viernes, 28 de diciembre de 2012

Viernes, inocente palomita...

Ayer tenía que continuar con la asignación trabajosa por la que mi jefe me hizo asistir miercoles y jueves.  Nomás trabajé en la tarea asignada hasta las 11:00 aproximadamente.  De 11:00 a 13:00 y de 14 a 18, fue una 'reunión' para ver algunos documentos que teníamos que enviarle a uno de nuestras subsidiarias del sur.  Y, como mi jefe no llegaba hoy viernes, quería dejar 'adelantado' el trabajo.  Hasta las 11 estuve en mi escritorio y luego mi jefe me convocó a una sala de reuniones.  Perdimos totalmente el tiempo de 11:00 a 13:00 entre revisiones de asignaciones pasadas y vagos planes para el mes de enero.

A la una de la tarde bajé al banco en el que utilizo tarjeta de débito.  Había dejado como trescientos dólares en mi escritorio el día anterior y quería depositarlos.  Como a media mañana me había comido el último tamal de los tres que me regalaron mis peques.  El banco estaba nuevamente atestado. Como el jefe de programación me había indicado que bajaría a almorzar a esa hora, lo llamé y lo invité a almorzar.  Almorzamos chimichangas.  Le conté sobre los regalos que mis peques me habían obsequiado y lo creativos que habían sido preparándolos.

De dos a 17:30 continuamos con la reunión, corrigiendo un par de documentos y viendo las tareas para las primeras semanas de enero.  Un poco después de las 17:30 me retiré de la oficina.  Cuando iba pasando por Miraflores llamé a mi hija segunda y estuvimos conversando un momento.  Cuando venía como a un 25% del camino me dí cuenta que había olvidado mis llaves.  No quise regresar a la oficina sino que continué hasta la casa del voluntario que vive en la misma colonia y pasé a pedirle las copias que me custodia.

Vine a mi habitación a leer un poco de State of Wonder y de Come, Reza, Ama.  También a conversar sobre FB con mi mejor amiga del voluntariado, Eve y otra amiga voluntaria.  Un poco antes de medianoche me acosté.

Hoy me desperté como a las 5:30, mis vecinos aún no aprenden a cerrar bien la llave del sanitario y cuando se levantan de madrugada dejan el agua corriendo.  Usualmente me despierto.  Me levanté a cerrar bien la llave y me volví a acostar.  Hasta las 6:30.  El aliciente este día para llegar en paz a mi trabajo es que mi jefe había pedido un día de vacaciones.  Pasé en el camino a comprar el panito del desayuno.  Desde temprano fuí consciente que era el Día de los Inocentes y algunas personas hacen bromas realmente pesadas.

Casi todo el día estuve en reuniones.  La otra parte la ocupé en preparar los documentos que mi jefe había dejado en proceso.  A la una de la tarde bajé a almorzar un poco de avena que había dejado en mi escritorio la semana pasada.  Ví en la foto de un amigo de FB un título de un libro que me llamó la atención: La Mecánica del Corazón.  Lo busqué en la red y lo descargué.  Lo curioso es que lo había visto no hace mucho en papel en poder de una amiga del voluntariado.  Había olvidado eso.
Como broma general cambié el estado de mi perfil en Facebook de Soltero a 'En una relación', tres o cuatro amigos comentaron mi cambio de situación.

Como a las seis me retiré de la oficina.  Incluso me tocó llamar a mi jefe a media tarde pues mi supervisora favorita precisaba de una información que mi jefe había enviado a una subsidiaria sin dejarme copia.  Igual no la pude conseguir.  Vine a mi habitación por mi portátil pues había quedado de acuerdo con el voluntario que vive en la misma colonia que este día me conectaría en su casa para bajar la última versión de Ubuntu, para actualizar VirtualBox, para instalar el programa de impuestos, para preparar la declaración anual de impuestos.

Entrando estaba a mi habitación cuando me llamó Rx,  teníamos muchos meses de no hablar.  Incluso la última vez recuerdo que le corté la llamada.  Sin embargo, no lo hice este día.  Rx me sugirió que salieramos por un café y le comenté que me dirigía a la casa del voluntario que vive en la misma colonia, por si quería acompañaranos.  Aceptó.  Empaqué mi portátil más potente y me dirigí a donde ceno usualmente los viernes.  Dejé la mochila en la casa y fuimos con mi amigo al puesto de asados de costumbre.  Allí se nos unió Rx.  Quien ahora está conviviendo con su novio.  Al menos me pagó los doce dólares que le había prestado hacía casi un año atrás.

Rx nos acompañó en la cena y nos estuvo actualizando de su año en el trabajo y en su relación -están yendo a terapia de pareja-.  Luego se despidió y me puse a trabajar en mi portátil.  Esperaba que, gracias a que la conexión es por cable, la bajada del cd de instalación de Precise Pangolin fuera rápida pero el sistema indicaba que se tardaría por lo menos tres horas en descarga directa.  También recibí una llamada de mi jefe, quien se oía bien alterado porque no le había dejado la información en la forma en la que esperaba.  Me conecté a mi trabajo -puse en pausa la bajada del cd de instalación-, preparé la información que necesitaba y le envié un correo a mi jefe.  Ni siquiera me contestó.

Continué bajando lo necesario y grabando en una memoria usb todas las películas que cupieron en ocho gigabytes.  También contesté a un par de mensajes sobre fb de personas que querían una copia de La Mecánica del Corazón.  También recibí la notificación de una pastelería, en la cual me gané un pastel este miercoles al participar en una trivia, de que podía pasar por mi premio a partir de mañana.

Al final me retiré de la casa del voluntario que vive en la misma colonia un poco después de las diez.  Mi mochilita azul -la uso casi casi todos los días- ya tiene cuatro años de servirme fielmente. Antes tenía zipper doble, es decir, se podía cerrar en ambas direcciones, desde hace un par de años o así ya sólo se puede cerrar en una dirección.  Y desde hace un corto tiempo el zipper ha empezado a abrirse aleatoriamente.  Creo que es tiempo que la cambie por otra.  Creo que utilizaré el dinero que me pagó hoy Rx para reponer mi mochila.  Como mañana no hay visitas -hasta la segunda quincena de enero!!- planeo ir a un convivio con algunos compañeros de la oficina.



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