miércoles, 14 de febrero de 2024

Desvelos y silencios... Sleepless nights and silences... Nuits blanches et silences...

De vez en cuando no puedo dormir... me sucede desde pequeño: por alguna razón nunca formé el hábito de bajar el ritmo al anochecer y muchas veces llego hasta altas horas de la madrugada dando vueltas en la cama; y también odio dormir de día... siento que se altera mi ciclo y entonces me cuesta más volver a dormir de noche.

La mayor parte de mi vida he dormido solo -aunque de niño creo que al inicio toda la familia dormía (vivía) en la misma habitación y luego compartía habitación con mi hermano mayor-; excepto en la década que viví con la madre de mis hijos -y quizá un par de años antes de que RB adoptara a su última perra-.

Pero -desde que sobrepasé la cuarentena- he aceptado que una mala noche de sueño es solo eso: una noche sin dormir; trato de leer, o meditar, o simplemente relajarme; y me digo: si no puedo dormir hoy seguramente que mañana lo lograré.

Así que me pareció muy raro el comportamiento de Rb de hace un par de años: se desesperaba por no poder dormir y temía que nunca volvería a dormir; y fue al médico y al psicólogo por esta razón; y probó con tés, medicina para los nervios y técnicas de respiración.

Y luego ocurrió lo de Enero: por motivo de mis viajes diarios a la segunda jornada médica en la que participé Rb tuvo un par de noches en los que -al parecer- no pudo pegar los ojos; por la preocupación de mis caminatas de madrugada y el viaje a otro departamento.

Y este día: me levanté a las seis de la mañana -me rinden bastante esas dos horas antes de la hora inicial de mi jornada laboral- y vi que la luz de su habitación estaba encendida; poco después salió pero se veía bastante alterada y me comentó que no había podido dormir nada.

Regresó a la cama pero unos minutos después volvió a salir y luego de pedirme que habláramos, me comentó que no había podido dormir pensando en que a finales de este mes voy a ir a uno de los departamentos más peligrosos del país y que no le veía sentido a lo que hacía.

Y esto último es porque cuando me enteré del nombre del grupo que organiza esta tercera jornada médica me di cuenta que son cristianos -o Christ centric- y comenté en voz alta que no creo que pudiera trabajar con ellos -y no por mí, sino porque este tipo de organizaciones usualmente piden credenciales religiosas-.

Total que tuvimos una conversación bien tensa -lo primero que me pongo a pensar cuando sucede (que han sido tres o cuatro veces en esta década) es que volveré a vivir solo, y la verdad no me pesa tanto el pensamiento- y luego se quedó despierta y yo nomás continué trabajando...

Y a ver cómo va eso.

El jueves pasado, luego de la jornada laboral, fuimos a la tienda en donde compré mi anterior teclado bluetooth para reponer el que eché a perder el día de mi cumpleaños; también pasamos a un supermercado y adquirí los ingredientes para el desayuno que había planeado para el sábado.

El viernes pasado se nos pasó por alto salir a repartir los güisquiles cocinados el día anterior y, aunque consideramos realizar las entregas luego de la rutina de ejercicio post jornada laboral, nomás lo dejamos para el día siguiente.

El sábado me levanté a las cuatro de la mañana y luego de bañarme metí en mi mochila los ingredientes que había preparado el día anterior y me dirigí a la casa de mi amigo que vive al otro lado de la ciudad; el trayecto ya lo había realizado el penúltimo mes del año pasado.

Caminé hasta el lugar en donde pasan los buses intermunicipales y luego tomé dos unidades del Transmetro para llegar al Obelisco; allí tomé un bus hasta carretera al Salvador y allí me metí a un Mc Donald´s para pedir un Uber moto (dos dólares y medio).

Total que llegué a la casa de mi amigo a las siete menos cinco; como ya me había conectado a su red el año pasado utilicé la misma para llamarlo por WhatsApp, pero no me respondió; aproveché para completar la lección de Duolingo que había iniciado en Mc Donald's y me dispuse a esperar.

Un poco después salió mi amigo y me comentó que la noche anterior habían tenido un encuentro de poesía -su esposa ha publicado dos o tres libros- en un restaurante cercano y que la celebración se había alargado bastante: no había tenido tiempo de limpiar la estufa.

Esperé en su comedor un rato en lo que se ponía al día -viendo los destrozos que su nuevo perro había hecho en un sofá de la sala- y luego nos dedicamos a preparar el desayuno: Omelettes de jamón, peperoni, salami, champiñones, chile pimiento y cebolla; frijoles refritos y café.

Luego nos dimos un festín con la comida y estuvimos conversando un poco sobre la actividad que habían realizado, su trabajo y la forma en la que han tenido que acoplarse a tener una nueva mascota -su anterior perro fue atacado por un perro que se soltó de sus dueños-.

Estuve en la casa de mi amigo hasta las diez y media -su esposa y una de sus amigas se levantaron como a las nueve pero se prepararon su propio desayuno y lo tomaron en un área aparte- practicando al final los dos últimos pasos de mi solución del cubo de Rubik de 3x3x3.

Y claro, al enseñar un tema, he aprendido un poco más de detalles de la solución del cubo de Rubik de 3x3x3: varios pasos que les enseñé a mis hijos como condicionales pueden ser resueltos con una misma serie de movimientos -pero con el doble de los mismos-.

A las diez y media iba a pedir un Uber moto pero mi amigo se ofreció a llevarme -en su moto- al lugar en donde podía tomar un bus para bajar al Obelisco; el viaje se realizó sin contratiempos y desde el Obelisco caminé hasta una estación del Transmetro.

Luego transbordé pero no me di cuenta que había tomado una unidad que iba directamente hasta la estación del sur de la ciudad: total que me tocó realizar el trayecto hasta este lugar y de allí tomar otra unidad para retornar las dos o tres estaciones hasta el lugar en donde tomo el busito hasta casa.

Al final estaba entrando a mi casita a las doce y treinta y tres; o sea, casi en el mismo tiempo que me tomó realizar el viaje de ida; vine aún a tiempo de ayudar a Rb a preparar el almuerzo -una gran ensalada con pollo- y luego de sacar a caminar a sus perros fuimos a repartir los güisquiles del jueves.

Por la tarde estuve en comunicación con mi hija y mi amigo pues este último me había comentado que quería adquirir una soldadora y yo le había indicado que mi hija tenía una TIG; al final acordó que se la compraría -cien dólares- pero luego, al día siguiente, me mandó un mensaje de voz desdiciéndose de la compra.

El domingo Rb no fue a la iglesia y aprovechamos para visitar la tienda de segunda mano en la que nos proveemos de ropa y accesorios: compré un par de boxers para hacer ejercicios ya que le que he estado usando desde el año pasado ya empezó a romperse.

Por la tarde -después de ver una parte de una película de acción- estuve leyendo pero creo que, por haberme levantado tan temprano el día anterior, estuve dormitando; en todo caso terminé el libro que estaba leyendo sobre la suerte.

El lunes había planeado empezar a trabajar desde temprano pero cuando la alarma sonó a las seis de la mañana nomás la fui posponiendo hasta más de las siete y media; de todos modos el trabajo ha estado un poco más interesante pues he estado explorando un poco más el ambiente de pruebas.

Le había comentado a Rb que iba a esperar a que me contactaran de la tercera jornada médica antes de pedir vacaciones pero, como no me gusta dejar las cosas al tiempo, ayer le escribí a la secretaria: le comenté que su jefe me había entrevistado y le pedí más información sobre el evento del fin de mes.

Y esa fue una de las reclamaciones de Rb: que no hice lo que había dicho (esperar) sino que yo había contactado a este grupo; la secretaria me envió la información y le escribí a mi manager -el lunes había retornado a laborar luego de su período de baja pre y post natal-.

Mi manager me pidió que le escribiera al pm y los managers técnicos y contables, para la aprobación de esos días de vacaciones, y luego de completar todo el proceso en nuestro sistema interno de gestión le confirmé a la secretaria mi participación en la actividad.

Al final la cosa está así: son tres días porque el primero y tercero se consideran las seis horas de viaje entre la ciudad y la cabecera municipal de este gran departamento del sur; todas las actividades se realizan el segundo día y entre el programa se contempla el reembolso de los pasajes, el hotel de dos días, la cena del primer día, las tres comidas del segundo y el desayuno del segundo.

Le comenté a Rb todos los detalles pero también se me salió el comentario de que no creía que fuera a trabajar con ellos, luego de ver que era una organización religiosa; esta fue otra minucia que no dejó dormir a Rb anoche: que nomás fuera a capacitarme sin tener intenciones de trabajar.

Ayer, luego de la jornada laboral, caminamos hasta los supermercados que están en dirección norte y nomás compramos una paleta de silicón en la tienda donde nos proveemos de insumos para el hogar; luego también compramos aguacates en la tienda del señor que nos trae verduras.

En el camino comentamos un poco acerca de mi próximo viaje y Rb se mostró un poco contrariada por mis planes: por qué hacerlo presencial, por qué hasta ese departamento -uno de los que más tienen presencia del crimen organizado- y así.

Por la noche Rb tuvo una reunión de trabajo por lo que casi no compartimos tiempo en su habitación pero, aún así, completamos nuestras lecciones de Duolingo y yo avancé un poco en la película de acción -con JLo- que he estado viendo en su computadora.

Luego me retiré a mi habitación y terminé de leer In Five Years -me pareció bueno el final-; aunque no había considerado continuar leyendo ciencia ficción -no lo tenía en la lista de libros pendientes- empecé a leer The Jinn-Bot of Shantiport.

Y luego pasó el episodio de esta mañana... con lo que me puse a pensar que -quizá- si hubiera sabido quedarme callado hace veinte años quizá -sólo quizá- hubiera podido tener una familia integrada: se me pasaron muchas cosas por la cabeza mientras escuchaba a Rb, pero dije muy poco.

Pero bueno, nadie sabe nunca cómo hubiera terminado el camino no tomado; tal vez estos veinte años me sirvieron para aprender el valor del silencio; o nomás las cosas ya no me importan tanto como en el pasado; o no sabremos jamás cuál es el curso 'correcto' de acción hasta veinte años después.

Tuve un par de reuniones de trabajo esta mañana -la habitual de las ocho de la mañana y una extraordinaria a las once-; también un compañero -otro- se despidió del equipo luego de dos años y medio; además, desde las once- estuve viendo a los perros de Rb mientras ella tomó una siesta.

Un poco después del mediodía pasó el señor de las verduras y, afortunadamente, los perros no hicieron mucho relajo; salí a comprar un poco de verduras y frutas -plátanos, papas, güisquiles- y a la una desperté a Rb y recalentamos el almuerzo.

Luego sacamos a caminar a sus perros y a continuar la rutina semanal...

Y a ver cómo sigue eso.

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