Una de las razones por las que llegué al templo Zen al que acudí durante seis meses -durante el último de mis tres viajes al Imperio del Norte- fue la lectura de Eat, Pray, Love; o sea, el libro es como un chick flick, pero, al terminar de leerlo dije: debo, por fin, empezar a meditar.
O sea, había leído sobre el budismo mucho antes -y me había parecido algo muy deprimente-, pero me llamaba la atención la meditación; entonces me puse a buscar lugares para la práctica -internet no era tan tan popular aún-.
Acudí a un centro de yoga, a un templo -que me pareció- hindú y, finalmente, al templo Zen en donde tuve mi primer acercamiento -formal- al budismo; y estuve meditando continuamente durante casi seis meses.
Leí varios libros sobre Zen, algunos sobre meditación y algunos sobre budismo; también leí un poco sobre la autora de Eat, Pray, Love -un poco después Julia Roberts la personificó en la adaptación cinematográfica- y, luego, ya en el país; ví algún que otro libro de esta señora, en la biblioteca en la que pasábamos mucho tiempo con mis hijos.
Allí ví el libro La Firma de todas las cosas; pero antes me había enterado que había escrito Commited; en donde contaba cómo había decidido casarse con el tipo con el que termina en el libro anterior; pero la implicación era que lo había hecho nomás para que no lo sacaran del Imperio.
Luego, hace unos meses, leí un artículo en el que explicaba por qué había dejado de preocuparse de su cabello: había decidido utilizar el cabello casi al rape; y me enteré de esto porque una escritora de nuestro pequeño vecino del sur la estaba tomando como modelo a seguir.
Y esta semana me enteré de su último libro: Hasta la orilla del río; en donde habla sobre su adicción a las relaciones, el tiempo que estuvo de pareja con su mejor amiga -moribunda- y luego, con el compañero de cuarto de esta.
Creo que todo se resume en una imagen -del canal de Youtube de literatura en donde me enteré de la última parte-; en la imagen hay tres cuadros mostrandola a ella -con una persona diferente en cada una- y con estas frases: Novelista se casa con el hombre de sus sueños. Se enamora de su mejor amiga. Inicia una relación con el amigo de su amante fallecida.
Un rollo...
El martes me levanté a las seis y media; desde el día anterior había decidido que ya no completaría los wordle diarios: la verdad es que -más que todo, por la situación laboral- mi ánimo había estado bastante bajo durante el último tiempo.
Medité, jalé la computadora a la cama y entré a la reunión diaria; la cual estuvo un poco diferente: en lugar de revisar la lista de hallazgos el PM retornó al reporte individual de cada desarrollador; fue una reunión bastante corta.
Un poco más tarde -pero no mucho- el supervisor en el Imperio del Norte nos llamó desde el grupo de la reunión del mediodía; pero los dos compañeros que menos bien me caen no pudieron ser localizados; nomás entramos el otro analista y yo.
La reunión estuvo terrible: básicamente la persona esta cuestionándonos sobre las razones por las que las tareas no habían sido completadas en el tiempo estipulado -el día anterior-; luego nomás nos advirtió que luego tendríamos reuniones uno a uno.
Pero el día se fue a peor: a mitad de la mañana perdimos el acceso a los servidores en el Imperio del Norte; consultamos con nuestro supervisor y nomás nos comentó que estaban teniendo problemas con el internet en las oficinas centrales.
Estuvimos el resto del día a la expectativa; yo también temiendo la reunión; pero no hubo retorno en el acceso; ni tuvimos la reunión del mediodía; o sea, el resto del día lo pasamos nomás a la espera.
Desde la semana anterior estaba previendo una semana difícil: la supervisora había convocado a la reunión/almuerzo trimestral en un restaurante cerca de su vivienda; y, debido a las lluvias de los últimos días, el tránsito ha estado más pesado que de costumbre.
Eso estaba previsto para el miércoles; la reunión estaba programada para el mediodía; además, había programado el primer día de vacaciones para el jueves -el día siguiente-; por último, estaba considerando reunirme con mi amigo el poeta: quería entregarle los dólares que no me recibieron en el banco.
Y es que mi amigo ha estado viajando en los últimos años a nuestro pequeño vecino: la medicina es más barata allí y, al parecer, debe de proveerse de varios medicamentos cuyo costo es menor allí; además, la economía allí está dolarizada.
La semana anterior le había escrito a mi amigo para invitarlo a una cena, y ofrecerle los billetes que no me habían aceptado en el banco; pero el día anterior le escribí para comentarle que las cuestiones laborales estaban intensas y que mejor dejábamos la reunión para el siguiente mes.
La noche anterior, también, tuve una extensa y animada conversación con el segundo hijo del hermano menor de mi padre -biológico-: cerró auditoría hace unos años pero se ha dedicado nomás a trabajar en call centers; fue una extensa conversación muy animada sobre literatura.
Pero bueno, estaba previendo una semana difícil; pero, a media mañana la supervisora escribió al grupo local comentando que debía hacerse cargo de una emergencia con su hija -tiene apenas un año- y que estaba moviendo la reunión para la siguiente.
A las tres y media empecé a realizar la limpieza que hago dos veces por semana: barrido de las dos habitaciones, el baño, la cocina y la sala/comedor; luego trapeado de las mismas áreas; no me lleva más de treinta minutos.
Despues, un poco después de las cuatro, nos dirigimos a los supermercados en dirección sur; en el más lejano compré un paquete de queso para sandwiches y una bolsita de crema -el sábado había programado un desayuno con mi amigo autista-.
En el otro supermercado compramos bananos y lechuga; además compré pepperoni, salami y jamón de pavo; para mis desayunos del fin de semana; aunque el día estuvo gris -y había llevado una chumpa- retornamos a casa sin ninguna dificultad.
Por la noche me metí a mi habitación a hacer Duolingo, ver algunos videos de filosofía en el canal de Roxana Kreimer y leer un poco del libro de eutanasia que he estado leyendo fuera de mis líneas normales de lectura.
El miércoles fue un día super lento; me levanté a las cinco y cuarto, medité y entré a despertar a Rb; hicimos los cincuenta minutos de ejercicios sin ningún contratiempo y, luego de una ducha, entré a la reunión diaria.
Nadie más del equipo entró a esta reunión; y el primer comentario del desarrollador lider fue para confirmar si el equipo local aún no tenía acceso a las estaciones de trabajo en el Imperio del Norte (desde el día anterior, un poco después del mediodía, nos habíamos quedado sin acceso).
Le comenté que aún seguíamos sin acceso -de hecho, no había visto, por lo que entré a la VPN e intenté conectarme- y su único comentario fue 'Aaaw man'; y no obtuvimos acceso durante el resto del día; un poco antes del mediodía nuestro supervisor nos comentó que había problemas con un equipo y por eso no podíamos ingresar.
Total que todo el día fue nomás de espera; aproveché para agregar pasos a algunos procedimientos que había dejado nomás nombrados durante los últimos meses; y para avanzar en la lectura de Same as Ever.
Como el señor de las verduras no se apareción -ni le contestó a los mensajes en whatsapp a Rb- propuse que fueramos a la tienda, un poco después del horario laboral; Rb quería comprar sus frutas semanales; pero nomás compramos una papaya y un poco de culantro -no había de las frutas que Rb adquiere usualmente en el lugar.
Por la noche llegué -por fin- a un ELO de 1200 en el ajedrez de Duolingo; también ví el último capítulo de Gen V; y, para acompañar a Rb mientras veía sus series, armé los cubos de Rubik de 4x4 y 5x5; intenté continuar con la limpieza de las (últimas) preguntas de AWS pero aún voy atrasado en la tarea.
El jueves me levanté a meditar a las seis y media; era el primer día de vacaciones (obligatorio) del mes; después de meditar retorné a la cama y continué dormitando, hasta las ocho y media.
A esa hora me levanté a desayunar, pues había acordado acompañar a Rb a su visita al mercado en la ciudad; también habíamos previsto acercarnos hasta el edificio de la empresa en la que trabajo: debía recoger un formulario para inscribirla en el seguro social como beneficiaria.
Después de desayunar preparamos una bolsa para las compras y salimos a esperar el busito; justo estábamos entrando a la calle de salida de la colonia cuando vimos pasar una unidad del transporte.
Un poco más tarde pasó otro, pero este nomás iba hasta la mitad del camino, por lo que continuamos esperando; pero unos minutos después escuchamos que llamaban a Rb -apenas lo escuchamos-: era la presidenta del comité de vecinos, quien nos ofreció aventón.
Abordamos el asiento trasero del pequeño automóvil e iniciamos el trayecto; el tránsito se estaba poniendo un poco pesado; y la señora no paraba de contar las peripecias que le ha tocado sortear con el comité; también nos contó que iba a visitar a un sobrino, padece esquizofrenia y está internado en uno de los hospitales públicos más grandes de la ciudad; también está recibiendo hemodiálisis.
La señora nos acercó a unas pocas calles del lugar en donde debíamos tomar el transmetro y continuó su camino; mientras caminábamos hasta la estación me percaté que, debido a que no llevaba celular, no tenía el nombre de la persona a quién debía acudir en el edificio a donde nos dirigíamos.
Paramos un momento pero decidimos continuar; la estación del transmetro no estaba muy llena; nos apeámos en la estación de la municipalidad y caminamos hasta la estación del mercado en donde Rb usualmente compra frutas y verduras; allí abordamos la siguiente unidad.
Un poco más tarde llegamos al edificio; entré a la edificación número uno, pues recordaba que me habían indicado que allí era donde se solicitaba el formulario necesario; me enviaron al sexto nivel, pero allí me indicaron que era en el otro edificio.
En el primer nivel de este lugar está un escritorio con una recepcionista; y allí era en donde debía solicitar el documento; esperaba que me entragaran dos copias pero, al final, nomás recibí una; ahora debo realizar el trámite con el seguro social.
Después de recibir el documento salí a encontrar a Rb -por normas del lugar no puede acceder nadie sin badge- y, en la estación que se encuentra justo delante del edificio- tomamos la unidad del transmetro.
Esa nos llevó hasta el lugar en donde debíamos abordar la segunda y, después de un rato, estábamos entrando al comercial desde donde tomamos los busitos para la casa de Rb; primero subimos al tercer nivel pues ámbos precisábamos utilizar los servicios.
Luego, en el segundo nivel, compré un folder, para proteger la hoja que había recibido un poco más temprano; finalmente entramos al supermercado del lugar; en donde compramos un poco de pollo, algunos aguacates, y azúcar para el consumo de Rb.
Después del supermercado pasamos a la farmacia del mismo nivel; luego salimos a abordar el busito para retornar a casa; el tránsito estaba bastante fluido y, un poco después de la una, estábamos entrando a la calle en que vivimos.
Como ya era bastante tarde nos dispusimos a preparar el almuerzo: yo me encargué de las dos ensaladas y Rb recalentó la cuarta de las porciones de arroz con pollo e hígados; luego sacamos a caminar a los perros.
Afortunadamente el día estaba aún soleado (los tres días anteriores la lluvia había comenzado un poco después del mediodía) por lo que pudimos completar ambas vueltas sin ningún contratiempo; luego de entrar me retiré a mi habitación a leer un poco del libro de francés (Mon Mari).
Pero, realmente, empecé a dormitar; por lo que puse el temporizador para que sonara veinte minutos más tarde; cuando el tiempo se completó salí a lavar los trastes del almuerzo, pelar y picar una papaya, y preparar un café y un té.
El viernes la jornada empezó a las cinco y cuarto: medité y luego, después de encender mis dos computadoras, entré a despertar a Rb; completamos la rutina de ejercicios sin ningún contratiempo; después de tomar una ducha entré a la reunión diaria.
El resto del día estuvo bastante tranquilo: habían pronosticado un día bastante húmedo, como casi toda la semana; a media mañana tuvimos la reunión semanal con el supervisor, pero no hubo muchas novedades: me pidió que completara el ciclo de pruebas que había finalizado un par de días antes.
A media mañana le propuse a Rb que cambiáramos el grifo del lavatrastos; el empaque se había deteriorado desde hacía varias semanas por lo que no tenía tope al cerrar; nomás había que tener cuidado de no continuar girando.
Habíamos comprado un grifo unas semanas antes pero yo había estado evitando el cambio: la tubería de metal tiene una parte bastante corroída y temía que no resistiera el torque que sufriría al desatornillar la llave defectuosa.
Y en efecto, estuvo bastante complicado retirar la llave anterior: estuve forcejeando con la rosca pues, luego de cuatro años, había acumulado bastante herrumbre; entonces se me ocurrió calentarla con una veladora.
Luego de dejar bajo el acople la llama de la vela durante diez minutos volví a intentarlo; y, como no cedía, utilicé un martillo para golpear la llave de plomeria con la que estaba intentando hacerla girar; la llave se aflojó, por fin, e instalamos la nueva.
Al mediodía almorzamos pescado, acompañado de la última porción de arroz con zanahoria y pollo; luego sacamos a caminar a los perros; la tarde continuó baja en materia laboral; cuando se terminó la jornada hice la limpieza de pisos.
Por la noche terminé de ver la segunda temporada de The Peacemaker; se supone que no habrá tercera, pero quién sabe; también leí -antes de dormirme- la segunda parte del capítulo de Harry Potter e a camara secreta que llevaba a medias.
El sábado me levanté a las cinco y media; una semana antes habíamos acordado con mi amigo asiático autista que vendría a desayunar a las siete de la mañana; medité, me bañé y me metí a la cocina a preparar el par de desayunos.
Terminé la preparación cinco minutos antes de las siete; como no había comprado pan el día anterior tomé la llave de la casa y me dispuse a salir; en el patio de al lado la vecina estaba empezando a barrer las hojas que la lluvia había acumulado el día anterior.
Y justo en ese momento mi amigo estaba llegando; le propuse que me acompañara y nos dirigimos a la tienda de la esquina a comprar un poco de pan; pero allí no había, por lo que tuvimos que salir a la panadería del boulevard.
Luego retornamos y procedimos a dar buena cuenta d elos dos desayunos; Rb se levantó -con sus perros- un poco más tarde, pero retornó a su cama a ver alguna serie en su computadora.
Cuando terminamos con el desayuno le propuse a mi amigo que jugaramos dominó, con un set de Rb que no llega hasta seis:seis, sino hasta doce:doce; jugamos varias partidas antes de que Rb saliera a desayunar.
Luego, después de terminar su desayuno, Rb se nos unió y jugamos tres o cuatro partidas extras; ya casi a las once le indiqué a mi amigo que teníamos que salir al supermercado, por lo que le ofrecí que nos acompañara en la caminata, a tomar el microbus.
Algo que noté -y bueno Rb lo notó más que yo- fue que mi amigo no estaba actuando igual que las veces anteriores: en esta ocasión no mantenía un dialogo sin parar; es más, hubo veces en que se quedó en silencio, incluso cuando le preguntamos algo.
Salimos con Rb y ami amigo al boulevard; en el camino al supermercado encontramos el busito que lo saca del municipio y nos despedimos antes de que lo abordara; luego continuamos con Rb hasta el supermerado más lejano.
Allí compré un poco de pan tostado, para la visita del día siguiente al voluntario que vive en la misma colonia donde mis hijos crecieron; en el otro supermercado compramos un poco de pollo para el almuerzo, y bananos.
Al retornar de los supermercados pasamos a la tienda de las verduras; a comprar algunas legumbres para el caldo del día; almorzamos unos restos de pollo que habíamos tenido en el congelador por mucho tiempo, asados; con un caldo.
Después del almuerzo sacamos a caminar a los perros; un poco más tarde me enfrenté al lavatrastos: además de los platos del desayuno se habían acumulado los de la preparación del almuerzo -y los de esta comida- por lo que había un buen número.
Después de terminar con los trastos me preparé un café y le preparé un té a Rb; después realicé la mezcla para las gelatinas de los desayunos de la semana; el resto de la tarde me la pasé viendo videos de Youtube.
Y a ver cómo sigue eso...
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