lunes, 27 de enero de 2014

Platos exóticos, lo demás normal...

Lo de exótico es relativo, me imagino que a un japonés o malayo le parecerá un poco raro un tamal nuestro: harina de maiz cocida con salsa y carne en su interior.

Con RB hemos cocinado -ella ha cocinado y yo he ayudado- comidas un poco exóticas para nuestro medio: hace un par de semanas sushi -ella tiene incluso el mantelito que se utiliza para enrollarlos-, luego Rice and Beans, que es una de las comidas básicas de la cultura garífuna: frijoles y arroz aderezados con leche de coco.  Después falafel -me descontroló completamente el estómago por el exceso de especias-, cuscus y esta semana, un poco más normal, un asado con de dos mamíferos y una ave-vaca, cerdo y pollo-.

El trabajo con la desarrolladora de aplicaciones móviles ya no se concretó.  Fuí a una entrevista con una de las dueñas y luego con el jefe de operaciones.  Una semana o así después recibí un correo en donde me indicaban que estaban centrando sus esfuerzos en el desarrollo más que en los proyectos.  Lástima.  Como la compañera más antigua -y menos favorita mía- de acá de la oficina se retiró y ella estaba trabajando -o al menos su función era- en proyectos, pasé con el jefe de su jefa -el que me ayudó a comprar el Kindle- a comentarle que me interesaba aplicar a la posición vacante.  Eso fue la semana pasada y me comentó que me tomarían en cuenta.

El jueves pasado recibí un correo de Linkedin en donde me animaban a felicitar a uno de mis contactos porque había iniciado a trabajar como Director de Calidad de la más grande fábrica de pinturas del país.  Recuerdo que había aplicado para una posición en Seguridad Industrial en esa empresa justo cuando cerró la oficina de software en la que trabajé casi dos años como Ingeniero de Soporte.  En esa ocasión el proceso no avanzó, me imagino que por no tener credenciales ni experiencia específica en el tema. 

En todo caso con W -el nuevo Director de Calidad- trabajamos hace como quince años en la planta en donde hice mi tesis.  W se ha preparado de una forma sorprendente.  Además de ser ingeniero químico tiene una maestría en proyectos por la universidad nacional -de donde ambos nos graduamos com ingenieros-, una maestría en administración por una universidad privada local y un MBA por una universidad española.  Realmente sorprendente.

Me metí a Linkedin y escribí un comentario de felicitación y -creo que eso es networking-, aprovechando que allí estaba su número de celular lo llamé recordando esos tiempos en donde estábamos iniciando nuestras carreras profesionales.  Ahora yo tengo tres adolescentes y un día -hace unos cinco o seis meses- que andábamos con mis chicos en el zoo lo encontramos con su hija como de tres o cuatro años.  Al final le envié mi hoja de vida ofreciéndole mis servicios en temas de sistemas de gestión de calidad o -especialmente- administración de proyectos.  Igual sigo tratando de esforzarme en mi posición actual.

El fin de semana último estuvo diferente.  Afortunadamente hemos retomado la codificación en Javascript sin mucho dolor para mis peques quienes el último sábado se rebelaron un poco ante la adquisición de más conocimientos de programación.  Creo que influyó el hecho de que había llevado a mi hija mayor con una dentista y el trabajo no fue realizado tan bien.  Este sábado volvimos a ir con la dentista quien se disculpó por no haber visto una mancha en una muela y hasta allí dejé la relación con la misma.  Espero empezar a llevarlos a la asociación de odontólogas a partir de la próxima semana.

Después de la dentista retornamos a mi habitación para completar un ciclo: Javascript -aunque esta semana fue pseudocódigo-, papercraft -van avanzando con Link, Majora's mask- y juegos online en mi computadora.  Almorzamos en Mc Donald's y luego nos fuimos a jugar voleybol a la universidad. 

Mi hijo me comentó que su madre trabajaría hasta tarde y que si podía estar con ellos hasta las nueve.  Como no me gustan los cambios repentinos les indiqué que me encantaba pasar tiempo con ellos pero que tenía planes, que, sin embargo, cambiaría.  Llamé a Rb y le comenté la nueva situación, pidiéndole que llegara por mí a las 9:30.

Pasamos con mis peques un par de horas en la biblioteca y luego retornamos a mi habitación a ver cuarenta y cinco minutos del Episodio VI de la Guerra de las Galaxias, luego los llevé a su casa, en donde estuvimos hasta las 9:00.  Yo había asumido que su madre saldría del trabajo a las nueve y llegaría entre nueve y media y diez.  A las 9:30 me reuní con Rb y fuimos a cenar a su casa, a las 10:00 llamé a mis chicos y no había llegado su madre.  A las 10:30 le pedí el auto a Rb y retorné a mi casa, pasé como 20 minutos con ellos y un poco antes de las 11, cuando su madre retornó me despedí y regresé a la casa de Rb.

Como no habían visitas el domingo -era la treceava convocatoria- en nuestro grupo de voluntarios pasamos todo el día en su casa, asado incluído.  A las cinco y media me despedí y retorné a mi casita, pasando antes a un café internet para imprimir unas figuras que mi hija mayor necesitaba.  Aún jugamos la partida doble de Scrabble por la noche, ya no cené pues el almuerzo estuvo super abundante, tampoco he desayunado y no creo almorzar.  Realmente debo controlarme más a la hora de la comida.

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