sábado, 20 de agosto de 2022

La contadora canadiense asiática, el policía budista tailandés y el master en ciberseguridad

Muchas muchas veces al leer un libro, especialmente de los que considero esenciales se me olvida que al final es la comunicación de una persona, sus puntos de vista sobre un tema o situación y todo su bagaje personal, incluyendo sus intereses económicos.

Trato de recordarme con frecuencia de este hecho pero eso no evita que muchos libros me afecten de formas que quizá no sean las más adecuadas, o normales, desde el punto de vista lector o incluso profesional.

Y no me refiero a únicamente libros de no ficción: Maybe you should talk to somebody se supone que es de no ficción pero aún así no está escrito en piedra que toda la información o historias que la autora transmite en sus páginas sea completamente real.

Y luego están los de ficción; por ejemplo A little life; un libro enorme, tanto en extensión como en la historia y los personajes; y que es ficción, y que no obstante, me costó completarlo y aún más superarlo... y al final, es nomás un libro... una historia hilvanada por una escritora estadounidense de ascendencia coreana y japonesa.

Y algo similar me estaba sucediendo las últimas semanas con la serie de libros de Ava Lee y Bangkok... la primera se compone de 8 o 10 libros (nomás leí los primeros tres) y trata sobre una contadora canadiense de ascendencia hongkonesa que se dedica a recuperar deudas.

El escritor es, por supuesto, un canadiense pero la descripción que hace de los personajes y lugares asiáticos llega (o fue mi caso) a hacer olvidar al lector que es el punto de vista de un occidental sobre la forma en la que los asiáticos realizan negocios -o practican la violencia-.

The Wet Rat of Wanchai lo encontramos con mis hijos hace cuatro o cinco años en un restaurante que incluye juegos de mesa; nos pasamos un par de horas en este lugar con mi hijos menores -era la época en que estaba completamente desconectado de mi hija mayor- y mi hija segunda empezó a leer el libro en el lugar.

Luego lo conseguí en formato digitaly lo completamos... y estuve buscando -sin éxito- por mucho tiempo la versión digital de la secuela: The Disciple of Las Vegas; hasta este año que se me ocurrió buscar al autor en el sitio de libros en donde he estado encontrando la mayor parte de mis últimas lecturas.

Al final leí The Disciple of Las Vegas y The Wild Beasts of Wuhan... los libros son acción pura, un poco como los de Dan Brown: en tres o cuatro páginas el autor va de un continente a otro, interactúa con una amplia gama de personajes y resuelve los conflictos de formas inesperadas.

Y la serie de Bangkok... el escritor es, en este caso, un abogado británico que practicó derecho en Hong Kong y luego se dedicó a la escritura... Había leído unas páginas de Bangkok Tatoo hace casi quince años y había luego -sin éxito- buscado la versión digital del mismo.

Hasta que, al mismo tiempo de conseguir los libros de Ava Lee se me ocurrió que quizá también podía conseguirlo en el mismo sitio... al final me enteré que Bangkok Tatoo es el segundo libro de una serie, el primero titulado Bangkok 8.

Total que leí Bangkok Tatoo, con todas su carga de prostitución, corrupción policial -aunque el autor se disculpa con la policía de Bangkok antes de iniciar cada libro- y su muy -o quizá no tanto- particular versión de budismo.

Luego de terminar este libro me sumergí en Bangkok 8 que trata además de los temas antes mencionados sobre transexuales y el proceso de reasignación de género... este tema se repite en el segundo libro pero de una forma un poco menos violenta.

La conclusión es que cinco libros sobre violencia asiática son suficientes... ahora me falta el último capítulo de L'Evasion de Kamo y acabo de bajar un libro -encontrado en Hacker News- sobre las crisis de la edad media... nomás seguiré leyendo en francés y un poco en inglés... y otro poco en español.

Y el master en Ciberseguridad... esta semana, por fin, y luego de más de dos años arribaron los diplomas de la universidad española que certifican que completé los requisitos del master en ciberseguridad... son dos diplomas, uno de la universidad y otro de la institución de enlace, además de copias de los mismos que certifican por parte de La Haya que son válidos en la mayor parte del mundo.

Pero, por otra parte, perdí la oportunidad en certificarme en AZ-204... había estado estudiando diariamente durante los últimos diez días o así, y me sentía medio confiado a medida que la fecha del examen se acercaba.

Sin embargo, el día del examen -el lunes pasado, que era día de asueto por acá-, luego de realizar el procedimiento de presentación pasé más de media hora tratando, sin éxito, que los examinadores accedieran a la cámara de mi portátil... no sé si se debió a que intenté utilizar la máquina de mi trabajo o al wifi.

Digo, había realizado todas las pruebas previas con la misma máquina y en la misma habitación, pero ese día simplemente no funcionó y, luego de media hora, bloquearon mi ingreso al lugar del examen... total que perdí el voucher (con valor de 165 dólares) para acceder al exámen.

Y ni modo, ahora nomás debo esperar que Platzi haga honor a su ofrecimiento del voucher para el AZ-900 (de un menor nivel que el anterior) para ver si puedo utilizar la computadora de Rb -y una conexión física- para acceder al menos a este exámen.

Hace un par de semanas almorcé con mi hijo menor y mi hija mayor... ambos están trabajando en la empresa de telecomunicaciones más grande de Canadá, ambos están trabajando como back office (por medio de chats) pero, mientras el menor trabaja desde su casa, la mayor debe ir todos los días al sitio... espero que les dure el trabajo.

Y mi hija segunda, el día de mañana está programado su vuelo hacia Tokio, en donde se supone va a estar hasta la primera semana de diciembre, pues su boleto de retorno está programado para el quinto día de ese mes... espero que aproveche su estadía en el lugar y que no tenga contratiempos retornando al imperio del norte para completar sus estudios.

Y la casa en el puerto... esta semana tuvimos un par de llamadas con mi progenitora; el lunes me llamó para confirmar el tipo de terraza que quería utilizar en la construcción... ya había decidido hace mucho tiempo que utilizaría prefabricados, pero, como el sábado pasado desayuné con mi amigo el dibujante en construcción, le pedí unos días para confirmar.

Estuve leyendo un poco sobre ambas opciones, o terraza prefabricada o terraza fundida; la primera opción es un poco más económica y los resultados no son, supuestamente, tan diferentes, por lo que al final llamé ayer a mis padres y le confirmé a mi mamá que me inclinaba por la opción prefabricada... se viene gastos fuertes en este renglón.

Y el trabajo... llevo un par de meses en la actual posición y la verdad algunos días es realmente incómodo participar nomás en una reunión de media hora y desconectarme practicamente el resto del día, pero, por otro lado, es la naturaleza del trabajo.

Han contratado a cuatro o cinco analistas adicionales... me parece que dos de ellos ya habían trabajado acá por lo que ya conocen de qué va el trabajo... los otros tres aún están aprendiendo; y esta semana me agruparon con dos de los nuevos para trabajar en un tema un poco laborioso.

Total que me ha tocado estar resolviendo dudas sobre temas que aún estoy conociendo, la mayor parte nomás trasladándolas hacia arriba y luego transmitiendo la información en el sentido contrario; al menos ayer si dediqué casi seis horas a las tareas asignadas y al final tuvimos una buena retroalimentación de los resultados presentados.

Y esta semana Rb tuvo una crisis sanitaria: le empezó a faltar el aliento y estuvo en consulta con su doctor de costumbre durante una buena parte del día -y de la noche, ese día casi no dormí-... al final acudió a una consulta a la mañana siguiente y le diagnosticaron una bronquitis... actualmente está en tratamiento.

Y eso, algunos días -muchos- siento que leer, jugar scrabble, jugar ajedrez, trabajar, ver una que otra serie o película no tienen ningun sentido... y sospecho que así es... pero bueno, al final, es lo que es.. o, ¿de qué sirve buscarle tres o cinco pies al gato?

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