paternos. Luego retornó a la casa de mis papás.  Fue durante muchos años maestra de inglés, tuvo un hijo con un alumno y ahora viven -el joven tendrá ya 12 años- en un departamento entre mis padres y mi hermano menor.

En mi época universitaria viví unos meses con la familia de un primo de mi mamá, unos meses con la familia de una hermana de mi papá -no nos llevábamos con mis primos y ahora nos tratamos como hermanos- y finalicé el año con otro hermano de mi papá.  Los siguientes cuatro años los viví solo en una pequeña habitación.  Los últimos dos años los trabajé como profesor de Computación.

He tenido más de diez trabajos, en manufactura, calidad, servicios, bancos y últimamente en tecnología.  Nunca había durado más de cuatro años en un mismo lugar, hasta ahora. En mi actual empleo llevo casi cinco años y medio.  Todo un record para mí mismo.  A partir de mi estadía en el imperio del norte empecé a valorar el trabajo voluntario.  Allí asistí a grupos de intercambio de idiomas en la biblioteca y a una non profit que reciclaba tecnología.  Aquí estuve -hasta que me echaron- visitando asiduamente hospitales, asilos y orfanatos con el grupo más grande de risoterapia del país.

Como todo lo que inicia termina sin remedio ahora he estado casi un año buscando dónde más puedo hacer trabajo voluntario.  El año pasado ayudé a un amigo a armar paquetes de útiles escolares para niños de comunidades rurales -me llevé a mi hijo en una ocasión-, en diciembre fui con otra amiga a celebrar la navidad con los niños de un orfanato -también me llevé a mi hijo- y con Rb (acabamos de cumplir también cinco años de relación) fuimos un par de veces a visitar el Hogar Ronald McDonalds con otro grupo más pequeño de risoterapia.  Hacer semanalmente trabajo voluntario me dió perspectiva durante más de ocho años.

Desde joven he tenido dificultades relacionándome con las personas, cuando estaba en el imperio del norte me enteré del Síndrome de Asperger y resonó bastante.  Tengo un amigo -nos hablamos cada varios años- de la niñez, un par de compañeros -nos hablamos cada varios meses- de la universidad y ninguno -casi- de los trabajos que he tenido.  En la primaria me ilusioné con una compañera pecosa a la que nunca me atreví a declararle mis sentimientos, eramos compañeros de clase y nuestra relación fue nomás escolar.  Creo que me hubiera podido acusar de stalker también.

En la universidad me dediqué a estudiar -y trabajar-, también asistí algún tiempo a la iglesia con la familia de mi tía.  En mi segundo o tercer año conocí a la madre de mis hijos, lógicamente no nos llevamos bien, la volvía encontrar cuando ya había terminado mi asistencia a clases y estaba en mi primer trabajo como profesional, y bueno, pasó lo que tenía que pasar.  Convivimos casi 12 años, creo.  Y ahora llevamos más de 10 años separados, jamás logramos comunicarnos abiertamente.  Pero era una relación intensa, recuerdo vívidamente una mañana -ya cerca del final- cuando antes de ir a trabajar empezamos a discutir y terminamos teniendo relaciones.

Nací  y crecí en un hogar protestante, aunque mi familia paterna era católica y me bautizaron.  Curiosamente a mí me tocó el nombre de mi papá, y no a mi hermano mayor.  Lo cual odiaba pues mis abuelos tenían en un altar –figurativamente- a mi papá pues había sido su hijo mayor y había muerto tan joven –creo que tenía 26-.  De niño me daban la lata con lo de ‘tu papá era así’, ‘a tu papá todo el mundo lo quería’, ‘para su funeral vino tanta gente que no cabía en el amplio patio de la casa’.  En fin.

Un poco antes de la ruptura familiar empecé a cuestionarme la existencia de Dios.  Sí, sé que ser ateo no es signo de inteligencia –o ser creyente es signo de idiotez-, de hecho me siento más agnóstico, o sea, no sé si hay o no hay y no creo que deba convencer a alguien de uno otro hecho.  Cuando estaba en el imperio del norte visité alguna iglesia bautista negra –los coros son muy buenos, también una iglesia menonita y una sinagoga.  Mis mejores amigos de allí son judíos.  

Los últimos seis o siete meses allí asistí a un templo Zen.  Budismo Zen Soto.  Parte del nombre de este blog.  El abad y su esposa eran norteamericanos.  Él había escrito un libro sobre la americanización del budismo Zen, ella había creado un programa para una especie de escuela dominical budista.  Asistí a un par de entrevistas privadas con ambos.  Asistí a un par de retiros de fin de semana.  Por la vuelta a mi país no pude tomar los preceptos, lo que me hubiera convertido en un practicante.  

Hace cinco o seis años me enteré –por Facebook, por supuesto- de la muerte del abad.  Hace unas dos o tres semanas me enteré que la abadesa se retiraría y ocupará el lugar de abad un residente que empezaba a dar las primeras conferencias cuando yo asistí al templo.  Me llama la atención que el Zen no tiene mucha cosmología, me gustan también los rituales de sus servicios.

Hace ocho años o así obtuve el primer lugar de la primera edición de un certamen de relatos breves –menos de 100 palabras- en la ciudad.  Hace tres o cuatro años empecé a ayudarle a Rb a revisar los libros que estaba escribiendo para una editorial cristiana.  Luego la ayudé en la redacción de varios libros y al final escribí un par –sobre matemáticas, por supuesto- para los últimos años de educación primaria.

Ha sido un viaje. Y seguro vamos ya en cuenta regresiva.  A ver hasta cuando aguanta el cuerpo.

jueves, 24 de enero de 2019

Impermanencia (nothing lasts forever)...

Que nada es para siempre es tan obvio que por la misma razón lo olvidamos fácilmente.  El año pasado estuve casi seis meses buscando trabajo porque me habían despedido (despidieron como a 300 personas)... al final ya no me despidieron.  Ahora llevo casi cuatro meses de trabajar desde casa, acudiendo a la oficina sólamente una vez cada dos o tres semanas, y aunque sabía que eso se iba a terminar, no creí que fuera a cambiar de forma tan abrupta.

Ayer por la tarde me escribió la compañerita a la que tampoco despidieron de mi área, me envió un correo en donde se indicaba que teníamos que desocupar la oficina entre hoy y mañana pues va a haber una remodelación total del área y todos se van a su casa durante cuatro o cinco semanas.  Hasta allí todo bien, nada cambia para nosotros, el inconveniente es lo que viene después, se supone que ya no habrá más trabajo remoto.  Ni siquiera uno o dos días a la semana como estuve trabajando durante un buen tiempo.

Al menos será dentro de 1 mes o así, y al menos no se trata de un despido.  La verdad es que los últimos tres o cuatro meses del año pasado estuvieron bastante tranquilos, desde Octubre he estado trabajando casi exclusivamente de forma remota, lo cual tiene -como todo- sus ventaja y desventajas. Algunas de las ventajas son la comodidad de trabajar en pijama, nada de transporte y libertad de movimiento, entre las desventajas está la falta de actividad -aunque con Rb hemos estado haciendo aeróbicos últimamente-, la dificultad de realizar trámites (debo enviarle un libro a mi hermana y lo haré hasta el sábado), y que a veces la rutina es cansada.

Nos enviaron una hoja para inventariar el equipo a sacar.  La verdad es que lo único que he sacado siempre ha sido mi portátil.  En la oficina trabajo con dos monitores extras y aunque había oído a varios compañeros quejarse de la incomodidad de no tener monitores extras en casa a mí no me llamaba la atención traer otro.  Hoy me dirigí a la oficina con la intención de retirar los papeles personales de mi archivo y dejar la hoja de inventario con los detalles de la portátil.  Cuando se lo propuse al encargado de área me indicó que el equipo que quedara en el piso ya no podría ser recuperado pues van a hacer un rediseño total y quién sabe a quién le asignarán el equipo no retirado.

Total que me tocó que empacar incluso el teléfono (con headset), teclado, ratón y los dos monitores.  Como iba a ser un poco incómodo traerlo por transporte público llamé a Rb para que fuera por mí.  Llegó como a las 10 y un poco antes de las 11 estaba ya instalando mi portátil y un monitor extra en el espacio que uso para trabajar en casa.  Hasta nuevo aviso.

Después de leer The Hate U Give leí Speak of Me as I am, luego busqué en GoodReads los libros más populares el año pasado.  Allí caí en la cuenta que he estado leyendo casi solo Young Adult libros.  Bajé un libro de Ciencia Ficción (The Forever War) pero quería leer algo  un poco más interesante.  Este sábado fuimos por fín a la biblioteca de la universidad con mi hijo, encontré un libro de ensayos psicoanalíticos (El amor en los tiempos de la soledad) muy interesante, también avancé un poco en el libro de hábitos que empecé el año pasado.  En mi teléfono empecé a leer The Mars Room que es un libro sobre prisiones femeninas.

El año pasado leí en la biblioteca Siete Años, la narrativa alemana es rara.  El autor hace decir al protagonista (un arquitecto con un matrimonio bastante disfuncional) que no lee ficción, pero que se acuerda que cuando era joven y terminaba una novela usualmente tenía la sensación de ver la vida un poco más clara.  Eso me parecio muy interesante.  Es como me siento algunos días.  En dos semanas cumplo cuarenta y seis años y sigo sin encontrar un trabajo  (o carrera) estable, sin ninguna propiedad o adquisición memorable y sin expectativa de que eso cambie.  

lunes, 7 de enero de 2019

Ending 2018… (it’s 2019 already?)

A mediados de noviembre le propuse a mi hijo menor que se fuera conmigo en Mayo a la graduación de su hermana, en el tercer país al sur del nuestro.  A finales de ese mes me reuní con mi hija mayor, muy cerca de su cumpleaños número 20.  Mi hijo aceptó acompañarme y fui con el abogado de costumbre por una carta notarial para que la madre de mis hijos autorizara el trámite del pasaporte.  También empecé los trámites para renovar mi visa del imperio (aunque como la anterior se venció hace más de tres años, era prácticamente solicitar una nueva, no una renovación).

A principios de mes acudí a la embajada del imperio y me denegaron la visa.  Según la oficial del consulado porque hay muy pocas garantías para mi retorno al país.  En fin, yo nomás quería visitar a mis amigos que no he visto en una década, pero a veces las cosas no salen como uno espera, probaré nuevamente al final de este año o al inicio del próximo, esta vez para asistir al retiro de toma de preceptos en mi antiguo templo.

El trámite del pasaporte de mi hijo también fue un calvario.  Fui un lunes a mediodía por el número que entregan ahora en el cual le asignan una hora para llegar en una fecha específica (al día siguiente).  Llegamos con mi hijo el martes a la hora indicada (medio día) y se tardaron hora y media en atendernos e indicarnos que la carta no era aceptable porque no había forma de comunicarse con la mamá de mis hijos (no hay teléfono en su casa y supuestamente le robaron el celular hace un par de meses).  Me molesté bastante y terminé casi gritándole a la burócrata.  Nos retiramos del lugar y con mi hijo quedamos en acudir la semana siguiente y que él dejara su celular en casa.

La siguiente semana (la tercera de diciembre) acudí también el lunes al mediodía por el número, y en esta ocasión el empleado que estaba atendiendo no entendió bien para quien era el pasaporte y durante un momento se negó a darme un número, le aclare bien el caso y me dio un número para el día siguiente a las 8 de la mañana.  Mi hijo llegó a mi trabajo a las 7:30 y llegamos un poco antes de las ocho a migración, otra vez se tardaron un montón en atendernos y terminamos con la misma burócrata quien nos indicó que la carta se veía muy bien pero que la firma de la mamá del menor no coincidía con la copia del documento de identificación.  

Esta vez iba más tranquilo y le pedí que lo reconsiderara, me pidió que le sacara una ampliación al documento y que retornara. Fuimos con mi hijo a un café internet e íbamos a imprimir una ampliación de la copia del documento pero al verlo bien en la computadora, coincidimos ambos en que la firma estaba diferente.  Quedamos en volver la siguiente semana.  Esa fue la semana antes de Navidad.  Le pedí a mi hijo que le propusiera a su madre que realizara ella el trámite y yo le firmaba el documento de autorización pero no aceptó.  El día de Navidad acudimos nuevamente con el abogado quien nos proveyó otra carta de autorización, mi hijo se la llevó y acordamos que lo llamaría al día siguiente luego de obtener un nuevo número.

El miércoles acudimos nuevamente a las 8 de la mañana, terminamos en la misma ventanilla pero esta vez no estaba la burócrata de costumbre, estaba un joven quien había declinado atendernos la primera vez que llegamos porque, según él, no iba a dar tiempo para que hiciéramos el trámite completo en la media hora que quedaba de su turno.  El joven empezó a revisar la carta de autorización pero recibió una llamada en su celular y se retiró a atenderla, dejando en su lugar a una señora que resultó ser un regalo de la providencia.  Además de ser abogada (pues firmaba incluyendo su número de colegiación), que dudo que los otros dos burócratas lo fueran, dio muestras de bastante sentido común y cortesía.

Autorizó la carta y toda la papelería y procedimos a realizar el trámite, el último paso era que autorizara la impresión del documento, en la estación de toma de fotografía también nos habíamos encontrado con una burócrata amable (increíble pero sí hay), lastimosamente la señora había ingresado mal mi nombre en el registro electrónico y la abogada rechazó nuestra papelería, pero, esto nomás nos retardó un poco teniendo que pasar nuevamente por una fotografía y la corrección de la información.  Retornamos con la abogada quien autorizó la impresión del pasaporte y 10 minutos después (casi 3 horas después de llegar) salimos con el pasaporte de mi hijo.  Estamos listos para Mayo.

Había planeado ofrecerle a mi hija mayor que nos acompañara.  Ya tiene más de un año viviendo sola y creo que está empezando a estudiar periodismo en la Universidad, en nuestro almuerzo de noviembre nos pusimos un poco al día y vi que, como una típica adolescente, malgasta la mayor parte del dinero que obtiene de su trabajo.  La verdad es que evité sermonearla porque al final es mayor de edad, vive sola y trabaja, no dependiendo de nadie.  Hace un par de días le escribí invitándola a que nos acompañara y aceptó, la verdad me alegra la expectativa de compartir unos días los cuatro en otro país.  Incluso le avisé a mi jefa para planificar bien mis días fuera.

La biblioteca de la Universidad la cierran todo el mes de diciembre (por lo menos no atienden los fines de semana) por lo que dejé en pausa el libro sobre hábitos que había empezado a leer en noviembre, a sugerencia de mi hijo leí Apocalipsis de Stephen King, y luego The Hate U Give, ahora estoy leyendo Speak of me as I am, también he estado leyendo un poco de Cincuenta cosas que hay que saber sobre Física.  La mayor parte de mi lectura ha sido en el Kindle o en mi celular.