martes, 16 de julio de 2013

Fin de semana diferente...

Desde la semana pasada había planeado un fin de semana diferente.  No me llamaba la atención visitar con ninguno de los grupos con los que visito regularmente los sábados.  Como a media semana había visto el anuncio de una visita especial a un poblado que ha sido famoso históricamente por sus pintores primitivistas.  Me parece que uno de ellos incluso llegó a realizar varias exposiciones en Europa, creo que también lo desaparecieron durante el conflicto armado.  En fin.  Me anoté para participar en esta visita que había sido planeada a partir de las 11:00 de la mañana.  Se suponía que el evento finalizaría a las 17:00 horas y luego sería el retorno a la ciudad.  Había planeado lavar temprano, irme a la visita y pasar todo el día fuera de mi habitación.

El día viernes por la tarde me llamó una de las voluntarias con las que visito el sábado por la tarde, se presentó como la asistente del encargado de visitas especiales y me informó que había sido designado encargado de la visita del sábado.  También que sólo tres voluntarios se habían anotado.  Estuve en conversación –por correo- durante el resto del día para ver si más personas se anotaban e incluso recibí una llamada de la persona que había solicitado nuestra participación.  Al final me resigné a visitar con tres o cuatro voluntarios más.  Al menos nos habían ofrecido transporte de la ciudad hacia el pueblo y viceversa.

Por la tarde traté de avanzar en varias tareas del listado que no logro completar.  El compañero del BMW me había ofrecido aventón y había aceptado pero por tratar de dejar enviados unos correos electrónicos me quedé hasta las siete de la noche.  Por suerte la compañera de mi jefa también salió tarde y me dio aventón a mi colonia.  Pasé a cenar a donde el voluntario que vive en la misma colonia y un poco después de las nueve me retiré a mi habitación.  Acababa de llegar a mi habitación cuando me llamó mi ex esposa, ofreciéndome que cambiáramos el domingo por el sábado pues tenía una capacitación el día sábado.  Como no me emociona que mis chicos se queden solos durante el sábado llamé a la voluntaria de las visitas especiales y me excusé.

El sábado me desperté un poco antes de las ocho de la mañana.  Como había quedado de pasar por mis chicos a las nueve y media continué en la cama hasta las nueve, hora en que me levanté a hacer la limpieza.  Fui por mis chicos un poco antes de las nueve y media y aún no estaban listos.  Mi hijo menor aún se encontraba en el baño pues había tenido que acompañar a su madre a la biblioteca antes de que desayunaran.  Entré a la sala de la casa a esperar a mis chicos y un poco antes de las diez de la mañana nos dirigimos a mi habitación.  En mi habitación mis chicos resolvieron tres cubos de Rubik cada uno y leyeron un poco.  Luego les comenté que en vez de ir al IRTRA de acuerdo al plan mensual quería llevarlos a la librería en la que usualmente compro libros usados.  Estuvieron de acuerdo.

Salimos a una de las calles principales pues planeamos retirar dinero de una de mis cuentas de ahorro antes de ir a la librería.  El banco estaba cerrado por lo que nos dirigimos al centro –que es donde está la citada librería- pues había visto una agencia de uno de los bancos de los cuales utilizo chequeras.  La agencia estaba cerrada por lo que nos dirigimos a la librería con el dinero que llevaba –como diez dólares- pues usualmente cierran al mediodía.  En la librería compramos cuatro libros, tres de colecciones infantiles y uno de Marcela Serrano.  Luego encontramos –por fin- una agencia bancaria abierta, retiré un poco de dinero y nos fuimos a un restaurante de pizzas cerca de la universidad.  Almorzamos dentro del restaurante pues había conato de lluvia y luego pasamos un rato a la biblioteca.

Para terminar el día retornamos a mi habitación y vimos media hora de Mi Vecino Totoro.  Un poco antes de las seis y media los fui a dejar a su casa.  Su madre los había llamado un poco antes para avisarles que no iba a estar en la casa pero que les había dejado comida para que cenaran.  Un par de voluntarios me habían escrito invitándome a un evento de karaoke en el restaurante de costumbre pero no tenía muchos ánimos de ir, además, el voluntario que vive en la misma colonia iba a asistir a la Teletón con una de las voluntarias y no tenía de usar el transporte público.  Al final la voluntaria que iba a la Teletón me llamó ofreciéndome aventón al restaurante del karaoke en donde encontré a una voluntaria y un voluntario de nuestro grupo de los sábados por la noche. Estuvimos en el lugar hasta las diez de la noche y luego el voluntario me dio aventón a mi habitación.

El lunes de la semana pasada no traje almuerzo.  Como he estado comiendo bastante el fin de semana usualmente el lunes no me dá apetito.  Salí al mediodía al parquecito de costumbre a leer un poco.  En la noche pasé al supermercado a comprar aguacates y el martes traje una ensalada ya que no me llamó la atención incluir una sopa ramen.  El miércoles traje unos panes con jamón para el desayuno y el almuerzo.  EL día anterior había olvidado traer los dulces que me toca mensualmente por lo que el día de hoy tuve que traer panes para los tres integrantes de mi área.  El jueves salí a almorzar al restaurante al que voy usualmente una vez a la semana, pollo frito.  Lo interesante fue que en el elevador encontré a un voluntario al que había identificado en la convocatoria de mi grupo de voluntarios el sábado anterior.  Almorzamos juntos. El viernes tampoco salí a almorzar, solo me dirigí con un periódico al parquecito de costumbre.

El domingo lo sentí bien raro.  Era el primer domingo en mucho mucho tiempo que no estaba con mis peques. Me levanté súper tarde.  Afortunadamente desde hace un poco menos de un año hay visitas los domingos.  Me dirigií a un MC Donalds en el cual habían convocado para la visita en el hospital más grande del centro histórico.  La visita estuvo extraña.  Del grupo al cual me uní llegaron únicamente tres volutnarios.  Habían otros tres o cuatro grupos en la misma sala pediátrica.  Me pasé la mitad de la vistia haciendo origami con tres o cuatro niños y la última en el pasillo con familiares de los pacientes jugando basta.  Después de la visita el voluntario del día anterior me invitó a almorzar.  Pollo frito.  En Wendy’s.  Después de almorzar me dio aventón a mi habitación.  Entré a mi habitación a dejar mi mochila –y a dormir un rato- y luego me dirigí al café internet pues había planeado conseguir un disco de wifilax o uno de instalación de Mint o uno de instalación de Drupal.  La semana pasada me enteré que uno de los grupos de usuarios de PHP del país estaba organizando unos talleres de Drupal los jueves.  Estoy planeando asistir.

Al final no pude bajar ninguno de los tres paquetes. La velocidad de descarga era muy lenta.  Estuve actualizando mis redes sociales, jugando un poco de Scrabble on line y copié la película La Habitación de Fermat, que alguien había descargado en esa computadora.  Fue hora y media casi desperdiciada.  Retorné a mi habitación un poco después de las cinco y media y pasé a comprar un asado, unos snacks y una coca cola.  Cené en mi habitación viendo la película que había conseguido.  Terminé de leer La vida de Pi y empecé a leer La Cabaña, aunque no creo que vaya a leer La Cabaña.  Un poco antes de las nueve me lavé los dientes y me dormí.  Puse el reloj para las cinco de la mañana pues me recordé que este día tenía que traer panes y no quería venir tarde.  No me levanté a las cinco, ni a las cinco y media.  Me levanté un poco después de las seis, planché la camisa blanca limpia –no lavé en todo el fin de semana- y me vine a la oficina.  En el camino pasé a comprar los panes que debía y entré un poco antes de las ocho.  Solamente estaba Ant.

Este día ha estado bastante productivo.  En la mañana estuve enviando una serie de correos para avanzar –aunque sea un poco- en las tareas que tengo en mi lista mensual.  Para seguir con el hábito de los lunes no almorcé, aunque en la mañana había traído un panote que compré ayer en el supermercado.  EN la mañana escaneé los cuentos que mi hija mediana y mi hijo menor escribieron para participar en el concurso de relato infantil que lanzó Mc Donald’s y al mediodía salí al edificio que está del otro lado de la calle y en el cual está el departamento de mercadeo de ese restaurante.  Entregué los cuentos.  La fecha límite era el otro martes.

Había planeado salir temprano, aunque la compañerita del área había convocado a una reunión de cinco a seis de la tarde.  Quería llegar temprano a mi  casa para comprar ingredietnes para los almuerzos del martes y el miércoles, dejar un poco de ropa en remojo y lavar una camisa blanca para mañana.  La compañerita no realizó la reunión pero el compañero del BMW ha estado viendo algunos temas con la jefa de mi jefa.  La mayoría de la oficina ya se retiró y si en una media hora aún no veo nada claro yo también me iré, aunque ya será muy tarde para el supermercado.  Ayer compré un disco para obtener wifilax pues quiero instalar Lubuntu –o Mint- en mi portátil viejita.  Se supone que al curso de Drupal debo llevar portátil y no quiero exponer mi máquina más potente a pérdidas en los buses. A ver como  va eso.

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