lunes, 2 de octubre de 2023

Días azules otra vez... Blue days again... Encore des jours bleus...

Ando, otra vez, de bajón... no sé cuántas veces he escrito de estas entradas durante los últimos diez o doce años pero estoy seguro que han sido bastantes: aún no he aprendido a sobrellevar esos días en los que no quiero hacer nada, ni ver a nadie, ni enterarme de nada...

Empezó ayer -o quizá había empezado antes pero no lo había notado- no recuerdo mucho lo que estuve soñando pero creo que fue algo que me dejó nostálgico o melancólico; creo, o vislumbro que tuvo que ver con el almuerzo que tuvimos con mis hijos mayor y menor el sábado... de pronto dejé de encontrarle sentido a todo... o al menos a todo lo que estoy haciendo.

No creo -o no sé, realmente- si tiene que ver que a Rb le diagnosticaron una afección cardiaca la semana pasada y ha estado desde ese día -miércoles, creo- nomás insistiendo en que su fin está cerca; incluso creando un documento con todas las instrucciones necesarias para hacerse cargo de sus perros.

Toda la semana pasada estuvo normal en la rutina post horario laboral; lo diferencia fue que por los cambios administrativos que estamos sobrellevando ahora ya no marco entrada y salida; nomás registro el número de horas que estoy laborando cada día.

El jueves pasado por la mañana uno de los programadores del equipo nos estuvo explicando de forma somera la forma en la que trabaja el sistema; por la tarde el analista más nuevo de mi equipo nos convocó (somos tres) a otra reunión para conversar sobre una propuesta de nuestra definición de equipo y su integración dentro de la nueva área.

El viernes también nos convocó el jefe de los programadores del país más poblado del mundo para explicarnos la extensión del sistema en el cual debemos empezar a familiarizarnos y por la tarde mi antigua directora programó una reunión para esta mañana para discutir el mismo tema del jueves por la tarde.

La reunión de la directora se llevó a cabo hoy por la mañana y la verdad es que nadie tiene claro todo el panorama de lo que debemos hacer -al parecer deberíamos definirlo primero- ni la mejor forma de encarar la situación... creo que por fín está empezando a afectarme esto.

Rb había estado con molestias en la caja toráxica desde la semana pasada y el miércoles acudió a la clínica más cercana de la liga del corazón; según ella no esperaba muchas novedades pero el cardiólogo le indicó que su condición era de pre infarto.

La noticia la afectó bastante y ha tenido varios periodos de llanto pero en general lo que empezó a hacer fue a comentárselo a las personas a las que frecuenta -vecinos y personas de sus redes sociales- y provocando incomodidad por su deseo aparente de morirse rápido.

La verdad no creo que sea para tanto, pero, por otra parte, yo tengo una actitud bastante estóica con respecto a la vida y la muerte: o sea, naces y algún día morirás; a todos les ha pasado y a todos nos pasará; si no te mata una cosa te mata otra... en fin.

El sábado acudí a la biblioteca municipal para conversar sobre la soledad; ese era el tema: la soledad según Schopenhauer y Thoureau; al final, como casi siempre, acabamos hablando de muchos otros temas, pero no es algo que me moleste.

Y esto porque mi interés principal es continuar la relación con mis hijos locales; pero, creo que esto fue lo que me empezó a deprimir ese día; fuimos a almorzar a un lugar con precios más altos de lo habitual y al final como que me empecé a cuestionar si tiene algún sentido algo de lo que hago.

Quizá tuvo que ver que andaba desvelado; y que la noche anterior había caido en un exceso que no visitaba desde hacía muchos años: la gula; y no fue intencional; o en principio intencional: hace diez años conocí a Rb en la fiesta de cumpleaños de un voluntario -él cumplía treinta años-.

Este mismo personaje estaba ahora celebrando sus cuarenta años y organizó una celebración en un lugar habitual para quienes gustan de las bebidas alcohólicas; personalmente no me gusta este tipo de celebraciones y como creí que no iba a haber comida formal nada más llegué ordené una hamburguesa bastante grande.

Eso fue un poco después de las siete de la noche; y resulta que sí había cena incluída: un pollo a la plancha con sopita y una gaseosa; o sea que tomé dos cenas bastante pesadas cuando usualmente lo que como por las noches son un par de onzas de papaya y una galleta soda.

Total que al día siguiente estaba sintiendome bastante mal; pero no tomé nada, me limité a no ingerir ningún alimento sólido durante todo el día; incluso en el almuerzo con mis hijos ellos ordenaron la opción más grande y yo nomás compré un vasito de helado.

Luego del almuerzo pasé a dejar a mi hija mayor a su habitación y le pedí a mi hijo menor que me acompañara al café internet de la universidad pues había enviado un par de archivos a imprimir: un plano de la casa del puerto y un ejercicio de dibujo.

Luego de recoger las impresiones pasé a dejar a mi hijo a su habitación y me dirigí al comercial en donde estacionamos el automóvil en la primera vuelta de las elecciones generales; como ese día se vencía el CDP de diez mil dólares que había adquirido tres años antes creí que ya podía trasladar el dinero a una de mis cuentas de ahorros.

Pero no, para que el trámite pudiera realizarse debía de esperar un día más; por lo que retorné a mi casita; había notado cierta pequeña diferencia al momento de arrancar el automóvil las últimas veces que lo saqué pero no creí que fuera nada grave.

Y sí era, el domingo temprano nos dirigimos con Rb a la tienda en la que adquirimos frecuentemente ropa y zapatos y cuando abordamos el automóvil para retirarnos el auto no encendió; afortunadamente tenemos cables para pasar corriente y afortunadamente Rb es bastante sociable por lo que no fue difícil arrancar el auto.

Conduje durante más de veinte minutos para darle tiempo a la batería para que se cargara; uno de los cables también estaba flojo por lo que pensamos que esa era la causa de la descarga; luego pasamos a un comercial a comprar el filtro de agua que debemos cambiar cada dos años y al banco a realizar el traslado.

Al retornar al automóvil nuevamente nos quedamos varados; habíamos pensado comprar en el mismo lugar una batería pero pasó un joven en un automóvil y amablemente nos pasó corriente; luego dejé el auto media hora encendido fuera de la casa para darle más tiempo de carga.

Por la tarde había planeado acudir a una feria asiática luego de llevar a Rb a la iglesia; pero, definitivamente la batería murió y no pude sacar el automóvil; Rb se dirigió en bus a su iglesia y yo pedí un uber-moto (3 dólares) para dirigirme al lugar de la feria asiática.

Cuando tenía hijos pequeños andaba constantemente en búsqueda de este tipo de actividades pero ahora que ya son adultos no me atraen para nada; excepto que en esta ocasión mi ex supervisora -que ahora trabaja en una empresa de outsorcing informático de Argentina- me había comentado que quizá nos mirábamos allí -ella llegaría con su novio; mi ex manager-.

La feria asiática era como una kermesse escolar, con muchos puestos de venta de baratijas de cultura japonesa y coreana; algunos puestos de comida de la misma región y un pequeño espacio en el que mi ex supervisora se había anotado para recibir una clase de dibujo de manga.

Llegué casi cuando empezaba su clase y nomás fuí a saludarla, luego me pasé la siguiente hora conversando con mi ex manager; quien tiene quince años menos que yo y percibe un salario como del doble; fue una hora interesante.

Luego de terminada la clase me despedí de ambos y me dirigí a tomar el Transmetro de la zona, luego el transmetro hasta donde tomo el busito de vuelta a casa; pero, por la hora -ya eran las seis y media- al parece ya no habían buses disponibles por lo que tomé otro bus que me dejá cerca de donde caminamos con Rb varias veces a la semana.

Cuando entré a la calle ví que tenía algunas llamadas perdidas pero no creí que fuera nada grave; sin embargo, cuando entré a la casa de Rb la encontré casi llorando y empezó a reclamarme por no responder a ninguna de las diez llamadas que había intentado.

Como no me gusta el drama me retiré a mi habitación y me estuve leyendo un rato antes de salir a cenar; al final estuve un rato acompañándola en su habitación y me retiré temprano pues hoy debíamos de acudir temprano a su cita para realizarse una ecografía.

Y a ver cómo sigue eso...


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