jueves, 14 de mayo de 2015

El fin -o los fines-...

Creo que pocas veces había pasado un par de meses sin publicar por acá.  Y el último post, como muchos del año pasado, no fueron siquiera entradas normales sino difusión de los artículos de The Original Hacker.

Pensar en el fin es usualmente un tabú.  Al menos en el fin de la vida.  Estamos condicionados para operar sin cuestionarnos hasta cuándo seguiremos respirando.  O, contrariamente, obsesionarnos con el final.  Es realmente complicado encontrar un punto medio.  Creo que es de las ventajas/desventajas de haber encontrado el Budismo Zen.  Ventaja porque me ha hecho ser un poco más consciente del día a día.  También esa es una desventaja pues tomar decisiones se hace entonces un poco complicado, o al menos diferente al de la mayoría de personas.

No sé como terminó la vida de mi padre.  Faltaba un mes para mi nacimiento cuando -supuestamente- se sometió a una operación de garganta en el hospital militar del país y se quedó en la mesa de operaciones.  Cuando mi hijo menor nació el pediatra nos comentó que tenía un soplo en el corazón -ninguna de mis hijas mayores lo tuvieron- pero que se autorepararía.  Fuimos a la Liga del Corazón -creo- por unos meses y aparentemente su corazón está bien.  

Nunca fui un buen deportista, aunque me encanta el Volleyball.  Parte de mis limitaciones es que no importa que tanto entrene siempre padezco de hiperventilación cuando corro.  También padecí bastante de síntomas de sinusitis durante mi niñez/adolescencia.  Hace como 20 años en mi viaje a Colombia, cuando el avión iba a la altura de Panamá, sentí un dolor super fuerte en el centro de la frente.  Tanto de ida como de vuelta.  Lo mismo me sucedió una vez un poco después cuando viajé a un departamento que está a la altura del nivel del mar -pacífico-.

Hace como 18 años tomé bastante medicación para tratar la sinusitis.  Me mantuvo bastante libre durante mucho tiempo.  Desde hace unos años los cambios de temporada me han pegado bastante fuerte.  Especialmente cuando estamos pasando de la temporada seca a la temporada lluviosa (por estos meses), me arde la frente, me arden los ojos -aunque esto me imagino que es producido por más de dos décadas frente a un monitor la mayor parte de mi día- y mi ánimo anda por los suelos.

Mis chicas terminaron el papercraft de Charizard hace un par de semanas, han hecho en este tiempo un gato y un perro.  Mi hijo está cerca de acabar el Charizard, le falta la cola únicamente.  Hace unas semanas fuimos al XpoComicon local.  El precio casi se duplicó con respecto al año pasado pero una amiga nos regaló las entradas.  Mi hjo compró un gorro de Link y mi hija segunda un gorro con orejas.  Mi hija mayor no compró nada.

Mi hijo menor perdió casi la mitad de las clases el primer trimestre -bueno, como el 30%-.  Mi hija mayor perdió una y mi hija segunda tuvo un promedio como de 90%.  También está avanzando en el proceso de becas en uno de los colegios más grandes de la ciudad.  Hemos ido ya a dos evaluaciones y para mediados de este mes ya pedí permiso pues toca la entrevista final.  A ver que tal.

La evaluación del mes pasado de mi hija segunda coincidió con la graduación de Administrador de Empresas de un antiguo supervisor.  Fuí por primera vez padrino de graduación en mi antigua universidad.  Gl vendrá el otro mes de Portland, había contantado a Erik para que me enviara unos libros pero, aprovechando que al dúo dinámico de nuestra área los enviaron nuevamente a Kentucky, logré traer ya el tercer y cuarto libro de The Wimpy Kid.

Ayer retorné medio temprano a mi habitación.  Desde que el dueño de la casa demolió el baño compartido con el otro apartamento me ha tocado utilizar los servicios del otro lado del patio.  Al menos he estado realizando una limpieza bastante buena de los mismos durante los sábados.  En fin, por no tener un baño adosado a la pared la estadía en mi habitación se ha hecho un poco menos sencilla.

Un poco antes del anochecer puse un poco de ropa en remojo pues ya no tenía camisas para la semana.  Luego me puse a ver un poco de Fb y en las otras dos computadoras (finalmente Klick me envió dos nuevas Lenovo) películas.  También intenté leer un poco de ¿Sueñan los androides con ovejas eléctricas?.  Al final paré durmiéndome bien temprano, o dormitando realmente.  Un poco después de las siete llegó el segundo inquilino más antiguo a solicitar mi parte del servicio de basura.  Me volví a acostar y puse la alarma para levantarme a las nueve.  Tenía que lavar.

Un poco después de las ocho sonó varias veces el timbre.  Usualmente no salgo a abrir la puerta pues es muy raro que lleguen a buscarme sin haberme llamado antes.  En este caso eran mis chicos, que llegaron a tocar la puerta de mi habitación.  Tenía la habitación bien desordenada y estaba dormitando.  Me puse una playera y salí a recibirlos.  Mis hijos menores van a participar en una pijamada en la iglesia a la que están asistiendo con su madre y mi hjo quería que le prestara una de mis bolsas de dormir.  Un poco después de las ocho y media los fuí a dejar a su casa.  La noche estaba bien fresca y me animó caminar un poco con mis peques.

El mes pasado no llegó nadie a la reunión de escritores que había programado.  La verdad no me sorprendió pues el centro histórico ha estado siendo escenario de una serie de manifestaciones populares bastante concurridas.  Usualmente al haber aglomeraciones, y más al haber grupos protestando, es fácil que se generen desórdenes.  Afortunadamente las manifestaciones han sido bastante ordenadas -la gente incluso recoge la basura generada- y, además de lograr que la vicepresidenta renunciara están abogando por una reforma -tan necesaria- del estado. Aún estoy considerando si convoco a una reunión este mes pues las acciones continúan.  A ver como va eso.

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