lunes, 17 de febrero de 2014

Looong february…

No tenía unas vacaciones propiamente dichas desde hace un par de años, en la oficina anterior creo que tomé como la mitad del período –o un poco más- pero, por no poder tomar más de tres días a la vez, no se sentían como vacaciones sino como fines de semana largos.  Igual recuerdo que no me gustaban porque usualmente me las pasaba encerrado en mi habitación.

Acabo de tomar la mitad de mi período vacacional correspondiente al año anterior.  Como los siete días los uní con el par de fin de semanas las sentí bastante extensas.  Fueron once días de ausencia de la oficina.

El primer lunes de febrero coincidió con mi cumpleaños.  Se supone que a cada persona del equipo se le adorna su lugar de trabajo antes de que se presente a trabajar en el día de su cumpleaños.  Sospeché que no me estaba llevando muy bien con mi equipo de trabajo pero no creí que hasta ese punto.  Cuando me presenté el lunes a mi escritorio lo encontré como todos los días.  Hasta un rato después –cuando la secretaria se presentó- se acordaron de la fecha y empezaron a adornarme mi lugar.

Intenté –no muy fuertemente- oponerme pero luego lo dejé nomás.  A media mañana también hubo pastel, selva negra, aunque no se veía como el selva negra que me gusta.  Salí a almorzar –no almorcé realmente- solo.  En realidad me fui a leer al parque que usualmente utilizo para el efecto.  En la noche retorné a contestar los ochenta o algo así de mensajes en mi muro de Facebook.

El martes por la noche, al pasar por la casa de mis peques a recoger el Kindle, mis chicas mayor me regalaron una playera del instituto técnico en el cual estudia mi hija mayor– yo le había estado diciendo antes que quería comprar una- y mi hijo pequeño me regaló un par de chocolates –estaba llegando a su casa cuando yo me estaba retirando de la misma-.  Después de la casa de mis chicos me dirigí a la casa del voluntario que vive en la misma colonia en donde con otros tres amigos partimos un pastel, por mi cumpleaños.

No recuerdo si ha sido así desde mi regreso al país pero llevo varios años de celebrar mi cumpleaños con una cena en un restaurante a poca distancia de mi casa.  En una ocasión hace tres o cuatro años mis amigos del voluntariado me acompañaron y el resto de veces he cenado solo.  En esta ocasión Rb se había ofrecido a acompañarme en la cena –y tomar pastel luego en su casa-.  Como mi cumpleaños fue el lunes y no quería andar corriendo ese día decidimos cenar el miércoles y luego empezar mis vacaciones en su casa.

Cenamos, luego comimos pastel en su casa y luego me quedé a dormir allí ese día.  El jueves nos pasamos todo el día en su casa –ella salió a trabajar un par de horas por la tarde-.  Por la noche hablé con mi hija menor porque había faltado un par de días a su instituto por una protesta de sus maestros que al final no habían suspendido las clases.

El viernes salí super temprano de la casa de Rb, pasé a mi casa a redactar un par de notas para mis hijos para que les recibieran las tareas atrasadas y luego los acompañé a su instituto.  Retorné a mi habitación por mi mochila de sonrisero y visité con el voluntario que vive a un par de cuadras el hospital de diálisis más grande de la ciudad.  La visita estuvo bastante buena, luego el voluntario que vive a un par de cuadras me pasó a dejar al instituto de mi hija mayor.  Almorzamos y luego la acompañé de vuelta a su instituto.  Estuvimos conversando un buen rato.  Es increíble –o talvez no tanto- lo mucho que la afecta la relación tirante que lleva con su madre.

Retorné a mi habitación a dejar mi mochila de sonrisero y fui por mis peques.  Nos dirigimos a la universidad y nos metimos un rato a la biblioteca, luego salimos a jugar volley ball detrás de la rectoría a donde llegó mi hija mayor un poco antes de las cinco.  Los pasé a dejar a su casa un poco después de las seis.

Dejé ropa en remojo y estuve viendo un poco de unas películas que me prestó una el miércoles.  El sábado me levanté a lavar la ropa que estaba en remojo y luego fui por mis peques.  Desayunamos y luego nos dirigimos al centro, pasamos primero a donde la dentista que me estuvo trabajando las muelas hace como tres años y le reparó –por fin- la muela que mi hija mayor se había visto con caries.  Espero continuar llevando a mis chicos a la misma dentista.

Después de la dentista nos fuimos a la biblioteca del Centro Cultural de España en Guatemala en donde mis hijos estuvieron leyendo hasta las dos de la tarde.  Luego almorzamos en una panadería del centro que vende panes y licuados.  Después de almorzar retornamos a mi habitación en donde mis chicos estuvieron jugando en mi computadora, programando en la computadora de mi hija mayor y continuando con la figura de Link de papercraft.  A las seis y media los fui a dejar a su casa y luego me dirigí a la casa de Rb.

El domingo me tocó que ir a la reunión anual que hacen en esta empresa para presentar los resultados del año anterior e inaugurar el nuevo ciclo –el año pasado coincidió con la pelea más grande que he tenido con la madre de mis hijos desde que nos separamos-.  Me levanté bastante temprano y Rb me salió a dejar al periférico desde donde tomé un autobús al estadio más grande en el norte de la ciudad.  La actividad estuvo un poco menos animada que el año pasado pero me quedé hasta el mediodía –era medio obligatorio estar en la reunión-, recibí el almuerzo y luego le pedí aventón a la compañera de mi jefa con quien mejor me llevo.

La compañera de mi jefa me pasó a dejar a un punto bastante cercano a la casa de Rb en donde habíamos quedado de reunirnos –ella había decidido ir a la iglesia ese día-.  Compré comida china vegetariana –muy buena- y nos fuimos a almorzar a su casa.  Como el día siguiente no tenía que trabajar –vacaciones!- me quedé allí esa noche.  El lunes había planeado renovar mi licencia, acompañar a Rb a que le cambiaran el tren delantero a su auto y pagar el colegio de ingenieros.  Al final hicimos lo que habíamos planeado menos renovar la licencia pues necesitaba presentar una certificación de nacimiento y la cola estaba enorme para obtener el documento.  Además, esa noche había planeado viajar al departamento en el cual crecí.

Retornamos a la casa de Rb aún con tiempo de pasar un poco juntos y luego tomé el autobús hacia el centro en donde compré un boleto para el puerto más grande en el atlántico.  Cuando el autobús estaba saliendo de la ciudad intenté comunicarme con mi único amigo de la infancia para que le avisara a mi hermano mayor que llegaría a media noche.  No logré comunicación pero pude hablar con mi hermana menor quien me ofreció posada en su casa esa noche.  Como a las doce y media llegué a la calzada acordada con mi hermana quien estaba esperándome en su motocicleta.  Me quedé a dormir en su casa y a las siete el abuelo de su hijo me sacó a la calzada en donde tomé un autobús hacia la colonia en donde está la casa en la que crecí.

Me apeé en la calzada que termina en el puerto más grande del atlántico y cuando estaba cruzando la calle me encontré a mi único amigo que conservo de la infancia –pueblo pequeño-.  Mi amigo iba a su trabajo y conversamos un momento, me comentó que no pudo contestar la noche anterior su teléfono pues iba en bicicleta.  Nos despedimos y un par de calles más tarde uno de mis ex compañeros de bachillerato me reconoció y me dio aventón en su motocicleta hasta la casa de mi hermano.

Mi hermano está bien en muchos sentidos, cuando llegué a su casa estaba conversando con uno de sus ayudantes habituales –ha tenido un taller de herrería por los últimos veinte años o así- en el patio y nos pusimos un poco al día.  Luego me invitó a desayunar en uno de sus comedores habituales.  Retornamos a su casa y me puse a ver una de las películas que me habían prestado la semana anterior.  Al mediodía salimos a almorzar –yo rice and beans- y por la tarde continué con las películas.

Al principio de la noche nos dirigimos a la casa de una de las hermanas mayores de mi madre.  Estuvimos en su casa un par de horas –cena incluida- y luego retornamos a la casa de mi hermano.  Los zancudos son bastante agresivos por lo que me proveí de una caja de Aután para ahuyentarlos un poco.

El jueves me levanté como a las siete por la bulla de la escuela que se encuentra al otro lado de la calle de la casa de mis padres.  Salimos a desayunar a un puesto de tortillas de harina y luego estuvimos el resto de la mañana en la casa.  Al mediodía, de acuerdo a lo conversado con mi hermana nos dirigimos a su casa.  Almorzamos Tapado y luego mi hermano se retiró.  Yo me quedé el resto de la tarde con mi hermana y su hijo y un poco antes del anochecer nos dirigimos –mi hermana en motocicleta y mi sobrino y yo en bicicleta- a un parque a la orilla del mar.  Compré unos helados –mi sobrino botó el suyo- y luego retornamos a la casa de mi hermana en donde ésta me proveyó de cena.  Un poco antes de las nueve me salió a dejar al mismo punto en donde me encontró el día anterior.

Retorné a la casa de mi hermano en taxi y ya no salí.  Continué viendo las películas que me habían prestado la semana anterior.  El jueves mi hermano me invitó a acompañarlo a un negocio en donde iba a instalar unas estructuras metálicas que había fabricado la semana anterior.  Toda la mañana fue de cargar estructuras y ayudar a instalar las mismas.  No comimos nada formal durante la mañana, solo gaseosas y snacks.  Como a media tarde  mi hermano me invitó a almorzar nuevamente en el comedor de tortillas de harina y luego le pedí que me llevara a la casa de mi hermana pues le había encargado unas tortillas de harina y un poco de pan de coco que me había pedido Rb.

Fuimos a la casa de mi hermana a recoger lo encargado y me despedí de ella y de mi sobrino.  Retornamos a la casa de mi hermano y en el trayecto pasé a comprar el pasaje para retornar a la ciudad.  Durante la noche continué viendo las películas –estuvo lloviendo esporádicamente- y a medianoche mi hermano me acompañó a las oficinas del autobús.  A la una de la mañana abordé el autobús y a las seis de la mañana estaba ingresando el mismo a las oficinas en la ciudad –aún vi We are the Millers en la pantalla que tienen los asientos-.

Tomé el transmetro para la estación de donde salen los busitos que llegan a la colonia de Rb y me tocó que esperar como veinte minutos para abordar el primero.  Un poco después de las siete de la mañana estaba entrando a la casa de Rb, me metí a la cama y me dormí hasta las once de la mañana que me habló Rb.  Habíamos planeado ir en Transmetro a que renovara mi licencia pero por la hora nos fuimos en su automóvil.  Renové –por fin, por cinco años- mi licencia y luego fuimos a comprar unas luces que le faltaban al auto, a almorzar y a comprar –por fin, y a un precio siete veces superior que la última vez que lo realicé- zapatos para el trabajo.  Un poco después de las seis de la tarde nos retiramos del centro.  Retornamos a la casa con Rb a cenar y a lavar un par de pantalones que había comprado el día lunes, aún salimos a comprar los ingredientes para el desayuno del día siguiente. Como celebración del catorce de febrero tuvimos helado de chocolate con galletas.

El sábado me levanté a las seis de la mañana y retorné a mi habitación a arreglarla para recibir a mis peques. A las siete y media llegué a la casa de mis chicos y preparamos un buen desayuno.  No teníamos nada planeado y no quería ir al centro, por la mañana nos quedamos en mi habitación con programación, juegos en computadora y papercraft.  Al mediodía salimos a comprar comida china y almorzamos en los campos de la universidad, luego pasamos como hora y media en la biblioteca.

Retornamos a mi habitación –había planeado comprar unos regalos- a lavar los trastos del día y a ver un par de videos.  Ya no pudimos ver Star Wars VI.  A las seis y media los retorné a su casa.  A las siete me dirigí a la casa de Rb, me había ofrecido ir por mí a la estación del Transmetro, pues había asistido a un baby shower, pero preferí dirigirme directamente a su casa.  Ella llegó un poco más tarde y me preparó una buena cena que acompañé con un poco del helado que habíamos comprado el día anterior.  Estuvimos viendo un capítulo de Dr House primera temporada y nos acostamos un poco antes de medianoche.

El domingo no habían visitas pues tocaba descanso por lo que habíamos planeado comprar ingredientes para preparar ceviche y trabajar en el cambio de las luces de su automóvil.  Me levanté un poco después de las nueve y desayunamos las últimas tortillas de harina.  Salimos a comprar los ingredientes, preparamos una parte de los mismos y luego trabajamos cambiándole las luces al automóvil.  A media tarde almorzamos, también vimos Don Jon.  Como tenía un par de bolsas de ropa y los zapatos que había comprado Rb salió a dejarme a mi habitación.

Como a las siete y media nos despedimos con Rb y entré a mi habitación a arreglar un poco pues este día era el retorno a mis labores cotidianas.  Me puse los zapatos nuevos para que no estuvieran tan nuevos este día y fui a dejarles el Kindle a mis chicos.  Luego retorné a jugar un poco de Scrabble online con Rb y a leer un poco de La Cúpula –de Stephen King-.  Me dormí alrededor de la medianoche.

Hoy me levanté a las seis –al primer aviso de la alarma del celular-, planché una camisa, me rasuré –cargaba una barba de dos semanas- y me vine a la oficina.  Vine como a las siete y media.  Como el café me ha estado causando un poco de alergia –me imagino que es por la misma combinación que hubo en mi trabajo anterior- únicamente he estado tomando agua.  El lugar de Ant –que ahora es supervisor- está ahora ocupado por Psy.  A Ant le asignaron una oficina del otro lado del pasillo.  El día ha estado un poco lento –aunque logré por fin terminar un diagrama que se me había complicado-.

Siguiendo la costumbre de los lunes no almorcé.  En mi hora de almuerzo fui a devolver las películas que me prestó la voluntaria hace un par de semanas.  Luego retorné al período de la tarde.  Además del cambio de ubicaciones ahora también la asistente de nuestra gerencia fue movida a la gerencia vecina.  Yo había pedido el cambio hacia esa gerencia –al gerente, a la coordinadora (la compañera de mi jefe con la que mejora me llevo- y aún a mi jefe (solo me falto pedírselo al jefe de mi jefe)- pero no se dio y no creo que se dé.

La otra compañera de mi jefe  -mi menos favorita- me convocó a su oficina y creí que era para proponerme cambiarme a su área –lo hubiera pensado bastante- pero era realmente para conversar sobre el incidente de la última reunión grupal en la que tiré mi cuaderno al piso pues se supone que no debemos llevar ningún objeto.  El cuaderno hizo más ruido del que hubiera querido y fue un momento bastante incómodo para todos –empezando por mí-.  Acepté que fue un acto inadecuado de mi parte, me disculpé y acepté hacerlo públicamente al inicio de la próxima reunión.

Espero no irme muy tarde.  Como no almorcé espero ir a cenar con una torta de las que venden a pocas calles de mi casa.  Espero irme por mis propios medios –transmetro- también.  Y también espero encontrar nuevamente los ánimos necesarios para continuar trabajando acá.  No puede ser que a mis cuarenta y dos años continúe sin encontrar un lugar o una función en la que al cabo de pocos meses ya no quiera estar. O tal vez si.

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