Usualmente me cuesta hablar sobre libros favoritos; quizá porque he leido bastante desde joven; durante la última década me han gustado los de este médico de India que presenta temas médicos de una forma bastante atractiva.
Leí sus libro sobre el cáncer, el gen, y la célula; también me gustó el libro de la terapeuta de Nueva York que contaba sobre tres -o cuatro- casos de su práctica -y el suyo propio-: Maybe you should talk to someone.
Pero no me atrae releer nada de esto; el año pasado -o antepasado- releí La Invención de la Soledad, de Paul Aster; otro de mis favoritos de otra época; pero la semana anterior releí un libro que -quizá- se convierta en uno de mis favoritos.
Please ignore Vera Dietz es un libro de Young Adult Fiction -aunque la autora dice en su blog que los adultos no deben sentirse mal si se sienten atraídos a sus libros-; y la vida misma de esta señora es interesante.
O sea, no estudió letras; se graduó en algo de fotografía; justo cuando se estaba acabando la industria fotográfica -debido a la versión digital-; vivió -con su esposo- en Irlanda, durante varios años, dedicándose a la agricultura.
Y allí -según ella- se 'autoformó' como escritora, leyendo muchos muchos muchos libros; y luego empezó a escribir libros extraños; y luego se dedicó a YAF; y con este tipo de libros ha tenido -al parecer- bastante éxito.
Please ignore Vera Dietz me fue recomendado por mis hijos -he estado conversando con mi hija mayor por whatsapp estos días-: al parecer mi hija segunda lo encontró entre los sobrantes de la biblioteca del colegio en el que estudiaba.
El libro es extraño; pero uno de los protagonistas -el papá de Vera- les pareció a mis hijos -y a mí- que resonaba bastante con mi persona: actitudes estóicas; aficionado a los diagramas de flujo; lector de libros de autoayuda; practicante de tradiciones orientales.
Lo releí en dos o tres días -saltándome mi programa de lectura-; y creo que no será la última vez...
Y a ver cómo va eso.
El lunes pasado me levanté media hora antes de lo normal: había puesto la alarma del celular para las seis de la mañana pues quería reunirme con mi compañero del Imperio antes de entrar a la primera reunión diaria del equipo.
Antes de entrar a la reunión -mi compañero me había escrito para que le diera un poco de tiempo- resolví los dos wordle diarios; y la reunión estuvo muy buena: le mostré el código que había estado escribiendo para el archivo de Excel en el que ha estado trabajando.
Y me ayudó un poco con algunas dudas que tenía sobre un par de máquinas virtuales que no estaban funcionando como lo esperaba; el resto de la mañana trabajé un poco en estas dos computadoras.
Además, Rb me comentó que la aspiradora ya no estaba funcionando bien; y yo me había ofrecido a volver a la rutina de barrear y trapear manualmente, cuando se repitiera el hecho.
La verdad es que no me emociona la tarea; y, mucho tiene que ver, creo; el hecho de que simplemente no hace las cosas porque no le gustan; o sea, a mí tampoco me gustan, pero he aprendido que algunas cosas, simplemente hay que hacerlas -o no se hacen-.
En fin, tomé un recipiente de plástico y regué agua por las dos habitaciones, la sala, el baño y la cocina; luego metí una escoba y un recoge polvo y barrí todas las áreas que había mojado.
Luego saqué un viejo trozo de trapeador de la pila de escombros que hay en donde preparamos los asados bimestrales; y el portapapeles antiguo que he usado para transportar agua; y trapeé toda la casa.
Cuando estaba a medias de la barrida Rb se dirigió a la tienda, aduciendo que nos faltaban algunos elementos para las comidas semanales; y sentí que se tardó mucho más tiempo del que habitualmente invierte en estas compras.
Al final terminé la limpieza y continué trabajando en cuestiones laborales; Rb vino un poco más tarde y me pidió que la ayudara con el almuerzo: no cocinamos -como hemos estado haciendo últimamente- el domingo por la tarde por lo que aún debíamos preparar los almuerzos semanales.
Me puse a picar -con el picador chino- apio, arveja china y chile pimiento; luego proseguí con varias zanahorias; y terminé pelando, cortando y picando dos grandes güisquiles; estaba a medias con esta tarea cuando me llamó mi amigo que vive al otro lado de la ciudad: le había escrito -le escribí a varios conocidos- el viernes y me había contado que sufrió un accidente en su motocicleta; pero que, afortunadamente, no hubo fractura, nomás algunos moretones y raspones.
Habíamos hablado el viernes y quedamos de conversar el domingo; pero ya no me avisó nada el fin de semana; y, mientras estaba picando verduras recibí varios mensajes, disculpándose: había tenido que pasar todo el fin de semana ocupándose de un asunto familiar.
Al parecer a su suegro lo operaron el año anterior (un tumor no cancerígeno en el cerebro) y ese día había vuelto a mostrar síntomas de su padecimiento: total que se pasó todo el fin de semana -con su esposa- acomodando al señor en el hospital nacional más grande del país.
Estuvimos conversando alrededor de quince minutos -yo seguía partiendo las verduras del almuerzo-; después continué con las tareas laborales; la situación seguía viéndose bastante complicada, debido a la debilidad administrativa de nuestro equipo.
Almorzamos la mezcla de verduras que había preparado con pollo que Rb había estado cuarteando; acompañado de un poco de fideos de camote; mi reunión de la una seguía -aunque ya le habíamos dicho a nuestra supervisora para que hablara con el lead de cambiar la hora-.
Después de la reunión -terminó tardísimo- sacamos a caminar a los perros de Rb; después lavé los trastes, partí una papaya -de las que había traído en la mañana- y preparé café y té.
También le escribí al encargado de los viajes de las iglesias del Imperio del Norte sobre su calendarización de Mayo: no me habían confirmado nada y usualmente pido mis vacaciones formalmente el primer día del mes -el siguiente miércoles-.
Al terminar el horario laboral realizamos los ejercicios de la rutina de los lunes; el tiempo está bastante caluroso; después estuve viendo un poco de la película de Keanu Reeves; y haciendo un poco de Duolingo y Busuu.
El martes me levanté a las seis y media; llevaba varios días de resolver correctamente los wordle en inglés y francés (seis y diez, respectivamente); después entré a la reunión diaria del equipo.
Después de la reunión salí de la cama: no quería hacer Duolingo porque el tiempo de puntos dobles que dá el segundo challenge diario se alcanzaba escuchando siete ejercicios -usualmente se completa con una o dos lecciones-; y quería aprovechar la media hora extra del challenge semanal.
Rb se levantó un poco después de las ocho y al ver la parte inferior de la espalda notó que tenía un par de manchas separadas por la columna vertebral; me tomó una foto y me la mostró.
Un poco más tarde le pregunté a Claude sobre el hallazgo y me respondió que posiblemente se debía al roce de la ropa -o el cinturón-; y sí, a veces uso el cinturón, que me regaló mi segunda ahijada profesional, un poco más apretado.
A las diez y media de la mañana empecé a hacer un poco de Duolingo; pero me interrumpieron mis compañeros del equipo local, pues teníamos que revisar una asignación en conjunto.
Total que apenas hice unas pocas lecciones; además empecé el challenge semanal, con mi amigo que vive en el lado opuesto de la ciudad -y con quien estuve conversando el día anterior-.
La reunión con los compañeros se extendió por casi dos horas; pero al menos pudimos avanzar en la comprensión de la tarea que se nos había asignado; luego de media hora de descanso empezamos la reunión de la una de la tarde.
En la misma presentamos -fuimos interrogados- uno por uno sobre el avance de la tarea; además el lead empezó a explicarnos -de forma muy somera- el funcionamiento de una herramienta auxiliar de nuestro trabajo.
Al mismo tiempo almorzamos; lo mismo que el día anterior; pero cambiando el fideo de camote por un poco de arroz -que había preparado un poco antes-; afortunadamente la reunión tardó nomás media hora.
Y cuando terminamos de almorzar sacamos a caminar a los perros de Rb; el tiempo sigue bastante caluroso; después lavé los trastes y, un poco más tarde, preparé una taza de té para Rb y una taza de café para mí.
Rb había estado viendo, en el sitio del supermercado en donde compramos artículos a granel, que una comida para dos de sus perros estaba a buen precio; pero que no había en la sucursal local, sino nada más en la del periférico.
Y me había pedido que fuéramos al lugar después de retornar de nuestra caminata de los martes; la cual empezamos a las cuatro y media: caminamos hasta la altura del supermercado más distante en dirección sur.
De allí retornamos al que se encuentra a medio camino; en donde compramos un poco de bananos; después retornamos a la casa, a dejar la fruta; y nos dirigimos a comprar la comida de los perros de Rb.
Yo también había decidido comprar el saco de comida para perros que he estado llevando a mis papás en mi visita trimestral; el camino de ida no estuvo tan mal; nomás nos detuvo un poco el embotellamiento en el lugar habitual.
El periférico no estaba muy lleno por lo que no nos llevó mucho llegar al parqueo del supermercado; el que tampoco estaba muy lleno; Rb llevaba una lista para hacer la compra e invertimos una media hora en colocar los productos en la carreta.
Luego pasamos a caja; en donde nos dimos cuenta que Rb no llevaba su ID -que ahora exigen en este lugar, junto con el carnet de miembro-; afortunadamente yo llevaba el carnet antiguo -de plástico, con fotografía-; el cual fue aceptado por el cajero.
No recuerdo por qué ya no compraba pastel de tres leches en este lugar -ni frapuccinos-; pero ahora adquirí ambos -creo que era por el aumento en el precio-; cargamos las compras en el auto e iniciamos el camino de vuelta a casa.
El periférico estaba un poco más lleno -aunque menos que en ocasiones anteriores- y descubrí que no debo consumir frappuccinos mientras conduzco: sufrí un brain freeze bastante fuerte; en cierto momento sentí que no podía controlar mis extremidades.
Afortunadamente el tránsito estaba bastante fluido; por lo que no tuve dificultades para maniobrar el auto y entrar al carril auxiliar del periférico; desde donde se hizo un poco más fácil llegar al punto de entrada al municipio en el que vivimos.
Cuando retornamos a casa terminé de consumir lo último del frappuccino; y me comí un pequeño trozo del pastel de tres leches; luego me puse a realizar los cálculos de lo comprado; y la cantidad que debía transferir a Rb.
Por la noche estuve viendo el segundo capítulo de la segunda temporada de The Last of Us -el personaje de Pedro Pascal muere!-; y, después, terminé de leer el número de páginas del ciclo de Flourishing.
El miércoles me levanté un poco animado -o de un ánimo diferente, al menos- por las noticias del día anterior; después de meditar, resolver los wordle y entrar a la reunión diaria revisé mi correo personal; lo malo es que me salté la reunión quincenal con mi supervisora.
Y es algo que me ha estado pasando últimamente: olvidar o evitar alguna actividad; total que a las diez me dí cuenta de mi error y le escribí a mi supervisora; quien fue comprensiva y nomás me preguntó por pendientes: de lo cual tenía nomás uno, las vacaciones que planeaba tomar a partir del siguiente miércoles.
Le escribí -de acuerdo a su indicación- a la persona que nos ha estado asignando tareas; con quien se reunió el equipo en su totalidad un poco más tarde; se suponía que uno de los analistas le presentaría los avances, ante los cuales se mostró decepcionado.
Y es que la comunicación no ha sido muy buena en ambos sentidos: el equipo trata de trabajar, pero los resultados no son los esperados; y no es algo exclusivo de nosotros, mi compañero en el Imperio del Norte me había llamado durante la semana, para quejarse de lo mismo.
Total que me reuní un rato por la tarde con el compañero más brillante del equipo, quien me mostró una propuesta que estaba desarrollando para mejorar la integración de las funciones del equipo en el alcance general del proyecto.
Antes de finalizar el horario laboral Rb me recordó que le había pedido antes que hicieramos la rutina de ejercicios media hora antes de lo habitual: había programado un café con mi primer ahijado profesional, por lo que quería salir antes de las cinco de casa.
Además, el señor de las verduras se encontraba en la tienda del inicio de la calle y ya nos ha interrumpido algunas veces; afortunadamente completamos la rutina justo a tiempo; Rb salió a comprar las verduras y yo entré a la ducha.
A las cinco menos cuarto salí de casa; y el tránsito estaba insufrible; empezaba casi en la misma salida de la colonia; por lo que estuve a punto de dar vuelta en U -cruzándome el arriate central- retornar a casa y pedir un uber-moto.
Pero no conseguí que me dieran vía para dar la vuelta en U, por lo que decidí continuar; y aún me tocó que llamar a mi ahijado antes de llegar al lugar en donde nos habíamos citado; llegué con ocho minutos de retraso.
Cuando llegué al lugar, mi ahijado estaba sentado en la entrada del McDonald’s; entramos, ordenamos unos cafés y nos pasamos el siguiente par de horas poniéndonos al día de la vida de cada uno; también me consultó sobre su idea de un sitio web para su negocio de venta de trajes típicos.
A las siete y media nos despedimos e inicié el retorno a casa; el cual estuvo bastante pesado, pero no tanto como el viaje de ida; nomás en un punto del camino me tocó detenerme durante algunos minutos; pero, un poco más tarde, estaba parqueando el auto frente a la casa de Rb.
El Jueves era día de asueto local: se celebraba el día del trabajo; y, por la naturaleza de la fecha, Rb había decidido no acudir al mercado; así que fue un día de pasar casi exclusivamente dentro de casa.
Por la mañana estuve realizando los pagos de inicio de mes: el monto simbólico que le transfiero a Rb por vivir en su casa; la cuota de mantenimiento mensual del apartamento de mis hijos; las cuotas que me cobran dos bancos por el manejo de las cuentas -lo que me parece una estafa-.
Luego aproveché para avanzar en la lectura del libro de Seligman, del libro en francés de Harry Potter; y empecé a releer un libro que mis hijos me habían recomendado -y había leído- hacía una década o así: Please ignore Vera Dietz.
Es un libro YAF, sobre una chica entrando a la etapa adulta; a quien su madre abandonó a los doce años y que ha vivido con su padre; mis hijos me habían comentado en su tiempo que les recordaba a este personaje; y sí, hay varios parecidos.
Al finalizar la tarde nos dirigimos a los supermercados en dirección sur; en el más lejano compramos varias piezas de pollo; para los almuerzos de los fines de semana; y en el otro supermercado compramos bananos.
Por la noche estuve viendo un capítulo de Andor; la noche anterior había visto un capítulo de The Last of Us; y, se me había olvidado seguir avanzando en la película de Keanu Reeves que había empezado a ver a principios de la semana.
El viernes me levanté a las seis y media; a reiniciar -y terminar- la semana laboral; medité, resolví los dos wordle y luego entré a la reunión diaria; a las ocho salí a desayunar; y le comenté a Rb sobre un sueño que tuve la noche anterior.
Que me dejó pensativo: en el sueño -creo que por primera vez- mantenía una conversación, sin discutir, con la madre de mis hijos; y fue una sensación rara; por otra parte, la conversación versaba sobre la comunidad LGBT; y creo que yo me sentía tranquilo con el tema.
A media mañana tuvimos la reunión semanal de todo el equipo con la persona que nos ha estado asignando tareas; no hubo mucho que avanzar; luego, el compañero con el que me reuní dos días antes, programó una reunión con nuestra supervisora.
Desafortunadamente, aunque ella aceptó la reunión, no pudo acudir a la misma; por lo que el compañero nomás le envió el documento -que él había preparado el día anterior y yo había revisado un poco más temprano-.
Total que la supervisora nos escribió un poco más tarde para comentarnos que le parecía la idea -que es ordenar un poco las tareas del equipo- y pidiendo que nos reuniéramos el lunes; programé la reunión de inmediato; lo bueno es que esto me dió tiempo de realizar la limpieza de pisos que reinicié a principios de la semana.
El resto del día estuvo tranquilo; Rb preparó el pescado frito de los viernes, lo que almorzamos con lo último de la comida china que consumimos durante toda la semana; algo más tarde sucedió algo que me preocupa.
Después de sacar a caminar a los perros; y leer un poco, lavé los pocos trastes del almuerzo; luego puse en la estufa el té de Rb; y preparé mi té (llené la taza de cerámica a la mitad y agregué la bolsita de té).
Después de llevar el té a la habitación de Rb -ella le estaba dando de comer a los perros-; retorné a la cocina y activé los dos minutos para que mi té se calentara; me pareció que el horno estaba sonando diferente, pero no le día mayor importancia.
Antes de que transcurrieran los dos minutos Rb me preguntó qué estaba calentando: la taza con el agua y la bolsita de té estaba en un estante en la cocina; así que durante más de un minuto el horno estuvo funcionando sin nada.
Lo cual es preocupante porque: 1. cuando esto sucede es posible que el horno se dañe, por el rebote de las microondas; y 2. -quizá más preocupante-, temo estar presentando signos de demencia -no tan temprana-.
El sábado me levanté a las seis y media, medité y resolví los wordle en inglés y francés; luego de hacer un poco de Duolingo me levanté a prepararme el desayuno de los fines de semana.
Después de que Rb se levantara y desayunara nos dirigimos a los supermercados en dirección sur: yo necesitaba comprar una magdalena, la cual planeaba llevar en mi visita vespertina al colega con quien estaría trabajando a partir de la siguiente semana.
En el otro supermercado compramos un poco de bananos; luego retornamos a casa; al mediodía preparamos una receta que Rb quería probar: pollo con manzanas; acompañado de miel y un poco de tamarindo.
La receta fue un éxito y almorzamos un poco tarde; después sacamos a caminar a los perros; como tenía planeado salir hacia la casa de mi colega antes de las dos y media, lavé los trastes y luego tomé una ducha.
El tránsito estaba super pesado; especialmente en la vuelta antes de tomar la carretera principal; la cual también estaba bastante congestionada; pero, lo peor, fue cuando llegué a la altura en donde debía dar vuelta en U para entrar a la comunidad en la que vive mi amigo.
Ese par de kilómetros me llevó más de diez minutos; de hecho tuve que llamarlo, para comentarle que llegaría un poco más tarde de la hora acordada; me indicó que iba a empezar a preparar el café nomás.
Llegué a la casa de mi amigo con casi quince minutos de retraso; lo interesante es que su padre estaba de visita; con quien estuvimos conversando una buena parte del par de horas que estuve por allí; acompañado de café y varias donas.
Además de la magdalena , que mi amigo reservó, le llevaba a mi amigo un cubo de Rubik 3x3x3 que había adquirido el año anterior en una de las tiendas chinas; él me regaló una caja con cinco o seis muestras de café colombiano.
Un poco antes de las cinco le indiqué a mi amigo que me retiraría y le habló a su padre para que nos despidieramos; luego salió a ayudarme a sacar el auto, pues alguien se había parqueado bastante cerca.
El camino de retorno no estuvo tan complicado como el de ida; y, menos de media hora más tarde, estaba parqueándome frente a la casa de Rb; por la noche estuve viendo una parte del cuarto -o quinto- capítulo de la segunda temporada de Andor.
El domingo me levanté a la hora acostumbrada; medité y resolví los dos wordle; luego, como había acordado con mi amiga doctora que nos encontraríamos a las siete y media; me metí al baño a tomar una ducha.
Salí bastante tarde de casa; pero no había casi nada de tránsito; incluso llegué a la cafetería de costumbre un par de minutos antes de la hora acordada; y encontré un mensaje de mi amiga, contándome que llegaría tarde.
Entré al lugar y me dispuse a esperar; aproveché para leer un par de artículos y hacer una lección de portugués en Busuu -durante los días anteriores había estado realizando nomás una lección al día-.
A las ocho -treinta minutos luego de la hora acordada- estaba cuestionandome si seguir esperando o retirarme; de hecho le hice la pregunta a Chatgpt y me indicó que podía decidir cualquiera de las dos opciones; y escribirle diplomáticamente a mi amiga.
Y justo a esa hora mi amiga llegó; y, la verdad, se le veía mejor que en las últimas veces que nos hemos visto; como que ha empezado a aceptar algunas realidades de su vida; además está trabajando en la tesis de su maestría.
Le regalé a mi amiga una de las bolsitas de café que había recibido el día anterior; y la invité a desayunar; estuvimos en el lugar un poco más de una hora, pues había quedado con Rb de retornar antes de las diez menos cuarto, para conducirla a la iglesia.
La verdad es que hubiera podido despedirme incluso a las nueve y media -usualmente no hay tanto tráfico a esa hora-; pero, previendo cualquier dificultad, puse una alarma para las nueve y cuarto; y a esa hora me despedí, y retorné a casa.
Vine con bastante tiempo y entré aún un rato a la casa; un poco antes de las diez menos cuarto salimos con Rb hacia la iglesia: le interesaba estar en el servicio pues su mejor amiga retornaba al siguiente día al Imperio del Norte y quería despedirse; y regalarle algunos billetes conmemorativos que había estado reservándole.
Después de dejarla en la iglesia retorné a casa; tanto la ida como el retorno estuvo bastante tranquilo en el tema del tráfico; estacioné el auto y me quedé un momento esperando: quería conversar un poco con el anciano que ha estado cuidando las plantas de Rb.
El plan era preguntarle si estaba en disposición de enseñarme a realizar el cambio de aceite del auto -quería pagarle aunque sea un monto simbólico-; pero no le interesó la propuesta al anciano; nomás me comentó cómo era que debía de hacerse.
Entré a la casa planeando trabajar un poco -el día anterior había creado algunos escenarios de prueba para una funcionalidad que nuestro lead nos ha estado pidiendo durante las últimas reuniones-; pero, mejor llamé a amigo que ahora vive en Tennessee; y luego llamé a mi amigo que vive en el otro extremo de la ciudad.
Después estuve leyendo un poco de Please Ignore Vera Dietz; al mediodía Rb me envió un mensaje para que -como habíamos acordado más temprano- la encontrarz en el supermercado que se encuentra frente a su iglesia.
Conduje hasta el lugar y entré al supermercado; en donde la encontré con un poco de comestibles en los brazos; nos dirigimos a las cajas -automáticas- y luego retornamos a casa.
Rb me había propuesto que sacaramos a los perros a su caminata antes de tomar nuestro almuerzo; lo que me pareció adecuado -el calor ha estado en aumento constante-; y el almuerzo estuvo fácil: nomás calentamos el pollo del día anterior; y preparamos un poco de pasta sin gluten.
Después del almuerzo continué con Please Ignore Vera Dietz; y eso evitó completamente que dormitara por la tarde; incluso me obligué a terminar la última parte del libro de Tecnología que estaba leyendo: Peopleware.
Además, preparé las gelatinas para mis desayunos de los primeros cuatro días de la semana; y lavé -ya tenía varios meses de estarlo posponiendo- el edredón más pesado que intercalo bimestralmente en mi ropa de cama.
Al principio de la noche terminé el libro de YAF; incluso le comenté -por whatsapp- a mi hija mayor, que estaba sospechando que estaba convirtiéndose en uno de mis libros favoritos.
Después pasé a la tablet el siguiente libro de tecnología: Build; de un ex ejecutivo de Apple; supuestamente se trata sobre gestión ‘inteligente’ de proyectos; también pasé otro libro en español y uno en francés: Le Syndrome du spaghetti; el cual, curiosamente es un YAF -pero al menos está en otro idioma-.
Y a ver cómo sigue eso...
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