Positivamente sé que los apagones no son exclusivos de esta región mágica del planeta; pero, los que son sin 'causa aparente' o 'razón justificada' han estado -y estarán- a la orden del día en las naciones subdesarrolladas.
Aunque, para ser sincero, a nosotros no nos va tan mal; o al menos, no nos va tan mal por esta época; según recuerdo -me parece que por mi época universitaria- existió un tiempo de racionamientos: a horas previamente establecidas se iba dejando sin corriente eléctrica a sectores específicos del país.
Pero, por alguna razón, eso ha quedado atrás -al menos por ahora-; las interrupciones eléctricas no son raras; afortunadamente no son tampoco muy extensas: cada varias semanas -o meses- el servicio eléctrico es interrumpido, pero la duración de la pausa es mínima.
Hasta anoche: un poco después de las siete nos quedamos sin energía eléctrica; como siempre, Rb se puso al teléfono para reportar el fallo -y ver de cuánto tiempo se trataría la interrupcion-; pero le fue imposible comunicarse con la compañía.
Y al parecer el fallo fue bastante extenso; incluso el servicio de internet -me imagino que algún punto de levantado de señal también murió- estaba fallando: al principio, ni siquiera twitter estaba reportando el problema; luego sí fue evidente que cubrió una gran parte de la ciudad.
Yo había salido a la calle a ver si el fallo era general y, efectivamente, las calles se veían oscuras en ambas direcciones del boulevard; al final la luz retornó más de dos horas más tarde; nomás nos tocó ajustar el nivel de enfriamiento de la refri: cada vez que se reinicia se coloca al medio, mientras nosotros utilizamos el mínimo; y el reloj del microondas.
Las delicias de vivir en el tercer mundo.
El viernes por la tarde probamos la nueva rutina de ejercicios que preparé para los miércoles: tomé el video anterior -cuarenta minutos-, le agregué el de veinte minutos de abdominales que Rb completó a media semana y le corté un par de las rutinas anteriores; al final quedó de cincuenta y dos minutos.
El sábado me levanté a las seis de la mañana; medité, ví los wordle de tres idiomas -sigo fallando casi todos los días en portugués- y después me vestí: había quedado de reunirme con mi amigo asiático a las siete de la mañana.
Llegué al restaurante en el que usualmente invito a mis amigos a desayunar con un par de minutos de anticipación; le envié un mensaje a mi amigo y me senté en el área de espera; él llegó un poco más tarde.
Estuvimos en el lugar un poco más de un par de horas; entre desayuno, conversación y una pequeña partida de ajedrez -la que se negó a continuar jugando, aduciendo distracciones del ambiente-; también compré un par de pasteles: él cumplió años durante el mes.
A las diez le indiqué que me retiraría del lugar y nos despedimos; le escribí a Rb para comentarle que ya estaba en camino; el tránsito estaba bastante ligero y un poco más tarde estaba parqueándo el auto frente a la casa.
Por la tarde acudimos a los supermercados en dirección sur; aunque Rb no quería salir nos estaban faltando bananos para los desayunos de los días siguientes; también compré un paquete de pan tostado, pues al día siguiente me reuniría con mi amigo voluntario.
El domingo en la mañana fuimos al supermercado en el que adquirimos artículos en grandes cantidades; un par de días antes le había comentado a mis hijos para ver si querían que les proveyera de algo; me pidieron un fardo de papel higiénico.
En el viaje de ida pasamos a una gasolinera: el tanque de combustible estaba por debajo de la mitad; y las dos llantas traseras andaban bastante bajas -creo que tendremos que suustituir ambas muy pronto-; luego nos dirigimos al supermercado.
No acudimos a la sucursal de costumbre -la del periférico- sino a la que está en este municipio; yo siento que es más pequeña que la otra, pero igual, usualmente encontramos los mismos artículos.
Nos proveimos de un paquete de jugos para la refacción que planeamos ofrecerle -igual que el año pasado- al grupo de personas que se encargan del servicio de extracción de basura; también compré una caja de galletas con las que ceno; Rb compró varios paquetes de las nueces que consume diariamente.
En el almuerzo consumimos el resto del pollo agridulce que habíamos preparado el día anterior; después del almuerzo -y de sacar a caminar a los perros- me puse a cortar las verduras para el almuerzo de la semana: papas, guisquil y zanahorias en cubos; culantro finamente picado; ajo machacado.
A las tres menos cuarto tomé el automóvil y me dirigí a la casa del voluntario que vive en la colonia donde mis hijos crecieron; casi no había tráfico por lo que llegué un minuto antes de la hora prevista.
Me bajé del auto y toqué el portón; mi amigo no salió en el acto; pero gritó indicando que bajaría en un momento; de acuerdo a lo que habíamos previsto, nos dirigimos a la sucursal más cercana de la cafetería en la que había desayunado el día anterior.
En el lugar compré un par de cappuccinos y un par de porciones de pastel de fresas con crema; y estuvimos en el lugar un par de horas, entre conversación -me mostró el diálogo en whatsapp en el que yo le había indicado que nuestra reunión sería el día anterior-; por lo que me disculpé profusamente.
También jugamos una larga partida de ajedrez; aunque mi amigo no sabe todos los movimientos; como el enroque y sus condiciones, o comer al paso; la partida estuvo interesante y terminamos -traté bastante- en tablas.
A las cinco le indiqué que lo pasaría a dejar a su casa y abordamos el automóvil; luego inicié el camino de retorno; lo cual estuvo algo extraño pues una o dos calles adelante acababa de ocurrir un accidente de grandes proporciones -se veían grandes nubes de humo-.
Tomé una vía alternativa para no pasar por el lugar y, afortunadamente, pude continuar mi camino sin ninguna complicación; por la noche estuve leyendo un poco del libro de tecnología: The Phoenix Project; está muy bueno.
Y a ver cómo sigue eso...
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