Esta semana –desde antes de mis vacaciones más bien creo- la forma de alimentarme ha variado bastante. El lunes almorcé en el comedor donde lo hago una o dos veces por semana. Pollo. Salí un poco antes de las seis y en el camino aún llamé al compañero del jefe de mi jefe para pedirle audiencia para el día siguiente. Aún cené pan tostado y té.
El martes volví a acudir al comedor, esta vez pollo frito –lo preparan los martes y jueves-. Como quería conversar un poco con la compañera de mi jefe con quien mejor me llevo me quedé tarde en la oficina. Al final tuvo que salir de la oficina pero una hora o algo así más tarde pasó por mí. Volví a cenar pan tostado y té. Por la mañana entré a la oficina del jefe de mi jefe y le planteé la posibilidad de pasarme a su área a trabajar como analista de programación.
El miércoles almorcé avena, la voluntaria que trabaja a cuatro o cinco calles de mi oficina me había vuelto a ofrecer películas y pasé a su oficina al mediodía. Antes de eso pasé al banco a trasladar a una de mis cuentas de ahorros una parte de lo que me devolvieron de la retención de impuestos del año pasado.
Llegué medio temprano a mi casa, el compañero del BMW me dio aventón. Como había almorzado solo avena planeé comprar un asado y cenar en mi habitación. También debía lavar ropa pues siempre me está faltando la camisa blanca de los jueves. Salí a poner un baño de ropa en remojo y luego fui a la casa de mis peques a dejarles el Kindle, acababa de ponerle el tercer libro de la saga de Percy Jackson y los Dioses del Olimpo.
Cuando llegué a la casa de mis peques mi hijo me comentó que debía llevar un multímetro al día siguiente a su laboratorio de reparación de computadoras. Le hice ver que no era muy conveniente que me pidiera las cosas a última hora –me había mencionado algo el sábado pero ya no me había dicho para cuando-. Retorné a mi casa, puse ropa en remojo y salí a comprar mi cena: asado, coca cola y snacks.
Luego me dirigí a una farmacia/ferretería que queda como a diez calles de mi casa. Afortunadamente tenían multímetros, compré uno y regresé a la casa de mis peques a dejarlo. Luego cené, estuve –como casi todas las noches- jugando Scrabble con Rb y un poco después de las once salí a lavar la ropa.
Ayer no volví a almorzar formalmente, no tenía hambre por lo que sólo compré un helado. También fui al banco a depositar la mensualidad de mis peques. Por la tarde mi reuní con mi jefe, afortunadamente mis resultados este mes –surprise!- fueron mejores que los del mes pasado. Le comenté que estaba leyendo un libro que me prestó la compañerita, El Caballero de la Armadura Oxidada. Este libro es –como la mayoría de ese tipo- una elaboración de las enseñanzas básicas del budismo –zen incluso, creo-. Son como cincuenta páginas de una fábula bastante infantil.
Mi jefe también me comentó si ya había hablado con el compañero del jefe de su jefe, sobre moverme a su área. La compañerita también me había preguntado el día anterior y mi respuesta fue la misma: Hablé con el susodicho pero solo eso.
Al final de la tarde le pedí aventón al compañero Tn quien me pasó a dejar a una estación del Transurbano. Aprovechando que llegué a mi colonia antes de las siete pasé al supermercado que queda a pocas calles de mi casa para proveerme de los componentes del desayuno del sábado con mis peques. También compré un cubilete de chocolate. Para cenar compré una torta mejicana y cené jugando Scrabble. Un poco después de las ocho y media mi hijo menor me llamó pidiéndome que le consiguiera unas gráficas en internet.
Fui por él para que me explicara mejor, retornamos a mi habitación a bajar la información y luego lo pasé a dejar a su casa y me dirigí al internet que está en la universidad a imprimir tres páginas a colores. Pasé a dejarle las impresiones y retorné a mi habitación a continuar con las partidas de Scrabble. También lavé un par de camisas que había dejado de la noche anterior.
Terminé la noche –casi la una de la madrugada, realmente- leyendo La Cúpula. Está bastante bueno el libro. Hoy me levanté un poco después de las seis y veinte y me vine a la oficina aún bastante temprano, en el camino terminé de leer El Caballero de la Armadura Oxidada. Ha estado bastante lento el día, he estado volviendo a revisar información sobre el Síndrome de Asperger, derivado de una conversación sobre Gmail con Rb. Quizá algún día tendré un diagnóstico profesional. Quién sabe.
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