Me refiero a material de lectura en papel. En Internet puedo conseguir casi cualquier libro pero dado que viajo a mi trabajo en bus y no me gusta permanecer en las colas de espera sin hacer nada, extraño los libros en papel. Mi sitio favorito para ir a leer -y para sacar libros cuando puedo- es la biblioteca de mi antigua universidad, creo que es la mejor biblioteca del país y tiene anaquel abierto, lo que significa que puedo pasarme todo el día entre sus anaqueles hojeando cualquier libro. También abren sábados y domingos. Lo malo es que cierto grupo de estudiantes inició una huelga hace ya más de un mes, tomando las instalaciones y cerrando completamente el acceso al campus.
Lo chistoso -?- es que tomaron las instalaciones justo un día antes de la fecha de devolución del libro que estaba leyendo: Aprender a Vivir. Aunque el título suena a libro de autoayuda es realmente un intento de un filosofo contemporáneo francés de presentar cinco distintos momentos de la filosofía y su evolución desde la época de los griegos hasta la filosofía contemporánea. Aunque no estuve de acuerdo con algunos de sus apreciaciones sobre la filosofía, especialmente su desprecio por el principio budista del desapego, el libro me gustó. Y bueno, el libro ha estado conmigo más de un mes pero no me ha gustado tanto como para releerlo de nuevo.
Este día estuve conversando con Gl, mi querida amiga de PDX a quien conocí en mi primer viaje en Portland, me hospedó en su casa unos meses en mi segunda visita y siempre se preocupó por mi situación aún en mi tercera estadía. Espera venir a principios del otro año -por cuarta vez?- para realizar trabajo voluntario con Habitat para la Humanidad y me ofreció en un correo que me envió más tarde traerme los libros -en inglés- que me interesaran.
En su correo también me envió un listado de ciertos hechos que me ocurrieron en su ciudad y que podría utilizar para escribir por acá. Ah si, también se ha convertido en una asidua lectora de este blog.
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