viernes, 3 de septiembre de 2010

Sombrilla...

Me molestan los accesorios, o quizá debo decir, no me gusta comprar extras. Usualmente ando con mi mochila al hombro en la cual andan un par de libros mi celular y si me toca ese fin de semana la portátil del trabajo.

De los tres viajes que realicé a Portland, en el primero adquirí un auto que me tocó que dejarle a mi amigo cuando abandone la ciudad. En mi segundo viaje una amiga muy querida me regaló una bicicleta y en el tercero compré una, que le dejé como regalo a otro amigo al abandonar la ciudad. Nunca compré extras, sabía que mi estadía era temporal y no quería andar cargando cosas.
Aún así en la tercera ocasión regresé con dos portátiles viejitas y una camara digital nuevita. Y una Treo.

Mi negativa a comprar extras raya en lo espartano. Algunas épocas de Portland fueron bastante frías, con nieve y todo. Como no me gusta andar con sueter o chumpas prescidí de estos accesorios hasta que una amiga -otra- me prestó una buena chumpa que al final fué un regalo.

Estos meses la lluvia ha estado terrible por acá. Llueve casi todos los días en la mañana, en la tarde o en la noche. A veces en los tres tiempos. No tengo paraguas y no me atrae la idea de andar de arriba para abajo con un paraguas en las manos.

He venido a la oficina empapado un par de veces, cosa que nunca me sucedió el año pasado aún cuando ya llevo más de un año de trabajar acá. Esta semana oí un comentario -no recuerdo si fué en la radio o en una conversación- sobre que lo peor de este invierno -la niña- está por venir durante los próximos dos meses.

Y juro que se ve real la predicción. Este día venía a mi trabajo con el tiempo justo y empezó a llover. Como me faltaban unas 5 o seis calles para llegar a mi trabajo, no quería trabajar mojado y estos dos meses se ven venir igual me rendí y entré a un supermercado. Ahora soy el flamante dueño de una sombrilla amarilla con elegantes flores blancas negras y grises. El único modelo que
encontré.

Ni modo, a veces se trata de cambiar o atenerse a las consecuencias.

6 comentarios:

  1. Odio andar con paraguas también, pero tras haber terminado empapada varias veces gracias a mi necedad, ahora lo llevo contantemente conmigo en días de lluvia. Mejor prevenir que curar...

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  2. Hola Dolo...

    Ya me pasé un fin de semana hace poco con una gripe de película... y si, es mejor prevenir que lamentar o curar luego...

    Besos...

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  3. Me adhiero al club de "No a los paraguas", prefiero
    la campera con capucha aunque me tilden de renegada.

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  4. VIviuska! que bueno tenerte de vuelta...
    Y si, yo prefiero un sobretodo negro, pero por no ser muy usual en mi país luego la poli cree que lo usas para esconder algo...

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  5. Koan siento que eres muy pràctico, dicen que es sìntoma de madurez vivir ligero de equipaje, pero hay momentos de momentos, como este de la lluvia al igual que tù detesto los paràguas pero al igual que tù me procure uno no tenìa de otra un abrazo amigo que escampe

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  6. Hola Bichita, que bueno saber de ti. Vivir ligero de equipaje es una de mis -pocas- metas por estos tiempos...

    Al parecer el invierno será largo largo...

    Espero que estés bien, que la vida vaya viendose cada día un poco mejor... :D

    Besos

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