Estoy leyendo nuevamente La invención de la soledad, de Paul Auster… es otro de esos libros -como El Viejo y el Mar- que puedo leer una y otra vez -aunque creo que es nomás la segunda o tercera vez que leo el primero-... en general me es bastante difícil leer un libro ya acabado… o ver varias veces la misma película -excepto las de ciencia ficción-.
Realmente ha sido una vida trágica la de Auster… su padre ausente -primero emocionalmente y luego físicamente- a causa del asesinato de su abuelo por parte de su abuela… las crisis emocionales de su hermana… los problemas de drogas y legales de su hijo… la muerte de su nieta -aún bebé- y luego la muerte de su hijo… creo que hace unos años le diagnosticaron cáncer también.
Y quizá lo sorprendente no sea lo trágico de su vida, sino las circunstancias de su vida y la divulgación de las mismas… primero por parte de los libros que ha publicado en los que narra muchos hechos… y luego por parte de la difusión de la información que poseemos en la actualidad.
Estoy casi a la mitad del libro de Auster pero también terminé Conquer Logical Fallacies y empecé a leer I could do anything if only know what it was… que suena bastante como autoayuda pero que ofrece un proceso de autoexamen para revisar la gran pregunta ‘¿qué quiero hacer realmente?’.
Además, llevo casi a medias A fire in the sun y me falta un capítulo de Una historia insólita de la neurología; también, sigo avanzando con the windup girl, the inmates are running the asylum y TA Today… estos dos últimos los he sentido bastante escabrosos pero me obligo a continuar pues es la información que pienso que me ayuda a centrarme un poco en mi viaje por la vida… todos los otros son nomás por placer.
El domingo pasado llevé por la mañana a Rb a la iglesia para su asistencia al servicio matutino; al mediodía retornó con la ayuda de una familia de su congregación y a media tarde la llevé nuevamente para su estudio teológico; luego pasé a comprar una magdalena y me dirigí a la casa de mi prima que enviudó hace unos meses.
En la casa de mi prima estaba su hermana -con quien más he tenido comunicación estos últimos años- y su madre; además de algunos adolescentes hijos de ambas; mi prima preparó café y departimos hasta el final de la tarde… cuando mi prima mayor anunció que se retiraba aproveché para emularla y retorné a mi casita.
La semana pasada el trabajo estuvo bastante normal: los primeros días escribí un poco de código y antes del fin de semana nos agruparon para trabajar en una función específica del proyecto que estamos trabajando… Además, el jueves nos anunciaron que el martes debemos presentarnos en unas oficinas para una reunión general.
El anuncio me vino de perlas pues ya no me estaba sintiendo cómodo con el cabello largo -más de tres años de no ir a una peluquería- y aproveché para ir, después de nuestra caminata vespertina, a una peluquería que instalaron hace unos meses justo en la entrada de la colonia.
Y por 3 dólares recuperé el estilo que había estado usando durante los últimos quince años -corte con la guía 2-... también me recorté la barba y el bigote y recuperé de mis cajas de plástico el pantalón más formal y una camisa manga larga… ya nomás me falta lustrar los zapatos formales para completar mi atuendo profesional.
La reunión será mañana después del mediodía -se supone que estamos autorizados para egresar de la jornada a la una de la tarde- y se nos presentó como una revisión de los resultados del último año y el establecimiento de objetivos para el presente… la verdad me suena mucho como la reunión a la que nos convocaron hace cuatro años para realizar un downsizing… a ver qué pasa mañana.
El sábado desayuné con mi amigo de ascendencia asiática y estuvimos un par de horas en el mismo lugar en dónde habíamos desayunado la última vez; el servicio estuvo un poco mejor que la vez anterior y me enteré que mi amigo viajará en un par de meses al imperio del norte a visitar a su hermano mayor.
Además, me comentó que piensa pedirle a su hermano que lo reclame pero que está consciente que el trámite puede durar bastantes años; le comenté la situación con mi hija segunda y mis dudas sobre su necesidad o no de retornar al país en caso continúe sus estudios.
Cuando pasé a dejar a mi amigo a su casa me volvió a invitar a una reunión del grupo coercitivo del cual es parte -él no lo llama así- en la que se va a realizar una presentación sobre la interpretación de los sueños y quedamos en que me enviaría más información… la verdad no me interesa en lo más mínimo involucrarme en este tipo de actividades.
La clase de lengua de señas estuvo super corta; la maestra actual ha sido bastante irresponsable en los períodos de clase y únicamente una o dos veces hemos completado las dos horas definidas; pero en esta ocasión la razón fue otra: examen; nos reunió en grupos de cuatro personas y nos evaluó por quince minutos, básicamente mostrándonos palabras que debíamos interpretar en lenguaje de señas.
Con Rb quedamos en el mismo grupo y fuimos los primeros en ser evaluados, por lo que antes de las 11:00 ya estábamos libres; por la tarde aproveché para leer un poco y luego fuimos al supermercado a comprar bananos y un litro de helado -estoy consumiendo un litro cada mes y medio o así-.
El domingo iba a preparar panqueques pues hay un remanente de miel de maple y Rb ya no está consumiendo alimentos con trigo -temores de alergia- pero no me levanté con ánimos y nomás preparé unas tortillas con huevo; al mediodía preparamos un almuerzo con alitas de pollo y luego del almuerzo de sus perros fuimos al supermercado al cual vamos cada par de meses para proveernos de sus cada vez más limitadas opciones alimenticias.
Retornando del supermercado -casi a la mitad del camino- Rb notó que me habían cobrado erróneamente una bebida que compro habitualmente a la salida de este establecimiento: la cajera le había agregado un cero a la cantidad pagada con tarjeta de débito y en vez de cobrarme dos dólares me había cobrado veinte, por lo que tuvimos que retornar y me dieron la diferencia en efectivo.
Hoy después del trabajo fuimos a comprar implementos para sacarle brillo a mis zapatos formales -han estado abandonados más de dos años- y ya nomás me falta planchar mi pantalón y camisa para estar listo para lo que se venga mañana.
En conversaciones con mi hija mayor y mi hijo menor acordamos que nos reuniremos el jueves con la primera y el viernes con el segundo… para almorzar y compartir una parte de la tarde; y con Rb programamos la tan pospuesta reunión -luego de más de un año- con su amiga, y antigua editora de libros, para este domingo por la tarde.
Y a ver cómo va eso…
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