lunes, 23 de diciembre de 2024

Mañana es Nochebuena y pasado es Navidad... Tomorrow is Christmas Eve and the day after is Christmas... Demain c'est la veille de Noël et après-demain c'est Noël...

El lunes me levanté a las siete y media de la mañana; la noche anterior había leído un poco más de la cuenta: reinicié la compilación en la que se encuentra el cuento que inspiró la película Arrival; medité quince minutos y retorné a la cama; puse la alarma para las ocho y cuarenta y me quedé dormitando; a la hora en la que la alarma sonó me levanté a preparar el desayuno.

En la mañana me puse al día con los impuestos del apartamento: es un montón de dinero -me parece que es diez veces la cantidad que Rb paga por su casa-; me tocó que llamar a la municipalidad y consultar el registro de la propiedad (dos dólares porque me confundí con la primera consulta).

Un poco antes del mediodía Rb me pidió que comprar un par de zanahorias en tienda de la esquina y eso, junto con la caminata de los perros fueron mis únicas salidas de casa:Me pasé todo el día en el interior, pues no había planeado ninguna reunión con alguno de mis conocidos o alguna salida.

Al mediodía almorzamos el pollo preparado el día anterior y luego la misma rutina: sacar a caminar a los perros, té con galletas y lectura; por la noche hice la media hora del reto de Duolingo de la semana anterior y -aparentemente-volví a quedar en una liga bastante tranquila: creo que iré nuevamente por el primer lugar.

El martes me levanté a las siete y media; medité y volví a la cama a hacer Duolingo y a dormitar; un poco después de las ocho Rb entró a la habitación para recordarme que iríamos a los supermercados en dirección sur a las nueve y cuarto.

Y es que había previsto una reunión con el único primo del lado paternal con quien me he comunicado contínuamente durante la última década; un poco después de las ocho salí de la habitación y me preparé el desayuno; la noche anterior le había escrito a mi compañero de trabajo que vive en el Imperio del Norte para pedirle el mismo favor que le solicito dos veces al año: transferirle cien dólares a mi hija mediana.

Después del desayuno estuve en comunicación con mi compañero; le transferí el dinero a la cuenta bancaria que mantiene en el país y, luego de recibir su confirmación, le mandé una captura de pantalla a mi hija, deseándole un feliz fin de año.

A las nueve y media nos dirigimos a los supermercados en dirección sur; en el más alejado Rb compró peras para su consumo semanal y en el supermercado más cercano compramos bananos; después del almuerzo -y la caminata de los perros- me preparé para salir: había quedado de pasar por el trabajo de mi primo a las cinco de la tarde y estimé en un par de horas el tiempo de viaje.

Salí un poco antes de las tres de la tarde y tomé el busito en el boulevard; el transmetro estaba bastante vacío y, aunque el transbordo estuvo un poco tardado, aún llegué a la zona en la que trabaja mi primo -y donde están mis oficinas- a las cuatro y media.

Me metí a un supermercado para entrar a los servicios sanitarios y hacer un poco de tiempo -había wifi gratis en el mismo- y, luego de recorrer casi todos los pasillos, compré un eigth pack de coca colas pequeñas sin azúcar.

Pasé por la estación de autopago -llevaba la tarjeta de Rb- y al final me atrasé un poco: el supermercado está a cuatro o cinco calles del trabajo de mi primo y llegué con un par de minutos de retraso; me senté en unas mesas ubicadas en el dintel del edificio y esperé unos minutos; luego le escribí para ver si ya había salido; no estoy muy seguro si ya estaba en un grupo de empleados que estaban fumando cerca, o cuando llegó allí.

Total que nos saludamos y nos dirigimos a la estación de transmetro más cercana; estaba bastante llena y nos tardamos un poco en abordar una unidad; en la cual viajamos únicamente un par de estaciones: mi primo me había pedido que lo acompañara a un comercial en una de las zonas más afluentes de la ciudad.

Llegamos a la estación y caminamos cinco o seis calles hasta el mall; que es enorme -en el mismo invité a comer a mi amigo que vive en el estado de la estrella solitaria hace tres o cuatro meses- y super animado.

Buscamos la tienda que mi primo necesitaba -quería comprarle un par de crocs a su sobrina- y, luego de comprobar que no habían unidades de la talla que necesitaba, retornamos a la estación del transmetro: yo no me estaba sintiendo muy bien del estómago por lo que no tomamos o comimos algo.

Tomamos el transmetro y, en el centro histórico, transbordamos para dirigirnos a la zona en la que él vive; la reunión -bastante móvil- estuvo, a mi criterio, muy buena: mucha conversación sobre literatura y libros.

Nos despedimos una estación antes de la mía y luego me tomó que tomar uno de los buses intermunicipales -ya eran más de las ocho de la noche-; al final caminé el último tramo y entré a casa a las ocho y media.

Por la noche avancé en el libro de la línea de ficción: Memory Piece; además he estado leyendo, esporádicamente, el libro de cuentos del autor de The Story of your life -en el cual se basaron para la película Arrival-.

El miércoles me levanté a meditar a las siete y media -los últimos días me ha estado costando un poco mantener el hábito-; luego retorné a la cama; quería dormir hasta las ocho y media y levantarme con Rb; al final me levanté después de las nueve; salí a desayunar y luego me moví a la cama de Rb para leer un poco de los cuentos de ciencia ficción de Ted Chiang; un poco después me tocó que levantar los bártulos de mi habitación pues Rb puso a funcionar la aspiradora.

Almorzamos lo mismo que toda la semana: pollo con arroz y ensalada de lechuga, zanahoria, manzana verde y aguacate; luego sacamos a la caminata diaria con los perros; a media tarde preparé té para Rb y una taza de café para mí; y al final de la tarde hicimos la rutina de ejercicios de los miércoles; por la noche hice bastantes lecciones de Duolingo pero me cuidé de no completar las setenta y cinco lecciones del reto semanal: para que Rb pudiera aprovechar los quince minutos de punteo doble que le había enviado.

El jueves me desperté -algo me despertó- un poco después de las cinco de la mañana; hice varios intentos para continuar durmiendo pero no hubo caso: al final mejor me levanté a meditar y luego me quedé en la cama: avanzando en el libro de Murakami.

Me levanté después de que Rb saliera de su habitación; desayunamos y luego nos dirigimos a su visita semanal a los mercados en el centor histórico; aunque en esta ocasión a mí me interesaba el viaje pues planeaba comprar una caja de paquetes individuales de café en una tienda del centro.

Estábamos saliendo de la calle cuando un busito iba pasando en el boulevard; afortunadamente el conductor nos vió y pudimos abordarlo; el tráfico estaba un poco pesado en la sección normal y el transmetro no estaba muy lleno ese día.

Al llegar a la última estación del recorrido del Transmetro lo desabordamos y nos dirigimos a la tienda que había encontrado en Internet; pero resultó que el producto estaba agotado; pasamos al mercado; en donde Rb se proveyó de las frutas para toda su semana y después emprendimos el viaje de regreso a casa; en el camino pasamos al supermercado de costumbre: Rb quería comprar un poco de pollo; también adquirí un par de cubiletes para mis desayunos del fin de semana.

Volvimos a la casa, calentamos las porciones del almuerzo, las consumimos y luego sacamos a caminar a los perros; después de preparar café y té salimos nuevamente a los supermercados en dirección sur: Rb quería adquirir un par de moldes de papel de aluminio para las pechugas de pollo que planea hornear en navidad.

Por la noche terminé de leer la segunda tercera parte del segundo libro de La muerte del Comendador y avancé con el libro de francés; después empecé a leer el siguiente libro de no ficción: Don’t trust your gut.

El viernes me levanté a las seis y media de la mañana; medité, hice quince minutos de Duolingo y después me metí a la regadera: había planeado reunirme con mi amigo más antiguo del voluntariado; como era viernes había planeado no conducir sino salir a tomar el autobús intermunicipal; salí al boulevard un poco antes de las siete y media; en el camino me dí cuenta que el tránsito estaba bastante ligero.

A punto de llegar a la parada del autobús ví que una unidad se estaba yendo; pero no quise correr; esperé diez minutos para que llegara la siguiente; en donde quisieron cobrarme más de lo habitual -de hecho me cobraron un poco más pero querían cobrarme el doble de esa diferencia-.

En el periférico tomé el transmetro para recorrer dos o tres estaciones; llegué al lugar en el que había previsto la reunión antes de la hora indicada; pero no pude entrar al área de multirestaurantes porque abrían hasta después de las nueve.

Le envié un mensaje a mi amigo y me senté frente al comercial a esperarlo; mi amigo llegó un poco después de la hora acordada -un clásico- y le propuse que nos dirigiéramos al restaurante que más he visitado este mes en mis reuniones sociales.

Compramos un par de desayunos y estuvimos en el lugar un poco más de dos horas poniéndonos al día de la vida en general: anda con dificultades en su matrimonio (siete años, me parece) y acaba de cambiarse de casa -de un apartamento en la periferia de la ciudad (muy muy lejos) hasta una casa a pocas cuadras del lugar en el que nos encontramos ese día-.

También hablamos de los temas recurrentes: vida y muerte; y le comenté que me estaba planteando empezar un proyecto de voluntariado en algún hospital -u orfanato o asilo- para acompañar a los residentes con sesiones de lectura.

A las once y media Rb me llamó para preguntarme por dónde andaba y a qué hora esperaba retornar -no me agradó mucho la llamada- y le comenté que seguramente retornaría alrededor de una hora más tarde; cinco o diez minutos más tarde le propuse a mi amigo que concluyéramos la reunión; caminamos hasta la pasarela desde donde él tomó el camino a su casa; y yo me dirigí a la estación más cercana del Transmetro.

En la penúltima estación del periférico me apeé y caminé hasta el comercial en donde se estacionan los busitos que vienen a la colonia (en la calle anterior entré a la gasolinera para retirar de un cajero automático los doscientos dólares para regalos de navidad de mis hijos menor y mayor).

Vine a casa a las doce y media y ayudé a Rb con la preparación del almuerzo: pescado frito acompañado de acelga revuelta con tomate y huevo; luego sacamos a caminar a los perros; por la tarde estuve avanzando en el libro de no ficción que estoy leyendo; además de lavar los trastos del almuerzo y preparar té de manzanilla para Rb y té de menta para mí (en el desayuno había tomado bastante café pues mi amigo no lo consume).

Por la noche ví un capítulo -no planeo continuar- de una serie de ciencia ficción que juega con el concepto de inteligencia artificial y control social (Mrs Davies) y completé algunas lecciones de inglés, francés y portugués en la aplicación de Duolingo; aún en el primer lugar de la liga semanal.

El sábado -igual que el jueves- me volví a despertar mucho antes de la alarma de las siete y media; no tan temprano como ese día -cinco de la mañana- pero sí más de una hora antes; medité quince minutos y después retorné a la cama a hacer algunas lecciones de Duolingo; además consulté Whatsapp para ver cómo le está yendo a mis primos más cercanos: su abuela paterna falleció el día anterior y ví que andaban en un departamento del interior.

Esperé hasta escuchar que Rb salía de su habitación para preparar mi desayuno y mientras tomaba el mismo me puse al día con los impuestos del mes: llevo más de una década recibiendo un correo mensual en este día del mes para recordarme que debo presentar la declaración mensual, para evitar multas innecesarias.

Después de desayunar nos dirigimos a los supermercados en dirección sur; en el mercado más alejado compramos varios tipos de pollo y en el más cercano, bananos y jamón para uno de los almuerzos de la siguiente semana.

Al regresar de los supermercados me puse a hacer la rutina de veintitres minutos de bicicleta estacionaria; luego saque a caminar a la perra más pesada de Rb, me bañé y me dirigí al apartamento de mis hijos.

El tránsito estaba bastante ligero por lo que llegué antes de la hora que había previsto (la una de la tarde) no ví a ninguno de mis hijos por lo que les envié un mensaje de whatsapp y me dispuse a esperarlos en la sala.

Un rato más tarde mi hija mayor salió de su habitación y mi hijo entró -con un pliego de papel de regalo-; nos dirigimos a Denny’s -de acuerdo al plan propuesto unas semanas antes- en donde almorzamos e intercambiamos regalos.

Yo le entregué a cada uno un cubo de 5x5x5 y un sobre con cien dólares; mi hija mayor me regaló un llavero con una figura de Rubik compuesta de pirámides y un regalo empacado; mi hijo me dió un regalo empacado.

Almorzamos -la cuenta fue de más de cincuenta dólares y fue cubierta por mi hija mayor- y luego retornamos al apartamento; salimos a comprar un arrolladito de Nestlé luego preparamos café; la última hora o así jugamos una partida de Scrabble en inglés.

Un poco después de las cinco me despedí de mis dos retoños e inicié el viaje de vuelta a la habitación; el tránsito estaba, afortunadamente, de nuevo bastante ligero por lo que un poco más tarde estaba parqueándome frente a la casa de Rb.

El domingo me levanté a las siete y media; me levanté a meditar y luego retorné a la cama; no hice Duolingo -de hecho no hice en todo el día, hasta la noche- ni leí nada, nomás me quedé dormitando en la cama.

Hasta que escuché que Rb se levantó; salí de la habitación y me preparé el desayuno de los domingos; después de desayunar retorné a la cama y avancé un poco en la lectura del libro de francés; a media mañana salimos con Rb a cortar café de las matas del frente y del patio de atrás; nos entretuvimos en la actividad más de dos horas y luego nos pusimos a preparar el almuerzo de los domingos: alitas de pollo, acompañado en esta ocasión con acelga.

Por la tarde avancé un poco en el libro de Análisis de Datos; y, a media tarde, ayudé a Rb con la preparación de los almuerzos de los primeros dos días de la semana: pollo asado y papas cocidas; por la noche hice las lecciones de Duolingo y continué con el libro de Análisis de Datos.

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