A veces se despierta el instinto artístico en mi persona: de niño, nunca aprendí a dibujar a mano alzada; de adolescente quise aprender a pintar pero no avancé mucho; en la universidad compré un par de teclados pero no tengo oído -no escucho algunos tonos-.
Pero sí era muy bueno reproduciendo dibujos: soy muy bueno en el dibujo técnico y dibujar a escala me gustaba en mi época universitaria; y hace unos años empecé la temporada con un reto de dibujo; y me gustó -en general- el resultado.
Hace cuatro o cinco años imprimí la ronda de noche en treinta o cuarenta hojas tamaño carta y la armé en la pared de la última habitación en la que he vivido solo; estuvo muchos meses en el lugar; y este año había pensado realizar algo similar: cada mes imprimir una obra de arte famosa y colgarla en mi habitación.
Pero esa intención no llegó a nada; y ya empezamos el segundo mes del año; pero sí encontré una forma de agrear arte a mi vida este año: decidí que, a la par de leer Les Yeux de Mona, voy a ir publicando las obras que menciona el libro (cincuenta y dos en total) en una simple app de React; actualmente llevo diecisiete obras.
Y a ver cómo sigue eso...
El lunes pasado me levanté a las siete y media; a pesar del exceso de alimentos del día anterior no tuve dificultades para dormirme; lo que sí creo que me afectó fue en el tema de los sueños: durante la madrugada me desperté por un sueño bastante vívido.
En el mismo me encontraba en Honduras; con Rb, viajando en un autobús y con muy poca información sobre el viaje; intentaba conversar con alguna persona del lugar pero eso no iba muy bien; creo que incluso una parte del sueño fue en inglés.
A las siete y media la alarma del celular sonó y me levanté a meditar; después retorné a la cama y resolví el Wordle del día; luego encendí la computadora del trabajo; pero encontré un mensaje del PM cancelando la reunión diaria.
Me quedé en la cama haciendo las lecciones de Busuu -ya voy al veinticinco por ciento del contenido-; y publicando la entrada semanal del blog; después me levanté a desayunar; durante la mañana avancé un poco en el libro de francés; también me percaté de mi adición a un grupo de whatsapp para la capacitación de la otra semana en el departamento más grande al lado de nuestro vecino del norte.
Por lo que le escribí al Dev más antiguo de nuestro equipo -el que actúa como manager- y le pedí su autorización para ausentarme los últimos tres días de la próxima semana; a lo que accedió; le envié una copia de la conversación a mi supervisora y conseguí la aprobación de las vacaciones en el sistema.
Y a las once me metí a la cocina a preparar nuestra versión de tortilla española: dos libras de papas -cubos cocidos-, dos chiles pimientos, media libra de champiñones, media libra de pollo en trozos; pero era tanto el relleno que tuve que utilizar dos huevos extras (diez en total).
La parte más difícil (voltear la tortilla) me salió mejor que la última vez (nomás una pequeña parte del borde se quedó pegada a la sartén); almorzamos eso con un poco de ensalada; luego sacamos a caminar a los perros.
Un poco después lavé los trastes del almuerzo y me preparé un café (y un té de manzanilla para Rb); lo acompañé con una galleta de chocolate y el último cuarto del pastel de tres leches que compré el sábado.
Al final de la tarde hicimos los ejercicios de la rutina de los lunes; después del baño me metí a la cama de Rb a hacer los ejercicios de DUolingo, Busuu, IT Foundation; y ver un poco del primer capítulo de la serie de Dune; y por fin terminé la parte del libro de francés.
El martes me levanté a meditar a las siete y media; me parece que un poco antes de despertarme estaba teniendo -se están multiplicando- otro sueño en inglés -o en francés/portugués-; después de la meditación intenté resolver el wordle del día pero perdí mi racha en el número dieciocho.
La palabra era fever; pero no ayudó que ‘encontrara’ temprano las últimas dos letras; en la reunión no hubo participación de mi área pero, el dev más antiguo del equipo, pidió expresamente al PM que nos asignara unas tareas para completarlas en el día.
El PM nos convocó a una reunión express luego de la reunión diaria -pero el analista que menos bien me cae no estaba disponible por causas médicas- para repetir la petición del Dev más antiguo; luego nos quedamos nomás los tres analistas en la reunión.
Y para activar el día distribuí de forma rápida las tareas entre los tres y me dediqué el resto de la jornada a completar la tarea que había elegido; nomás paré un rato a las once para hacer unas lecciones de Duolingo (en el reto semanal estamos juntos con Rb) y al mediodía para almorzar.
Después del almuerzo -tortilla española con sopa de pollo- sacamos a caminar a los perros; luego le escribí al PM pues había encontrado cambios en el documento con las tareas que estábamos realizando; y, por supuesto, concluí que lo que hacíamos era bastante irrelevante.
De todos modos me agradó tener un día ocupado (Rb había estado desde el día anterior bastante concentrada en la preparación de unas guías que le pidió nuestra editora, el día de nuestra visita); después de sacar a caminar a los perros continué con el trabajo; tomando únicamente un poco de tiempo para lavar los trastes, preparar las bebidas de la tarde y completar un par de lecciones de Busuu.
Al final de la jornada laboral ya había terminado la asignación; pero me dí cuenta que habían cambiado el documento original, por lo que -afortunadamente- tendré más trabajo de este tipo en los días subsiguientes.
A las cuatro y media nos dirigimos a los supermercados en dirección sur: queríamos comprar un poco de banano; no me gustó la salida pues Rb se quedó un buen momento conversando con el guardia sobre el comportamiento de la señora que había venido a ofrecerle su perro.
O sea, incluso le ofrecí retornar a la casa y que me avisara cuando hubiera acabado; pero allí acabó; caminamos hasta el supermercado más lejano en dirección sur; Rb consiguió uvas y en el siguiente mercado compramos bananos; luego, en la tienda, compramos una papaya y unas manzanas verdes.
Cuando entramos a la colonia Rb volvió a quedarse conversando con el guardián; pero está bien porque nomás completé el camino a casa; en donde me preparé la cena: galletas de garbanzo con frijoles y papaya.
El día anterior estuvo un poco animado en el área laboral; pero para el miércoles básicamente volvimos a la normalidad: el poco efecto que tiene lo que estamos haciendo en el desarrollo del proyecto -y ya llevamos más de un año en el mismo-.
Me levanté a las siete y media a meditar; luego entré a la reunión -en la que ya no volvimos a participar- y después me quedé en cama haciendo las lecciones de Duolingo y Busuu; después me levanté a desayunar y luego me quedé en la mesa del comedor; actualizando el código que he estado escribiendo para mostrar las obras de arte de Les Yeux de Mona y mejorar las preguntas de ITIL Foundation.
Almorzamos lo mismo de toda la semana: tortilla española con ensalada; cuando sacamos a caminar a los perros pasé revisando la llanta del auto -pues habíamos quedado con Rb de acudir por la noche al supermercado en donde compramos artículos a granel- y estaba un poco baja.
Al terminar la jornada laboral hicimos los ejercicios de la rutina de los miércoles y, después del baño, me puse a hacer Duolingo y Busuu; después ví un poco del primer capítulo -no paso del mismo- de la serie de Dune.
A las siete -un poco después de que Rb cenara- nos dirigimos a la sucursal local del supermercado donde compramos artículos a granel; Rb compró un par de bolsas de comida para sus perros y yo compré un botella de jabón de trastes, para el apartamento de mis hijos; también compré, en la salida, un hotdog; el que ingerí en las mesas del lugar; luego retornamos a casa.
El jueves me levanté a las siete y media y, después de meditar, me quedé en la cama para atender la llamada diaria, hacer Duolingo y Busuu; Rb entró a despedirse antes de dirigirse al supermercado del centro histórico y me levanté a prepararme el desayuno.
Trabajé un poco en la mañana en las tareas que le han asignado al equipo -aunque a nadie en particular-; cuando Rb retornó, al mediodía, me trajo un par de zepelines de los que compro cuando visito a mis hijos.
Almorzamos lo mismo de toda la semana -tortilla española y ensalada- y, después de sacar a caminar a los perros, preparé el café y té de la tarde; el café lo tomé con un cuarto de un zeppelin; a media tarde abordé el auto y me dirigí a un pinchazo que queda a la altura del supermercado más alejado en dirección sur: la llanta que reparada un par de semanas atrás seguía perdiendo aire de forma paulatina.
La fuga de aire no era tan marcada pero, después de cinco días, ya se notaba la falta del mismo; tanto que en vez de dirigirme directamente al pinchazo; pasé a una gasolinera del otro lado del boulevard a rellenarla.
En el taller de llantas me atendió un joven y no logró encontrar ningún agujero -de forma obvia-; le echó agua jabonosa por todas partes y no se veía ninguna burbuja; luego le echó al aro y me dijo que podía ser que necesitara limpieza y la aplicación de un sellante.
Por eso me iba a cobrar cuatro dólares; pero le sugerí que revisara la válvula y, para asegurarnos, acordamos cambiarla (en total ocho dólares); se puso a trabajar en el acto: separando el neumático del metal, lijando el mismo y aplicándo un gel al caucho; también cambiando la válvula; terminó el trabajo, le pagué y retorné a casita.
Al terminar el horario laboral nos dirigimos a los supermercados en dirección norte; no necesitábamos específicamente provisiones, pero, aprovechamos estas caminatas para ver si encontramos bananos verdes en el supermercado; también compré, en el camino de vuelta, el pan de mis desayunos de los fines de semana.
Por la noche, después de Duolingo y Busuu, hice un repaso de las trescientas treinta y un preguntas para el examen de certificación de ITIL Foundation; me llevó casi cuarenta y cinco minutos y obtuve nomás veintidós incorrectas; además, me dí cuenta que el texto de una pregunta está incompleto.
Por la tarde había terminado el libro de No ficción en turno: How Google Works; por lo que bajé el siguiente: How to tell when we will die; que es de una artista/biracial/discapacitada/emo/bruja/etc; me planteé no leerlo por su vena artística; pero decidí al final que sí.
El viernes era el último día del mes; por la mañana me escribió mi segunda ahijada profesional para comentarme que al día siguiente habría una aglomeración de motocicletas en el centro debido a la Marcha del Zorro -una peregrinación en ese tipo de vehículo a Esquipulas-; le comenté que iba a usar transporte público.
En la reunión diaria no hubo muchas novedades; de hecho cuando entré -faltando un minuto para la hora- el PM estaba comentando que las asignaciones seguían sin cambio; terminé de hacer el Wordle del día: llevo tres día de racha, luego de perderla con dieciocho días sin errores.
Estoy considerando pagar Busuu -o su servicio premium- por uno o dos meses; son seis dólares y algo y me parece que los ejercicios de conversación pueden ayudarme a mejorar mi francés -es el área menos desarrollada en ese idioma-.
Al mediodía almorzamos pescado -la mitad de uno- con un poco de arroz de la semana pasada y un poco de ensalada; la rutina de la tarde estuvo normal: caminata con los perros, lavado de trastos, preparación de bebidas calientes; y al final de la tarde la rutina de ejercicios.
Luego del baño Rb me pidió que la acompañara a la tienda de las verduras pues necesitábamos otro cartón de huevos; me llevé mi cubo de Rubik de 5x5x5 porque me aburre esperar mientras conversa con la señora -o la hija, o el esposo, o cualquier persona-.
El sábado -primer día de febrero- había programado un desayuno con mi ahijada profesional; habíamos acordado reunirnos en el centro histórico, por lo que había decidido no utilizar el auto (las tarifas de parqueo son altas y se preveía una aglomeración de motocicletas por la Marcha del Zorro).
Como quería hacer Duolingo y Busuu antes de salir puse la alarma del reloj para las seis de la mañana; a esa hora me levanté (con dificultad porque me había acostado tarde) a meditar y luego retorné a la cama: completé el wordle del día, las lecciones de DUolingo y las de Busuu.
Había considerado desayunar antes de salir -lo hago así a veces pues, a veces, el desayuno se tarda un poco en llegar-; pero al final salí de la habitación -después de todas las lecciones- a las siete y diez; me bañé y salí a tomar el bus.
El busito pasó antes de las siete y media y un poco antes de las ocho estaba en el comercial en donde está la estación del Transmetro; en ese lugar pasé a dos cajeros para obtener un par de cientos de la moneda local.
Abordé el transmetro y estaba apeándome en la estación del mercado del centro histórico un poco después de las ocho y cuarto; como la reunión estaba prevista para las nueve, y estaba a diez o doce calles de distancia, decidí caminar despacio; incluso me metí -casi a la mitad del camino- a una parroquia, para observar las pinturas clásicas -algunas muy deterioradas- del lugar; al final llegué al lugar con cinco minutos de anticipación.
Mi ahijada llegó un poco más tarde y nos pusimos en la fila para que nos asignaran una mesa; el lugar es bastante agradable: es una casa antigua -muy antigua- convertida en restaurante; algunas mesas están en el interior y otras en el jardín.
Nos asignaron una mesa en el interior y ordenamos un par de desayunos típicos (por quince dólares); estuvimos en el lugar por un par de horas; entre desayuno y conversación: ella tuvo que aplicarle eutanasia a su perro más grande, en la última semana del año pasado.
Un poco después de las once mi ahijada me propuso que tomáramos un helado en la avenida más popular del centro; a la cual nos dirigimos; en una de las heladerías más antiguas del país ordenamos un par de helados (la cuchara de plástico del mío tenía un cabello; y, aunque estoy convencido que era mío, me quedé con la duda).
Estuvimos nomás un rato en el lugar pues yo había previsto retirarme del centro a las once y ya había sobrepasado ese tiempo; me despedí de mi ahijada y me dirigí a tomar el Transmetro; el cual pasó bastante rápido; luego caminé al comercial donde se estacionan los busitos y, finalmente, llegué a casa un poco antes de la una.
Vine a encontrar a Rb a la mitad de la preparación del almuerzo -y con la novedad de que se había recortado el cabello-; y me propuso sacar a caminar a los perros antes del mismo; lo que hicimos en el acto.
Por la tarde cambié las sábanas de mi cama y puse en la lavadora la carga mensual de ropa sucia; de acuerdo a lo programado; luego estuve leyendo un poco de Hackers y Painters, actualizando la aplicación en donde estoy publicando las obras de arte de Les Yeux de Mona y viendo un poco de Dune, la serie; por la noche preparé la gelatina de los desayunos de la semana.
El domingo la alarma sonó a las seis de la mañana; Rb tenía que estar en su iglesia a las ocho y media por lo que habíamos planeado salir de aquí a las ocho; pero no me levanté a las seis; apagué esa alarma y seguí durmiendo hasta las siete.
A las siete me levanté a meditar -me costó bastante levantarme- y después salí a preparar el desayuno de los fines de semana; a las ocho encendí el automóvil (afortunadamente funcionó la limpieza del aro pues no hubo más fuga de aire) y nos dirigimos a la iglesia.
Cuando retorné a casa me puse a hacer las lecciones de Busuu (terminé la parte final del curso de francés -de cuatro-, por lo que planeo pagar seis dólares por un mes práctica de conversación) y Duolingo.
Luego me puse a avanzar un poco en Hackers and Painters; además, pagué los doce dólares que costará el transporte para la actividad de voluntariado a la que me anoté para el tercer domingo de este mes: iremos en grupo a un departamento del interior a realizar una actividad recreativa con un grupo de niños: piñatas, juegos, comida y obsequio de ropa a las madres.
También estuve conversando con mi hijo menor: me pidió cambiar el horario de nuestra reunión del tercer sábado de este mes; al parecer estará en un curso de arte en la escuela municipal, por lo que llegaré a su casa a las ocho de la mañana ese día.
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