lunes, 16 de marzo de 2020

El amor en los tiempos del coronavirus...

Hace casi once años publicaba una entrada sobre la epidemia en curso... la gripe porcina no fue al final la devastación que muchos predijeron, no hubo una gran cantidad de bajas y las actividades en general no sufrieron muchos cambios aparte de un par de días en que las personas estuvieron más pendientes de las noticias y en algunos países -como México- cerraron un par de días los servicios populares.

En esa época me encontraba, como tantas veces en mi vida, entre trabajos, a punto de entrar a trabajar a la microfinanciera en la cual laboré un par de años como Ingeniero de Soporte... también informaba de que no había nada en el plano romántico y que aún estaba acostumbrándome a ver a mis hijos solo una vez a la semana.

Once años después llevo más de diez de hacer trabajo voluntario -ahorita está suspendido por la pandemia-, casi seis de trabajar en el mismo lugar (probando software), más de cinco de una relación estable con Rb y más de dos de trabajar casi exclusivamentes desde casa (desde casa de Rb más bien).

Hace dos días -como casi todos los sábados- compartí casi toda la jornada con mi hijo menor; le dí como regalo de cumpleaños (cumple 18 este jueves) la libreta de ahorros en la que depósitabamos dinero de vez en cuando mientras iba creciendo: son como 130 dólares y aunque no es mucho espero que aprecie el valor del ahorro.

Como ya había empezado la bulla de la pandemia -los ciudadanos locales emularon a los estadounidenses y vaciaron muchos supermercados de papel higiénico- Rb me prestó su automóvil para evitar el transporte público... con mi hijo desayunamos normalmente (preparamos cereal y huevos con salchichas) y nos pasamos todo el día en la habitación.

La verdad el único cambio notable fue que no asistimos a la biblioteca de la Universidad... distribuimos el tiempo entre programar Python, jugar ajedrez, Scrabble, Go, Dominó, vimos el último capítulo de la cuarta temporada de Silicon Valley y un capítulo de la novena temporada de The Big Bang Theory, y leímos un montón. Para almorzar ordenamos comida de Mc Donald's.

Para evitar las aglomeraciones del transmetro también lo fuí a dejar a su casa... lo interesante es que vimos que las estaciones del transmetro aún estaban bastante llenas; como que la gente aún no ha internalizado lo importante que es la separación social en estos días.

En el college del imperio del norte en el cual se encuentra estudiando mi hija segunda se han tomado desde el principio con bastante seriedad la situación, he estado recibiendo comunicados en mi correo explicando las medidas tomadas para evitar la propagación del virus; finalmente la semana pasada avisaron que estaban cerrando por completo las clases presenciales y enviando a los estudiantes a casa.  

Unas horas antes del aviso habia conversado por messenger con mi hija y me había asegurado que no había necesidad de que retornara a casa pues debía trabajar en una investigación en el campus; como no quiero obligarla a tomar acciones indeseadas -y en la nota de aviso del college decía que estaban considerando algunos casos aislados- no he querido proponerle nuevamente que retorne; afortunadamente me encuentro actualmente en una buena posición económica y no habría dificultades para recibirla acá... queda la decisión (o la expectativa) de su lado.

Mi vieja facultad sí que cerró... en realidad toda la Universidad, y por un mes; mi hijo me comentó que en la clase de dibujo técnico se están pasando a Autocad para continuar online pero que Matemáticas -la más importante ahorita- sí puso pausa en las actividades... le recomendé que tratara de adelantar un poco de trabajo pero no se que tan escuchado sea mi consejo -no se si mi yo de 18 años hubiera seguido el consejo-.

Mi hija mayor me había comentado la semana pasada que en su trabajo posiblemente los mandarían a trabajar desde casa -otra gran ventaja de trabajar en un call center-, le había escrito la semana pasada pues se suponía que almorzaríamos esta semana y preferí declinar nuestra reunión debido a las medidas que el gobierno estaba empezando a tomar.

Ese día mi hija me comentó lo del trabajo desde casa y le ofrecí una de mis computadoras; declinó la oferta pues me dijo que prefería continuar llegando a la oficina, esta madrugada -trabaja de noche- me escribió para saber si la oferta seguía en pie.  Aparentemente están incrementando la solicitud para que trabajen desde casa.

Como una de las máquinas la estamos usando con mi hijo menor para programar Python y la otra tiene un sistema operativo de Linux (Ubuntu) le ofrecí patrocinarle una computadora nueva; con lo independiente que es se negó pero al presentarle la alternativa de un préstamo blando aceptó mi oferta, le transferí 400 dólares a su cuenta y espero que pueda comprarla hoy.

Como ayer no salimos a hacer trabajo voluntario -antes de la prohibición del gobierno con Rb ya habíamos decidido suspender por el riesgo para las personas de la tercera edad- aprovechamos para ir, esperamos que por última vez en todo un mes, a proveernos.

Fuimos al supermercado más grande de la ciudad a abastecernos de algunos productos alimenticios -y papel higiénico-, había un poco más de gente que de costumbre pero seguimos un protocolo muy cuidadoso de poner distancia con otras personas y desinfectarnos las manos al salir del lugar. Para almorzar ordenamos pizza.

Ayer también me dediqué al libro que acabo de iniciar: Física Fundamental para tercero básico; recibí el contenido a cubrir hace un par de semanas, cuando fuí a la editorial por una parte del dinero del anterior libro, e inicié la redacción del mismo la semana pasada; mi meta es entregar una unidad cada dos semanas por lo que en unos tres meses debería estar concluido.  De no afectar mucho la cuestión del coronavirus esto servirá para los pasajes a Europa el próximo año.

Y bueno, quién sabe si dentro de 10 años habrá otra entrada de 'El amor en los tiempos de (la pandemia en curso)' .

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