Estoy -casi- seguro que ya hay más de alguna entrada con el mismo título -o uno bastante similar-; porque al final mi vida parece transcurrir cíclicamente alrededor de los mismos temas: no importa el lugar o la década, como que la intranquilidad es el estandard.
Y es que, justo hace unos momentos, acabo de bajar otro de esos libros de los que innumerables veces me he dicho que dejaré de leer: Ikigai es un concepto japonés que significa "razón de ser" o "el valor de vivir" -encontrar tu propósito o significado en la vida-.
Este libro lo escribió uno de los bloggers que he seguido por más de dos décadas: Kirai -aunque él ya no ha publicado nada en su blog desde hace más de dos años-; o sea, ya lleva publicados como cuatro o cinco libros de fotografías, este de 'autoayuda' y uno -el último (?)- de ficción.
Total, que he estado durante las últimas semanas (meses?, años?) sintiéndome bastante desanimado; me cuesta levantarme, casi no trabajo -aunque estoy 'activo' en dos lugares diferentes-, muchos días tomo siestas en la mañana o en la tarde (con lo que me deprimía antes hacer so), no encuentro gozo o alegría en la mayor parte de las actividades.
Y que empecé a interrogar a las cuatro o cinco IAs a las que usualmente consulto mis síntomas -físicos o anímicos-; su respuesta: poner atención a lo que hago, evaluar las actividades que más me atraen -o que me gustaría hacer-, buscar el sentido de las cosas.
Y, por eso, bajé el libro de Kirai.
La semana pasada estuve de vacaciones los cuatro primeros días de la semana; se suponía que había tomado esos días libres para dedicarme a las actividades del segundo proyecto; pero no hice mucho, básicamente ví algunos videos, leí un poco y el miércoles asistí a una reunión de más de una hora.
No veo nada claro allí; y, no sé si eso es parte de lo que me está provocando el malestar emocional: no creo que pueda durar mucho dedicándole tiempo a este tipo de actividades; o sea, en cuanto haya algún traslape con mi trabajo, declinaré continuar.
Hice limpieza el lunes y el viernes, ejercicios el lunes, miércoles y viernes, y caminatas el martes y el jueves; una semana 'normal' por todo lo demás: meditación a las seis y media, un poco más de sueño, wordles, Duolingo (tercer lugar en la liga) y Busuu.
Como ya terminé el árbol de portugués en Duolingo -no lo sentí tan bueno como el de francés- he estado nomás realizando los refreshing diarios de Inglés, Francés y Portugués; y empecé a hacer algunas lecciones de Italiano.
Por estar realizando algunas actividades del segundo proyecto no acompañé a Rb a su visita semanal al mercado del centro histórico; y ella me trajo uno de mis pasteles favoritos: un pastel frío de Oreo.
El viernes retorné a mis actividades cotidianas en mi trabajo; había estado a la expectativa de cómo iba a combinar las actividades del segundo proyecto, pero al final ha sido sencillo: estoy haciendo lo mínimo en ambos casos -o a veces, menos de lo mínimo-.
Pero sí tuve una reunión con mi lead, mi equipo local y uno de los compañeros en el imperio del norte: nos reunimos por casi una hora para revisar el avance en una tarea -que yo no conocía, por haber estado de vacaciones durante la semana previa-.
Después me reuní nomás con el compañero del Imperio; para ver si podía avanzar un poco en uno de los puntos -y es que las tres asignaciones que tenía eran compartidas: una con este y el otro par con un compañero del equipo local-.
Un poco más tarde me reuní con el compañero del equipo local; la verdad es que no pude avanzar mucho; y además, por error, apagué la máquina virtual que tengo asignada para realizar la mayor parte de mis tareas.
El sábado me levanté a la misma hora de siempre; había estado coordinando con mi ahijada profesional para pasar por ella a las nueve menos cuarto: ella vive -con su madre- en una parte bastante alejada, en el centro histórico.
Total que me levanté, medité, hice los wordle, y un par de lecciones de francés; esto último mientras me preparaba el desayuno; después de desayunar me metí a la ducha y, un poco después de las ocho me despedí de Rb y salí a encender el auto.
El tránsito -por ser sábado, temprano- estaba un poco pesado; por lo que los cuarenta minutos que había pronosticado Waze se alargaron un poco más; también tomé una ruta no muy conveniente en el centro: a las nueve menos cuarto estaba a ocho calles o así de mi destino.
Llamé a mi ahijada para comentarle que estaba por llegar, pero me tocó que realizar un desvío para evitar la ruta más congestionada; al final mi ahijada estaba delante de su casa, detuve el auto y le abrí la puerta.
Me recibió con un regalo -era una playera negra-; lo guardé en el asiento trasero y le entregué una de las bolsitas de café colombiano que mi compañero de trabajos me había obsequiado un par de semanas antes.
Después nos dirigimos a un lugar famoso por sus panes -se encuentra justo frente a uno de esos colegios de donde han salido varios presidentes de la repúbica; aunque al inicio yo no tenía idea de que se trataba de ese negocio-.
Según la página de referencias de Google el lugar lo abrían a las nueve de la mañana; llegamos a las nueve y diez y aún estaba cerrado; pero me estacioné en la acera de enfrente -otro auto llegó un poco después- y esperamos un rato, hasta que finalmente, abrieron.
Pedimos un par de panes y un café -luego repetimos el pedido de los panes- y estuvimos en el lugar por un par de horas; el ambiente es tranquilo: había una televisión pero sin volúmen; también había un playlist -este sí tenía volúmen- de Ricardo Arjona.
Como a mitad de nuestra comida llegó a sentarse, justo al lado de nuestra mesa, otra pareja de comensales: tuve mis dudas al inicio, pero luego me percaté que se trataba de otro voluntario que también acudía a la casa del que visito un domingo al mes.
Un poco antes de las once le indiqué a mi ahijada que tenía que retornar; pagué la cuenta (diez dólares, aunque creo que me cobraron el café dos veces) y luego pasé a dejarla a una calle cercana al centro histórico -hacia donde ella se dirigía-.
El tránsito de vuelta estuvo algo pesado en algunas de las calles cercanas al mercado de la terminal; pero aún así, un poco antes de las doce estaba estacionando el auto frente a la casa de Rb.
Aún me dió tiempo de ayudarla a preparar el almuerzo: estaba experimentando con un pollo con crema de almendras y cilantro; que la verdad, le quedó bastante bien: yo partí unos pocos champiñones y el cilantro.
Antes de almorzar sacamos a caminar a los perros; por lo que después del almuerzo ya no salimos al exterior; por la tarde ví un par de capítulos de la segunda temporada de Andor; había dejado de verla, pero por algún motivo decidí ver los últimos cuatro o cinco capítulos de la misma.
El domingo no había previsto ninguna salida; el viernes habían venido a cambiar el contador de agua de la casa -el martes pasaron revisándolo y nos notificaron que, debido a que la pantalla estaba empañada, tocaba cambio.
El jueves -en nuestra caminata a los supermercados- habíamos adquirido el contador -junto con varios otros componentes para el cambio- en la ferretería de la vuelta; el viernes, temprano, Rb llamó para notificar y el viernes por la tarde vinieron a instalarlo.
Pero dejaron un volcán, con toda la tierra que sacaron, a un lado de la banqueta; cuando retorné el sábado ví que Rb había llenado un baño con esta tierra; el plan era regarlo en el patio, pero los gatos empezaron a dejar allí sus desechos.
La perra más pesada de Rb se hizo aficionada a comerse los excrementos que dejan los gatos, por lo que el domingo por la mañana pasé el baño al patio trasero y regué la tierra en el vallado en el que se encuentra la planta de loroco.
Después fuimos a los supermercados en dirección sur; el día estaba bastante caluroso, pero caminamos hasta la altura del más lejano, luego retornamos al otro a comprar un poco de bananos -y una mallita de cabezas de ajo-.
Almorzamos las alitas de los domingos, acompañados de una ensalada bastante copiosa; por la tarde terminé de ver -los dos últimos capítulos- de Andor; y también leí un poco del libro de ACT -aunque me ha estado costando avanzar ahora que leo en el Kindle-.
Y a ver cómo sigue eso.
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