Mi prima favorita es un año mayor que yo y su hermana es un año menor que yo (realmente nos separan menos de doce meses) y, en general, he visto de forma positiva la forma en la que han llevado su vida: se llevan muy bien entre ellas y con sus padres; formaron un hogar duradero: la grande tiene tres hijos y la menor dos.
Pero, como casi siempre, eso es nomás la superficie: el esposo de la mayor la abandonó hace unos años por una relación con una compañera de trabajo y por estos años 'retornó'; pero la relación sigue, o sea, es casi una relación poliamorosa excepto que las dos chicas no tienen relación.
Y el esposo de mi otra prima murió hace un par de años -un lamentable accidente-; dejando a mi prima, luego de casi treinta años de convivencia, en una situación bastante interesante: sus hijos siempre vivieron con ellos -por estos días tienen treinta y veintisiete- y de vez en cuando han trabajado.
Afortunadamente mi prima -bendito networking- consiguió un trabajo en el gobierno y eso la ha ayudado a no depender(?) de sus hijos; pero sus hijos continúan con los patrones de su progenitor: trabajan a veces e incluso, el mayor, han querido imponerle restricciones sobre con quién puede relacionarse -celos, que le dicen-.
Total que por estos días andan en conflictos y en que -por fin- cada uno tomará un camino por separado; esto me lo contó mi prima mayor hace un par de noches y, aprovechando que ya tenía planeada una visita, le propuse a mi prima que salieramos en lugar de tomar café y pastas en su casa, como es costumbre.
En fin, la descendencia.
El lunes me levanté a las seis y cuarenta y, después de meditar, ingresé a la reunión diaria de mi equipo de trabajo; aunque, por ser el final del ciclo de desarrollo, esta reunión tardó un poco más de una hora; luego me volví a dormir una hora, hasta la hora en que sonó la alarma para hacer la limpieza.
Después de barrer y trapear los pisos tomé mi desayuno; luego puse una carga de ropa en la lavadora, agregando la ropa de cama del mes pasado con las mudadas que mi hija mayor me pidió que le lavara; en el ínterin me puse a formatear -nuevamente- el disco de la laptop con Fedora.
Al parecer la causa del daño de los dos últimos discos en esta computadora ha tenido que ver con la temperatura: según estuve revisando está sobrepasando los cincuenta y cinco grados celsius cuando, de acuerdo a internet, la temperatura normal ronda alrededor de los cuarenta y cinco.
De todos modos creo que ya me tocará que deshacerme de esta máquina; espero que me de tiempo, al menos, de utilizarla por el par de meses que durará el curso de React al que estoy inscrito con mi hijo menor; luego deberé de adquirir una nueva.
Al final me tocó que reinstalar un par de veces el sistema operativo en la computadora; pero no era a causa del disco: al parecer hay un problema de compatibilidad entre la versión 39 de Fedora y los drivers más actualizados de la tarjeta gráfica; al menos, para este día, ya lleva una semana de funcionar apropiadamente.
El martes me levanté a las seis y cuarenta y, después de meditar, me volví a meter a la cama y me levanté nuevamente hasta después de las nueve; el trabajo estuvo un poco más estable y, además, me pasé el día configurando Fedora: instalando el programa que utilizaremos para tomar el curso de React y otro par de aplicaciones que facilitan mi vida.
Después del horario laboral acompañé a Rb a la tienda de tecnología pues necesitaba un mouse: su computadora viejita ahora es de uso exclusivo para ver series y el mouse anterior ya no estaba funcionando tan bien.
También pasamos a un supermercado pues necesitaba comprar peperoni, salami y café -los víveres que mi hija me había pedido para la visita del miércooles-; el ratón que Rb adquirió no funcionó y, sorprendentemente, ni siquiera incluía baterías -las que usualmente son incluidas en los paquetes de este tipo-.
El miércoles me levanté a las seis cuarenta; medité y decidí no volver a meterme a la cama: estuve trabajando un poco; a las nueve y cuarenta y cinco realicé la limpieza de los pisos y luego desayuné; Rb salió a comprar baterías para el ratón que había adquirido el día anterior pero, después de revisar bien el empaque -que ya había desechado- descubrió que efectivamente sí había baterías incluidas.
Al final el ratón funcionó -aunque con reservas pues el espacio en el que se colocan las baterías es mayor al tamaño de estas, por lo que es muy fácil que se apague-; por la tarde estuve seccionando los videos que utilizamos para nuestras rutinas de ejercicios.
Un poco después de las seis de la tarde tomé el auto y me dirigí a la habitación de mi hija; el tránsito estaba bastante ligero -con la excepción de un camión de basura que iba subiendo trabajosasmente la cuesta después del puente- pero, en el periférico, me dí cuenta que había olvidado la ropa de mi hija.
Llegué a donde mi hija un poco después de las siete y estuvimos tomando té con galletas de chocolate y conversando -y armando los cubos de Rubik de espejo y de 4x4x4-; un poco despuès de la ocho retorné a mi casita; en donde estuve haciendo Duolingo y avanzando en Why can't I meditate.
El jueves el trabajo empezó bastante tranquilo; a media mañana el programador que más nos ha apoyado me contactó para verificar la disponibilidad del equipo y me ofrecí para completar una tarea que estaba creando.
Al final termné trabajando todo el día en la tarea asignada -a las ocho de la noche continuaba con la misma-; a la hora habitual fuimos a los supermercados en dirección sur; en donde compramos bananos, embutidos y alitas de pollo.
A las nueve y media -luego de que Rb completara una reunión de trabajo- fuimos a la habitación de mi hija, a dejarle la ropa que había olvidado el día anterior; en el camino pasamos a llenar el tanque del auto -cuarenta y cinco dólares: estaba bastante vacío-.
Por las visitas bi semanales que estoyy realizando, desde que mi hija se partió la pierna, estoy ahora cubriendo dos tercios del costo de la gasolina que le alimentamos al auto; también compré un combo de hotdog (hot dog, gaseosa, snacks y chicles); además, compré una botella de agua para Rb.
Llegamos a la casa en donde vive mi hija sin mucho contratiempo; me parqueé en la cuneta de la casa anterior y dejé un momento a Rb en el auto; subí a dejarle la ropa a mi hija -y unos bananos de lo que habíamos comprado este día, y el chicle incluido en el combo que había comprado en la gasolinera-; bajé rápido.
En el viaje de ida habíamos visto que en el sentido contrario había un pickup detenido justo al final del puente; formando un gran embotellamiento -básicamente cortando por la mitad el flujo de vehículos- y en el viaje de vuelta el tránsito apenas estaba empezando a normalizarse; tanto que pude consumir el hotdog y los snacks en la bajada al puente.
Afortunadamente llegamos sin novedad a casita; en donde hicimos Duolingo y no nos dió tiempo de mucho más; a las once me retiré a mi habitación y continué con Ce que je peux te dire d'elles -ya solo me falta un ciclo para compeltarlo-.
Luego medité e intenté dormirme pero, debido a la comida tardía, me estuve nomás dando vueltas en la cama hasta cerca de las dos de la mañana; al día siguiente -viernes- me levanté a las seis de la mañana y, después de meditar, preparé el desayuno de Viernes, Sábado y Domingo.
Luego entré a la reunión diaria del trabajo -a la cual, por alguna razón, no acudieron muchas personas-; luego retorné a la cama a hacer Duolingo y me dormí una hora adicional; hasta la hora de la lmpieza; el día continuó -en el tema laboral- bastante relajado.
Después de la jornada de trabajo realizamos la rutina de ejercicios de abdominales; a partir del mes de Junio estamos planeando cambiar la rutina de fuerza, kickboxing, abdominales a fuerza, kickboxing/abdominales, fuerza; para mientras nomás estamos tratando de utilizar más pesos en las rutinas actuales.
Ayer me levanté a las seis y media y, luego de meditar y desayunar, retorné a la cama a hacer las lecciones matinales de Duolingo; luego me dormí un rato; a media mañana fuimos con Rb a los mercados en dirección sur, en donde adquirimos pollo y bananos.
Luego estuve leyendo un poco de Ce que je peux te dire d'elles; un poco después de mediodía Rb me pidió que -antes de ir a donde mi hija- sacara a su perra más pesada a su caminata diaria; a la una y media me bañé y me dirigí a la habitación de mi hija mayor.
En el camino pasé por la casa de mi hijo menor pues habíamos acordado que pasaría a dejarle su cubo de Rubik de 4x4x4 -lo había metido en mi mochila, por equivocación, la seman anterior-; a las dos y media estaba parqueándome en la cuneta de la casa de mi hija mayor.
Le escribí desde abajo -afortunadamente su señal de internet llega allí desde el tercer nivel- y un poco después -y bastante trabajosamente- bajó los dos tramos de escaleras; fuimos a almorzar al Taco Bell en donde acostumbrábamos a reunirnos con mi grupo de voluntarios hace muchos años.
Estuvimos en el lugar por un poco más de una hora, entre almuerzo y conversación: el día anterior había acudido al seguro social; en donde le informaron que la pierna está bien pero la suspendieron de sus labores por un mes más; y luego habrá un largo período de terapia física.
Después de Taco Bell pasamos a nuestra pastelería favorita y adquirimos un par de donas de chocolate; retornamos a su habitación y preparé café para ella y té de menta para mí; refaccionamos tranquilamente y luego -un poco antes de las cinco- nos despedimos.
Me tomó menos de diez minutos llegar a la casa de mi segunda prima favorita; habíamos quedado que pasaría por ella e iríamos a una cafetería por un café y un pastel; estuvimos un par de horas en el lugar con una extensa conversación sobre la descendencia y luego la retorné a su hogar.
Luego, sin muchas novedades, retorné a mi casita... a hacer Duolingo y leer un poco de Por qué somos como somos, de Eduardo Punset...
Y a ver cómo sigue eso...
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