Pasé mucho tiempo sin tomar vacaciones; creo que influyó el hecho de que, cuando tomé unos días para la graduación de mi hija mayor, mi jefa me llamó un par de veces: nos llevábamos muy bien pero era una workaholic incorregible.
Además, el proyecto que estaba probando se descarriló: mis compañeros no realizaron las actividades que habíamos estado haciendo, pusieron como excusa que la aplicación no era adecuada -lo que no tenía sentido- y retorné a un proyecto descontrolado.
Entonces decidí no tomar más vacaciones; y es que tampoco me llamaba la atención ausentarme del trabajo: por un lado me intranquiliza no tener una estructura; por otro, esperaba acumular esos dias para que -en caso me despidieran- mi liquidación fuera más grande.
Al final no me despidieron -o sea sí, pero luego no- y aquí estoy con más de once años trabajando en la misma empresa; pero la acumulación de vacaciones no le cayó bien a mi supervisora actual: su jefe le indicó que mi situación afectaba algún indicador de recursos humanos.
Y desde hace un par de años estoy con la consigna de rebajar el número lo más rápido que se pueda: el año pasado tomé más de treinta dias -además de los dos jueves al mes que me pusieron de consigna-; este año creo que termino casi igual.
Y es que había acumulado más de cien días de vacaciones -por esto tiempos creo que ya bajaron a sesenta-; y al principio intenté 'utilizar' el tiempo realizando algún trabajo voluntario: participé en cuatro o cinco jornadas médicas en año y medio.
Pero ahora ya no; de dos de los proyectos ya no me volvieron a llamar; y tuve que declinar la oferta del tercero -aunque participé en el training anual- porque había empezado a hacer horas en otro proyectdo laboral -en el que estuve solo un mes-.
Así que este último mes del año -aunque había declinado tomar más vacaciones- pedí otros ocho días: iba a descansar del ocho al diecisiete -del lunes de esta semana al miércoles de la siguiente- pero entonces entró la cirugía de Rb; y tomé el lunes anterior.
Y, para terminar el año, desde el martes hasta el próximo miércoles estoy fuera del trabajo; traté de programar algunas reuniones con antiguos conocidos del voluntariado -o de trabajos anteriores- pero al final nomás coordiné con mi antiguo supervisor el miércoles.
También con mi hija mediana el jueves -habia previsto reunirme el martes o el viernes con mi amigo garífuna, pero me comentó que ya tenia ocupada su agenda; y a mis cincuenta y dos años aún estoy aprendiendo a relajarme cuando no tengo ninguna ocupación.
Y a ver cómo va eso.
El viernes empezó el día normal -o al menos la normalidad de las últimas semanas- o sea, a las tres de la madrugada: alimentar, aplicar gotas oftálmicas y sacar al patio; a la perra más anciana de Rb; dormir otro rato y levantarme a meditar a las siete y media; luego entrar a la reunión diaria.
Después de la misma me preparé el desayuno de los viernes; un poco más tarde Rb me recordó que era el día en que había decidido retornar a dormir a su habitación; entonces metí la ropa de cama usada a la canasta de ropa sucia.
Ayudé a Rb sacando la ropa de su cama al patio -estaba repleta de pelo de perros- y luego elegí ropa de cama limpia para la cama que Rb desocupaba; también traté de trabajar un poco: pero no en lo que se suponía que debía trabajar -seguir probando la app de siempre- sino que me puse a revisar el código pra automatizar pruebas que el analista más brillante nos había compartido unos meses atrás.
El código se divide en tres partes: sección web, sección de escritorio y sección funcional; al principio nomás estaba funcionando la última; me puse a revisar por qué no estaba funcionando la primera y logré -luego de un buen rato, y consultando varias LLM- que funcionara la versión web.
El resto del día me lo pasé tratando de reparar la versión de escritorio; pero no obtuve ningún resultado -además de aprender un poco de la estructura de los proyectos escritos en Playwright-; por una parte, creo que mejorar en este tema podría ayudarme en futuras oportunidades laborales; por otra parte, no sé.
Al final de la tarde, después del horario laboral, acudí al supermercado más cercano en dirección sur; compré algunas alitas de pollo y un muslo -para el almuerzo del día siguiente-; y un poco de lechuga y bananos.
De vuelta pasé a la tienda de las verduras: se suponía que nomás tendría que recoger el pedido que Rb había realizado más temprano; pero no, llegué y la hija de la señora me comentó que aún no tenía los detalles; llamó a su madre y, un poco después, me entregó una bolsa con el pedido.
Por la noche continuamos viendo el concurso de elaboración de pasteles temáticos -de Netflix, por supuesto-; continué la noche con la meditación a las diez y la última salida de los perros al patio un poco antes de las once; después intenté dormirme, pero tuve muchas dificultades: creo que mi cuerpo resintió el cambio de bolsa de dormir a cama.
El sábado me levanté a las cuatro y cuarenta y cinco; había quedado de reunirme con mi amigo voluntario -el conspiranóico-, en un Mc Donalds que abren bastante temprano, a las seis de la mañana.
Después de meditar me metí a la ducha; luego esperé un poco pues aún no eran las cinco y media y no quería llegar excesivamente temprano al lugar; al final había olvidado que mi amigo -a veces- llega bastante temprano a nuestras reuniones.
Tomé el automóvil un poco después de las cinco y media pero manejé bastante tranquilo; las calles estaban bastante despejadas a esa hora; llegué al lugar y me estacioné a las cinco y cincuenta y cuatro; le envié un mensaje para avisar que ya estaba por allí.
Pero al conectarme ví que había enviado un mensaje a las cinco cuarenta y seis; entré al lugar y encontré a mi amigo sentado a una mesa infantil; nos saludamos y lo noté algo serio; me comentó que el lugar no le traía muy buenos recuerdos: algunos años atrás había tenido un episodio de delirio de persecución en el lugar.
Mi amigo es muy creativo pero ha tenido varios brotes psicóticos desde su juventud -ahora tiene más de cuarenta años-: al parecer entra en estados maníacos en los que pasa muchos días casi sin dormir.
Invité a desayunar a mi amigo ; luego -aprovechando que había refill de café- también compré un par de pastelillos; la verdad las dos horas que estuvimos en el lugar fueron bastante agradables: mucha conversación.
Algo inquietante -?- es que acaba de cumplir un mes en su nuevo trabajo -en donde debe administrar recursos, incluyendo humanos- y está resintiendo la presión; yo le dí soporte en la confección del currículum que utilizó en sus últimos dos movimientos laborales.
Un poco antes de las ocho incluso mi amigo me incluyó en la selfie del día; luego, un poco más tarde, le indiqué que debía retirarme -quería regresar a la casa antes de la hora del desayuno de los perros- y nos despedimos; el periférico estaba tranquilo, no así la entrada al municipio.
No recordaba que los sábados ponían el carril reversible de los días laborales: en vez de los dos carriles de entrada y dos de salida colocan tres de salida y nomas uno de entrada; con lo que los tres carriles que alimentan la entrada se reducen a uno.
Pero aún así vine un poco después de las ocho y media; a tiempo de ayudarle a Rb a alimentar a sus perros; se suponía que ella iba a probar mi banquito de meditación, para darle de comer a la perra más anciana: desde una semana atrás -o así- se la he tenido que estar llevando a la cama para que la alimente.
Como el desayuno había sido bastante escueto volví a desayunar -lo hago frecuentemente los viernes, sábado y domingo-: avena, banano y gelatina; intenté dormir un poco -me costó conciliar el sueño entre las tres y las cuatro cuarenta y cinco-: programé treinta minutos en el temporizador del celular, pero no estoy seguro si me dormí, creo que nomás dormité un poco.
Cuando el celular sonó me levanté a preparar el almuerzo: había visto un short en Youtube mostrando un burrito -de zanahoria rallada y huevo- relleno de mayonesa de aguacate -huevo duro y aguacate (también le eché un poco de aceite de oliva)-.
Me tardé un poco confeccionando el par de burritos -pero salieron bien- y Rb me ayudó a prepara una sopa con el pollo comprado el día anterior; sacamos a caminar a los perros un poco tarde; después entramos a almorzar.
Después del almuerzo me puse a lavar los trastes: había un volcán de estos en el lavatrastos; luego, mientras los perros comían, preparé un café y un té de manzanilla; después de que los perros comieron fuimos al supermercado que se encuentra en el comercial en donde se estacionan los busitos.
Como ya habían pasado casi veinte días -dieciocho, para ser más exactos- desde la operación de Rb le había pedido que me acomopañara al supermercado; quería comprar los ingredientes para los almuerzos de la siguiente semana -y un par de magdalenas para la visita a mis padres el día siguiente-.
El tránsito de salida del municipio no estuvo muy pesado; y el comercial estaba bastante vacío; estacioné el auto y tomamos las gradas eléctricas -para evitar esfuerzos innecesarios-; utilizamos una carreta en el supermercado pues la lista de compras era algo larga.
Lo malo es que no habíamos pasado al cajero antes de entrar al supermercado -y la tarjeta de débito de Rb se la repondrían hasta la siguiente semana-; por lo que dejé esperando a Rb antes de pasar a la autocaja del supermercado y utilicé el cajero automático del banco en el que me pagan el salario quincenal.
La cuenta fue de más de cincuenta dólares; pasamos al área de paquetes para que validaran el ticket del parqueo y luego nos dirigimos a la farmacia que está en el mismo nivel; allí le pedí a Rb que me esperara pues había otro cajero a donde me había enviado una transferencia móvil.
Pero el cajero -al lado del banco- no estaba funcionando; iba a retornar a la farmacia pero recordé que dos niveles arriba había otro cajero; así que me dirigí hacia allí -andaba cargando todas las compras-; el cajero funcionó correctamente y bajé con otros sesenta dólares.
Y es que había previsto pasar a llenar el tanque del auto -lo hago siempre antes de viajar a donde mis padres, para hacerme cargo personalmente del combustible que consumo en el viaje (son más de cien kilómetros)-; salimos del comercial y, cuatro o cinco calles más tarde entramos a la gasolinera -fueron quince dólares-.
Por la noche vimos el penúltimo capítulo de la edición de Halloween de una competicion de pasteles; como había previsto llevar emparedados a la visita del día siguiente preparé la bolsa completa; luego me comí las tapas del pan, con un poco de frijoles.
El domingo -al igual que el día anterior- volví a dormir muy poco: me levanté a las tres de la madrugada, para alimentar a la perra más anciana, luego volví a la cama y, aunque me costó conciliar el sueño, me quedé acostado hasta las cinco menos cuarto.
A esa hora me levanté a meditar, luego tomé una ducha; desde la noche anterior habia metido al auto todo lo que tenía que llevar al puerto: el saco con la comida para perros, la cafetera, agua pura; incluso el par de magdalenas que había comprado en el supermercado.
A las cinco y media arranqué el automóvil e inicié el trayecto hasta la casa de mis padres; la primera parte del camino estuvo bastante tranquila; pero la segunda mitad -nuevamente- fue bastante complicada: están construyendo una autopista por lo que, en la mayor parte, hay únicamente un carril en cada dirección.
Además, casi al setenta y cinco por ciento de la distancia, hubo una parte de varios kilómetros en donde la carretera está realmente mal: aparentemente nomas han estado vertiendo una capa de asfalto sobre la anterior; dejando una superficie en pésimas condiciones -muchas grandes grietas-.
Con todo, llegué a mi destino final casi a las siete y media; encontré a mi madre fuera de la casa y me bajé del auto a mover algunos sacos con material de reciclaje -mi madre continúa acumulando este tipo de material para venderlo en una recicladora- pues no habia espacio para estacionar el auto.
Después de estacionar el auto bajé el saco de alimento para perros; mi madre me comentó que mi padre no se encontraba: el día anterior uno de sus hermanos -quien vive a un par de kilómetros- llegó a traerlo para un viaje a la aldea de donde provienen.
Por lo que tuve una jornada bastante diferente a las últimas: usualmente mi padre acapara toda la atención -sus conocimientos de muchas areas son bastos- y mi madre se mantiene al margen; ahora -como en alguna otra ocasión- hemos podido conversar más libremente.
Calenté un poco de agua, preparé un par de tazas de café instantáneo y desayunamos con una de las magdalenas -y los sandwiches de jamón y queso-; después estuvimos conversando un poco sobre las últimas novedades familiares.
Después de completar el desayuno fuimos a la antigua presidente del comité de vecinos a entregarle la otra magdalena; la señora estaba algo indispuesta -al parecer se había golpeado un pie con la motocicleta- y nomás estuvimos un rato allí.
Le propuse a mi madre que salieramos a caminar -el sol no estaba muy fuerte- y nomás retornamos a verificar que el portón de la casa estuviera asegurado; luego salimos de la colonia y tomamos la carretera principal.
Caminamos dos o tres kilómetros, pasando frente a la cassa del hermano de mi papá con quien andaba de viaje; luego entramos a un par de senderos en un área bastante agreste; retornando un poco más tarde a la casa de mis padres.
A las diez de la mañana me despedí de mi madre y empecé el camino de regreso; llamé a Rb para comentarle que iniciaba el retorno (no habia podido comprar el día de servicio de internet que usualmente adquiero) y comencé el trayecto.
La primera parte del viaje fue bastante lenta, especialmente los kilómetros con muchas grietas en la carretera; pero la segunda mitad no estuvo tan mal; al final un poco después de una hora y cuarenta y cinco minutos estaba entrando a la gasolinera que se encuentra en el extremo del boulevard.
Rellené el tanque de gasolina -exactamente la misma cantidad que el día anterior-; Rb me llamó justo cuando estaba bajándome del auto y le comenté que en unos minutos estaría en casa.
Estacioné el auto y bajé un racimo de plátanos verdes que mi madre le envió a Rb -el miércoles, cuando la llamé le había comentado que no queríamos pescados por el período actual de reposo-; me sentía bastante cansado.
Esperamos hasta las doce y media y sacamos a caminar a los perros; la caminata con la perra más pesada se está volviendo cada día más tediosa: la perra, por alguna razón, se niega a caminar en varios sectores del camino; debo jalarla y es bastante pesada.
Las dos vueltas con el perro son más tranquilas: no se niega a caminar, y ahora Rb nos está acompañando la mayor parte del recorrido; después de entrar -y recoger los desechos de los perros en el patio- Rb se puso a preparar las alitas dominicales.
Yo preparé un par de ensaladas -bastante grandes- y calentamos un poco de caldo que nos había sobrado del día anterior; yo había desayunado cuando volví -avena y bananos- y sentí que el almuerzo fue demasiado grande.
La verdad sentí bastante modorra después del almuerzo y me recosté un rato; no me pude dormir pues me estaba sintiendo incómodo por el almuerzo excesivo; acordamos con Rb tomar una siesta después de alimentar a los perros a las tres menos cuarto.
Ayude a Rb con el almuerzo de los perros y luego jalé la almohada de la cama en la que duermo y me acosté en la cama de ella; al principio nomás permanecí aletargado durante un buen tiempo -escuchando los ronquidos de Rb- pero luego me quedé dormido.
Un poco antes de las cinco de la tarde escuché que Rb se levantaba y salí de la habitación para ayudarle a preparar los almuerzos de la semana: pollo con manzanas verdes; tuve que pelar y cuadricular ocho o nueve manzanas.
Por la noche vimos el último capítulo de la competencia de preparación de pasteles que habíamos empezado a ver a mediados de la semana; después de alimentar a los perros -a las ocho y cincuenta- dividimos los almuerzos en cuatro porciones y los refrigeramos.
El lunes estuvo bastante tranquilo; con los perros y el trabajo: la reunión de la mañana no tuvo muchos sobresaltos; pero, luego de la misma, el supervisor en el Imperio del Norte me escribió para indagar si había completado los reportes de incidentes.
Le comenté que sí, pero que coordinaría con el PM para ver si había alguno más que debiera creares -y si habian: diez-; después de la reunión -y mientras desayunaba- puse manos a la obra y completé la tarea antes de media mañana.
El resto del día lo pasé casi inactivo -al menos en cuestión laboral-; al mediodía consumimos la primer porción del pollo con manzanas verdes que habíamos preparado el día anterior -lo acompañamos con una porción de coditos de arroz.
Como el segundo de los racimos de bananos verdes finalmente empezó a madurar no hubo necesidad de acudir al supermercado a proveernos de esta fruta; sin embargo, me tocó acudir al centro comercial pues Rb necesitaba medicina antiparasitaria para sus perros.
Un poco antes de las cinco caminé hasta el supermercado más cercano en dirección sur; el trayecto es bastante corto -quizá medio kilómetro- y cuando llegué encontré al veterinario en la sala de espera.
Le comenté de las últimas molestias de salud de la perra más anciana -la semana anterior habia tenido un fluido viscoso en la orina, y esta semana Rb le había estado aplicando sávila pues se notaba irritada-; me indicó que lo mas seguro sería realizar un cultivo; así que a ver cuando hay que llevarla.
Recibí las pastillas y retorné a casa; durante la noche estuve viendo la primera parte de Detective Pikachu, y una pequeña parte de la versión del dosmil seis de Death Note; como el día siguiente iniciaban mis vacaciones quité todas las alarmas entre las tres y las ocho y cuarto.
También participé -entre siete y ocho de la noche- en la primera reunión -virtual- que organizó la encargada de la actividad educativa en la que participaré el otro año como voluntario -el título es Challenge Master, aunque aún no tengo claro toda la implicación-.
A la reunión acudimos once personas -incluyendo la organizadora- y allí me enteré que su esposo -trabajamos juntos hace algunos años y fue quien me invitó a unirme a la actividad- es el director del proyecto (ella es como la coordinadora general, o algo así).
También me enteré de que -salvo la otra chica que tomará los niveles académicos más bajos (yo me hago cargo de Secundaria y Universidad) y yo- todos han estado involucrados por varios años.
Como no pude asistir a la reunión anterior -fue presencial y me avisaron apenas un día antes- investigué un poco sobre la naturaleza del proyecto y me dí cuenta que asistí a una edición -como padre de participante- cuando mi hija mediana estaba en su segundo año de bachillerato.
Y a ver cómo sigue eso...
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