miércoles, 6 de noviembre de 2013

Cierres de ciclo, celebraciones, tecnología…

Mi hija mayor salió de la fase secundaria –apenas-.  Cumple quince años en tres semanas y, de acuerdo a lo que habíamos hablado hace cinco años, le compré su primer computadora portátil.  La primera que compro en caja, según he comentado a varios de mis conocidos.  La computadora traía preinstalado Windows 8 y mi plan había sido, desde hace un buen tiempo, hacerla de arranque dual: Windows 8 y Precise Pangolin.  Al final, esa versión de Ubuntu tiene soporte hasta el 2017, creo que cuatro años son suficientes para que aprenda a actualizar por ella misma el sistema.

Todo fue bien hasta que intenté  instalar Ubuntu a la par de Windows 8.  La computadora –Toshiba Satellite C45- tiene una configuración de disco que detecta al inicio que el software sea ‘original’.  No hice respaldo del software que traía instalado –básicamente Windows 8- e intenté instalar Precise Pangolin.  Un desastre.  Al menos para Windows.  Ubuntu se instaló bien pero eliminó a Windows.  No  he tenido internet como por tres semanas y he tenido que estar haciendo las cosas por pausas.  Me quedo trabado en algún paso y tengo que esperar para consultar en la oficina que puedo hacer para continuar o ir al café internet.

El lunes pasado acudí a la clausura de mi hija.  Mi ex esposa llegó al acto y actué en esta ocasión un poco más civilizadamente, tomándonos una foto familiar.  El único que faltó fue mi chico pues ese día tenían la despedida los de su grado.  Él estaba saliendo de sexto primaria este año.  El lunes vine como a mediodía a mi trabajo.  Me fui temprano –digo temprano aunque más tarde que la mayoría-.
El martes Psy, el compañero del BMW y yo fuimos a un curso de Cultura Disney.  Un rollo el presentador.  Total estuvimos fuera todo el día.  El curso terminó como a las cuatro pero preferí irme a mi casa pues tenía a medias la preparación de la máquina que quería darle a mi hija mayor el sábado.  En el curso estuvo una gran parte del grupo con el que recibí el ciclo de inducción a esta empresa.  Fue bueno saludar a muchos de ellos.

El miércoles fue la clausura de mi hijo menor.  A este acto no llegó mi ex esposa y realmente no sé porqué.  Aunque sospecho que fue porque yo había dado el dinero para el mismo.  En fin.  Estuve con mis tres hijos y un poco antes del mediodía me vine a la oficina.  Igual me volví a ir temprano –aunque más tarde que la mayoría-.

El jueves fue el único día ‘normal’ de la semana.  Vine temprano estuve casi todo el día actualizando mis informes de avance del mes pues el viernes era día de asueto.  Aproveché el almuerzo para depositar la mensualidad de mis chicos en la cuenta de mi ex esposa.  Salí un poco tarde y no me fui con el compañero del BMW ni con la compañera de mi jefa.  Pasé al supermercado a comprar ingredientes para el desayuno pues había quedado con mis chicos que saldríamos el viernes.
El viernes llegué temprano a la casa de mis chicos y desayunamos.  Menos mi hija segunda quien andaba con molestias estomacales.  Después de desayunar –y lavar los trastes- pasamos un rato a mi habitación y luego nos fuimos a la casa del voluntario que vive en la misma colonia.  Habíamos quedado de ir al pueblo al lado de Antigua Guatemala nuevamente.

Mi hija segunda iba bastante delicada del estómago.  Como no había desayunado le compré un Gatorade para que mantuviera su hidratación.  A esta visita nos acompañó otra voluntaria y estuvimos una buena parte del día en la casa de la familia que siempre nos ha recibido tan bien en el pueblo.  Prepararon una súper comida por el día de los santos.  No había comido fiambre desde que mi ex mejor amiga me invitó a su casa para la fecha hace como tres años.
Nos venimos como a media tarde pues la voluntaria tenía un compromiso en su iglesia y en mi habitación estuvimos jugando un rato con las computadoras y programando un poco de JavaScript.  No hemos podido pasar de los condicionales.  Fui a dejar a mis chicos a las seis de la tarde y me dirigí al café internet de la universidad para completar los programas que quería instalar en la computadora de mi hija mayor.

El sábado llegué más temprano que el día anterior a la casa de mis hijos.  Mi hija segunda estaba mejor y preparamos un buen desayuno entre los cuatro.  En mi habitación le entregué la computadora a mi hija mayor y allí estuvimos haciendo los ejercicios de programación.  Lo cual fue un error pues en el segundo turno –mi hija mayor era la última- mientras mi hijo estaba actualizando el browser el mouse pada dejó de funcionar.

Lo interesante es que no funcionó ni aún reiniciándola con Ubuntu –habíamos estado trabajando en Windows- ni arrancándola con un disco externo.  Es más, ya no logré entrar a Windows porque daba un error de arranque.  Bastante decepcionado le dije a mi hija que me la dejara y la llevaría el lunes a reclamar la garantía.  Terminamos los ejercicios en mi Dell viejita.
El domingo me costó un mundo levantarme.  De hecho me levanté como dos horas después de lo planeado.  No lavé ropa ni me bañé.  Me dirigí a una convivencia con mi grupo de visita de los domingos en la mañana en donde comí un par de panes y snacks.  Al mediodía nos dirigimos al lugar en donde fue mi graduación hace más de cuatro años como sonrisero.  Era la primera vez que participaba en el acto luego de graduarme pues en todo el tiempo anterior siempre tuve a mis hijos los domingos.

El evento estuvo como siempre muy bueno.  Incluso estuvimos recordando masivamente a la sonrisera que murió hace casi un mes –una de las que nos acompañó casi siempre en las reuniones de los sábados por la noche-.  Después de retornar de la actividad, en donde encontré al sonrisero al que le regalé la IBM que ya no me funcionaba, pasé a investigar sobre el mousepad al café internet de la universidad. Reinstalé Windows y logré revivir el mousepad.  Decidí ya no instalar dualmente Ubuntu sino en una máquina virtual.

El lunes y el martes estuvieron bastante pesaditos en el trabajo.  Estamos iniciando el penúltimo mes del año y hemos bajado a las revoluciones que traíamos en la ejecución.  Estuvimos discutiendo un poco en la reunión de ayer y no logramos un buen acuerdo.  Hoy amanecí mejor.  A veces nomás con recordarme de las horas negras de Desayuno en Tifanny’s mi ánimo mejora.  A veces solo una buena noche de sueño es suficiente.  Otras veces no sé cómo me recupero.  Ayer pasé –espero que por última vez en mucho tiempo- a un café internet de mi colonia a bajar un par de libros: Killing Floor –en inglés- y Ciudad de Huesos, ambos son los primeros de su serie respectiva: Jack Reacher y Cazadores de Sombras.  Estuve leyendo un poco antes de dormirme y después de lavar finalmente la ropa de la semana.

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