Hoy es el último día de trabajo de la compañerita de mi área con la que logramos sobrevivir a la última gran reorganización de nuestra empresa; en esa ocasión se fueron a la calle más de 300 personas de diferentes departamentos y la mayor parte de la función de desarrollo y la nuestra se fue al segundo país más poblado del mundo; a nosotros nos pagaron un bono para entrenar al nuevo personal y luego (a mi compañerita y a mí) nos dieron extensiones de trabajo de 1 mes, 3 meses, 6 meses y permanentemente. Hasta hoy.
Creo que fue un poco después de esos meses que se casó con otro (para esa fecha ya ex) compañero de trabajo que había nacido en Canadá pero por alguna razón estaba trabajando en nuestro país; este tipo era hermano de uno de los desarrolladores y creo que por allí estuvo la conexión laboral; cuando mi compañerita se casó no me contó; quien me contó -indiscreta que es- fue mi jefa.
Nuestra jefa ha sido la directora del área durante muchos años (al menos ya lo era cuando yo entré a trabajar y mi compañerita entró como seis o nueve meses más tarde), cuando hubo esa gran reorganización eliminaron a la gerente local y ella se quedó directamente a nuestro cargo; hasta hoy: hace un par de horas mi jefa me contó que también el otro mes será el último a cargo de nuestro departamento, que la mueven a otra área funcional.
Entonces, por los mismos días me estoy quedando sin la única compañera local y sin jefa; lo que es un cambio bastante drástico; de lo primero no me quejo pues nunca he forjado lazos muy fuertes en el ámbito laboral; conservo uno o dos contactos en Whatsapp o Facebook o LinkedIn de algún ex compañero de trabajo, pero nadie a quien pueda llamar amigo (o amigo cercano); igual, a mi único amigo de la infancia lo veo cada varios años -aunque me llamó, junto con mi hermano mayor, la semana pasada, por Facebook-.
No extrañaré a mi compañerita de trabajo, como no he extrañado a ninguno de los que se fue en la última reorganización, como no he extrañado a -casi- ninguna de las personas con las que he trabajado en los más de veinte años de actuar en el campo laboral; lo que sí que me afectará será el cambio de jefatura ya que, creo, se trata casi de iniciar un nuevo empleo.
No sé quien se irá a hacer cargo del departamento, si es alguien local no veo buenas perspectivas pues no me llevo bien con la administración local; si es alguien del mismo país que mi jefa, no sé si tendrá la paciencia que ha caracterizado a mi jefa y por la cual hemos trabajado tan bien durante los últimos cinco años; quién sabe qué nos traerá el futuro.
En cuestión de despedidas laborales, antes de completar la universidad trabajé en dos colegios, de los cuales renuncié por mejores condiciones en el primero y por haber concluido los estudios superiores en el segundo; de mi primer trabajo como profesional renuncié luego de dos años pues no me había graduado aún y perdí el examen de graduación: decidí retornar a la ciudad, estudiar y graduarme; lo cual ocurrió de esa forma, aunque para cuando me gradué mi hija mayor tenía más de un año y ya estaba esperando a la segunda.
Del trabajo de esa época -en donde realicé mi tesis de graduación- renuncié dos veces, en las mismas ocasiones en que nacieron mi segundo y tercer retoño, pues vivíamos solos y quería ayudar un poco en el inicio de su crianza; luego llegué a la empresa que certifiqué en un sistema de calidad y allí estuve un poco más de dos años, hasta que renuncié para ir al imperio del norte a practicar inglés en un ambiente anglo (no oigo ciertos sonidos y se me dificultaba mejorar mi inglés).
Fueron solo cinco meses -acordados previamente con la madre de mis hijos- de ausencia pero eso terminó de descomponer nuestra relación; tuve trabajos bien raros -y temporales- y me tocó viajar nuevamente en un par de ocasiones al imperio del norte (por nueve y siete meses); en la tercera decidí que no más: retorné y me establecí permanentemente en un lugar cercano a mis hijos para ser parte de su crecimiento; afortunadamente ya crecieron.
Luego de mi retorno fue bien complicado re ingresar al mercado laboral por falta de referencias; trabajé un par de meses en un centro de impresión y renuncié pues la administradora quería que despidiera a gente sin ton ni son como medida disciplinaria; luego estuve con una oficina de software de microfinanzas pero al año y medio o así fue adquirida por otra empresa y fuí de la mitad de los despedidos.
Entonces entré al banco local más grande, en donde estuve seis meses, hasta que me pidieron que regresara a la oficina anterior; de la cual renuncié luego de año y medio o así, para pasarme a otro banco del sistema pues me ofrecieron trabajar en administración de proyectos; del cual me despidieron pues mis escrúpulos me impiden trabajar con personas o instituciones que considero corruptas: al presidente de este banco lo encarcelaron un par de años después por delitos financieros.
Y entonces llegué a mi trabajo actual... quién sabe como terminará esto, por lo pronto sigo practicando Javascript y francés, que espero me dé un poco más de opciones laborales -en un par de años llego al medio siglo-; también, un conocido de unos siete u ocho trabajos anteriores -ingeniero químico graduado en una universidad del imperio pero actualmente dedicándose a Data Science- me escribió este día para ponerme como referencia en una aplicación laboral.
Quiere entrar a la empresa canadiense en la cual llegué a la fase final durante una aplicación hace unos cuatro años; y la verdad creo que es el tipo de networking que debo mantener; por supuesto que acordé brindar referencias en caso me contacten; y creo que debo ampliar un poco más mi red de contactos -la cual es casi nula-.
A Rb le he asegurado en un par de ocasiones que de donde estoy no me muevo hasta que me despidan -pues en ese caso recibiré un mes de salario por cada año laborado- pero al haber un cambio de jefe es algo bastante común que hay también cambios en el departamento... Y bueno, al final, cuando acaba acaba.