lunes, 6 de enero de 2025

Dificultades con el sueño, otra vez... Problems sleeping, again... Problèmes de sommeil, encore...

Me sucede de vez en cuando -desde mi infancia-: por más que intento conciliar el sueño paso horas en la cama nomás dando vueltas; muchas veces pensando en el pasado o preocupándome por el futuro, pero a veces -como anoche- sin ninguna razón en particular, nomás no puedo dormir.

Algo que he notado en los últimos años es que mi sistema digestivo ya no es tan benévolo como en el pasado: cuando ingiero alguna comida muy diferente -o como una cantidad un poco más elevada de lo normal- el estómago no me permite tranquilizarme lo suficiente para dormir.

Se supone que conforme acumulamos mas años la necesidad de dormir disminuye; o algo parecido a eso he leído en algún artículo; pero creo que eso se refiere a las últimas décadas de la vida humana; no creo aún haber llegado a ese punto.

Pero esta semana estuvo bastante difícil en esa área.

Y a ver cómo sigue eso... 

El lunes me había propuesto escribirle a la analista a la que había contactado -sin éxito- el viernes anterior: nuestro PM había pedido a nuestra área apoyo en ciertas tareas y nomás un compañero y yo hemos estado activos esta semana.

Pero no lo hice: me levanté a las siete y media, medité, verifiqué que no había reunión diaria y retorné a la cama; en donde estuve dormitando hasta pasadas las nueve; luego me levanté, aunque no desayuné inmediatamente.

El día anterior -por la cena del sábado- no había desayunado y había estado contemplando volver a la rutina de ayuno intermitente; al mediodía almorzamos un par de piezas de pollo reservadas de la semana pasada; por la tarde estuve leyendo un poco y, al final de la tarde, realizamos la rutina de ejercicios de los lunes; en la noche ví varios capítulos de la serie de Apple Invasion.

La semana anterior había quedado, con mi amigo asiático con algunos rasgos de autista, de llegar a su casa a las cinco y media pues el camión de mudanzas contratado llegaría a las seis; me levanté a las cinco, medité quince minutos y me dirigí a la colonia en la que viví más de una década -y en la que crecieron mis chicos-; no había nada de tránsito por lo que -a pesar de conducir despacio- llegué bastante rápido a su casa.

Me estacioné en la calle y bajé del automóvil; iba a llamarlo pero no tengo su número guardado dentro de mis contactos por lo que entré a Whatsapp; y ví un mensaje que me había enviado a las dos y media de la madrugada: ya no requería mi ayuda.

Dudé si llamarlo (aún eran las cinco y media de la mañana) pero decidí mejor retornar a mi casita; tenía esperanzas de dormir un poco antes de que empezara mi jornada laboral -las ocho-; regresé antes de las seis y me metí a la cama; pero no pude dormirme; manejar me había despertado completamente (afortunadamente, por otra parte); por lo que nomás estuve en cama; un poco después de las siete Rb llegó a la cama -había tenido un sueño raro- y estuvimos en cama hasta después de las ocho.

La mañana estuvo bastante tranquila; desayuné a media mañana y estuve terminando el libro de francés; almorzamos la mitad de los rollos de pollo que horneamos la semana anterior y luego sacamos a caminar a los perros.

Luego me dirigí al departamento de mis hijos; llevaba tres coquitas y dos bolsas gigantes de snacks (como la semana anterior) y una bolsa de tostadas; el tránsito estuvo bastante tranquilo por lo que llegué antes de las dos y media a su lugar.

Mi hija estaba en la sala y mi hijo salió un poco más tarde, refaccionamos los snacks y, como llevaba mi computadora, nos pusimos a ver algunos videos de Youtube (como la semana anterior) y después preparé café instantáneo y compartimos las tostadas; un poco después de las cuatro y media me despedí de mis chicos -mi hija iniciaba su turno laboral media hora más tarde- y retorné a mi casita; el tránsito estaba -nuevamente- bastante ligero.

Por la noche continué viendo más capítulos de la segunda temporada de Invasion; y me esperé hasta la media noche acompañando a Rb para darle soporte con sus perros -por la bulla de los fuegos artificiales de la medianoche-; a las doce y cuarto me retiré a mi habitación; meditando por primera vez en el nuevo año antes de dormirme.

El miércoles -por ser el primer día del año- era asueto laboral; me levanté a meditar a las siete y media y luego retorné a la cama; puse la alarma para las nueve menos diez y, cuando sonó, me levanté a desayunar.

Por la mañana estuve realizando los pagos del primer día del mes (la mitad de la cantidad con la que apoyo a Rb en las facturas mensuales, el mantenimiento del apartamento y las cuotas que dos bancos me cobran por el manejo de cuenta); aunque la operación no estuvo tan fácil pues el sistema estaba bastante lento.

Al mediodía almorzamos la otra mitad del pollo que horneamos la semana pasada y, después de sacar a caminar a los perros, ví los últimos tres capítulos de la segunda temporada de Invasion -creo que pronto publicarán la tercera-.

Al final de la tarde hicimos la rutina de ejercicios de los miércoles y, después del baño, vimos la mitad de No Country for Old Men (creí que Rb ya la había visto, pero no); también avancé un poco en el reto semanal de Duolingo.

El jueves era el primer día laboral del año; el día anterior el PM había enviado una convocatoria para empezar las reuniones diarias del equipo; me levanté a las siete y media, medité y entré a la reunión; en la que el Dev más antiguo -no sé si sea manager- revisó la disponibilidad de los miembros del equipo -en el Imperio del Norte tienen un asueto en la tercera semana-; y revisó algunos de los pendientes del mes anterior.

El resto del día estuvo tranquilo; avancé en el libro de no ficción (How Google Works) y en el libro de francés; Rb me había pedido que fueramos a los supermercados en dirección norte a las cuatro pues tenía que enviar unas medicinas a su sobrina que vive en el departamento en el cual nació.

Aprovechando el viaje pasamos a Office Depot a ver computadoras: mi portátil con Fedora 39 ya no me estaba dejando entrar a VSCode desde principios de la semana; había estado viendo portátiles en la página de la tienda en la que usualmente me proveo de implementos de tecnología pero no había visto algo que me llamara la atención.

En Office Depot encontré una de la misma marca que he estado usando durante más de diez años -tanto en el trabajo como en lo personal- y estaba en cuatrocientos dólares; la adquiría y por un centavo extra me obsequiaron una bocina USB.

Y luego nos pegamos una buena empapada: había estado nublado todo el día pero no creí que fuera a llover; pero cuando salimos de Office Depot había una llovizna un poco fuerte; de todos modos decidimos caminar (la portátil estaba dentro de dos bolsas plásticas y la bocina en otra).

Cuando llegamos a casa encendí la laptop y todo estaba normal (aunque los ventiladores estaban bastante ruidosos); la caja de la bocina -por no tener bolsa doble- sí estaba mojada en algunos puntos; lo bueno es que está completamente rodeada de otra bolsa plástica.

En todo caso, decidí regalarsela a mi amigo que vive en el otro extremo de la ciudad; empecé a revisar la portátil y me gustó en general; tiene un disco de medio tera y Windows 11; decidí reducir el tamaño de la instalación e instalar también ubuntu 24.04 LTS.

El viernes me levanté a meditar a las siete y media; al igual que el día anterior entré luego a la reunión diaria y -otra vez, como el día anterior- no me volví a dormir luego de la misma: me quedé en la mesa del comedor.

Luego de la reunión me dirigí a la panadería más cercana -el día anterior todas las panaderías estaban cerradas y en la tienda tampoco había pan- a adquirir pan para el desayuno; luego del mismo empecé con la instalación de Ubuntu.

Todo marchó bien y la portátil tiene un inicio en el que se puede seleccionar con qué sistema operativo arrancar: Ubuntu -por defecto- y Windows 11; al mediodía almorzamos pescado y por la tarde -luego de trabajar varias sesiones con Ubuntu- arranqué la máquina con Windows 11.

Y todo se estropeó: al reiniciar la computadora se quedaba en un loop antes de entrar al menú de selección de sistema; finalmente logré que arrancara Windows pero ya no me fue posible arrancar Ubuntu.

Me pasé el resto de la tarde intentando reparar el menú inicial; incluso consideré formatear el disco y dejar nomás Ubuntu (creo que eventualmente lo haré); a las cuatro y media realizamos la rutina de ejercicios de los viernes.

Por la noche continué reparando el acceso al menú de selección de sistemas operativos; desde la tarde estuve trabajando con Claude, ChatGPT y Phind; incluso llegué -en dos ocasiones- al límite de preguntas en el primero; afortunadamente tenía suficiente información para completar la tarea con el segundo; por la noche pude restaurar el acceso.

El sábado me levanté a meditar a las siete y media y luego retorné a la cama; me parece que en la madrugada el perro del vecino de la tercera casa se puso a ladrar por lo que me despertó e interrumpió mi ciclo de sueño.

Me levanté un poco después de las nueve y preparé mi desayuno; luego retorné a la cama a hacer las lecciones matutinas de Duolingo; no había terminado cuando Rb me pidió que la ayudara a preparar las masas de la pizza del almuerzo.

Luego se molestó porque yo insistí en no utilizar algunos ingredientes que me estaba ofreciendo; la verdad fue bastante confuso: utilicé una receta que me proporcionó ChatGPT; al final utilicé un par de ingredientes de los rechazados y puse a leudar la mezcla.

Luego Rb tomó las bolsas del mercado y salió; como habíamos quedado de ir a los mercados en dirección sur, también salí; pero la situación fue muy confusa: se puso a caminar a un paso bastante firme -a varios metros de distancia- y cuando estábamos más o menos a mitad del camino se detuvo y me reclamó por mi falta de comprensión (o por no aceptar mis errores, algo así).

Continuó en la misma distancia hasta llegar al supermercado más alejado; allí adquirió algunos productos  y yo compré embutidos para el asado a preparar el siguiente día y un poco de jamón para la pizza del día.

Después de pagar en caja metí las compras frías en la mochila y las frutas de Rb en otra bolsa; cargué con la mochila y dejé la bolsa; el camino hacia el otro supermercado lo recorrimos de la forma normal; en el otro supermercado Rb compró pollo para el asado y yo compré queso para la pizza; cuando retornamos me retiré a mi habitación a continuar configurando Ubuntu: me percaté que la computadora no emitía ningún sonido.

Al mediodía preparamos las pizzas y, luego de consumir la mitad, sacamos a caminar a los perros; después continué configurando Ubuntu; fue bastante trabajoso y tanto ChatGpt como Claude, Gemini, Phind e incluso Mistral; se quedaron cortos.

Al final encontré la solución en uno de los foros de Ubuntu -o de Reddit, no recuerdo muy bien- pero era una configuración del arranque del sistema: la tarjeta de sonido no estaba siendo reconocida por la falta de una instrucción al inicio; resuelto el problema del sonido salí a lavar los trastes -era una montaña, realmente- y preparé té de manzanilla para Rb y café -estoy por terminar la bolsa que me regaló mi amigo- para mí.

Después del café -con galletas- de la tarde terminé de aplicar la solución que había encontrado para el sonido y, un poco después de las seis, Rb me pidió que la condujera a una gran ferretería en la que había encontrado un cortador de pastillas: su hermana le regaló una dotación para un año de la medicina que debe tomar diariamente pero la dosis es el doble.

Acudimos a este supermercado -el tráfico estaba bastante pesado- y preguntamos por carbón -al día siguiente prepararíamos un asado y no habíamos comprado aún- pero las bolsas estaban bastante caras; compramos el cortador de pastillas y nos dirigimos al supermercado más cercano en dirección sur.

Pero allí tampoco había carbón; nos dirigimos al siguiente supermercado y, al parecer, muchas personas hicieron asados al final del año: tampoco había en el lugar; afortunadamente vimos en una tienda cuando iniciábamos el viaje de regreso; Rb se bajó a comprar un par de bolsas y luego retornamos a casa.

El domingo también me levanté mal: por alguna razón me desperté como a las cuatro de la madrugada y no pude volver a dormirme; es más, creo que me desperté antes de las tres pues recuerdo que escuché gemir a la perra más anciana de Rb (lo hace a veces, en previsión del pollo que le dan a las tres).

Total que entre las tres y las cuatro -y varias veces antes de las siete y media- escuché ladrar al perro (o los perros) de la tercera casa y, aunque traté repetidamente de conciliar el sueño, no pude seguir durmiendo.

Me levanté a las siete a meditar y luego retorné a la cama; traté de hacer Duolingo pero nomás presioné por error el icono para completar treinta minutos con doble punteo (la recompensa del reto semanal); apenas hice algunas lecciones.

Rb entró a la habitación -o yo salí un momento- y le comenté lo de la madrugada; ni siquiera desayuné: seguí en la cama hasta media mañana; finalmente me levanté antes de las once pues habíamos quedado de empezar el fuego para el asado a esa hora.

Preparé la fogata: teníamos media bolsa de meses anteriores y dos bolsas pequeñas adquiridas el día anterior; además puse a cocer en agua las doce papas que habíamos adquirido en la tienda la semana anterior.

Luego nos pasamos las siguientes dos horas cocinando pollo asado, papas asadas y los embutidos que había adquirido el día anterior en el supermercado; después almorzamos: pizza del día anterior con ensalada.

Por la tarde estuve revisando un componente de React que había escrito el año pasado: quiero ser más constante en la escritura de código, aprovechando la nueva computadora; me pasé un buen rato revisando por qué los meses no se estaban totalizando de forma correcta en una gráfica.

Fue un proceso bastante trabajoso: bajé el código de GitHub; instalé las herramientas necesarias en mi Ideapad y estuve revisando el código durante un buen tiempo; finalmente encontré -con la ayuda de ChatGPT y Claude- la causa del error, lo corregí y actualicé el código en línea.

Por la noche hice un poco de Duolingo y leí una buena parte de Don’t trust your gut; aunque fue más tarde que me dí cuenta que estaba leyendo la línea de No Ficción en lugar de la primera línea del ciclo: ficción (Memory Piece); casi terminé el primer libro y debo reiniciar el orden correcto.

Antes de retirarme a mi habitación le comenté a Rb que creía que la fuente de mis problemas de sueño de la madrugada había sido el orden en el que cambié mi rutina la noche anterior: meditar, leer, dormir en vez de leer, meditar, dormir.

Así que intenté volver al orden normal.

Y a ver cómo sigue eso...

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